Escapé Romántico!
Siendo un día tranquilo de escuela con mi mejor amigo Len, yo nunca me imaginaria lo que me iba a pasar.
Era primavera y los preciosos arboles de Sakura apenas florecían, durante la ceremonia me pediste que al terminar las aburridas clases nos viéramos detrás del gimnasio, yo acepte sorprendida pues tú y yo siempre nos íbamos juntos a casa, pues tu casa está justo a un lado de la mía.
Todas las aburridas clases pensé en eso, no pude sacármelo de la cabeza, cuando te encontré detrás del gimnasio te vi bastante nervioso, rojo hasta las orejas ¡Incluso tus propios lentes se estaban empañando!
Y ahora en secreto debo admitir que yo también estaba nerviosa.
De pronto, de la nada te me declaraste diciendo algo como esto:
Kagamine Rin tú… ¡Me gustas mucho!
Cerraste tus ojos y casi lo gritaste, al oír eso mi corazón se acelero tanto que la única reacción que pude hacer fue…echarme a correr.
Dirán que patética verdad? Se te declaran y lo único que pasa por tu mente es correr, pero así es señores que leen esto, me puse a correr, corrí y bastante.
Escapé dejándote a ti completamente sorprendido, tardaste un rato en salir corriendo detrás de mí, pero lo hiciste, me gritabas que por que corría y me decías que me detuviera pero yo no quería, quería escapar de ti y a la vez…quería que me alcanzaras…
En efecto, estaba yo también enamorada de ti secretamente, pero yo era tan cobarde que no me atrevía ni siquiera a aceptarlo yo misma.
Corrí por gran parte de la ciudad hasta llegar casi a la bahía, y por fin me detuve al notarlo, mire hacia atrás, vi que tu ya no me seguías…una gran tristeza me invadió y me puse a llorar al igual que una pequeña niña.
Recordé cuando nos conocimos de niños, apenas íbamos al jardín de infantes, y que te obligue a ir más rápido para jugar más tiempo ahí.
Y también la carrera del salón, donde yo llegue en primer lugar y tú en 5to, cuando estudiábamos en tu casa y me quede dormida sentada leyendo un libro mientras tu contestabas un cuestionario, la foto de cuando entramos a la secundaria, y cuando una chica se te declaró que tú la rechazaste y yo te dije que así nunca conseguirías novia, y ahora entiendo porque lo hiciste…te lo agradezco.
Pero todo eso logro en vez de tranquilizarme hacerme llorar aun más ¿Tan rápido habías renunciado a tu amor por mi? Esa frase igual que todo lo anterior maximizó mi llanto.
De repente apareciste por detrás de mí, me tomaste de la mano y yo me voltee, pude ver tus preciosos ojos azules, y que en la otra mano llevabas dos helados dobles de menta con chispas de chocolate que era el favorito de ambos, me miraste a los ojos que estaban llorosos y ¡No traías puestos tus lentes! Y eso es realmente raro en ti a pesar de que yo los odio pues porque te ves como un ñoño, más de lo que ya eres y sonriéndome me das uno de los dos helados como si nada.
Lo tome y los juntamos como si estuviésemos brindando, al acercarme a mi helado en un intento por comerlo tú hiciste lo mismo, lo que me provoco un sonrojo y que me alejara y te diera la espalda sumamente sonrojada, me miraste confundido y me imagino que triste, pero mientras te daba la espalda sonreí y tuve una idea.
Me volví y te abrase fuertemente haciendo que ambos helados cayeran, cuando me aleje ligeramente te di un dulce beso que me correspondiste, ese se volvió nuestro primer beso.
Pero el hecho de que tú fueras conmigo con unos helados me recordó cuando éramos niños de primaria y al salir de clases íbamos a comprar un helado, nos sentábamos en la acera, lo disfrutábamos juntos a pesar del regaño de nuestras respectivas madres.
En fin, ese día se volvió un día que nunca olvidare, y le puse un nombre que será igualmente inolvidable:
El día del escape romántico.
