Disclaimer: Todos los personajes y lugares pertenecen a Suzanne Collins.
Aviso: Este fic participa en el minireto de abril del Torneo entre distritos en la arena, del foro Hasta El Final De La Pradera.
Nunca pensé que fuese posible volver a los juegos. Pero aquí estoy, de pie en el escenario, frente al resto de habitantes del Distrito 2 y con las cámaras observándonos atentamente, registrando todos y cada uno de nuestros movimientos.
En el escenario, el alcalde está dando un discurso mientras todos los vencedores nos encontramos de pie, las mujeres a un lado y los hombres al otro. Gané mis juegos hace muchos años y, desde entonces, vivo casi sin preocupaciones.
Casi.
Sería una buena vida si no padeciese alzheimer. Por culpa de esa enfermedad neurodegenerativa, cada día que pasa se mueren más y más de mis neuronas, afectando también, lentamente a mi sistema muscular. Y con una parsimonia agónica, llegará el día en que moriré.
Morir sin poder luchar, sin poder defenderme. Es horrible.
En mi distrito, los juegos siempre han sido un evento que nos permite alcanzar la gloria y la grandeza que tanto ansiamos, pero yo no los veo así. Ya no.
Ahora, estoy casado y tengo una hija de nueve años y un hijo de cuatro. No me gusta la idea de volver a concursar en los juegos, pero no quiero quedarme en aquí, dejando que mi familia y amigos vean como me voy muriendo poco a poco. Y cada vez es más notable, tengo un colgante con mi nombre inscrito, por si alguna vez llegase a olvidarlo y, cada mañana pierdo una hora frente al espejo, intentando memorizar mis rasgos.
Si la maldita enfermedad no me mata, la desesperación y el miedo lo harán por mí. Morir en la arena es más rápido y le ahorraré sufrimiento a mi familia y a mí mismo. En cambio, si gano, demostraré que el Alzheimer no puede doblegarme.
El representante del Distrito 2, recién llegado desde el Capitolio, coge un papel del la urna femenina y pronuncia el nombre frente al micrófono. En el lado de las mujeres se produce un pequeño revuelo y Enobaria se adelanta gritando que se presenta voluntaria.
Es la primera en llegar hasta el capitolino, así que es la tributo femenina de este año. Nuestro representante se acerca a la urna masculina y saca otro papelito. Los nervios me corroen por dentro. Espero que no sea mi nombre.
Y no lo es.
Corro tan deprisa al lado de nuestro representante que por poco me caigo del escenario. Me presenta como el tributo masculino frente a las cámaras y ya estoy dentro.
Moriré en los juegos, recordando a mi familia, sus nombres, sus rasgos. O me proclamaré vencedor por segunda vez y demostraré que todavía puedo dar guerra y luchar un poco más. Demostraré que puedo hacerle frente a una enfermedad neurodegenerativa, que no me rindo ante ella.
452 palabras sin contar el disclaimer, el aviso y la nota de autora, que viene ahora.
Estuve buscando discapacidades por internet y me surgieron de varios tipos (físicas, psiquicas, del lenguaje y el habla, . . .) y al ver aparecer el Alzheimer, no dudé en utilizarla para el fic ni un segundo porque alguien de mi familia tiene esa enfermadad.
¡Espero que os haya gustado!
