¡Hola a todos! ¿Cómo han estado? ¿Recuerdan cuando les dije que para Octubre-Noviembre-Diciembre, había dicho que haría todas las demás Sagas de Saint Seiya con Los Simpsons? Bueno, aquí estoy y con la promesa que les voy a cumplir, ya que hoy, 6 de Noviembre del 2015, a las 13:28 PM, hora Argentina, dará comienzo con la nueva saga de aventuras y acción, esta vez, siguiendo la Saga de Asgard.
Después de mucha espera, por fin ha llegado el gran momento, para dar por comenzado esta nueva entrega:
Saint Simpsons:
Saga de Asgard
Y como siempre, dejo en claro esta referencia, no soy dueño de Los Simpsons ni de Saint Seiya ni tampoco soy dueño de las canciones que aparecerán a lo largo de esta historia: Saint Seiya es propiedad de Masami Kurumada y de Shüesiha y Los Simpsons pertenecen a Matt Groening y Fox Broadcasting Company.
Una revisión del pasado antes de comenzar: Después de la Saga de las 12 Casas del Zodiaco, la paz ha vuelto al Mundo, los Guerreros de la Diosa Athena y sus discípulos, los niños de Springfield, los cuales habían naufragado tras una tormenta en el Mar Egeo, habían pasado a formar parte de los Guardianes de la Diosa de cabellos violeta, jurando defenderla a ella del mal que deseaba destruirla y tomar el poder del Santuario.
Tras la muerte del traidor Saga de Géminis, quien había asesinado al Patriarca anterior y usurpado el trono del Santuario, en un ejemplo de golpe de estado, Saori Kido volvió a la vida, tras haber sido herida por una "Flecha Fantasma", en las escaleras de la Casa de Aries. Antes de morir, Saga pide disculpas por sus errores y es perdonado por la Diosa, para morir en sus brazos.
Mientras que sus Caballeros se recuperaban junto con los niños, después de la feroz batalla que habían tenido contra el Caballero de la Casa de Géminis, Saori observó en el Cielo, el destello de una estrella en la lejanía, anunciando que una nueva y futura amenaza estaba por llegar.
Y ahora sí, vamos a la historia :D:
Capítulo 1: Sobre las heladas y crueles tierras de uno de los lugares más inhóspitos del Planeta, el Polo Norte, soplaba una fuerte y fría ventisca sobre aquellos páramos, mientras que se hacen acercamientos más a fondo, sobre las cercanías de unas formaciones montañosas, se podía apreciar una ciudad, cuya arquitectura era llamativa, pertenecía a los tiempos de los Dioses Nórdicos de la Europa del Norte, toda una fortaleza que protegía aquella ciudad de los peligros que podría exponer esas tierras frías y desérticas.
Sobre la cima de una colina, se erguía una magnífica estatua al Padre de todos los Dioses Nórdicos, Odín, Protector de aquellas tierras. Delante de aquella estatua, se podía ver a una gran cantidad de personas, abrigados y protegidos de los vientos helados, mientras que una voz quebraba el silencio y los civiles estaban arrodillados y rezando ante su Dios.
- Odín, Señor de Asgard, somos el pueblo que en el Asgard, en el Extremo Norte del Mundo. Nunca hemos visto la luz del Sol, ni los verdes campos, ni el azul del Cielo. Se escuchó aquella voz que rezaba ante Odín.
Un silencio se pudo presenciar, el viento cesó y alejándose de las montañas, sobre un acantilado, una luz blanca cubría aquel sitio y se podía apreciar a una bella mujer, alta, cabellos largos y de color gris claro, ojos color violeta, piel blanca, sus labios pintados de un labial color rosa pálido. Lucía un vestido largo de una pieza de color azul claro, con un collar ancho de oro y un rubí en su centro, del cual salían unas cuerdas largas de perlas entrelazadas que rodeaban su cuerpo, casi en su totalidad, dichas perlas sostenían un medallón dorado en su pecho.
