Digimon y los personajes de digimon no me pertenecen… tened por seguro que si me perteneciesen os habrías dado cuenta, porque ya se estaría emitiendo una nueva temporada continuación de 02 y… ¡con mucho más sorato!
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CHICHI NO HI
Día del padre
~ "Hijo" ~
Las mujeres se quejan de vicio. Yo por lo menos siempre lo he creído así y hasta ahora no ha habido ninguna que me haya hecho cambiar de opinión. Bueno, realmente tampoco es que yo haya tenido una gran relación con ese complejo y alocado mundo femenino, pero por lo menos, todas las mujeres con las que me he rodeado siempre se han quejado de vicio.
Mi madre, por ejemplo, yo era un buen chico, vale que no sacaba las mejores notas del mundo, pero era obediente, más o menos… ¡sacaba la basura por la noches!, ¡e iba a la compra cuando le faltaba algún ingrediente para sus guisos!, aunque tengo que admitir que eso también lo hacía por mí. Me encanta como guisa mamá.
-Mierda.- maldigo al darme cuenta de que estaba babeando.
Agito la cabeza para no tratar de pensar en esa rica comida, además todavía tengo que encontrar el dichoso neceser de esta mujer, que vete a saber tú donde lo habrá dejado.
¿En que estaba?, ou sí, mi madre. Yo he sido un buen hijo, dentro de lo posible, pero para ella nunca era suficiente, siempre tenía algún fallo que sacarme: "Daisuke estudia más", "Daisuke no juegues al futbol en casa", "Daisuke no atasques el inodoro con la ropa de tu hermana"… y lo peor de todo, que detrás de eso, siempre venía el coscorrón. De vicio, se quejaba de vicio.
Otro espécimen digno de estudio es mi hermana. Toda mi vida he tenido que crecer con sus estúpidas quejas de fangirl obsesiva y por supuesto, no correspondida: "estúpido Yamato que tiene novia", "estúpido Shuu que no me llama", "estúpido Daisuke que has vuelto a tirar mi ropa por el inodoro"… y normalmente sus quejas iban acompañadas con un bofetón dirigido a mí. Yo siempre fui un hermano ¿comprensivo?, bueno no le metía más el dedo en la yaga por sus continuos fracasos amorosos lo cual me habría resultado extremadamente fácil. De vicio, otra que se quejaba de vicio.
Pero no solo las chicas de mi familia tienen ese problema, es el universo femenino en general, como por ejemplo la trastornada, que nunca entenderé como consiguió que el bueno de Ken se casase con ella, Miyako, o hasta la dulce Hikari. Llevo oyendo sus quejas desde la primaria y a día de hoy todavía se quejan, ¿es que las mujeres nunca pueden estar felices con lo que tienen?, tienen esa obsesión de buscar lo malo a todas las situaciones y sobre todo conseguir la forma de que tú, te sientas culpable por ello.
-¡Daisuke, vienes o que!
Sin darme cuenta la sonrisa ya se había dibujado en mi cara, porque sí, aunque ella sea una mujer y por tanto se queje de vicio como todas, es mi mujer, mi pastelito, la chica que me ha dado su amor, que me ha enseñado a amar, la chica con la que me dí cuenta que nunca había estado enamorado antes.
-Pastelito, estoy preparando tu neceser, para cuando llegue el momento esté todo listo.- contesto, dándome cuenta de que cuando hablo con ella sigo poniendo ese tono de tonto enamorado.
-¡Deja eso!, ¡y ven a ponerme bien el cojín por favor!
-"Ven a ponerme bien el cojín, por favor… ñiñiñi".- le hago la burla sin darme cuenta.
La quiero pero me está empezando a mosquear ya tantas ordenes y quejas y todo ¿por qué?… ¿por qué está embarazada de nueve meses?
Me asomo lo justo para mirarla. Es cierto que las mujeres se ponen más guapas con los embarazos, por lo menos mi Keiko está aún más guapa cosa que es muy difícil, siempre pensé que debería haber sido Miss Mundo o algo así, aunque claro, luego reflexionaba y me preguntaba, ¿una Miss Mundo hubiese estado con un tipo como yo? Además pensándolo mejor, una pastelera era mejor que una Miss Mundo, seguro que las Miss Mundo no saben ni cocinar.
