—¡Ahh!—articuló con frustración Marinette mientras apoyaba los dos codos sobre el escritorio y se sacudía su pelo. Cuando alzó la vista su cara estaba sonrojada y su corazón seguía latiendo fuertemente y rítmicamente.

De la misma manera que ocurrió cuando la banda empezó a tocar y los vio tocar los instrumentos. Adrien con el teclado y Luka con la guitarra. En milésimas de segundos no pudo escuchar a la banda, sus oídos solo se encargaba de escuchar los sonidos de su corazón que eran producidos al verlos.

Ni aun en su casa pudo disminuirse los latidos de su corazón. Mucho menos si seguía pensando en Adrien y en Luka. Todo porque Alya le había dicho que era un brújula que se descontrolaba en presencia de metales.

Y ellos dos supuestamente lo eran.

—¿Todo está bien? —preguntó Tikki, ella negó con la cabeza con los ojos cerrados.

Después los abrió y se mordió el labio mientras se quedaba observando la fotos de Adrien por unos segundos, antes de que bajara la cabeza y la posara en la púa que le regalo el hermano de Juleka, Luka, esa persona que fue la primera persona que le dijo la valiente que es, sin que tenga que transformarse en Ladybug.

Tomó el objeto con sus manos y lo acarició, entretanto una sonrisa hacia su aparición. Tikki que no dejaba de mirarla, se quedó muda de la impresión. Sus acciones no pasaban desapercibida para la Kwami, pero...

No podía ser. No quería que fuera de esa manera.

Había escuchado la conversación que tuvo con Alya, oyó lo nerviosa que se puso su portadora, p-pero...

—¿T-te gusta Luka? —Su voz sonaba nerviosa y sobretodo desconcertada.

Ella era joven, podía enamorarse muchas veces, pero desde la situación con Dark Owl creyó que Adrien/Chat Noir estaban hechos unos para el otro, que era su destino estar juntos, quería que fuera así.

A pesar de que ver feliz a su portadora es lo que más deseaba, que fuera otra fuente de la felicidad era impactante, no quería que algo termine sin empezar solo por el hecho de no saber sus doble identidades; sin darse una oportunidad de enamorarse de su otra parte.

—¿Eh? —Sus ojos se abrieron enormemente, en una reacción tan exagerada tan común en ella que casi se cae de la silla. De inmediato sus mejillas tienen el color escarlata, su voz pronuncia balbuceos.

—No, no, es genial y apuesto, p-pero...

No tenía que decir nada más, ella no sabía más que decir. Eran las mismas palabras que le pronuncio a Alya, pero ahora veía el brillo en sus ojos cuando las decía.

Tikki quería que Marinette fuera feliz, sabía que ella tenía el corazón herido cada vez que Adrien le dice que es una amiga. Ella merecía ser feliz, pero...

Sus ojos azules de la Kwami se posaron en las muchas fotos del modelo, observándolas tristemente.

—¿Y Adrien?

Ella se sonrojo, inconscientemente cerro las manos en un puño. Tiesa, colorada.

—M-me gusta... ¡El únicamente me gusta! —dijo inmediatamente, pero esas palabras no alivian a Tikki.

Porque aunque ella lo negaba y afirmaba que le gustaba Adrien y solo él. En sus ojos se le notaba que Luka no le era indiferente y eso para Tikki era algo por lo que preocuparse, mucho más al notar como ella seguía teniendo la púa que le regalo Luka encerrada en la palma de su mano.