Disclaimer: Los personajes aquí utilizados son propiedad de Naoko Takeuchi. Su uso de ellos en mis historias son con fines de entretenimiento libre de lucro.


Bienvenidos sean quienes han dado una oportunidad a esta nueva entrega. Esto es algo distinto a lo que suelo hacer y por lo mismo estoy muy entusiasmada. Ojalá puedan acompañarme en esta aventurilla pues se los agradecería mucho.

Antes de terminar, quisiera mandarle un abrazo inmenso a mi gran amiga y colega fanfickera Anny Mizuno pues esta serial de viñetas ha sido creada en su honor. Mi niña, espero que te guste la materialización de ese loco inbox que tuvimos tiempo atrás. Te quiero mucho.

¡Buena lectura!


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Capítulo I

Experimento

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Aunque pocos lo creyeran congruente, tu trabajo y la circunstancia puntual de este minuto no estaban tan entrelazadas como los demás podían imaginar. Suena ilógico incluso, pero tú y tus colegas podían entenderlo, claro está, a excepción de este día. El departamento de criminología se vestía de luto para despedir a quien había sido tu compañera por algunos años: Serena Tsukino.

Toda la gente presente susurraba y analizaba detalladamente la gran pérdida que esto suponía, apelando primordialmente a lo corta que había sido su vida, lo lamentable que resultaba asimilar que una gran profesional vio finiquitada su carrera debido a su prematura muerte y lo peor, lo horroroso que resultaba su fallecimiento a solo días de contraer matrimonio. Un punto en particular no te parecía demasiado correcto.

La mejor profesional en el área eras tú y ni siquiera en su adiós, le dirías a Serena lo contrario.

Doliente junto al féretro se hallaba su prometido, Darien Chiba. Reducido a su mínima expresión, quien le contuvo por largos minutos fue su mejor amigo, Taiki Kou. Sepan ellos y nadie más qué era lo que murmuraban a baja voz. Imaginaste que no serían más que meros consuelos vacíos, paradojas existenciales de diversa índole y las promesas al viento de que tarde o temprano el dolor cedería, es decir, creíste que toda esa palabrería típica de un funeral se estaba llevando a cabo como norma social ineludible, de la cual, por cierto, no estabas interesada en ser parte.

El rol que cumplirías ese día fue asumido por ti desde que fuiste notificada del deceso de tu compañera y éste no sería otro que el asistir, darle el pésame al viudo antes de tiempo y permanecer ahí por el tiempo protocolarmente correcto. Miraste tu reloj y notaste que el par de horas que presupuestaste para ello ya se estaban agotando.

Para darle a tu actuación el broche de oro necesario, te levantaste de la silla ubicada en "la zona de los dolientes y cínicos varios" –entre ellos, tú- y caminaste en dirección al pelinegro que, sujeto al ataúd de su cuasi mujer, no advirtió tu llegada.

—Esto no puede estar pasando.

Negación, la segunda fase del duelo. Qué absurda te resultaba.

¿Acaso un servicio fúnebre y un cadáver frente a él no eran pruebas de que en realidad sí estaba pasando aquello que decía que no?

—Solo queda aceptar, Darien. No hay nada que puedas hacer al respecto.

Tus palabras te hicieron merecedoras de la mirada repleta de reproche por parte de Taiki. La sentiste como una acusación de imprudencia y punzó amargamente tu tranquilidad.

¿Habías dicho algo que no fuera cierto?

—Si me hubiera llamado, si tan solo lo hubiera hecho…

Y seguía y seguía la negación del novio en cuestión.

—Lo más seguro es que su gran malestar se lo impidió. Realmente fue todo muy rápido.

Ahí estaba Taiki, justamente diciéndole ese tipo de cosas que sospechaste que decía. Pensaste entonces que si alguien era realmente imprudente en ese instante era él. Darle más vueltas al asunto no serviría de nada.

—¿Cómo es posible que una gripe te mate de semejante manera? —inquirió Chiba, altamente motivado gracias a las últimas declaraciones de su supuesto amigo.

—Tal vez estaba enferma de algo más, algo de lo cual ella no estuviera al tanto.

—No, Taiki, ella siempre gozó de buena salud así que es imposible. Esto es simplemente obra de un cruel destino, una jugada siniestra por parte de una fuerza superior que nos impidió estar juntos.

Al fin tenía razón en algo.

Flexionaste tu brazo derecho y encogiste la manga de tu negra blusa para encontrar de nueva cuenta el reloj acomodado en tu muñeca. Las dos horas ya estaban cumplidas y perder más tiempo ahí te resultó sencillamente inverosímil.

—Debo irme —anunciaste suavemente—. Darien, espero que entiendas que realmente debo hacerlo.

—Por supuesto —respondió él entre sollozos—. La investigación del caso Takeshi debe seguir adelante independiente de cualquier cosa. Sé que Serena hubiera pensado lo mismo.

—Exacto. Esto se lo debo a Serena. Continuaré con la investigación aunque no pueda seguir contando con su gran labor en ella.

Una mentira piadosa limpiaría tu reputación en el caso que ésta se hubiera visto manchada. Al menos Darien la había creído.

Sus ojos húmedos e hinchados hicieron un esfuerzo por regalarte una cálida mirada ferviente en agradecimiento. Pusiste tu mano sobre su hombro y lo apretaste, gesto que evocó en él una sonrisa ladeada que finalizó en un temblor de su quijada. Mantuviste en contacto hasta que Taiki nuevamente se ofreciera ser el pañuelo de lágrimas principal. Te alejaste de ambos en cuanto viste que otra vez se encontraban en mutuo consuelo.