De nuevo desvarío, el caso, que ya se ha confirmado mi teoría, se está quejando de vicio, porque no creo que estar embarazada sea tan difícil. Ya ves, no tienes que ir a trabajar, explotas a tu marido obligándole a que te traiga estúpidos antojos a las 4 de la mañana, tienes preferencia para ir sentada en el metro y además tienes más posibilidades de que te toque la lotería, porque la barriga de una embarazada da suerte. ¡Ojala fuese yo el embarazado!, me lo hubiese pasado genial.
Sonrío sin darme cuenta al ver el cojín que está sobre la cama, me muero por ponerme en sus carnes y sentir lo que ella siente, por eso no lo pienso demasiado y meto ese cojín por debajo del jersey.
Me miro en el espejo de perfil y siento que me veo adorable. Si yo soy guapo por mí mismo, ya embarazado deslumbro. Hasta el creído de Yamato caería rendido a mis pies.
"Oh… que guapa estás, es niño o niña", me diría su mujer, muerta de envidia.
-Oh, no lo sé, porque nos da el culo en las ecografías.
"Que gracioso, seguro que es adorable, ¿Cómo le piensa llamar?"
-Eso está claro, si es niño Messi y si es niña Messa.
Sí, sería genial estar embarazado y ser la envidia de todas las mujeres del planeta. Eso ocupa mi mente cuando ya rebusco por los cajones de mi esposa, porque ahora que ya soy un hombre embarazado, aprovecharé para ponerme algo que siempre deseé y nunca pude por miedo a que mi Keiko me descubriese y pensase que era "rarito".
Noto como arden mis mejillas mientras mi mano sujeta el objeto de mi deseo, uno de sus sexys sostenes.
Con lo fácil que son de desabrochar, nunca pensé que serían tan difíciles de abrochar, hay que ser contorsionista lo mínimo. Ahí me encontraba en mi guerra particular para ponerme la ropa interior de mi mujer, con un cojín en le tripa haciendo el papel de mi inminente bebé, cuando escucho su voz y enrojezco en el acto.
-Cariño, ¿Qué haces?
Mira que había hecho estupideces en mi vida y había pasado por situaciones bochornosas, pero sin duda esta es la más humillante de todas. Solo me queda rezar para que solo esté ella, porque nunca me repondría si mi compañero V-mon me viese con estas pintas. Me tiene en un pedestal, normal, llevo salvando su mundo desde los 11 años, soy su héroe.
Me doy la vuelta y le dedico mi mejor sonrisa, al menos está ella sola.
-Yo… ah…
¿Qué excusa puedo buscar?, Oigo como se está aguantando la risa, al menos la he hecho reír y siempre me ha gustado hacerla reír, de hecho ella me dice a menudo que es una de las cosas que más le gustan de mí.
Ahora que ya casi había conseguido quitarme el sujetador, ella sorprendiéndome por completo, va y me ayuda a abrocharlo. Me quedo paralizado observando sus movimientos. Como sus delicadas manos me ayudan y lo que más ilusión me hace como noto esa enorme barrigota en mi espalda.
-Con lo bien que se te da desabrocharlo y lo torpe que eres para abrocharlo.
Escucho su divertido susurro en mi oreja, confirmando que sin duda alguna, estamos hechos el uno para el otro, ¡hasta pensamos las mismas cosas!
Luego se aparta un poco, mirándome, como para cerciorarse de que su obra está bien. Finalmente vuelvo a oír su maravillosa risa.
-Estás guapo.
Sin embargo, yo me siento muy ridículo.
-Solo quería ponerme en tu lugar pastelito, para comprenderte mejor.
Con los años y más aún con el matrimonio, he aprendido a improvisar a la perfección, pero "oh, oh"… la he cagado, porque veo su mirada y es su mirada furiosa y ya sé lo que esto significa, lo llevo padeciendo nueve eternos meses, ¡sus repentinos cambios de humor por el embarazo!