Aquella chica se encontraba rezando en el borde del acantilado, detrás de ella, unas escaleras de hielo se erguían sobre el camino rocoso.
- Esta penalidad nos fue dada por la salvación de otro pueblo. -Dijo ella, mientras que en el Firmamento Boreal, una estrella brillaba- Es la voluntad del Gran Maestro y nuestro destino, por lo tanto, estamos complacidos en aceptar esta pena y en resistirla también. -Se volvía a ver a las personas rezando ante la estatua de Odín, bajo los vientos fríos y luego se podía ver toda la región, desde lo alto- Por el bien y la salvación del amor y la paz sobre la Tierra. Rezó la chica de largos cabellos blancos, pero de golpe, sobre el océano, una explosión sacó de su rezo a la joven, tras el estallido de un iceberg.
Abriendo sus ojos violeta, ante tal sorpresa, una extraña luz comenzó a avanzar del iceberg que se hundía, para luego expandirse por toda la superficie del océano, seguido de los hundimientos de más bloques de hielo. Acto seguido, unos destellos color violeta oscura se elevaron desde la superficie del agua, alzándose hacia el Cielo, la joven dirigió su mirada, hacia la fuente de todo ese misterio.
Y luego, una voz misteriosa se hizo sentir.
- ¿Eres Hilda de Polaris? Preguntó aquella voz misteriosa, llamando la atención de la chica.
- ¡Sí!, ¡¿Y tú?! Quiso saber ella, tras haberle respondido. El océano estaba cubierto por unas extrañas luces violeta oscura.
- Solo puedo decirte que soy un poder mucho más grande que tu Señor Odín. Respondió la voz a la pregunta de Hilda.
Al escuchar esa semejante respuesta, llena de herejía y superioridad, Hilda tomó la defensa del Dios Nórdico.
- ¡No es cierto! ¡No debe haber de ese poder en este Mundo! Se negó ella a aceptar aquella afirmación dada por ese misterioso ser.
- Hilda, supongo que sabes acerca del Santuario: La fuerza que divide a este Mundo en dos, junto con Asgard. El Santuario está por cambiar ahora. ¿No crees que es una buena oportunidad para salir al Mundo Soleado y abandonar este país cerrado por el hielo? Preguntó aquella voz, tratando de atraer a Hilda bajo su influencia, escuchar semejantes palabras, sobre cambiar el destino del Mundo y apoderarse del Santuario, eso era una locura de alguien que deseaba ver el trono del Santuario en manos de otra persona.
Hilda yacía en el suelo, confundida ante los dichos de ese personaje. Ella veía a su pueblo en aquellas condiciones, bajo el frío, los vientos y apegados a los rezos de Odín.
La voz volvió a hablarle.
- ¿No quieres tener el control de la Tierra? Derrotando a Athena y aplastando el Santuario. Le ofreció su oportunidad de destruir a su hermana.
- ¡NO! ¡No nos agrada combatir! Se negó Hilda.
El pico de una de las montañas explotó y cayeron los restos helados al mar, ante la respuesta negativa de Hilda de Polaris.
- Me pregunto esto: ¿Nadie sobre la Tierra puede pelear contra los Caballeros del Santuario? Pero, los Guerreros de la Leyenda de Asgard si pueden. Habló la voz, pero eso dejó aterrada a Hilda sobre aquellos guerreros.
- ¡Por favor! ¡Dime quién eres, Señor! Quiso saber la peli blanca.
- ¡Creo que no vale la pena seguir hablando contigo, Hilda de Polaris! ¡Estarás bajo mi control y harás mi voluntad desde hoy! Finalizó la voz, mientras que las aguas comenzaban a agitarse y al abrirse a la mitad, Hilda quedó atrapada en esa marejada.
El oleaje destruyó las escaleras de roca e Hilda quedó atrapada bajo aquella fuerza misteriosa. Dentro de aquella prisión, un misterioso anillo dorado apareció en Hilda.
