Hola!
Después de un periodo en el que literalmente se me secó la inspiración, vuelvo con un pequeño short fic que escribí para el cumpleaños de una amiga.
¡Espero que lo disfruten!
Giver of Joy
Prólogo
Cuando alcanzó el Santuario de Athena comprendió de pronto que algo oscuro estaba a punto de pasar…o ya estaba sucediendo. ¿Acaso…?
Sabía que cada doscientos años, su hermana descendía a la Tierra para protegerla de las oscuras ambiciones de Hades.
Pero aquella vez…alguien había despertado a Poseidón, que había representado un obstáculo inesperado…apenas htacía muy poco. Y una revuelta interna había disminuido el ejército de la virgen Tritogenia. Meneó la cabeza, inquieto. Esta vez…
Vio las tumbas abiertas.
-Por eso mi padre…por eso me ha ordenado ir al Santuario. La Guerra Santa ha estallado. Tendré que guiar a muchas almas hasta el Aqueronte ahora.
Cuando sobrevoló el templo de Aries se dio cuenta de que ya se estaba desarrollando un enfrentamiento. La curiosidad lo superó y se acercó para ver qué era lo que sucedía.
-Cuántos años sin vernos, Shion,-una figura de baja estatura se dirigía a otra, completamente cubierta por una capa con una capucha que no dejaba ver su rostro.
El encapuchado hizo un gesto con la boca, apenas perceptible bajo la sombra que le cubría el rostro.
-Tonterías…
-Hace doscientos cuarenta y tres años…No imaginé que volvería a verte de esta forma. Bueno…ha llegado la hora de que me muestres tu rostro. Shion, amigo mío.
-Uh...,-un titubeo pareció adueñarse del encapuchado.
-¡Perdiste la vida a causa de la locura de Saga!,-continuó Dohko.- ¡Sumo Sacerdote! ¡Uno de los santos de oro….! ¡Shion, santo de oro de Aries!
La capa cayó para dar paso a un rostro con expresión arrogante y a un cuerpo joven cubierto con una armadura oscura, una sapuri, réplica de la que usó mientras estuvo en vida.
Mu se sorprendió. ¿Acaso su maestro…? ¿Qué significaba aquella armadura…?
-Mi reverenciado maestro, Shion de Aries… ¿Qué le ha ocurrido, qué es esa armadura?
-Hmm…Tú deberías tener la misma edad que yo…doscientos sesenta y un años…y sigues igual de joven que hace doscientos cuarenta y tres años.
Una expresión arrogante adornó el rostro de Shion.
-¿Sorprendido, Dohko? Éste es el poder de Hades.
-¿¡Qué!?
-¡Al jurarle lealtad a Hades pude volver a la vida rebosante de poder y de fuerza! ¡Y además con un magnífico cuerpo de dieciocho años, el clímax de la belleza y de la deslumbrante energía...!,-su tono se volvió compasivo.-No puedo decir lo mismo de ti, Dohko. Has envejecido.
El santo de Libra ni siquiera titubeó.
-Son una mera ilusión.
-¿Qué?
-Vuestra vida es una ilusión que durará tanto como las llamas de ese reloj. Y eso lo sabéis vosotros mejor que nadie,-se volvió al santo de Aries.-Mu…
-¿Sí, Anciano Maestro?
-¡Sigue a Saga y a los demás, corre! ¡Debemos conseguir el apoyo de Aiolia y los suyos!
El dios que observaba todo sintió un escalofrío. El alma de aquel hombre, de Shion…lloraba sangre.
Se envolvió en niebla para huir sin ser visto. Pero de todas maneras, ni Shion ni Dohko se hubieran dado cuenta de lo que sucedía enzarzados como estaban en su propia batalla.
El mensajero de los dioses sintió una extraña opresión en el pecho mientras se dirigía hacia el Aqueronte. No era la primera vez que escoltaba a las almas de los santos de Athena hasta el río doloroso, la primera parada hacia el Hades. Tampoco era la primera vez que el emperador del Inframundo los resucitaba, con la promesa de una nueva vida. Pero, por alguna razón, supo que Shion no le había jurado lealtad a Hades y por ello su alma sufría atormentada.
Se posó suavemente en la orilla del río y los golpes del remo del barquero lo sacaron del ensimismamiento. Casi mecánicamente, extendió el caduceo, indicando el camino a seguir, mientras las almas le pagaban a Caronte y subían al barco.
Volvió sobre sus pasos para guiar al siguiente grupo de almas. Repitió la operación durante toda la noche, hasta que al amanecer de nuevo tuvo un encontronazo con el alma de aquel santo, y el corazón le dio un salto feroz en el pecho.
Observó como la barca se alejaba y subió a la superficie. A medio camino se encontró con el hijo de la dorada Afrodita, con el alado Eros, y comprendió de golpe lo que había sucedido. Apretó los puños, furioso.
Aquel mocoso se las había ingeniado para hacer que se enamorara de alguien que estaba muerto. Sabía que podía pedirle a su padre que resucitara a Shion…pero dudaba seriamente que fuera una buena idea. Tampoco podía sacarlo del Inframundo, sabía del castigo que aquello suponía.
Sin detenerse, cruzó el país hasta alcanzar el extremo más oriental de las montañas del Peloponeso, hasta el Cilene, el lugar donde había visto la luz. Subió hacia la cima, al lugar donde los mortales le habían hecho un templo en tiempos antiguos y que solía servirle de refugio en momentos así.
Se acercó despacio hasta el altar y se acostó sobre él. Su pecho se infló y exhaló lentamente.