-¿Ponerte en mi lugar?
Me grita, la miró con cara desvalida intentado implorar su comprensión, pero es tarde. Ella está muy enfadada, casi tanto como cuando V-mon y yo nos comimos la tarta que había hecho para el cumpleaños de su padre.
-Que considerado.
Nunca entendí mucho de esto, pero creo que me habla con eso llamado ironía y que Yamato siempre emplea cuando habla conmigo… estúpido astroboy y sus aires de superioridad.
-¿En serio quieres ponerte en mi lugar?
Se acerca como un Demon furioso, me mete la mano por debajo del jersey, me hace cosquillitas, por un momento pienso en que me va a dar placer sexual, hasta que siento un gran dolor y contando que a mí el sado nunca me ha gustado, descarto la opción del sexo. Me ha pegado un puñetazo, ¡a mí!, ¡a su marido!
Ya no la veo, me retuerzo de dolor, pero todavía tiene el valor de hablarme.
-¡Eso es lo que me hace tu hijo guión hija!
-Dile arroba, ¡arroba!.- grito en mi agonía. Nunca tiene en cuenta mis ideas.
¿En serio mi Keiko sufría esos golpes?, mi pequeño arroba ya era un futbolista. Definitivamente el nombre de Messi le iba a ir que ni pintado, aunque bueno, Keiko tampoco está de acuerdo conmigo en eso, ella quiere llamarlo como su abuelo, no me habría disgustado si su abuelo se llamase de otra forma como Taichi, Ken, incluso Koushiro, ¿pero sabéis como se llama su abuelo? Exacto, empieza por Take y acaba por ru. Ya no tengo nada en contra del rubio francés, pero me niego a llamar a mi arroba como él, igual por eso sale tan rarito como él, aunque podría haber sido peor, podría haberse llamado Yamato.
-Cariño, ¿estás bien?
Al escucharla me doy cuenta de que otra vez ha cambiado de estado de ánimo. ¡Si hasta se preocupa por mí y todo!
Comprensión, comprensión, comprensión. Eso es lo que nos decían sus médicos, que en la tapa de embarazo hay que comprenderla, aunque te golpeé tan fuerte en el estómago que sientas que vas a morir en ese instante, es ahora cuando debo estar a su lado.
Si lo llego a saber para rato me caso.
Conforme lo pienso me arrepiento, justo al verla con la manos en su vientre sonriendo ilusionada, por lo visto el pequeño arroba le estaba pateando en este momento. Lo que una vez más me hacía pensar que se quejaba de vicio, tan mal no le haría cuando reía tan feliz, contagiándome esa sonrisa a mí.
-Tengo ganas de que salga.- digo apoyando la mano en su vientre, notando esas intensas patadas, convencido de que es lo más mágico que he sentido en mi vida y de lo que más orgulloso me sentiré.
Ella ya me está besando y no sabemos cuando pero ya estamos recostados en la cama; besándonos, mirándonos, acariciando nuestro bebé. Nunca pensé que sería tan cursi, pero, ¿podría ser más feliz?
-Ojala se parezca a ti.- dice, acariciándome con esa ternura con la que solo ella me ha tratado.
-Solo si es niño, pero que sea todavía mejor futbolista que yo, el Messi japonés.
Toda mi vida me han dicho que soy un bocazas y desde que me casé con Keiko sé cuando he hablado más de la cuenta solo con ver su mirada.
-Daisuke por favor, si no quieres llamarlo como mi abuelo, está bien, pero empecemos a pensar nombres de verdad.
Confirmado: empezaba la enésima discusión por el nombre desde que lo concebimos.
-Messi es un nombre de verdad.
-Y Takeru también.
Me chirrían los dientes solo oírlo.
-Y también es el nombre de uno de mis mejores amigos.
-Mejor.
Ella no lo comprende. Da por hecho que me tendría que hacer ilusión ponerle el nombre del rubio francés, ¿no entiende que sería tan humillante como para Yamato llamar a su hijo Taichi?, ¿no entiende que somos amigos pero rivales?
