Abrió los ojos de golpe. Estaba en el bosque, el bosque de Storybrooke. Se incorporó de a poco, todo le daba vueltas. Cuando pudo pararse comenzó a caminar hacia el pueblo.
Escuchó otros pasos, no sabía de quien era, pero creyó que lo mejor era ir a ver. Escuchaba como la otra persona corría, parecía desesperada, así que apretó el paso para poder alcanzar a quien fuera que estuviera con él en ese bosque. Cuando llegó al lago, un lugar donde los árboles se abrían un poco dejando paso a la luz del sol, se encontró con ella.
"¿Tu? ¿Qué haces tú aquí?"
"Podría preguntarte lo mismo" contesto la mujer.
"No tengo por qué decirte"
"Entonces mejor sigue tu camino guapo"
"Creí que eras alguien más, y que podría estar en apuros"
"Ya ves que estoy bien."
"¿Y por qué corrías? ¿Qué tramas?"
"¿Yo? Nada. Y si lo hiciera no te enterarías"
"Mejor sigo mi camino"
"No hay salida por allá"
"¿Qué? ¡Pero si por allá esta el pueblo! Es la única salida que hay"
"También puedes rodear el bosque"
"¿Por qué haría eso si puedo salir por aquí?" Dijo como si fuese obvio.
"¡Porque no hay salida por allá! ¿Que no me oyes? Ya intente salir por allá, y no pude"
Él trató de no preocuparse. ¿Cómo podía ser que no hubiera salida? Debía ser nada más que mentiras de la reina. Pero debía averiguarlo por sí mismo. Decidió ignorarla y siguió su camino hacia el pueblo. Ella resignada lo siguió para decirle un "te lo dije" cuando no pudiera salir.
Al momento que llegaron a la entrada del bosque, empezaron a ver como se agrupaba la gente y escucharon a Emma que decía:
"¡No tienen por qué preocuparse! ¡Tranquilos! Ya hemos recorrido el bosque, es sólo una pequeña fracción nada más, no hay razón para alarmarse, así como no hay razón de creer que puede haber alguien dentro"
"¡Hey! ¡Hey! ¡Si que la hay!" Grito alguien.
"¿Dónde? ¿Dónde?" Comenzó a alborotarse la muchedumbre.
Emma se dio la vuelta y los vio. Ahí estaban los dos, del otro lado de la línea. Atrapados en el bosque.
Nadie entendía cómo o qué era lo que había pasado. El pueblo había quedado dividido en dos; por un lado había quedado todo el pueblo y la mayor parte del bosque, por el otro había quedado una fracción del bosque con un pequeño lago dentro y parte de una sierra, nada más. No se podía cruzar la línea que lo dividía, pero si podían ver lo que había detrás de ella, al menos hasta donde llegaba la vista.
A nadie le hubiera importado realmente que eso quedara así, era una porción relativamente pequeña la que había quedado inaccesible, a nadie le hubiera importado de no ser por las dos personas que habían quedado atrapadas dentro.
Sí, todos los habitantes habían quedado del lado del pueblo, todos menos dos. Una mujer de mediana estatura, de pelo negro y ojos oscuros, con una pequeña cicatriz en su labio superior; una mujer de carácter fuerte y muy temperamental. La presunta Reina Malvada había quedado atrapada del otro lado de la línea.
Realmente a nadie le importaba, "es lo menos que merece" decían algunos. Otros incluso se acercaron hasta la línea sólo para verla y regocijarse al ver el cruel destino que había tenido la reina, que continuaba teniendo sus poderes, pero hiciera lo que hiciera no podía romper esa división, ni tampoco podía hacer que sus bolas de fuego cruzaran la línea que dividía el bosque del pueblo.
Su compañero, la otra persona atrapada en la porción excluida del bosque, era una persona a la que todos deseaban poder sacar de ahí lo antes posible, un hombre de unos treinta y algo, alto, apuesto, con barba en el rostro, querido por todos; su compañero no era otro que August. Por él la gente sí se preocupaba, decían cosas como "ella lo merece, pero no es justo para el pobre August" o "¿te parece que no pueda dejar de hacer maldades incluso habiendo quedado atrapada? ¿Tenía que meterlo a él dentro de ese lugar?"
Todos estaban convencidos de que era obra de ella lo que pasó y que August haya quedado atrapado también.
La verdad era que Regina no sabía por qué había ocurrido eso y mucho menos porque era que habían quedado solo ellos dos atrapados.
"¿Que has hecho?" Vociferó August encarando a la reina, cuando comprobó que no podía salir del pequeño domo.
"¡Yo no he hecho nada! No he sido yo la que causo esto"
"¡No te creo, déjame salir de aquí!"
"¡Te digo que yo no fui!"
"Eh! ¡Vamos!" Grito Grumpy "¡deja que Pinocho salga de ahí!"
"¡Sí! ¿¡Por qué le retienes contigo?!" Preguntó enojada Granny.
"Pero yo..."
"¿Que pretendes? ¡Deja que salga de ahí el muchacho!"
Toda la gente comenzó a gritarle cosas horrendas a Regina, algunos sólo pedían que lo dejara ir, otros le recriminaban por la maldición, otros más rencorosos le reclamaban por alguna ocasión en FTL en la que les había hecho algo malo. En definitiva mientras Emma trataba de mantener el orden y evitar todo el griterío, la gente no hacía más que profesar su odio acumulado hacia la reina.
August, estando cerca de ella la prepoteaba y sin tocarle ni un pelo intentaba intimidarla e intimarla para que lo dejara ir.
Regina por su parte miraba a todos, sin llegar a contestarle a cada uno, tratando de evitar que August se acercara más, pidiéndole a Emma o Snow, que estaban presentes, que detuvieran todo eso, preocupada por Henry, por lo que podría pasar si veía todo eso,
Molesta, dolida y resentida de que todos la acusaran de algo que no había hecho, términó por desaparecer en una nube de humo morado para reaparecer dentro del bosque.
"Haremos todo lo posible por sacarte de ahí hijo" le dijo Marco ya más tranquilo al no tener la presencia de la reina.
"Lo sé padre. Sé que lo conseguían"
"Trata de resistir lo más que puedas, no dejes que se te acerque lo suficiente"
"Descuida padre, no dejare que vuelva a pasar."
"Pero tiene su magia, preocúpate por ti mismo o acabarás por ceder. Ten mucho cuidado hijo"
Regina estaba escondida detrás de un árbol escuchando toda la conversación. Los ojos le brillaron a causa de las lágrimas acumuladas en sus ojos, que no permitió que se derramaran. Si bien ella sabía que su pasado la condenaba, le dolía mucho que todos creyeran que seguía siendo malvada. Quería cambiar, se lo había prometido a Henry, estaba haciendo todos sus esfuerzos para conseguirlo, pero la gente no parecía notar eso.
Era sólo cuestión de tiempo para que las cosas cambiaran
