Eterno

Apure un poco el paso, apartando a la gente despacio, intentando adelantarlos y esquivando con dificultad las farolas. Sus luces eran tenues pues, apenas estaba oscureciendo y la cuidad aun estaba transitada.

Ese dia era distinto, lo supe desde el momento en que me desperté de la cama y sentí una calidez como nunca antes sentí en mi vida, ir al trabajo fue algo sereno y calmo. Llegue temprano y pude sentarme en el transporte publico.

Ahora camino para ver a mi amada de ojos celestes, con un sentimiento de rutina en el cuerpo. Pero, no una rutina cansina como cada dia de mi vida, esta era distinta, ¿Sabes? Era la seguridad de saber que eso que esta pasando es algo bueno y que siempre tiene que pasar.

Quizas, o no, sea bueno.

Compre una maceta con rosas, una caja de chocolates y comencé el camino para verla.

Hoy es catorce de febrero, hace unos días la vi y ya la extraño. Pero realmente la extraño como si nunca la hubiera podido tener en mis brazos, me detuve.

¿Por qué no disfrutar mas de este momento previo a verla? Aligere el paso, total iba unos minutos antes, me di el lujo de viajar por mis memorias con algo de nostalgia que da recordar los primeros meses de enamoriamiento.

Recuerdo las horas frente al espejo preparándome para nuestras primeras citas, el discurso ensayado de temas que podrían interesarles, las falsas modestias, la interaccion torpe e incomoda… tierna.

Las sonrisas furtivas, las caricias discretas, los besos timidos, las miradas llenas de ternuna y admiración. La vergüenza de nuestros cuerpos desnudos, la mirada perdida de la exitacion, su aliento mezclandoce con el mio… Su sonrisa.

Inevitablemente vinieron recuerdos un poco mas bruscos, algunas discusiones y lagrimas… gritos y malentendidos.

Pero esta bien, somos individuos y algunas cosas debemos saber arreglar. Siempre arreglamos todos nuestros problemas, sabemos hablarnos y besarnos.

Recorde sus brazos alrededor de mi cuerpo y el corazón se me encogio, quería llegar cuanto antes a verla. La vi del otro lado de la calle, con su mirada preocupada y una cajita entre las manos.

Un liston azul y unos corazones celestes, sus ojos me encontraron y la sonrisa por fin me recibió. Camine hacia ella, pero escuche gritar mi nombre. Cuando volvi abriri los ojos estaban las rosas arrancadas de la tierra y los chocolates esparcidos.

Espera…¿Esto es sangre? ¿¡Eso es mi brazo!?

Cuando volvi abrir los ojos, me desperté en mi dormitorio. Ese dia era distinto, lo supe desde el momento en que me desperté de la cama y sentí una calidez como nunca antes sentí en mi vida, ir al trabajo fue algo sereno y calmo. Llegue temprano y pude sentarme en el transporte público.