No, no lo entiende y si lo entiende, no va a ceder, por lo que para librarme de tener que poner ese ridículo nombre a mi hijo solo puedo hacer una cosa, renunciar al nombre de mi mayor ídolo después del capitán Taichi, Lionel Messi.
-¡Esta bien!.- cedo molesto.- no lo llamamos Messi.
Vale la pena con tal de ver su rostro de satisfacción.
-Entonces, ¿Maradona?
Río por ver como arruga el entrecejo, pero tenía que intentarlo.
Y dejo de pensar, porque ya no me apetece pensar más, solo quedarme preso de ese bienestar que me proporciona esta adorable gordinflona que tengo entre mis brazos.
Nunca tuve suerte en el amor en mi juventud… pss… a mis 25 años y ya hablo como un viejo senil, pero es verdad. En la primaria y en la secundaria siempre tuve la capacidad de fijarme en la chica que no me correspondía, luego Keiko me confesó que llevaba desde la Navidad del 2002 enamorada de mí y yo no me lo podía creer. Pero era cierto, me lo demostró y yo la pude conocer y entonces me di cuenta que todo lo que había sentido en el pasado no era verdadero amor, porque no se comparaba a lo que me hacía sentir esta chica, y ahora, me va a hacer padre, ¡a mí! Solo por vivir este momento, ya vale la pena no haber tenido suerte en mi juventud, porque sin duda, con Keiko, la vida me lo ha recompensado con creces.
Me pregunto como será tener un hijo, no soy tonto, ya sé que son pequeños, llorones, se cagan encima y debes estar pendiente todo el día de ellos, pero creo que lo que me pregunto es, ¿qué tal seré como padre?, ¿estaré a la altura? En estos nueve meses ni me lo he planteado, siempre he dado por hecho que será algo divertido, como cuando le compramos a V-mon eso precioso conejito. Algo que cuidar y contemplar. Me sorprende que no haya entrado en la fase histeria, por ejemplo, Miyako ya lleva 5 meses de embarazo y Ken todavía no se ha recuperado del estado de shock en el que entró cuando le dio la noticia. Aunque en eso supongo que también influye la trastornada de Miyako, la verdad es que cuanto más miro a mi alrededor más suerte creo que tengo con mi mujer. Al menos ella, parece mentalmente equilibrada, además de que como he dicho antes, tiene un cuerpo de Miss Mundo.
Se ha quedado dormidita, ¿estará arroba también dormido?
Coloco la oreja en su enorme tripa, tratando de escucharlo, igual los bebés ya hablan en sueños, o roncan o… ¿se hacen pis?
De repente he sentido como algo empapaba mi pierna y no es el bebé, es mi Keiko, ¿se ha hecho pipi dormida? Igual esto de estar embarazada no es tan fantástico como había pensado, debe ser un asco esto de no controlar tus esfínteres.
Me da una pena terrible, pero no me queda otra que despertarla.
-Pastelito.- sonrío al ver sus preciosos ojitos mirándome con ese amor.- pastelito, que creo que te estás haciendo pipi.
Ella se extraña, mira un poco para abajo y niega.
-No, que yo sepa.
-Pues te está saliendo un líquido de la entrepierna.
Eso es indiscutible.
Ella se reincorpora un poco, todavía somnolienta.
-Que raro.
-Sí que lo es.
Veo su rostro, como abre los ojos con fuerza y parece que de alguna forma sus pensamientos están conectados con los míos, porque creo que estamos pensando lo mismo. No es que entienda mucho de estos temas, pero he leído bastante libros, bueno, en realidad he mirado los dibujitos y he leído los pies de fotos, de embarazos, bebés y mundiales de futbol, y para mí que esto es lo que se dice…
-¡He roto aguas!
Siempre piensa antes que yo.
-Dai, cariño, tenemos que ir al hospital.
Ella habla pero no la escucho, me he quedado paralizado, sin capacidad de reacción. Ya viene, ¡ya viene!, dentro de nada ese bulto dejará de ser una arroba sin nombre para pasar a ser un niño o una niña con nombre…
-¡Y ni siquiera tenemos nombre!.- transformo en gritos mis pensamientos.