Después de la terrible tempestad, los restos de la destrucción se hicieron presentes, el acantilado, ahora flotando sobre las aguas frías, yacía inconsciente Hilda de Polaris, en su dedo, se encontraba aquel anillo de oro, el cual emitió un brillo; despertando a la joven, quien se incorporó, pero al abrir sus ojos, ella cayó bajo su influencia maligna.
Al caer la noche:
- ¡Polaris, Mi Estrella Fatal: Dame los Guerreros de la Leyenda de Asgard y permíteles reunirse conmigo! Ordenó ella, ahora bajo el poder del anillo, Hilda se encontraba sobre la cima del templo a los Dioses, donde daba a toda la región.
Pronto, al alzar su mano, la estrella emitió una luz roja hacia las siete estrellas más abajo, las cuales resplandecieron y sobre la tierra de Asgard, se pudo ver varias luces, dirigiéndose hacia el Cielo.
Cada una de esas luces blancas, comenzó a traer a Asgard a aquellos misteriosos Guerreros que tanto hablaba esa voz.
Sobre la región montañosa, en las rocas, apareció la imagen de un dragón, la roca explotó y sobre sus restos, una armadura de dragón negro y con dos cabezas apareció en escena.
- El Guerrero más valiente: Siegfried, yo honraré tu armadura de Alfa. Dijo Hilda a aquel joven guerrero.
En las heladas y desérticas montañas, donde el viento helado se hacía sentir, en lo profundo de un volcán, sobre un río de lava, surgió otra armadura, esta vez de cabello negro.
- Hagen, con el ardiente soplido para controlar el aire congelado. Honraré tu armadura Merak de Beta.. Se dirigió la chica hacia el joven de cabellos rubios.
En el hielo, una figura masculina gigante apareció, sobre la capa que resquebrajaba.
- Thor, con el martillo que destroza hasta el Eterno, Muro de Hielo, te honraré: Phecda, armadura dorada de Gamma.
En lo más profundo de las cuevas, sobre un altar con cráneos.
- Alberich, brillando intensamente como amatista, te honraré, Megrez, armadura dorada de Delta. Habló Hilda hacia el pelirrojo.
Una luz dorada provocó la explosión y destrucción de una antigua columna y sobre su base, apareció dentro otra armadura.
- Fenrir, el Lobo del Norte, errante entre los bosques de la noche blanca, te honraré Alioth, armadura dorada de Epsilon. Volvió a dirigirse Hilda hacia el nuevo guerrero.
Sobre los pasos del cañón, un joven de cabellos verdes se detuvo frente a las aguas de océano, donde emitía una extraña presencia.
- Syd, el hombre del colmillo y la garra blanca que asesina, te honraré, Mizar, armadura dorada de Zeta. Se dirigió Hilda.
En las cavernas de hielo:
- Mime, con la hermosa melodía de réquiem que los guía hacia la muerte, te honraré, Benetnasch, armadura dorada de Eta. Finalizó Hilda de llamar a los Guerreros, un rayó cayó sobre la estatua de Odín y ante ellos, arrodillados y jurando su lealtad, estaba Hilda de Polaris, ahora vistiendo un atuendo de batalla, el cual constaba de una pechera a la usanza vikinga de color negro con motivos dorados, unos brazaletes y una diadema alada también con motivos dorados, una falda larga de color rojo y una capa de color azul oscuro.
Ella se dio la vuelta, dirigiendo la mirada hacia sus Guerreros, mientras que ellos alzaban la vista hacia su líder.
Todo indicaba del comienzo de una nueva Guerra Santa.
Mientras tanto, a cientos de kilómetros de Asgard, en la bella Grecia, Saori Kido había recibido una visita muy especial: Los niños de Springfield habían vuelto para visitarla a ella y de entrenar con sus Maestros, ya que aún estaban en una etapa de inicios.
- Bienvenidos, niños, cómo han cambiado después de la Guerra Santa en el Santuario. Les dio una cálida bienvenida la joven.
