''Todavía recuerdo la primera vez que te vi, silencioso, observador, amable y guapo, todo un ingles. Llegaste a nuestro instituto y en menos de una semana ya tenías muchos corazones conquistados, incluido el mío, pero como siempre hacen los nuevos, te fijaste en mi mejor amiga, Sakura. Supongo que fui un poco estúpida, al no hablarte, pero tampoco sabía que decirte, siempre que me decidía a hablarte ocurría algo que me lo impedía.

Puede que me esconda tras esa mascara de niña perfecta, poco a poco la máscara se quebrara y sé que no habrá nadie que la recoja, me sigo convenciendo de que todo va bien, que no pasara nada malo, que algún día estarás conmigo, pero se que tu nunca estarías conmigo, no te culpo, yo tampoco lo estaría.

Nunca pensé que me enamoraría y menos del novio de mi mejor amiga, supongo que fue inevitable. Ya ha pasado más de un año desde que llegaste y sigo igual de enamorada, no sé porque, juro que he intentado olvidarte, pero no puedo. Igualmente os deseo a ti y a Sakura lo mejor, de verdad, nunca he intentado separaros, porque sé que no podría, pero de verdad que solo quiero lo mejor para vosotros.

Supongo que este sentimiento lo tendré que guardar dentro de mí, como un bonito recuerdo y estoy segura de que lo hare.

Acabo esta carta, que no te voy a entregar por cobarde, y espero que algún día pueda ser igual de feliz que tu.

Te quiere, Tomoyo. ''

La chica leyó la carta por última vez con lágrimas en los ojos, antes de quemarla. A lo lejos vio a un chico de mirada ámbar y cabello castaño con la mirada vacía mirando hacia Sakura.

Al fin y al cabo los dos estaban igual de jodidos.