Veo la expresión de apuro de mi pastelito y me siento como una rata miserable, porque no tengo derecho a dejarme llevar por el pánico, al fin y al cabo es de su vagina de la que va a salir una personita, no de la mía.
-Vale, tranquilidad, yo cojo la bolsita y… ¡ni siquiera he encontrado tu neceser!
Esto es un caos, no tengo nada preparado, menuda mierda de padre que voy a ser, seguro que en cuanto el bebé salga lo primero que va a hacer es mirarme con desprecio y decirme "¿y este fracasado es mi padre?", y yo no estoy preparado para ser un fracasado delante de mi arroba.
Me cuesta respirar, siento una profunda presión en el pecho, puede que se deba al sujetador que todavía llevo abrochado, pero yo creo que no, yo creo que estoy teniendo algo que nunca había tenido antes en mi vida: miedo, pánico, ansiedad.
¡Maldita sea Daisuke!, ¿Qué demonios te pasa?, luché contra mi admirado Ken Ichijouji cuando era el Kaiser sin detenerme, contra MalonMyotismon sin ningún temor, también lo hice contra Armageddemon, he aguantado durante 25 años a una hermana como Jun… siempre he seguido adelante con todo, con fuerza, con valor, con determinación, ¿y ahora?, ¿por qué no puedo enfrentarme a esto ahora?
Siento una calida mano apoyada en mi espalda y la miró, para mí, ella siempre ha sido como la afición a un equipo de futbol, indispensable. Fue la que me apoyó cuando decidí irme a EEUU a vender fideos en un puesto callejero, la que estuvo a mi lado, junto a V-mon, esos días que no tenía dinero ni para un motel cutre, esos días que dormíamos apretujados en mi puesto, fue la que, cuando todos me decían que dejase de hacer el idiota y volviese a casa a buscarme un trabajo con más futuro me dijo que no hiciese caso a nadie, salvo a mí mismo, que hiciese lo que me gustaba y que ella estaría siempre apoyándome. Ella es la que me hizo triunfar.
A ella le debo todo lo que tengo, pero no solo mis restaurantes y mis bienes materiales, también todo lo que tengo en mi interior, porque de alguna manera, ella me hizo ser como soy, mejor dicho, descubrir como podía ser. Descubrir que yo también tenía mi parte sensible, cariñosa, incluso cursi, que no era un bocazas descerebrado como algunos me decían, ella vio lo bueno de mí desde el principio, confío en mí desde siempre.
-Fideito, ahora necesito tu ayuda.
Si sus manos son cálidas, sus palabras son sobrecogedoras. La forma en la que ella me habla, nunca me había hablado nadie. Estaba asustado, no podía negarlo, pero en estos momentos me necesitaba, ella y el bebé. Tengo que ser ese Daisuke que no se rendía ante nada, luego ya habrá tiempo para dejarme llevar por el histerismo.
Supongo que ha visto mi rostro de determinación, porque ella por fin sonríe. Lo he conseguido, he logrado transmitirle mi inexistente seguridad.
-Llama a un taxi y…
-¡Ni hablar!
La corto, porque no dejaría que mi hijo fuese en un lento y cutre taxi de la ciudad de Tokio. Se harían las cosas a mi manera, por fin lo había decidido.
-¡V-mon!
El muy vago ya está jugando con Lopmon a la estúpida consola, maldita la hora en la que le enseñé a jugar.
-Ahora no que estoy a punto de digievolucionar con el digiegg de la amistad.
Dice inmerso en su partida, sin saber, que esa digievolución no solo la iba a hacer de forma virtual.
-Tus deseos son ordenes amigo, ¡Digimental up!
-¿Qué?
En segundos, Raidramon ya está en el salón de nuestra casa. Miro a Keiko para ver si está orgullosa de mí y de mis rápidas acciones, y en seguida me doy cuenta de que de alguna forma la he vuelto a cagar.
