Había sido muy fácil, entre comillas, disimular que extrañaba a Hummel, fácil se podría decir debido a que lo había logrado… o algo así, por que le dolía. No hacía mucho tiempo atrás que el ex integrante de Glee, aquel bobo club de coro, huyo a la academia Dalton para alejarse de el; David Ryan Karofsky, quien a tan poco tiempo de esa partida la disimulada depresión ocasiono una perdida considerable de peso, todo mundo lo atribuía a que el deportista extendió su rutina de ejercicios, pero la realidad era otra, se debía mas al sentimiento de culpa por alejar el mismo a aquel joven que lo cautivaba. Demasiado tarde ya para darse cuenta de que un mejor trato, una "confesión" menos agresiva e impactante como lo fue aquel beso y algo de sinceridad fácilmente podrían haber marcado la diferencia, lo echo, echo estaba, se había sumergido en mentiras, falsos sentimientos y el deseo de aceptación, pero había tomado conciencia de que de poco servia la aceptación de los demás cuando no se era feliz mediante ella. Mas no todo estaba perdido, podía darse a si mismo una segunda oportunidad de sincerase consigo mismo así como con aquella persona tan soñada y si la suerte estaba de su lado esa personita también se la daría.
Por los suelo andaba su autoestima desde aquellos días y con todo eso encima alli estaba, totalmente inocente vestido con ropas nueva, que si bien no eran de un gusto muy bueno la intención si lo era, recién afeitado, con una rosa roja, la más grande y brillante que encontró y un estupido chocolate de envoltura roja metálica dentro del bolsillo de la chamarra, más rígido que la estatua de un monumento, invadido de nerviosismo, parado a las afueras de Dalton.
Las puertas del Colegio se abrieron y los chicos comenzaron a salir a borbotones como sangre de una herida, todos monocromáticos por los uniformes que portaban, todos idénticos como el reflejo interminable de dos espejos encontrados de frente, todos iguales o por lo menos lo fueron hasta que noto resaltar a uno entre tantos, el chiquillo de facciones finas, aniñadas, delgado, con piel tan cremosa y clara como la leche que lo había llevado a desviarse del camino y es que era todo culpa de el, de Kurt Hummel.
Respiro hondo, tanto que se le inflo el pecho, se acomodó las ropas, como si las sacudiera, el pobre tonto no sabia que su pantalón aun llevaba la etiqueta colgando, era firme mientras caminaba rumbo a su chico, sí, porque aunque Kurt no lo supiera tenía dueño. A Dave le sudaban las manos, tenía cierto miedo de llegar hasta el otro joven, miedo de que las cosas salieran mal, el miedo a ser rechazado y miedo a que lo anterior lo volviera violento, ya no deseaba ser agresivo, no con Hummel.
Estaba a punto de cruzar la calle, sonreía para no asustar a Kurt. No era gordo, no era calvo, quizá porque aun no alcanzaba los treinta tal como lo había pronosticado Hummel, así tenía la fe de conquistar al mas pequeño, de que el otro no fuera superficial, que tuviera la capacidad de ver más allá, de encontrar su alma. Casi lo llamo por su nombre para atraer su atención cuando vio como se le acercaba cariñosamente otro sujeto, compacto, atractivo, con gracia y gran porte, algo tenía en su sonrisa que impactaba, Blaine era sin duda todo lo contrario a ese monstruo abusivo y grandote que pretendía a Kurt. Se detuvo a mirar entristecido, rebajado, lo más probable era que su amado saliera con aquel galán y que Dave solo se estuviera ilusionando, después de todo… ¿quien gatea pudiendo volar?
"Soy un tonto" se aseguro asimismo, borrando de momento sus esperanzas y aguardando un mejor momento para acercarse, el que por fin llego con la partida de Blaine, Karofsky lo siguió con la mirada, lleno de envidia y a la vez de admiración por ser justo lo que Kurt parecía querer. Su mirada regreso al ahora lugar vacío donde anteriormente se hallaba "su niño", ya no estaba. Debió marcharse mientras el miraba al otro muchacho. No se altero; camino por la acera buscándolo, Hummel con esas lindas y cortas piernas no podía ser muy rápido, lo busco con la mirada, estaría por ahí cerca. Lo encontró justo doblando en una esquina, se marchaba a pie, aquel día debió no llevar auto, se metió en un callejón que cortaba camino a su casa, este le siguió, el callejón era ancho y bien iluminado pero ciertamente desolado, si Kurt acostumbraba pasar por ese lugar a Dave le paresia muy peligroso, inconcientemente acelero su paso, eran tantas las ganas de verlo que casi voló asta su lado "Hummel" llamo firme pero sin gritar, se moría por que el se girara y volver a ver sus ojos y aunque pareciera tonto, perderse en ellos.
