DISCLAIMER: How I Met Your Mother no me pertenece.
SPOILERS: Del cap. 11 de la 4º temporada: "Little Minnesota".
Artículo 89
Era de conocimiento general que las largas esperas en los aeropuertos fueron ideadas para que hombres trajeados e increíblemente atractivos tuvieran la oportunidad de ligar con mujeres cuyos países de origen probablemente ni aparecían en los mapas, como Bahréin o Italia.
También era sabido que tener que tomar un avión era la excusa perfecta para librarse a la mañana siguiente de chicas salidas de lugares más ordinarios, como McLarens o un túnel de lavado, especialmente si se combinaban los falsos sollozos con frases del tipo "El Cuerpo de Paz acaba de informarme de me necesitará durante cinco años en vez de tres, así que no estaré aquí para acompañarte a las bodas de oro de tus padres, Lar… Laur…. Jessica.", o "claro que me encantaría escribirme emails contigo, cariño, pero ya sabes que en Japón no hay acceso a internet".
Sin embargo, a pesar de toda su experiencia con aeropuertos, despedidas y mujeres con tanga de leopardo (vale, eso último sólo era una suposición, pero sabía que de ser así Ted lo habría disculpado), Barney no estaba preparado para Virginia Mosby.
Cuando llegaron al parking del aeropuerto y el taxista se bajó para sacar las maletas, Barney hizo un comentario agradable sobre los uniformes del personal de vuelo (ni siquiera mencionó aquella vez en que hizo tres visitas con sus tres azafatas distintas a los servicios de un avión durante un trayecto de menos de cinco horas) y Virginia se desabrochó un botón de la blusa. Él la miró con una sonrisa nerviosa y le preguntó dónde había comprado esa falda tan bonita, y ella se sacó un pecho. Y, de verdad, lo único que impidió que las cosas fueran más allá de un intercambio de saliva y la comprobación de que ciertas partes del cuerpo de la señora Mosby eran mucho más firmes de lo que se hubiera esperado de una mujer de su edad, fue que el taxista abrió la puerta y empezó a blasfemar en portugués, iraní o algo similar, seguramente debido a que Virginia había llamado cariñosamente "hijo" a Barney durante todo el trayecto y a que el grupo de niños que se había congregado alrededor del taxi y aplaudía cada movimiento que se veía a través de las ventanillas no le dejaba sitio para mover el equipaje.
Cuando, meses después, Barney se atrevió a confesar lo ocurrido, Ted, dejando a un lado su expresión de incredulidad mientras escuchaba la historia, apenas pareció molestarse porque el artículo 89 del "Bro Code" hubiera estado a un taxista de romperse. Sin embargo, una vez que la alegría de que su hermana pequeña no hubiera pasado a formar parte del álbum de recortes de Barney se evaporó, empezó a mostrarse irascible, y Barney comprendió que no debía haberle agradado que alguien a quien apreciaba se tomara tantas libertades con la persona más importante para él.
Por eso, decidido a probarle que lo que esa mujer de pechos tersos que tenía por madre había intentado hacer a su Mejor Amigo era menos que a lo que Barney llegaría con una chica fea de treintaitantos en una habitación mal iluminada, Barney obligó a Ted a levantarse del sofá, lo arrastró hasta el centro del salón y procedió a realizar una demostración práctica de cómo había sido el momento.
Al final no fue Heather (ni Virginia) el miembro de la familia Mosby al que Barney hizo gemir bajo el muérdago ese año.
Fin
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