-¿Se puede saber que haces?, que lo que va a salir de aquí es un niño guión niña, no un digimon maniaco contra el que luchar.
-Iremos más rápido.
-¡No pienso montarme en eso!
Si me hubiesen dado un yen por cada vez que Keiko me había dicho eso cada vez que tenía una brillante idea, sería rico.
Para mí, no había más que hablar y ella no supo ni como, ni siquiera Raidramon que aún estaba alucinado por haberle hecho digievolucionar de forma tan repentina, pero ella ya estaba montada y Raidramon camino al hospital.
Me encanta la cara de envidia y flipe con la que me mira la gente cuando voy montado en Raidramon, aunque claro, en esta ocasión estoy tan pendiente de que mi Keiko no se caiga y de que mi arroba no salga, que ni me fijo.
Lo bueno de ir montado en un digimon es que no tienes que preocuparte en aparcar, por eso, nada más llegar al hospital, puedo apresurarme a entrar a mi esposa.
-¡Mi mujer va a dar a luz!, ¡un médico!
Observo como la enfermera a la que le he pegado ese grito en el oído me mira con odio, más bien con extrañeza.
-¿Y quien de las dos es la mujer?.- me pregunta con ¿ironía?
¡Demonios!, todavía llevo el cojín y el maldito sujetador, trato de quitármelo pero entonces Keiko grita, se retuerce y siento que me va a romper la mano. ¡No es momento para que esa idiota enfermera trate de hacerse la graciosa!
Parece que se ha dado cuenta y ya ha traído una silla de ruedas para sentarla.
-¿Ha nacido arroba ya?.- me pregunta V-mon, subiéndose por mi espalda.
-¡No ves que no!, ¿y ya has aparcado?
Estoy tan nervioso que ni sé lo que digo. Todo me parece borroso, como si no lo estuviese viviendo yo en ese momento, como si lo viese desde la lejanía, solo veo como un médico se acerca y le hace una pregunta a mi mujer.
-¿Es primeriza?
-No, somos de Tokio, número de seguro 7639.…
-¡Sí somos primerizas!.- me corta Keiko, pegando otro gran grito.
¡Ni me había enterado de lo que me había preguntado!, ¿qué demonios es ser primeriza?, ¿una especie de secta o qué?
-Pues no parece, este pequeño viene muy rápido.- le oigo comentar, mientras examina un poco a mi esposa.
-Dile arroba para no confundirlo/a.
Empiezo a sentir miedo de mí mismo, ¿Cuántas tonterías seré capaz de decir en este tiempo?, ¿y Keiko?, ¿Cuántos de esos gritos desgarradores dará?
-Ahora vamos a llevarla para ver su dilatación, pero visto las contracciones, parece que va a salir disparado.
¿En que idioma hablan esos idiotas con bata?, No sabía que Keiko tuviese una cosa llamada dilatación o sino estos nervios no me dejan pensar con claridad.
-¡Que es eso de la dilatación!, ¿no tendrá un tumor o algo así?
Por la cara con la que me mira el doctor, me doy cuenta de que estoy volviendo a hacer el ridículo.
-Tranquilo, es solo ver cuanto se ha ensanchado su vagina.
-Ha dicho vagina.- me río descontrolado como un niño de diez años.
Si de normal no soy dueño de mis actos, hoy menos que nunca. Aquí puede pasar cualquier cosa.
-Daisuke, ¿quieres que vaya con ella?.- me pregunta V-mon.
Lo que me faltaba, hasta mi compañero me ve incapaz de asistir a mi mujer en el parto.
-Cuando tu vagina se dilate y tengas una arroba, estarás en un parto, mientras tanto ¡avisa a los demás y déjame tranquilo!
Grito, me sofoco, me desespero y por fin me quito ese cojín que me daba un calor de muerte, trato de hacer lo mismo con el sostén, por mis manos están sudadas y me resulta imposible y como mi orgullo me impide decirle a alguien que me ayude, me resigno, tendré que ver nacer a mi bebé medio trasvertido.
