Saludos a todos, aquí Caesar73(llamadme C por Dios) con el primer capítulo de mi primer fic en solitario, admito que esto tardará mucho en actualizarse, que subiré pocas historias pero oye, algo es algo ¿no? Y por supuesto Percy Jackson solo pertenece a Riordan y a alguien más posiblemente, por supuesto si fuese mío Gabe habría tenido una muerte mucho más dolorosa. Aunque mirándolo bien, con mi penosa redacción dudo que llegase a tener éxito como libro, tal vez como pisapapeles. Bueno disfruten de la historia.
Llovía, llovía mucho, los rayos partían la noche en dos con tanta fuerza que casi parecía que el cielo estuviese descargando toda su ira sobre el mundo; casi porque, por supuesto, el cielo no estaba vivo, después de todo solo es una ilusión óptica, un engaño causado por la refracción de la luz; porque, por supuesto, no existía ninguna bóveda celeste como sostenían los griegos, no hay cielo, porque el cielo es todo, el mundo entero, las estrellas, los planetas, la propia Tierra flota en él. Si de verdad el cielo estuviese vivo, si tuviese sentimientos, si descargase su ira contra la Tierra, ni todos los dioses, que, por supuesto no existen, podrían salvarnos. ¿Verdad?
Cuando Percy se levantó de la cama de su camarote en el Argo III todavía era de noche. Jadeaba y estaba todo empapado, tanto por sudor como por la cañería de su baño, la cual ya había roto involuntariamente por cuarta vez en los cinco días que llevaban de viaje. Percy había vuelto a tener la misma pesadilla que la noche anterior, que era la misma que la noche anterior a esa y también la anterior esa y la anterior a las otras dos. Las pesadillas empezaron cuando volvió al campamento mestizo en verano, pero estas eran débiles y superficiales, como si de simple vaho se tratasen. No fue sino hasta el mismo día en que Leo acabó de construir el nuevo Argo e invitase a todos los héroes del Olimpo a hacer un viaje al Caribe para celebrar el fin del curso, el inicio de las vacaciones o lo que fuera con tal de poder volar toda la pandilla juntos de nuevo; no fue hasta ese día que las pesadillas empezaron a volverse cada vez más fuertes, el vaho poco a poco iba condensándose en agua. Esa noche se congeló directamente en una horrible escultura de hielo.
Nadie lo diría, pero, Percy Jackson, héroe del Olimpo, hijo del dios del mar y superviviente a la ira del mismísimo Tártaro, tenía miedo de sus sueños, mucho miedo. El sueño como tal no era excesivamente terrorífico. Un gran cielo azul que empezaba a nublarse, llovía y caían rayos sobre un majestuoso templo de mármol, entonces se oyó una risa, profunda como el cielo infinito, que, instantes después, cesaba de manera repentina con el inocente balbucear de un bebé que estaba jugando en el barro. Siendo el sueño como era no resultaba terrorífico, no era, sin embargo, el sueño en si lo que aterraba al héroe, sino el significado del mismo. Temía que ese sueño fuese una advertencia. Temía que ese sueño significase una nueva aventura, el fin de la paz.
Percy se levantó, fue al baño y con un gesto de la mano ordenó al agua que parase de salir del váter, que sin querer había reventado; luego de devolver toda el agua a su sitio con sus poderes, empezó a desnudarse y preparar una ducha fría para templarse de aquel sueño. El agua empezaba a huir por las cañerías, después de recorrer todo su cuerpo, cuando un ciclópeo estruendo sacudió el barco. Un momento después Percy corría por el barco, avisando a los demás tal y como dios (bueno, Sally, dios es su padre, no su madre) le trajo el mundo.
Jason y Nico también estaban despiertos, los tres habían tenido el mismo sueño, de hecho, los tres llevaban teniéndolo mucho tiempo, pero no se lo habían comentado a nadie para evitar preocuparles. Es por esa pesadilla que los tres adolescentes más poderosos del mundo estaban despiertos, cuando, lo que fuese sacudió el barco de esa forma. También los tres salieron corriendo de sus camarotes, con una pequeña diferencia, Nico y Jason llevaban ropa, un detalle pequeño pero fundamental, sobre todo para el pobre Nico, pero tenía cosas más importantes que contemplar a su primo en tan... curioso estado. Así que despertaron a todos y subieron a la cubierta (ya todos vestidos) para enfrentar a lo que fuese que fuera capaz de propinar semejantes golpes al Argo.