Allí estaban Bart, su hermana menor Lisa, las gemelas Sherry y Terry, Martin Prince, Rafa Gorgory, Milhouse Van Houten, Jessica Alegría, Nelson Muntz, los Hermanos Rod y Tood Flanders y Allison Taylor. Junto a ellos, venía el Director de la Escuela Primaria de Springfield, Seymour Skinner y Jimbo Jones, quien había deseado unirse a las fuerzas de los Caballeros de Athena.
- ¡Señorita Saori! Gritó Jessica Alegría, mientras que corría a los brazos de la Diosa y ella la alzaba y abrazaba, en un buen gesto de bienvenida.
- Me alegra volver a verlos, chicos -Les agradece por la visita y mira a los dos nuevos integrantes- ¿Quiénes son los dos hombres que están con ustedes? Deseó saber ella.
- Señorita Saori Kido, ellos son el Director Skinner Seymour, Director de nuestra escuela y Héroe de la Guerra de Vietnam y nuestro buen amigo, Jimbo Jones, quien desea unirse a sus huestes. Le contó Bart, con un tono de caballerosidad.
- Ven, Jimbo, no te va a pasar nada. Le animó Milhouse, mientras que se acercaba el bravucón.
- ¿Así que eres Jones Jimbo? Me alegro mucho de que quieras unirte a los Caballeros, será un honor tenerte en mis filas. Le dio la bienvenida Saori y Jimbo se arrodilló.
- Es todo un placer, Mi Lady. Agradeció el muchacho, mientras que se arrodillaba ante ella y le besaba la mano, en señal de respeto.
Luego de la introducción de Jimbo, Saori dirigió la mirada hacia el Director Skinner.
- ¿Así que usted es el Director Skinner Seymour? Bienvenido a la Mansión Kido, es un honor tener a un Héroe de Guerra aquí presente. Le dio la bienvenida Saori, ahora al ex-Sargento del Ejército.
- Es todo un honor y en nombre de mi país también, Señorita Kido, muchas gracias por entrenar a los estudiantes también. Le agradeció y luego se arrodilló Skinner, para besar la mano de la Diosa, repitiendo lo mismo que había hecho Jimbo.
Después de la bienvenida, Saori salió a recorrer los bellos jardines de su mansión, en compañía de algunos de los niños, ya que Martin había deseado ir a entrenar a la Casa de Tauro, él ahora portaba también la Espada Excalibur de Shura de Capricornio, a quien también consideró un gran Maestro y un hermano, antes de que muriera durante la Batalla en la Casa de Capricornio.
- Maestro Shura, no pienso decepcionarlo, lo mismo a usted, Maestro Aldebaran, prometo entrenar con todas mis fuerzas y jamás fallarles. Dio su juramento Martin, mientras que ingresaba a la Casa de Tauro y se encontró con el Guardián de aquella Casa Zodiacal.
- ¡Joven Prince, bienvenido! Le dio la bienvenida Aldebaran.
- Muchas gracias, Maestro Aldebaran. Agradeció el chico intelectual y en ese momento, luego del reencuentro, comenzaron a entrenar.
Por su parte, Bart aún recordaba lo que Shaina de Ofiuco le había dicho tiempo atrás, sobre un secreto que ella tenía bajo su resguardo y que se lo iba a revelar en cuanto estuviera listo.
- "Espero que Shaina aparezca, aún estoy esperando a que me cuente sobre aquel secreto que tiene guardado" Pidió el chico, mientras que recorrían los jardines y parques de la Mansión Kido.
Y sin saber, que un enemigo rondaba por aquellos páramos, dos enemigos, dos conocidos, uno normal y uno de Asgard.
Y aquí tenemos el capítulo 1, bastante largo y dedicado a todos los seguidores de estos crossovers, :3.
Próximo capítulo: Veremos quiénes son los dos nuevos personajes que están por la Mansión Kido y sus objetivos, además de que veremos los entrenamientos de Jimbo en las Casas Zodiacales y al Director Skinner uniéndose al grupo también, pero hasta ahí de información jeje :3.
Que tengan un buen Sábado :D.
