Nota del autor: Esto era un prompt del Disney kink que ya tenía una respuesta con un fanfic en inglés en el que este fic está basado, pero yo apoyo la pareja HansXAnna así que lo adapté deacuerdo a mis necesidades. Se que Hans es muy odiado, pero si obtengo reviews del alguien a quien le guste, seguiré el fic, pero no creo que pase d capítulos.
Había pasado casi un año desde que Anna se había casado con Kristoff, vivían en el castillo y aun no tenían hijos, eran felices. Kristoff era muy tierno, atento, trabajador y muy divertido como compañia. Elsa a menudo viajaba porque desde que había aprendido a controlar sus poderes, tuvo que de alguna manera compensar todos esos años de ser antisocial, así que frecuentemente tenían el castillo para ellos dos.
Todo podría haber parecido perfecto como en un cuento de hadas, pero... en ocasiones a Anna le llegaban ciertos pensamientos a la cabeza, pensamientos a los que no les econtraba explicación, pensamientos que incluso le llegaban a aterrorizar. Ella amaba a Kristoff, no había duda de eso, pero a veces se sorprendía pensando en cierto príncipe. Hans.
La suerte de Hans no había sido nada alentadora. Después de que sus padres y hermanos se enteraron de lo que Hans había hecho, lo desheredaron y desterraron de las Islas del Sur. El rey le dijo a la reina Elsa que ellos no lo mantendrían cautivo en su reino pero que Arendelle era bienvenido de encerrarlo o condenarlo a muerte, según lo creyeran conveniente. El intento de homicidio era un crimen muy penado, pero Elsa no pudo ordenar su ejecución y por el contrario decidió simplemente encerrar a Hans en los calabozos del castillo.
Conforme los meses habían pasado los pensamientos que Anna tenía sobre Hans eran fáciles de reprimir en su mente consciente, pero no era así en donde su guardia estaba baja, en sus sueños. Primero los sueños de Anna eran normales o se podría decir inocentes. Soñana que bailaba con Hans, como aquella vez en la coronación de Elsa, en el día en que se conocieron. Kristoff nunca tuvo gracia para bailar y en las ceremonias y banquetes reales la pareja se limitaba sólo a sentarse. Anna extrañaba bailar de esa manera tan llena de gracia como lo hizo alguna vez con Hans y en sus sueños podía vivir eso de nuevo.
Después, llego a soñar con un beso de Hans, con ese beso que él le negó y que aún le lastimaba ese rechazo. El haber tenido sus labios tan cerca y no haberlos podido tocar en el momento en que ella más lo necesitó. En sus sueños ese beso podía ser real y dulce,
podía sentir el aroma de Hans una vez más, también escuchar su voz y podía sentir sus caricias y tocar su cabello. Eventualmente esos besos y caricias aumentaban su intensidad y entonces sus sueños se convertieron en sueños sexuales.
Anna sólo podía imaginar cómo sería esta con Hans ya que el único hombre al que conocía de esa manera era a su esposo Kristoff, pero Anna ya no podía más, no podía dejar de pensar en cómo hubiera sido compartir la cama con Hans.
¿Sería igual de intenso a su manera de bailar y a su manera elegante de hablar? ¿ Sería tierno? o ¿Quizá rudo? ¿Sería buen sexo? ¿mejor o peor?. Esos pensamientos la atormentaban. Hasta que un día mientras Anna dormía Kristoff pudo escuchar que mencionaba el nombre de Hans repetidas veces.
En la mañana siguiente, les llevaron el desayuno a la habitación, como acostumbraban cuando Elsa no estaba y entonces Kristoff la confrontó. No estaba enojado, más bien curioso.
- Anna, ¿Tuviste algún sueño anoche?
-No que yo recuerde, ¿Por qué?
-Anoche, mencionaste el nombre de Hans.
-Ah... pues...He tenido a Hans presente en la mente en estos dias, sí.
-¿Cómo?
-Sólo me pregunto si él está bien.
-Está tan bien como podría estarlo.
-Sí... pero, me gustaría verlo.
-¿De qué hablas? El calabozo no es lugar para una princesa. ¿Y que ganarías con verlo?
-Kristoff, yo sólo quiero ver si está bien. Quizá él ha cambiado, quizá ha reflexionado...
-Ah ¿Y eso qué? ¿Crees que ahora pueden ser amigos o algo así?
-¿Qué pasa Kristoff, estás celoso?
-¿Celoso yo? ¿De él? ¿Debería acaso?
-Pues claro que no.
-Esque no entiendo qué quieres hacer.
-Sólo quisiera hablar con él.
-Yo no creo que nada bueno salga de eso, pero si es lo que quieres hacer no soy quien para reprimirte.
-Si quieres puedes acompañarme...
-Yo a ese tipo no lo quiero ver ni en pintura.
-Está bien. Bueno, quizá lo haga, quizás no, no creas que es mi prioridad o algo así.
-No se diga más.
Anna se sintió aliviada de que Kristoff no quisiera acompañarla, sin embargo decidió esperar unos días antes de ir, para que Kristoff no pensara que eso era tan importante para ella. Y así llegó el día. Anna estaba muy nerviosa ¡Qué idea tan mala! pensó,
¿Cómo iba a justificar sus intenciones con el guardia? Entonces tuvo la idea de decir que deseaba conocer los calabozos, porque simplemente nunca había ido allí y le había dado la idea de conocer el castillo en su totalidad. Los guardias siempre la conocieron por ser excéntrica, como cuando hablaba con las pinturas o cuando desacomodaba las armaduras del castillo, por lo que lo tomaron bien, como una más de sus locuras y sin mayor crítica accedieron. No les dijo que tenía un intererés paticular en la celda de Hans, así que tuvo que dar un recorrido por cada una de las celdas. Hablaba con un guardia:
-Son 20 celdas en total, afortunadamente éste es un reino tranquilo y con gente decente, lo más que llegamos a ocupar son hast celdas y eso es los días que hay festival y uno que otro borrachin violento termina aquí por unos días... aunque debo advertirle
que en la última celda está ese ser nefasto que alguna vez atentó contra nuestra amada reina, quizá no le interese llegar hasta allá...
-¡No!, Quiero decir, cuando digo que quiero conocer todo, me refiero a todo, cada rincón, por favor no omita nada.
-Oh bueno, como guste princesa, pero le advierto que esa es la celda más fea y la más segura, mire incluso tenemos una llave especial.
Anna miró bien la llave, era más grande y ciertamente muy diferente a las otras.
El recorrido comenzó. Era algo interesante para ella ver un lugar desconocido pero conforme se iban acercando hacia el final del pasillo Anna sentía como su corazón empezó a latir fuertemente, sentía como que el tiempo pasaba más lento, como si no estuviera allí y entonces, lo vió... por unas rejillas a un lado de una pequeña puertecilla por donde le pasaban su comida a Hans. Él estaba sentado, de espaldas, ni siquiera la vió, ni ella pudo verlo bien, había poca luz allí pero alcanzó a distinguir su hermoso perfil y de pronto Anna dijo:
-Bien, parece que es el final, vámonos.
Y así, sin más, el guardia y Anna se fueron.
¡No!... ¡No había servido de nada! Sólo para meter incluso más curiosidad. Oh, qué terribles condiciones en las que tenían a Hans. Qué horrible debe ser para él estar allí. Qué pensará, qué hará? se habrá quebrantado el espíritu del una vez tan galante príncipe? tenía que regresar, definitivamente, pero ¿Cómo?.
Continuará...?
