Hola otra vez :D
Los personajes de Inuyasha no me pertenecen (¬¬). Son de Rumiko Takahashi.
Para MicAgatha:
Manita, como soy genial ^.^ (no es cierto), te tengo este regalito. Te quiero mucho y espero que te guste :D. Sino, puedes golpearme (?
Mine
Se acabó.
Suficiente tenía con el lobucho sarnoso -del que aún no se deshacía- como para soportar a otro idiota más.
Hôyo, era el nombre del imbécil que quería robarle a su Kagome. Ese chico siempre se preocupaba por ella y andaba al pendiente de su salud.
Y es que el idiota parecía no entender que Kagome jamás iba a amarlo.
¿Por qué?, porque Inuyasha no lo iba a permitir.
Kagome era suya e iba a demostrarlo.
-¿Por qué gruñes tanto?-preguntó la azabache muy irritada.
-Tu amigo-casi escupió con ira-está allí abajo.
La azabache no supo en ese momento que amigo era ese, así que asomó la cabeza por la ventana y abrió los ojos desmesuradamente al ver de quién se trataba.
-¡Hôyo!. Rayos, olvidé la cita.
El hanyô volvió a gruñir.
-¿Te sucede algo?
-No
Kagome se puso en cuclillas frente a él, para estar a su altura. Le había preocupado esa malhumorada y corta respuesta.
-Entonces, ¿necesitas algo?-endulzó su voz a la vez que sonreía.
-Sí
-¿Qué?
-Que no vayas a esa cita.
La sonrisa se borró y todo rastro de amabilidad desapareció.
Se puso de pie y un "¡siéntate!" fue su respuesta, seguido de un "¡Tú no puedes controlar mi vida!. ¿Quién te crees?".
Maldita perra.
Apenas terminó el efecto del conjuro, Inuyasha dio un salto hasta ella, tomándola bruscamente por la cintura y golpeando su espalda contra la puerta de la habitación.
-Tú preguntaste qué necesitaba y eso es lo que quiero. No vayas a esa cita.
Sus palabras fueron hechas con rudeza y un tinte de rabia, logrando asustar a Kagome. Ella gimió por el dolor en su espalda y sólo pudo decir:
-Dame una buena razón.
-No me gusta que esté cerca de ti.
Llevó ambas manos a su pecho y trató de empujarlo. En pocos segundos, sus brazos eran sujetados con fuerza a ambos lados de su cuerpo, mientras era ligeramente golpeada contra la puerta, por segunda vez.
-¡Ya suéltame!
-No
-Entonces dame otra razón, porque esa no me convence.
Él sonrió de la forma más sensual posible, mientras acercaba sus labios a los de ella.
Sus alientos se mezclaron por la cercanía de sus rostros y la respiración de la muchacha se iba acelerando al igual que los latidos de su corazón.
¿Enserio tenía pensado besarla?
-Porque eres mía-sentenció y dicho esto, se alejó. Volviendo a su lugar y posición anterior junto a la cama de Kagome.
-Maldito posesivo-murmuró ella, llevando una mano a su pecho, queriendo calmar los desenfrenados latidos de su corazón.
Él reía por dentro.
Hubo unos minutos de silencio que resultaron ser muy incómodos para ambos. Especialmente para ella, que no hacía más que mirarlo con ira por su maldita sonrisa desbordante de arrogancia, que a su vez le hacía sentir miles de cosas que no podía descifrar.
-Dime Kagome, ¿aún quieres ir con él?
Claro idiota, búrlate de mi.
-No-él se sintió aliviado-pero si no me besas, tal vez cambie de opinión.
Y por supuesto que no la hizo esperar.
FIN
¡Dejen reviews!, me harían feliz ^.^
¡Feliz año nuevo!
