Hurón al habla:

Sólo espero que les agrade. No sé de dónde ha salido, si de una noche de insomnio, o de una larga conversación con Comadreja acerca de temas equis —esta historia la tengo en mi carpeta desde que terminé Amanecer, unos seis meses— y cuando vi Luna Nueva me dieron ganas de leer la saga de nuevo, y publicar este escrito.

Dedicado a Comadreja, ¡te adoro pelirroja!

Ah, por si no había dicho lo obvio: Twilight y los personajes de su mundo no me pertenecen, sólo a Meyer.


I

La primera que vio a Renesmee fue como si el tiempo se detuviera, como si la tierra dejara de girar y el aire se hubiese congelado. Creyó oír que Rosalie murmuraba palabras ininteligibles, de seguro insultos que verdaderamente le eran indiferentes. Creyó que aquella extraña criatura que lo observaba era irreal, que esas mejillas sonrosadas y esos grandes ojos eran producto de su alocada imaginación.

Y no creyó más de que fuera un monstruo.

Porque ella era el centro de su universo.

II

Habían salido de caza, y como siempre, esto les había tomado todo el día. Ella acababa de asesinar a un gran oso, y esto le tenía de tan buen humor que su risa inundaba todo el bosque. Jacob la veía saltar de un árbol a otro con una destreza inimaginable, moviendo su pelo de una forma encantadora.

Y él no podía dejar de sonreír a pesar de que se veía como un estúpido.

Porque ella hacía que su alegría floreciera en sus labios.

III

Era su primer día de clases. Y, a pesar de todo, Nessie era incapaz de moverse. Creía que al llegar no podría controlarse, y acabaría destrozando los cuellos de sus inocentes compañeros. Pero cuando él se sentó a su lado, y la abrazó de modo que sólo él sabía hacer, ella supo que en verdad no había nada que temer.

Y ella no pudo ignorar el revoltijo de su estómago.

Porque él siempre estaba allí, con ella.

IV

Jacob no podía pensar. No podía creer que estaba besándola. Podía sentir su pequeño cuerpo estremeciéndose, indicándole su inexperiencia. Pudo sentir su silenciosa pregunta: si aquello era lo correcto. Pero cuando se separaron y la miró a los ojos, ella sonrió, para luego abrazarlo con fuerza.

Y él no pudo evitar soltar un suspiro.

Porque, en realidad, ellos eran como un sólo ser.

V

Renesmee observaba nerviosa la casita del árbol, a tan sólo unos metros en donde ella y Jacob se encontraban. Intentó tranquilizarse, pero sencillamente no podía. Pero cuando lo miró y sintió su cálida mano con la suya, y luego un tierno beso en su mejilla, sintió que estaba preparada para contarle a Edward sobre sus sentimientos.

Y él de pronto se sintió el hombre —lobo— más afortunado del planeta.

Porque ella al fin sería suya.


Si todavía estás allí en tu computador leyendo esta página, agradecería cualquier comentario, crítica constructiva o lo que quieras decirme :)
Hurón.