¡Hola y encantada de conocerles!
Este es el primer capítulo de mi primer fanfic, así que no esperen gran cosa: es cortito y bastante simplón, pero una cosa tengan por seguro, ¡lo he hecho con todo el amor del mundo! Ala, no les entretengo más, que me enrollo como una persiana y un pequeño fanfic pruausiano les espera impaciente. A leer!
Capítulo I: Plenilunio
Viena, febrero de 1867. En un dormitorio inmenso, ornamentado con un gusto exquisito digno de un auténtico aristócrata, dos cuerpos yacen exhaustos en una cama matrimonial. La luna llena corona el firmamento, acompañada por las estrellas y resguardándose del intenso frío invernal, decide adentrarse en la estancia a través de las cortinas.
Mientras tanto, la personificación del antiguo Imperio Austríaco, Roderich Edelstein, observa el delicado movimiento de las gasas, embriagado por la hermosa escena. La brisa de la madrugada avanza hasta su regazo y acaricia su rostro perlado por el sudor y, atraído por el paisaje que se deja ver tímidamente entre ambas cortinas, retira con sumo cuidado el cuerpo dormido de Elizabeta, el cual descansaba sobre su pecho, y lo arropa con las sábanas blancas. Camina hasta los amplios ventanales y sale a la terraza, buscando aclarar sus pensamientos y aliviar el intenso dolor que atormentaba su mente.
Esa misma mañana los gobernantes de ambas tierras, Francisco José I y Francisco Deák, habían pactado y establecido oficialmente el nacimiento de un imponente y próspero Estado, el Imperio Austrohúngaro. Claro está que a esas alturas ya no debía suponerle un gran esfuerzo asimilar las duras circunstancias que como ente política venía confrontando desde hace siglos: pactos y hostilidades, conflictos y alianzas. Ya tenía la experiencia de un largo, complejo y angustioso matrimonio con el Reino Español, Antonio Fernández, el cual como Estado le otorgó una importante hegemonía en el viejo continente, pero que como ser humano le destruyó moralmente. Y es que aunque ofrezca la imagen de una persona fría e impasible durante la mayor parte del tiempo, Roderich Edelstein no es nada más que un individuo frágil, quebradizo, cobarde. Desde muy joven había aprendido a encerrarse en su mundo interior, un mundo simple, limpio e indoloro, donde no existe el amor o el odio, la calidez, la ira o la pasión; donde todo gira en torno a su propia conveniencia, la conveniencia del pueblo austríaco. Por tanto, creció y maduró con la conciencia de que no era carne sino tierra, no era ser sino país. Sin embargo, la inmortalidad te obliga a atravesar demasiadas vidas, demasiadas sensaciones y demasiadas experiencias, algunas de ellas muy fuertes y atrayentes, por lo que Roderich comenzaba a darse cuenta de que algo más que templanza y serenidad inundaban su corazón.
Mientras que el Estado germano se halla absorto en sus reflexiones, el sutil hálito nocturno mece sus cabellos a su antojo, refresca su piel y la ilumina con la tenue luz blanquecina que desprende la luna desde el firmamento, resaltando su belleza andrógina. Hace escasamente un par de horas estaba haciendo el amor con su esposa por primera vez, por simple compromiso y por simple compasión, por ser conocedor del amor que Hungría le otorga y que él no puede y no quiere acoger. Hace años que la conoce y siempre lo supo, lo supo percibir. Eso le llevó a entender que quizás no es tan complicado descifrar los sentimientos de los que te rodean, pero asimilar los tuyos propios es todo un camino por recorrer. No obstante, existía otro motivo por el cual Roderich se sentía bien en compañía de la eslava: esta actuaba como su escudo protector, velaba por él y lo alejaba de cualquier persona o situación que le pudiera ocasionar algún tipo de sufrimiento. Para alguien tan inseguro y débil como Austria, Hungría suponía el pilar sobre el que apoyarse y encontrar la compañía y la defensa que siempre andaba anhelando.
A pesar de ello, el hecho de aceptar una unión conyugal con alguien a quien no amas simplemente para satisfacer los intereses de terceros es desolador. Todo el poder, todas las riquezas, todas las comodidades y todos los beneficios que podría consentirle ese matrimonio jamás serían comparables con el ardiente deseo austríaco de sentir el verdadero amor, y ese deseo se encendía más y más cada día que pasaba, llegando a ser aflictivo. Había oído hablar infinidades de veces de él, de cómo se iniciaba y cómo se manifestaba, de sus causas y de sus consecuencias, de sus ventajas y de sus inconvenientes. Era una fuerza extraña, alentadora, intensa y noble. La humanidad nace y muere por él, es el motor del mundo. Incluso la música es amor, lo que le condujo a creer que estaba enamorado de sus magistrales composiciones, pero su razón empezó a despertar de su largo letargo. Deseaba a un hombre, lo ansiaba y lo rechazaba al mismo tiempo; su cerebro y su alma habían iniciado una cruel guerra en la que él quedaba atrapado entre sus principios y sus instintos. Pero, ¿quién es ese hombre? Ni siquiera él lo sabía.
Roderich estaba tan inmenso en sus pensamientos que había decidido cerrar sus ojos y relajar su expresión, dejándose acunar por el delicioso frescor de la noche, el sonido de las hojas de los árboles a merced del viento y el olor a tierra húmeda. Cuando pudo sentir unos largos y menudos dedos deslizándose por su espalda desnuda, dio un respingo y se giró rápidamente hacia su esposa, quien llevaba un buen rato contemplándolo atónita desde el amplio lecho conyugal.
-Señor Austria, ¿se encuentra bien?.- preguntó una inquieta Hungría, la cual había vestido su desnudez con las sábanas.
-Oh, Hungría. No te preocupes, me encuentro bien.- le contestó su esposo con una tímida sonrisa, rozando su mejilla con la yema de los dedos. –será mejor que vayamos a dormir, es tarde y vamos a coger un resfriado aquí fuera.
-Sí, claro… vayamos a dentro.-respondió la fémina con un ligero rubor coloreando su rostro, recogiendo la mano austríaca entre las suyas.
Pues nada, eso es todo: una mierda. De todos modos, como amo tanto a Gilbert y Roderich y me gusta escribir tonterías, intentaré subir el próximo capítulo en breve! ah se me olvidaba, déjenme un pequeño review y me darán fuerzas e inspiración para continuarlo please! Abrazos apretaditos, nos leemos *-*