Haciendo una pausa algunos segundos después, Kou se dignó a validar tu presencia al hablarte.

—Dije que te llevaría a casa. Dame algunos minutos y…

—No te preocupes, tu lugar está aquí con Darien. Quédate con él en nombre de los dos pues sabes que daría lo que fuera por poder seguir aquí y sin embargo ya ves, me es imposible.

Eso de mentir ya se te estaba dando con demasiada facilidad.

Taiki asintió en silencio y con el mismo te retiraste. Camino a la salida te despediste de tus otros colegas, especialmente de tu jefe, quien te detuvo por algunos instantes.

—Mizuno, una vez más agradezco tu profesionalismo. Sé que lo habíamos hablado en la oficina y ya te lo había dicho, pero que no olvides tus responsabilidades, incluso en una circunstancia como la de hoy, es sencillamente admirable.

—No es nada —desestimaste con falsa modestia—. La familia del señor Takeshi merece consuelo, necesitan saber quién lo asesinó y eso no es algo que pueda permitir dejar de lado. Sé que cuento con el respaldo de Serena incluso en el más allá. Ella estará guiando el resto de la investigación desde donde sea que esté.

—Pronto te asignaré otro compañero para ello, no puedo abusar de ti.

—En honor a ella preferiría que no. Nadie llenará su lugar —aseveraste.

—Imagino que nadie podría tomar el lugar de tu mejor amiga —dijo él, sonando lo más empático posible.

—Claro que no. Serena era única.

Intentaste llorar, vaya que sí, pero por más que trataste ni una sola lágrima fue capaz de salir y por ende, para justificar la ausencia, frotaste tus ojos simulando que no solo había una sino que varias, que estabas haciendo un esfuerzo sobrehumano por salir adelante entre tan traumático shock como era el perder a tu amiga, a la mejor de todas.

Diste una reverencia de despedida y saliste finalmente de la casa que ella compartía con su novio, escenario de todo ese show mortuorio en su memoria. Cuando escuchaste la puerta cerrarse a tu espalda sentiste que al fin podías respirar.

Por capricho del clima había comenzado a llover y no llevabas paraguas. Ahora tu rostro sí parecía húmedo y frío como lo hubieras necesitado minutos atrás.

Sonreíste ante la ironía.

Sacudiendo el cuerpo y acomodando la solapa de tu largo y grueso abrigo negro, caminaste algunos pasos hasta dar con un taxi. Te subiste a uno y sin preámbulo alguno diste las coordenadas pertinentes para llegar a tu hogar. Te urgía estar ahí para sacarte de encima todo el asunto de la muerte de Serena y seguir con el que sí realmente era de tu interés, ese que, paradójicamente, no tenía nada que ver con trabajo.

El conductor quiso entablar alguna casual conversación contigo, te pareció un fastidio y para hacerlo callar mencionaste tu previa presencia en un funeral, eso hizo que el hombre al fin guardara silencio y se limitara a cumplir con lo que le habías pedido sin plática alguna de por medio. Por primera vez creíste que Serena servía para algo además de dar problemas.

Cuando al fin las calles te parecieron completamente familiares hiciste escapar un aliviado suspiro. Pronto llegarías a casa.

Tomaste algo de dinero, no te importó cuando y se lo diste al conductor sin esperar el cambio. Bajaste tan velozmente que, niña tonta, ni siquiera te diste cuenta que un charco de agua se encontraba a solo centímetros de tus pies. Fue así como tus hermosos zapatos, esos que tanto amabas, estaban arruinados por tu arrebatamiento. Eso fue, sin duda para ti, lo más lamentable de toda la noche.

Quejumbrosa por tu mala suerte cerraste la puerta del taxi con premeditada fuerza. Lo más seguro era que el dueño del vehículo te haya regalado un par de groserías a cambio, pero qué importaba eso si ya le habías dado vuelta la espalda y pocos metros te distanciaban del templo de tranquilidad que significaba tu hogar.

Finalmente ahí, en toda la extensión de la soledad que tanto adorabas, te sentiste completamente libre. Prendiste las luces hasta hacer de tu casa un sitio repleto de resplandor, también te diste el lujo de encender el equipo de música para escuchar algo de Bach y, como si no pudiera ser mejor, te acercaste al mini-bar con tal de sacar de ahí el más fino licor a tu alcance.

Esta noche era digna de celebración y brindarías a solas por la primera de tus victorias.


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¿Qué les pareció?

Como ya pudieron notar, en esta entrega se habla sobre una Amy con grandes rasgos psicopáticos, total y absolutamente seca de empatía y libre de remordimientos. Pero ojo con algo, no pretendo dejarla como un personaje malo porque sí, de hecho, el concepto de su maldad es algo que cada cual podrá juzgar cuando toda la información le sea entregada. La idea es que cada cual saque sus conclusiones al respecto.

Esta serial de viñetas, que creo se extender capítulos, nació por una conversación que tuve con mi amiga Anny Mizuno (de paso les dejo la invitación a pasar por su perfil de fanfiction pues tiene grandes historias dedicadas al fandom lunar). Esa es la motivación principal para escribir esta historia, siendo la segunda la gran ansiedad y felicidad que me genera ser parte de nuevas temáticas como son el suspenso y el crimen. Es la primera vez que hago algo así, por ende espero su apoyo, paciencia, consejos y demás pues serán muy bien recibidos.

Por favor díganme qué les pareció la primera entrega. Espero sus reviews con el corazón abierto.

Muchísimas gracias.

¡Nunca dejemos de soñar!

¡Nos leemos, sayo!

Usagi Brouillard.-

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