Grandes tentáculos transparentes se alzaban desde las profundidades del océano y combatían ferozmente contra el imponente dragón de bronce que les había seguido desde el campamento y que ahora mordía y arañaba la carne de los tentáculos y esquivaba con maestría los golpes que la criatura intentaba propinarle.
Fueron momentos de confusión, las olas que chocaban contra el casco les impedían caminar sin caerse y el detalle de tener una medusa gigante delante no ayudaba mucho, la verdad. Aun así actuaron con la rapidez y seguridad de quien ha enfrentado muchas cosas.
—Rápido Percy, salta al agua y distrae al monstruo desde abajo- ordenó el hijo de Júpiter—. Mientras yo apoyaré a Festus desde arriba— luego se giró a los demás y añadió—. Los demás combatidle desde aquí.
Tal y como Jason había dicho, Percy se sumergió en las aguas y el primero, creando un torbellino a su alrededor, voló directo a Festus que había sido apresado por uno de los tentáculos de la criatura mientras mordía otro distinto. El gladius de Jason rebanó limpiamente el tentáculo de un corte, mientras alejó con un rayo a otro apéndice que trataba de vengar a su compañero caído.
En las profundidades Percy cortaba con Anaklusmos la cara de la criatura, la cual se asemejaba a una especie de medusa gigante. En apenas unos minutos el monstruo se había visto atacado por tres frentes y no podía hacer nada, aparentemente.
Un momento después de que cayese el segundo tentáculo, las aguas se iluminaron y Percy salió volando con varias quemaduras y fue a parar contra el mástil. Inmediatamente después Annabeth fue corriendo con desesperación junto a su novio.
— ¡Percy!
—Annabeth, tú quédate a protegerle— indicó el rubio mientras esquivaba un relámpago lanzado por la criatura—. Nosotros podemos contener a este bicho.
El gigantesco cnidario lanzó rayos hacia los cielos y Jason cayó sobre las velas, lugar donde se quedó enredado. Las horribles extremidades de la criatura agarraron a Festus y lo hundieron mientras que sus otras extremidades seguían intentando reventar el casco. Todo parecía perdido, poco a poco los héroes iban cayendo. Nico estaba desmayado en el suelo a causa de las quemaduras del monstruo, Hazel había quedado noqueada por un golpe repentino, Piper y Leo se retorcían en los brazos del monstruo y Frank estaba acorralado por las hordas de tentáculos que evitaba transformado en un enjambre de avispas
Entonces el monstruo se detuvo repentinamente. Los tentáculos empezaron a arrugarse y volverse más oscuros, como si se estuviesen secando. La medusa perdía agua por momentos, su tamaño se reducía poco a poco hasta que, en un momento determinado, la monstruosa criatura se convirtió en un fino polvo amarillo que se quedó flotando en el mar o fue arrastrado por el viento. Entonces Frank, que era el último que quedaba en pie, se desmayó.
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Sus ojos de sentían secos y pesados, le dolía la cabeza como si un centauro le hubiese dado una coz en la cara y además estaba colgando bocabajo de una soga de las velas. Una forma perfecta de empezar la mañana.
—Leo... ¿Qué has hecho esta vez?...
Iba a regañar a su amigo, pero antes de empezar a soltarle cualquier barbaridad se acordó del ataque de la medusa y como habían sido derrotados por un saco de agua de noventa toneladas. En su mente solo circulaba una pregunta ¿Por qué seguían vivos?
La respuesta a esa pregunta aún tardaría en llegar. Jason bajó como pudo de las velas y empezó a despertar a los demás, los cuales se encontraban extrañamente ilesos y, una vez juntos intentaron averiguar qué había pasado, como había muerto la criatura y porque todo estaba en perfecto estado, todo excepto...
—Espera un momento— murmuró Leo con una mirada nerviosa en los ojos— ¿Habéis visto a Festus?
—La última vez que le vi la medusa le había sumergido bajo el agua— Piper, que había dado sin querer un tono pesimista en sus palabras, trató de corregirse de inmediato infundiendo un mayor ánimo a su voz—. Pero tú tranquilo Leo, seguro que nuestro pequeño dragón de ciento veinte toneladas puede sobrevivir a un chapuzón como ese
La verdad es que el hispano estaba muy nervioso con el asunto, no paraba de gritar el nombre de Festus y correr por el barco hasta que se cayó por la borda al tropezarse con el pliegue del pantalón. En ese momento Jason fue corriendo a la borda, dispuesto a tirarse al agua para salvar a su mejor amigo
— ¡¿Leo estás bien?!
