Todas sus palabras se fueron tan rápido como llegaron. Sabía, ella sabía perfectamente qué pasaría. Sabía las consecuencias de cada uno de sus pasos, y si no estuviera en blanco, las podría recitar como si fueran un poema.

Los ojos azules que apuntaban directamente a los suyos se tintaban perdidos. Él no entendía el silencio que sus pensamientos vacios provocaban.

Si, a ella le gustaba. Mucho. Luego de tantos meses hablando y hablando y hablando sobre nada pero todo al mismo tiempo se habían acercado. Ella sabía que este momento llegaría. ¿Lo peor? Ella podría haberlo evitado y aún así se dejó llevar por ese 'algo más'.

La química fue inmediata entre ellos dos. Al momento de encontrarse las orbes azules de uno con las del otro, ella sintió mariposas en su estómago. Sus mejillas se enrojecieron, y los bellos acordes que el chico del cabello azabache rasgueó completaron su devoción a lo que estaba sintiendo.

Pero Marinette sabía que esa atracción y esa química nunca podrían convertirse en amor.

Al momento de tener a Luka frente a ella, ramo de flores en mano pidiéndole que fuera su novia ella sabía la respuesta que debía dar. Ella nunca entendió, nunca pudo encontrar una explicación para esconder el real motivo que en el interior la consumía. No tenía ninguna excusa para decirle que no, más sabía que ella lo que tenía que hacer.

Muchas veces ella imaginó una situación similar mientras seguía perdida por Adrien. Pero, en tal caso, ella no diría que no. No sentiría ese llamado al deber que le impedía ahora mismo aceptar la propuesta de Luka. Y, al preguntarse por qué, Marinette descubrió hace solo un par de días que con Adrien sería distinto porque Adrien y ella estaban unidos por una fuerza mayor.

Porque Adrien era Chat Noir. Y, por más que intentara mirar fijamente a Luka y decirle 'Si, Luka, seré tu novia', su alma ya estaba vendida. Ser Ladybug siempre fue parte de su destino, y por eso Adrien era su molde perfecto.

Esa tarde, al descubrir la identidad de su minino, buscó por todo París. Lo llamó desesperada, angustiada. Lo necesitaba, lo necesitaba ya. Estaba perdiendo todos sus sentidos, y lo mismo ocurrió con él cuando sintió inconscientemente el llamado de auxilio de Ladybug.

Cuando finalemente se vieron, encontraron paz solo al abrazarse. Y así se quedaron, abrazados, por lo que pareció demasiado poco. Sus identidades fueron reveladas esa misma noche.

- ¿Mari? - Marinette volvió al presente al escuchar el llamado del pelinegro. Su mirada seguía fija en la suya, sus ojos buscaban respuestas en los de ella.

Marinette suspiró.

- Luka, eres un buen chico. En serio. Pero creo que deberíamos seguir siendo solo amigos.

Inmediatamente notó como Luka perdió sus animos. Ladybug tomó el control.

- No, no, no, no estés triste. A ver... - ella se acercó a él y tomó con cuidado el ramo de flores. - No quiero perderte, Luka, eres una persona maravillosa y un amigo excelente. No quiero que eso cambie.

Él sonrió, se veía miserable.

- ¿Hay otro chico, verdad?

- Es por un bien mayor, Luka, por favor.

Luka suspiró, y su sonrisa se mostró genuina.

- Es tu deber - miró sobre el hombro de Marinette para encontrar dos ojos verdes que se acercaban cada vez más -, deben estar unidos.

Marinette sintió la presencia de Chat a su lado, no debió voltear para saber que Adrien estaba sonriendo.

Lágrimas escaparon de sus ojos involuntariamente. Luka pudo entenderlo todo. Marinette volteó buscando los ojos de su compañero, y luego de volver a mirar a Luka se lanzó a sus brazos.

- Gracias - susurró ella -, por entender.

- Gracias a ustedes - dijo Luka, lentamente cediendo de su abrazo para admirar en alegría como las manos de Adrien y Marinette se encontraban y sus dedos se entrelazaban -, Ladybug y Chat Noir.