No sé ni cuanto rato ha pasado desde que llegamos, pero por lo visto, en estos momento, por la vagina de mi Keiko ya podría pasar un tranvía, lo que eso significa que mi arroba, por muy cabezón/a que sea, también pasará.
-Póngase esto para entrar.
Una enfermera me da un traje verde y eso me alivia un poco, así arroba no pensará que su padre es un bicho raro nada más nacer, podrá descubrirlo a lo largo de su vida.
Veo que mi Keiko ya está despatarrada en una camilla, ¡pero desde cuando las cosas transcurren tan a cámara rápida!, me dice cosas, insultos, gritos, amenazas, pero yo la agarro de la mano y la beso en la frente, deseando que pudiese cambiarme con ella en ese momento, que ese sufrimiento que esta padeciendo fuese mío, que arroba saliese de mi vagina no de la suya, aunque para eso tendría que hacerme una vagina de esas. Igual el médico ese que tiene la cabeza metida en la entrepierna de mi pastelito puede hacerme una.
¡La cantidad de tonterías que piensas en el momento más importante de tu vida!, porque eso lo tenía claro, este era el momento más importante de mi vida y ese ser que iba a nacer sustituiría en mi corazón hasta al magnífico Messi. Ya había hecho el hueco en la estantería para poner su primera foto y en la puerta de casa, también había hueco para poner su nombre y tenía hasta el carnet de socio de los Tokyo Verdy preparado para cuando naciese.
Lo tenía todo listo, solo faltaba él o ella y me felicidad sería completa.
Un nuevo grito, ¿mi madre también gritaría así cuando me tuvo?, si es así, tiene mi permiso de por vida para darme todos los coscorrones que desee, ¿y mi hermana?, ¿también lo haría cuando nació mi sobrino?, solo por es también le consentiré todas las bofetadas que deseé darme. ¿Qué se quejaban de vicio?, ¡que salga un cabezón por tu entrepierna, veremos a ver si te quejas de vicio!
He sido injusto en mis pensamientos, me gustaría verme a mí en su situación, si tenía tanta fuerza como para traer a la vida a esa personita. Soy valiente en la batalla, en la aventura… pero en esto, no sé si sería tan valiente.
-Lo estás haciendo muy bien amor. Estoy a tu lado.- digo ni sé como, solo se que me ha salido del alma.
Ella se echa para atrás, sigue gritando con fuerza, pero entonces noto que su expresión se relaja un poco, se alivia un poco, solo un poco y me atrevo a mirar a su entrepierna.
-Es niño.- dice el doctor.
Y yo no sé si es niño o niño, solo sé que es la cosa más alucinante que he visto nunca.
-¿Es mi hijo?.- pregunto, completamente aturdido, escuchando por primera vez ese magnífico llanto.
Oigo, como el doctor ríe.
-Si está es la vagina de su mujer supongo que sí.
Me lo ponen en los brazos, yo no estaba preparado para que me lo pusiesen en los brazos, no me lo esperaba, pero ellos me lo ponen, y siento algo demasiado bonito como para explicarlo. Solo sé que no es solo mi hijo, es más que eso, es mi orgullo, es lo mejor que he hecho nunca.
-Amor…
Escucho ese susurro desesperado, y llorando, porque ya ni sé desde hace cuanto rato estoy llorando, miró a mi mujer.
-Es nuestro hijo.- digo, mientras se lo deposito en su regazo.
Me quedo sin habla observando esa escena, porque no hay nada más enternecedor que ver a una madre sosteniendo por primera vez a su hijo, bueno solo una cosa, que esa madre sea la mujer que amas y esa hijo sea tu hijo.
Sé que estoy como en shock, como no asumiendo lo que está pasando, pero eso no evita para que sienta más felicidad que en toda mi vida. Quiero verlo, tocarlo, besarlo, no perderme absolutamente nada de este momento.
Beso la cabecita de mi hijo, pensando en que voy a ser el primero que le bese la cabeza en toda su vida, bueno, sin contar su madre, le acarició los mofletes, pensando también en que soy el primero en hacerlo, en que de todas las personas que le acaricien en toda su vida, yo habré sido el primero, todos los demás lo harán sobre mi caricia.
