-Tsukki, lo siento mucho…- Su voz se escuchaba quebrada a través del teléfono. Obviamente había estado llorando.
- ¿Dónde estás? – Preguntó desesperado. Después se ocuparía de los detalles, por ahora quería asegurarse de que el pecoso estaba a salvo.
Permanecía en silencio, esperando escuchar algo que le diera una pista, pero sólo escuchaba la respiración agitada y el hipar incesante de su amigo.
- Yamaguchi…
- Lo siento Tsukki…- Repetía como si aquello le hiciera sentir mejor. -¿Podemos fingir que nada de esto pasó?
-…- No sabía cuál respuesta sería la correcta, no quería herirlo más. - Haremos lo que quieras, pero dime dónde estás…
Escuchó un sollozo ahogado, como si se esforzara por no llorar más y colgó.
- Demonios. - murmuró viendo al aparato. -Maldita sea…
Estaba parado a mitad de aquel puente que cruzaban a diario para ir a la escuela. Había salido a buscarlo cuando llamó varias veces a su celular y el ingrato no había contestado. Después marcó a su casa y su madre le respondió que no había regresado después de visitarlo, había pensado que pasaría la noche con el rubio, como solían hacer cuando la noche llegaba y ellos apenas iban por la segunda película de la maratón.
Pero ya habían pasado horas desde que Yamaguchi se despidió de él en su habitación.
Era una noche lluviosa y no podía evitar pensar lo peor, considerando la conversación que habían tenido y el ataque de pánico del pecoso durante esta. Pensó que todo había quedado arreglado, hasta que a mitad de la noche había recibido un mensaje donde sólo escribía "Lo siento".
En ese momento le invadió el temor y sintió su piel erizada ante cualquier posibilidad.
Había enviado mensaje a todos los chicos del club de volleyball, incluso a Shimada y a Ukai. Detestaba la idea de hacer todo un escándalo de aquello y preocuparlos así que evitó detalles, aun así, nadie sabía sobre el chico.
Intentó marcar nuevamente a su número y ahora ni siquiera entraba la llamada.
-¡Maldita sea Yamaguchi!- Gritó al teléfono como si el otro pudiera escucharlo.
No había pasado ni un minuto cuando su teléfono empezó a vibrar con una llamada de casa del pecoso.
-¿Yamaguchi? -Contestó automáticamente y con algo de desesperación.
-No, soy yo cariño… - Era la madre del chico. - Tadashi me envió un mensaje hace unos minutos, me dijo que pasaría la noche en casa de un amigo… me pidió… que te dijera que ya estaba en casa ¿ustedes pelearon?
Podía sentir un alivio instantáneo, por lo menos ya sabía que Yamaguchi estaba a salvo, él chico era incapaz de mentirle a su madre -o eso esperaba, ya que ambos tenían una relación bastante cercana.
-… ¿Le dijo cuál amigo?
-Sólo me dijo que era alguien del club y que no me diría el nombre porque de cualquier forma no sabría quién es.
-Pero ¿él está bien?
-Parece bastante triste, como si le hubieran rotó el corazón… ¡Ah! Por supuesto él no me dijo nada. -Se adelantó. – Son cosas que una madre sabe.
Ambos guardaron silencio.
- Tía… ¿Por qué no me mintió, como Tadashi le pidió?
- Iba a hacerlo… Pero en cuanto contestaste cambié de opinión.
Volvieron a guardar silencio. Sin duda aquella mujer tenía un sexto sentido, o conocía a su hijo bastante bien.
-Yo lo arreglaré todo…- Dijo no sabiendo que más decir.
-Gracias Kei. - Sonrió la mujer del otro lado de la línea y colgó.
Tsukishima no tenía idea de lo que la madre de su amigo pensaba, tampoco estaba seguro de que haría él para arreglarlo todo, no podía corresponder a los sentimientos de Yamaguchi de la misma manera, tampoco podía cambiar de la noche a la mañana lo que el otro sentía.
Suspiró, tomando un minuto para enfriarse. Debía pensar con calma, analizar la situación y decidir su siguiente paso. Porque el hecho de que Yamaguchi estuviera físicamente a salvo, no significaba que el chico no estuviera sufriendo.
Sabía lo destrozado que debía sentirse en ese momento y sí, él era un ser humano horrible y sin sentimientos -como Tadashi le había gritado horas atrás-, pero todavía se preocupaba por él. Era su mejor amigo después de todo.
Bien, si él estaba con alguien del equipo de Volleyball, significaba que alguno de ellos le había mentido, ninguno de los senpais sería capaz de hacerlo, sabiendo la situación en la que se encontraba, ni siquiera Nishinoya o Tanaka, pues, aunque ambos parecieran salvajes, cuando se trataba del bienestar de alguno de ellos, eran bastante racionales…. No como Hinata o Kageyama.
Así que si Yamaguchi no le había mentido a su madre, ya tenía dos opciones.
Sin pensarlo mucho, llamó primero a Kageyama. Hinata vivía bastante lejos, no estaba seguro de si Tadashi hubiera ido hasta allá en plena noche, a pesar de que su amistad con el pelirrojo fuera más evidente.
-¿Qué?- Contestó con cero amabilidad.