Kurt escucho una voz llamarlo, de primera instancia no la reconoció, pero como reflejo volteo a mirar, estaba sonriendo mas en cuanto vio a Karofsky hizo una mueca de miedo, el corazón casi se le detuvo "¿Qué..Qué haces aquí?" pregunto con voz temblorosa, en solo décimas de segundos miles de cosas terribles habían pasado por la mente del menor, estar solo a la mitad de un callejón deshabitado con el que consideraba un matón no apuntaba a nada bueno, se echo pasos hacia atrás y registro todas las direcciones en busca de una posible salida, ahora su corazón se le salía por la boca "¡déjame en paz… jamás te eh hecho nada!", menciono con una voz temblorosa y repleta de miedo.
Se sentía decaído, el grandulon no quería ver esa expresión de miedo en el hermosos rostro de Kurt, era justo lo que deseaba cambiar, lo tomo de un hombro antes de que intentara escapar y le coloco la rosa frente a los ojos muy cerca de la cara, enseguida vio la mirada confundida del mas pequeño quien parpadeaba repetidas veces sin entender el porque de la rosa roja.
Por la flor había hecho un visco, estaba aun asustado pero con mucha curiosidad, movió los ojos hacia arriba cruzando mirada con la de Karofsky, no se atrevía preguntar, pero de seguro era alguna forma cruel de burlarse, y un poco de seriedad le lleno el rostro, no quería verse retador, se sentía vulnerable ante él.
"E-es para ti…" aseguro Dave bajando la altura de la rosa, acercándola a las manos del chico frente a el, contó las veces que titubeo antes de atreverse a tomarla, paresia como si fuera alérgico a las flores y se pudiera llenar de salpullido si la cogía, el corazón del mas alto se encogió al tamaño de una ciruela pasa, alejaría la rosa para no seguir hostigándolo cuando sorpresivamente el niño se la arrebato temblando.
Hummel sostenía la rosa con ambas manos, quería cerrar los ojos y olerá, lucia tan hermosa, pero tratándose de Karofsky, quien estaba frente a el, hasta cerrar los ojos era peligroso "¿Por qué lo haces?" se atrevió a cuestionar ya que el mismo no hallaba la respuesta, Dave le había parecido siempre tan obvio, tan simple, de mas ordinario, sencillo de predecir y ahora no tenia ni la mas remota idea de que era lo que rondaba la cabeza de éste.
"¡¿Acaso para todo debo darte una razón?" subió la voz por costumbre pero con eso Kurt se encogió de nuevo agachando la cabeza, pero cuidando de no estrujar la rosa que le habían dado "discúlpame…" se controlo de inmediato, ya el otro chico acepto la flor y eso se podía nombrar como un avance, no debía arruinar lo poco que logro hasta el momento, seria como dicen: un paso adelante y dos atrás; "hummm… lo hago porque…quiero disculparme, supongo" no se hallaba seguro de lo que decía, en su mente las palabras no tomaban el acomodo ni sentido adecuado.
Había mantenido la idea de alejarse en la primera oportunidad que se presentara, pero el detalle de pétalos rojos le permitía seguir ahí, y ante la respuesta se sintió tentado a sonreír, no lo hizo por supuesto, pero en ese momento Dave le pareció un gran oso de felpa muy tonto, nunca le había parecido inteligente, verlo como a un cabeza hueca no era raro… pero que le diera una impresión tierna era digno de extrañarse, mas eso era lo que le provocaba al vero allí parado, notablemente frustrado por tener que usar el cerebro para dar una respuesta, le perdió algo de miedo, paresia solo un cachorro de San Bernardo confundido.
"Y me gustaría que me acompañaras… necesitamos hablar" pidió el grandote de la mejor manera que le fue posible, esperando un si como respuesta, se estaba esforzando demasiado y de recibir un "no" quizá Kurt terminaría con un ojo morado y su perfecta nariz rota, al igual que el corazón del jugador.