-¿Porqué a mí?,-se lamentó, mientras se pasaba la mano por el rostro.-Maldito Eros…
-¿Sucede algo, hijo mío?,-se escuchó una voz etérea que resonó en el templo vacío. El dios quitó la mano de sus ojos y miró de reojo quién le hablaba.
-Ah, madre…eras tú,-volvió a taparse los ojos.
Maya se acercó con cuidado al altar.
-¿Qué es lo que ha hecho esta vez ese chiquillo necio?,-preguntó. Hermes la miró de reojo y apartó la mirada.
-Ha hecho que me enamore de un muerto,-escupió.
-Pues sácalo del Inframundo. Dudo que a tu padre le moleste.
-¿No crees que ya es demasiado el capricho de sacar mortales del Inframundo? Mi padre ya advirtió que castigaría al que volviera a hacerlo.
-En ese caso… ¿Por qué no vas a verlo?
-¿Tú crees que solo verlo me hará olvidarlo? ¿Acaso quieres que me pase lo que a Narciso?
-De acuerdo, talvez no fue una buena sugerencia,-admitió, tomándole la mano en un ademán maternal.- ¿Y qué crees que debes hacer?
-No lo sé,-se volvió de lado y fijó la mirada en la estatua que había en la entrada del templo.-Es una situación incómoda.
-¿Y quién es tu misterioso enamorado?
-¿Acaso importa?,-su voz se volvió ácida.-Está muerto.
-Porque conozco tus gustos en cuanto a varones, hijo. Como a tu padre. ¿Es un rey, o un héroe? ¿O ambos, acaso?
La imagen del rostro arrogante de Shion le llenó la mente y su rostro enrojeció de repente. Hizo un puchero de rabia.
-Es…era el Sumo Sacerdote de Athena…el anterior santo dorado de Aries.
Maya lo miró con sorpresa.
-¿Cómo? ¿Aries?
-Ya sé, ya sé, ironías de la vida. Aunque eso no supera el hecho de que esté muerto.
-¿Porqué no te quedas aquí durante un tiempo mientras aclaras tu mente? Cuando Athena vuelva al Olimpo podrás hablar con ella.
-No puedo quedarme mucho tiempo, madre. Mi padre me necesita,-los ojos le brillaban febriles.
-¿Para eso no está Iris?,-lo rebatió la Atlántide.-No te preocupes, hijo. Sé que Eros es cruel, pero no creo que lo sea tanto. Algún motivo debe de tener. Ten paciencia.
-No puedo quedarme aquí, aunque lo quisiera,-se incorporó tan de repente que Maya retrocedió sobresaltada.-Necesito distraerme.
-De acuerdo, hijo. Pero ten cuidado y no cometas una tontería,-le acarició la rubia cabeza.
El dios sonrió con ternura.
-Gracias, madre.
La ninfa celeste sonrió de vuelta, mientras lo volvía a ver bajar del monte.
-¿No le has dicho nada?,-una tercera voz resonó en el silencio del templo.
-Zeus… ¿Te diste cuenta?
El hijo menor de Cronos sonrió enigmáticamente.
-Eros ha hecho otra vez de las suyas, ¿no es así?
-Así es. ¿Pero porqué esta vez ha sido tan cruel?
-No habría problema si me dijera lo qué quiere. Pero supongo que preferirá obedecerme.
-¿Hay alguna posibilidad de que lo complazcas?,-suplicó ella.-Me duele verlo así.
-Sabes que no puedo ignorar mis propias prohibiciones. Sobre todo porque sabes que el Inframundo quedará en una situación muy delicada cuando Athena venza a Hades.
-¿No hay manera de qué…?-la voz se le quebró.
-Ya pensaré en algo, no te preocupes,-la tranquilizó.-No me sirve cuando se distrae. Además, podría ser la excusa perfecta para detener las Guerras Santas de una vez por todas. Ya es demasiado.
-Gracias.
El dios sonrió para sí. Si todo salía como era debido, todos saldrían ganando
Pero se estaba adelantando. Primero debería terminar la Guerra Santa.
Y desde luego, ni él ni nadie habría podido predecir el curso que luego tomaron los acontecimientos.
Y bueno. Como es costumbre, se abre la biblioteca :D
Un psicompompos ( gr. ψυχοπομπóς ) un ser que se encarga de guiar a las almas de los muertos a su lugar de descanso y que están presentes en todas las mitologías del mundo. El más famoso es el dios Hermes, el cual incluso recibe el epíteto de Psicopompos " conductor de almas " La última rapsodia de la Odisea inicia con el dios conduciendo las almas de los pretendientes al Hades.
El fragmeto en cursiva pertenece al manga clásico.
Como el HadesxShun y el MiloxShaina, también tenía pendiente hacer un fic donde se tratara adecuadamente a Shion en matería romántica / erótica, sin Out of Character, como lo hice también con Afrodita en su momento. Estaría faltando Dohko que vendrá después, y Shaka que ya lo tengo pensado y terminaría con estos puntos de vista.
Hablando con mi beta, concluimos que a Shion suele emparejársele con Dohko por razones obvias. Como Sumo Sacerdote, el único que puede estar encima de él o comparable con él aparte de Dohko es un dios. Pero lo correcto sería también un dios que tuviera el mismo carácter jovial y desenfadado así como la astucia de Dohko para que no se sintiera forzado. Y el único es Hermes. Además de por otras razones que se explicarán a lo largo del fic.
¡Gracias por los comentarios y favoritos!
¡Un besote!