-¿Está Yamaguchi en tu casa? -Tuvo que morderse la lengua para no contestar con todo el veneno que tenía preparado para él.
-Ya te dije que no.
Tsukishima guardó silencio, analizando al pelinegro.
-¿No estas preocupado por él? -Le retó.
Kageyama se dio cuenta de lo que hacía el otro y no supo cómo responder.
-¡C-Claro que si! También es mi amigo.
-¿Entonces por qué actúas tan duro conmigo? -Fingió que estaba herido. -Mi mejor amigo está perdido y tú sólo eres cortante…
-Me preocupo por él ¡pero tú eres un estúpido! ¡Es tu culpa que esto pasara!
-Continúa…
-Demonios…- Escuchó maldecir al otro.
-Él está en casa de Hinata ¿No es así?
-¿C-Cómo sabes?
-Sólo quería confirmarlo. -Tsukishima no tenía más tiempo para Kageyama. Así que colgó y marcó el número del pequeño antes de que el otro le alertara.
Después de que el teléfono sonara varías veces, por fin contestó.
-¡Oh Tsukishima! -La voz de Hinata sonaba nerviosa. - ¿Ya encontraste a Yamaguchi?
-Creo que es obvio que no.- Murmuró con el tono más letal que pudo.
Ni siquiera tenía que interrogarlo para tener la respuesta a su pregunta. Ambos eran ridículamente obvios. Si Yamaguchi hubiera estado en casa de Kageyama, no le hubiera permitido hablar tanto y darle así tantas pistas, le hubiera pedido que colgara inmediatamente o que no contestara en absoluto. Y Hinata era como un perrito chihuahua que no dejaba de temblar nervioso cuando sentía peligro, en este caso, esconder a Yamaguchi de Tsukki era una situación que sobrepasaba cualquier peligro que hubiera enfrentado antes.
-Sé que él debe estar escuchándote y que no debe querer que yo sepa dónde está… -De alguna forma tenía que ganarse al enano, pues, aunque no era muy inteligente podía ser bastante terco, y si se le ocurría colgarle perdería la oportunidad de saber de Yamaguchi. - Pero yo… estoy preocupado por él… así que sólo contesta con "sí" o "no" ¿él está bien?
El pequeño tardó en responder.
-…No…- Dijo finalmente.
-¿Vas a asegurarte de que él esté a salvo?
-¡Claro que si!- Guardó silencio dándose cuenta de algo. -¡Por supuesto que te ayudaremos a encontrarlo!
-Ese tono que usas suena bastante fingido ¿eres idiota?
-¡TÚ ERES EL IDIOTA!
Ambos gruñeron.
-Cuida de él. -Dijo finalmente, resignado.
-No tienes que pedirlo…- Pero el otro ya había colgado.
Bien, eso había sido sencillo. Si hubiera hecho eso hace una hora no hubiera pasado una hora con la cabeza hecha un lío y preocupado… o quizá sí.
Estaba aliviado de saber que Tadashi no haría algo estúpido, como él había pensado en un inicio -aunque desde otra perspectiva, no sabía de dónde había sacado esa idea-, pero todavía se sentía algo ansioso.
Yamaguchi había abierto su corazón a él, le había confesado sus sentimientos sabiendo que fácilmente podría rechazarlos, sabiendo que él con dos o tres palabras podría destruirlo. Había reunido todo el valor que pudo y con la voz y rodillas temblorosas le dijo lo que sentía por él.
¿Y él que había hecho? Se había protegido de la única manera que sabía hacerlo. Se encerró en sí mismo y lanzó un comentario mordaz del cual se arrepintió medio segundo después, al ver como el rostro ya lloroso de su amigo se descomponía en una mueca de profundo dolor.
Cuando Tadashi le gritó algunas cuantas cosas que eran bastante ciertas, supo que no podía actuar así, no con su mejor amigo. Había sobrepasado el límite y se arrepintió de aquellas palabras. El pecoso nunca había visto a Tsukishima tan mal por algo que había dicho minutos atrás, así que se convenció de que en realidad no quiso decir lo que dijo.
Aun así, Kei no podía cambiar sus sentimientos y con otra disculpa, le dijo lo que en realidad pensaba. Para Yamaguchi parecía suficiente, o eso pensó.
Pensó qué siendo considerado por sus sentimientos, siendo cuidadoso para no herirlo más o darle ilusiones estarían bien. Y así ambos se despidieron esa noche, varias horas habían pasado de eso.
Miró el reloj de su celular, eran las 10:42 pm ¿a qué hora saldría el último transporte hacía la casa de Hinata?
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Se supone que subiría esto en cuanto terminara todos los capítulos, pero ¿Qué es la vida sin esta emoción de "YA TENGO QUE ACTUALIZAR!"? XD
Espero que les guste este fic, no será muy largo -eso espero, por eso quería terminarlo YA XD luego me emociono y de un cap saco 20-, ¡En fin! es una idea bastante cliché pero no me importa porque necesito más amor TsukkiYams en mi vida ;A; Y aun con todo y el cliché, espero que les guste y disfruten de leerlo como yo disfruté de escribirlo.
¡Feliz 2017! *corazones*corazones*
