Shining Star
By LoveIsabella
Prólogo
Eran las tres menos diez de la tarde cuando llegué al aeropuerto. Había pasado la última hora buscando un maldito taxi libre dispuesto a llevarme a mí y a mis bártulos hasta allí. Mi vuelo salía a las tres en punto, por lo que había llegado con unos escasos diez minutos de sobra, sin tener en cuenta todo el papeleo que debía realizar.
Conocer Londres había sido mi sueño desde que tenía seis años. Todo en esa ciudad me gustaba a pesar de no haber ido nunca. Trabajé arduamente los últimos tres años para ahorrar el dinero, pero aún así necesite ayuda de mis padres. A mis dieciocho años ¡haría mi sueño realidad! La excusa principal por la que viajaba era hacerle una visita de tres meses a mi mejor amiga Alice, quien residía allí hace dos años por razones laborales, pero solo Dios sabe cuanto anhelaba establecerme en la ciudad definitivamente.
Bien… Dios y…quizás también Alice.
Después de hacer el papeleo correspondiente con una enorme valija y una mochila tan grande como mi espalda a cuestas, me senté a esperar los cuatro minutos que faltaban para que llamasen a los pasajeros de mi vuelo por el altoparlante.
Mientras contemplaba a dos niñas jugar con sus Barbies junto a sus padres, a la espera de su correspondiente vuelo, pensé en Alice y en que me podía deparar este viaje. Sabía que con Alice menos es más y por un momento temí de sus posibles planes para este verano.
En ese momento, la tan ansiada voz sonó por el altoparlante anunciando a los pasajeros de mi vuelo que debíamos arribar.
Cuando hallé mi asiento, esperé que mi compañero/a de viaje no fuera de esas personas que hablan hasta por los codos, se te arrojan encima al dormir o algún tipo de maniático psicópata con instintos homicidas. Afortunadamente, una muchacha de estatura media, cabello castaño oscuro, ojos de igual color y piel morena se sentó a mi lado. Me dirigió una sonrisa cordial, que correspondí de igual manera y pensé que sería agradable en algún momento del viaje conversar con ella.
Tomé mi mochila de viaje y saqué mi ejemplar de Orgullo y Prejuicio. Nada como un viaje de incalculables horas acompañada de un libro. Lo había leído las veces suficientes como para recordar los diálogos y las escenas correspondientes a cada capítulo.
— ¿Orgullo y Prejuicio? Excelente libro. —Escuché una voz bajita y tímida, que al instante supe, correspondía a mi compañera de asiento.
— Ya lo creo. Es uno de mis favoritos. —Contesté con una sonrisa.
— Ángela, un gusto. —Dijo ofreciéndome su mano.
—Isabella, pero solo dime Bella. Oye ¿Sabes de cuantas horas es el viaje?
Sonrió con expresión apenada. —La verdad es que estaba a punto de preguntarte lo mismo.
—Ya.
Después de esa breve conversación, me sumergí en mi lectura durante, al menos, dos horas. Tenía la vista cansada y estaba segura que el cambio de horario iba a matarme. Más con Alice como compañera.
El resto del viaje transcurrió entre anécdotas y risas con Ángela y los llantos de algunos bebés que al parecer se rehusaban a dormir o, al menos, guardar silencio.
Al bajar del avión sentí mis músculos agarrotados y mi maleta de 180 Kg en lugar de los reales 30 Kg.
Fácilmente identifiqué a Alice junto a un joven de cabello rubio y tez pálida, y ¿por que no? Alto. De cualquier manera, una persona no puede evitar parecer alta junto a Alice. Inclusive imaginaba su contestación en caso de habérselo dicho. "Lo bueno viene en frasco chico".
— ¡Bella! ¡Oh, Bella! ¡Cuánto te extrañé! —A continuación se lanzó corriendo sobre mí como un leopardo se lanza sobre su presa- aunque ella estaba lejos de parecerse a uno-, provocando que ambas cayéramos estrepitosamente al suelo.
—A-Alice…Mis…pulmones y…costillas…y…mi trasero…—Dije a duras penas, tratando de conservar el poco aire que aun quedaba en mis pulmones.
Las personas sentadas a nuestros alrededores nos miraban con curiosidad, y no pude evitar sonrojarme por el bochorno.
Con ayuda del muchacho que la acompañaba anteriormente, ambas nos levantamos del suelo.
— ¡No he hecho las presentaciones! —Claro que no Alice, estabas tirada encima de mí ¿recuerdas?, pensé para mi misma. —Bella, él es Jasper, mi apuesto novio. Jasper, ella es Bella, ¡mi mejor amiga en todo el mundo!
Sonreí por la manera en que me presentó y enseguida estreché mi mano con la que Jasper me ofrecía.
— Un gusto Bella.
— El gusto es mío Jasper, y entre nosotros ¡¿Cómo la aguantas? —Pregunté lo suficientemente alto como para que Alice me escuche.
¡Hey! ¡Estoy aquí parada Bella! —Demandó con un enojo fingido. Jasper simplemente se encogió de hombros y contestó:
Será que la amo demasiado.
A continuación ambos compartieron una mirada significativa, llena de afecto y complicidad. Alice decidió que era buen momento para meter su lengua por la garganta de Jasper y a pesar de que me incomodaba un poco, fingí estar molesta.
¡Hey! ¡Estoy aquí parada Alice! —Hablé, devolviéndole sus palabras anteriores.
—Lo siento Bella, no lo pude evitar. Olvidé compadecerme de tus virginales ojos — Dijo al tiempo que soltaba una melodiosa carcajada. Me sonrojé furiosamente y volvió a reír aún más fuerte. —Vamos Bella, ¡No puedo esperar a que veas como he decorado tu cuarto!
¿Un cuarto? Alice ¿me preparaste un cuarto? —Pregunté algo desconcertada. ¡Esta chica no dejaba absolutamente nada a medias!
Por supuesto Bells, ¡¿Qué clase de amiga sería si no lo hiciera?
Una… ¿muy buena?
Calla y súbete al auto, chica. —Contesto con una risa mientras se subía al asiento del copiloto y Jasper guardaba mi maleta en el baúl.
Suspiré.
Este viaje sería extraordinario y estaba segura de que, de una u otra forma, cambiaría mi vida para siempre.
