Disclaimer: Nada me pertenece, todo es de Rowling.
Color
Cuando están en Encantamientos y el profesor Flitwick les dice que deben cambiar de color sus cejas, a James no le basta con eso y termina cambiando de color todos sus vellos. Se mira disimuladamente por dentro del pantalón mientras sus amigos le ocultan del resto de la clase. Sonrié, ha logrado cambiar hasta esos. Ahora, tiene el cabello rojo radiactivo y Sirius se ríe de él y él se ríe de sí mismo porque pocas veces se ha visto así de ridículo. Se ha dado cuenta que es afortunado por tener el cabello negro reluciente y no de otros colores. Sirius con el cabello rubio no se ve mal, pero eso es algo que James jamás dirá porque se creerá la sensación del mundo mágico, lo más importante desde el descubrimiento de los doce usos de la sangre de dragón.
El pelo de Lily es rojo oscuro, similar al vino tinto que le han robado una que otra vez a su padre, con la ayuda de Sirius. Pero a James no le parece especial porque en realidad ninguno le parece sobresaliente. Ni los rubios, ni castaños, largos, cortos, rizados o lacios. Para él son todo lo mismo. Un adorno para no andar con los cráneos al aire, porque James cree que no hay nada más feo que una cabeza revelándo su estructura ovoide, circular o amorfa al resto. Salvo Snape, porque James preferiría ver el cuero cabelludo que el kilo de manteca que inunda el pelo oscuro y opaco de quién considera un lisonjero de Malfoy, arribista a más no poder, alguien de la peor calaña.
Sin embargo, cuando Lily Evans, prefecta de Gryffindor, la compañera amable que siempre le presta los apuntes a Remus, se acerca a ellos y deja sobre su pupitre los pergaminos que contienen las tareas del semestre, James respira e inconscientemente cierra los ojos. Sus pulmones se dilatan, se hinchan y hasta puede que tiemblen un poco al sentir ese olor. Es algo dulce y levemente ácido a la vez, es un aroma que se le ha quedado pegado a la nariz y huele a primavera, a sol, huele a la brisa tibia que siente por las noches cuando acompaña a Remus en sus transformaciones y también al viento frío que le pega en la cara cuando vuela en su escoba.
Se queda ahí en su banco, algo tieso y un poco sorprendido. Abre los ojos lentamente, como si temiera que mirar de nuevo borre esa maravillosa sensación que invadió su nariz. Lily Evans ya no está junto a él, sólo ve que está apoyada en el banco de otro, repartiendo pergaminos y también ve su pelo rojo oscuro y el brillo intenso, similar al de una gran estrella. Tiene ganas de estirar el brazo y atrapar algunos mechones sólo para comprobar si es tan suave como luce. Y se percata recién de que el color de cada uno de sus cabellos es impresionante, único. Algo realmente hermoso.
Por un momento piensa que se lo ha cambiado con algún hechizo, duda sobre preguntarle a Sirius al respecto y finalmente decide quedarse callado.
La hora pasa lentamente y James se pierde entre los resplandores que iluminan cada uno de los mechones vivos de Lily, está esperando que se acabe el efecto, que vuelva a ser el mismo común y corriente, el de siempre.
Pero en todo el día, aquel color que llamó su atención, se mantiene inalterable.
Al día siguiente cuando ella pasa por su lado, James nuevamente ve lo mismo: el cabello largo y radiante, que se agita como olas de fuego. Y lo peor es que también siente ese maldito olor que le encantaría respirar todo el día, o gran parte de él.
Y es en ese momento que James se ha dado cuenta que ha estado más ciego de lo que dice el médico, porque alguien así, alguien que tenga los mejores aromas encerrados en cada partícula de la piel y la cabellera más hermosa del mundo, no puede haber pasado desapercibido por tanto tiempo.
Las gafas redondas de James, esas de marco de carey oscurecido, terminan en uno de los tantos basureros de Hogwarts y él, enrabiado, escribe una nota a su madre, pidiéndole unas nuevas gafas con más aumento. Sólo para poder memorizar todos los colores que encierra el pelo de Lily Evans.
Nota de Autora: Esto es una viñeta (de un total de cinco) para la tabla vista, de la comunidad de livejournal 10instantes. Sé que es cortito, pero es lo que hay.
Por cierto, ¿les he dicho que me gusta saber su opinión? Cuando fui a Hogwarts no asistí a adivinación y tampoco a legeremancia. XD