Entonces miro al amor de mi vida y siento su mirada todavía más aturdida que la mía, porque es asombroso lo que ha pasado esa tarde. Hace nada bromeábamos en nuestra cama y ahora teníamos a nuestro hijo en brazos.
Si alguien duda sobre si la vida es maravillosa, debería vivir este momento. De hecho, creo que todo el mundo debería vivir este momento, sentir lo que yo siento ahora, porque sin duda es el placer supremo.
La beso a ella, lo beso a él, no quiero que nada nos interrumpa, pero entonces esa enfermera se acerca y veo como nos arrebata a nuestro hijo de nuestras manos.
-¿Qué hace?, ¡devuélvenoslo secuestra niños!
Siento la tranquilizadora mano de mi esposa por mi mejilla.
-Solo van a limpiarlo mi vida y a comprobar que está bien.
-Está bien, yo lo he visto bien, ¿tú no lo has visto bien?, tiene la nariz de mi padre, es idéntica.
Ni sé lo que digo, si de normal no pienso demasiado antes de hablar, con esta emoción mucho menos.
-Por cierto, ¿Cómo se va a llamar?.- pregunta una de las enfermeras.
Cierro los ojos desconcertado. ¿Por qué esa diabólica enfermera quiere saber tanto sobre nuestro hijo?
-¡Si quieres un hijo que salga de tu vagina, no nos robarás el nuestro!
Lo bueno de acabar de ser padre, es que todos son muy permisivos con las paranoias de uno y no se molestan por mis absurdeces.
-Es para la pulserita, para que no se confunda, ¿por qué no querréis que se pierda vuestro hijo, verdad?
La dichosa enfermera sabe manipular.
Miro a Keiko, dándome cuenta, por sus lloros y su sonrisa de felicidad, que podría haberlo llamado Messi que ella ni se habría enterado. Tengo hasta esa tentación, pero en el último segundo lo descarto. No quiero que nada de nuestro hijo pueda provocar una discusión entre pastelito y yo, mi hijo no se merece eso.
-Pues eh…
-No importa.- corta la enfermera.- ponemos Motomiya Musuko y ya está.
Y siento que es perfecto, más que eso, que suena perfecto, "hijo", tanto tiempo llamándose arroba que por fin se merecía que le llamasen lo que era "hijo".
-A mí me gusta, Musuko suena a futbolista famoso.
-A mí también, además, cuando era pequeña tenía un hámster que se llamaba así, al que le tenía mucho cariño.
Está ida, está claro que para el parto le han dado alguna droga que le ha sentado mal, pero está contenta, feliz, radiante. Es el nombre perfecto para él, ambos lo sabemos, ambos lo hemos sentido así en este momento.
Y así fue como nació mi hijo, Musuko Motomiya, o dicho de otra manera, como yo me convertí, para el resto de mi vida, en padre.
-OWARI-
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N/A: bueno esto lo escribí hace un mes o así, era para el día del padre (aquí es el 19 de marzo). Tenía intención de escribir un pequeño corto de todos los digielegidos siendo padres y de hecho las ideas están, pero no he llegado a escribir más que este, y no sé cuando escribiré el resto, por eso lo dejo in-progress. El caso, que no sabía si publicarlo o no, porque no se si lo voy a continuar o no, pero, como son historias separadas me dije, da igual que lo continúe o no, puedo publicarlo perfectamente. Y ahora, buscando tesoros por mis archivos, me lo he encontrado, lo he releído y me he dicho, si me gusta bastante como quedó, ¿por qué no publicarlo?, así que, aquí esta, espero que os haya gustado.
Aclarar, no sé, lo de arroba es porque se suele poner eso para abarcar los dos géneros ¿no?, paridas de Daisuke y el nombre del niño, sí, significa hijo, sin más, se explica en el propio fic.
Nada más entonces, lo de siempre, gracias por leer y ya me diréis con quien queréis que siga, en el caso de que queráis que siga, aunque ya sabéis que al final haré lo que me plazca, como siempre XD. soratolove/sorato4ever