—Chicos, ya he encontrado a Festus— El chico del fuego dio cierto toque misterioso a sus siguientes palabras, aunque, a pesar de su esfuerzo, no pudo evitar la alegría de encontrar a su metálico amigo— Además parece que tenemos un nuevo inquilino.
Con miradas extrañadas, todos se acercaron al borde del que se había caído Leo y le encontraron encima del gigantesco dragón, convertido en el salvavidas de un adolescente pelinegro de rasgos tristones.
— ¿Qué se supone que hace este chico aquí?—Pregunto Annabeth— ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
—Tal vez— sugirió Leo, aun tirado sobre su dragón— solo sea un simple chaval que se haya caído de un crucero
— ¿Crucero?
—Nada Hazel
—Lo dudo— la voz de Piper irrumpió la improvisada explicación por parte de Percy de que era un crucero—, no sé, tiene un aire extraño.
—Piper— la voz de leo respondió irónica a la de la cherokee—. Estamos ante el clásico caso de un chaval medio desnudo, todo chamuscado y que está dormido encima de una barca-dragón de bronce ¿Qué parte te resulta extraña reina de la belleza?
—Sabes que no se refiere a eso Cerillo—contestó el hijo de Poseidón—, será mejor que lo lleve a alguna habitación, Leo tu ve reparando a Festus.
—A sus órdenes capitán Sesos de alga—la voz del moreno tomó un matiz extrañado—. Aunque juraría que Festus está menos rallado que antes, como si estuviese nuevo.
— ¡Solo Annabeth me llama Sesos de Alga!
— ¡Y a mí solo Jason me llama Cerillo!
Y así fue como llevaron al chaval a la habitación de Leo, la cual no usaba nunca; le curaron las heridas, le lavaron y pusieron la ropa que encontraron; después se reunieron en el comedor con Festus surcando los cielos y Quirón en pantalla.
—Así que una medusa gigante que estuvo a punto de mataros desparece sin motivo aparente y se os aparece un adolescente a la deriva— repitió el centauro—. Muy extraño sin duda. Lo mejor es que volváis lo antes posible. Aquí también están pasando cosas extrañas.
Cortaron la comunicación y; mientras Leo ordenaba a Buford la mesa, nueva IA gobernante del barco, poner rumbo al campamento mestizo, poniendo así fin a sus ansiadas vacaciones antes siquiera de que empezasen de verdad; decidieron ordenar ideas.
—Si como dice Frank —comenzó Annabeth—, la medusa murió la siguiente gran pregunta es ¿quién se supone que es este chico?
—Podría ser algún semidiós no reconocido—sugirió Percy—, tal vez sea hijo de algún dios marino menor como Nereo o Taumante.
—Yo creo—propuso Frank girando los dedos lentamente— que podría ser el hijo de alguna familia de turistas que estaban de vacaciones en un barco o algo parecido.
—A mí también me parece que debe ser un semidiós
—Eso sí podría ser verdad Hazel—concedió Jason—, la verdad es que la hipótesis del adolescente salta bordas no me cuadra.
—Por cierto —añadió Annabeth— ¿El chaval no os ha parecido raro?
—Ya ha dicho Piper que le parecía que tenía un aire extraño.
—No, no es eso—Hazel dudó un momento—Parece un semidiós, yo también lo noto, puedo sentir el alma de la gente, igual que Nico, pero él...—la chica agitó la cabeza como si se apartase algo de la cabeza— No sé. Es parecida a la sensación que me da un semidiós pero distinta de algún modo extraño.
—Hazel —dijo el hermano de la chica—, yo también lo siento, pero acabamos de despertar de un desmayo y nuestra capacidad de distinguir las almas no es infalible. Podría ser un error nuestro o simplemente ser hijo de algún dios que no conozcamos y por ello su presencia se nos haga extraña. No le des más vueltas Hazel.
—Tal vez tengas razón Nico.
—Bueno —atajó el latino hijo de Hefesto— y que se supone que vamos a hacer con él, porque está ocupando mi habitación y aunque yo no duerma allí sí que necesito un poco de intimidad para mis cosas y con el chaval ahí al lado pues me da corte.
—Leo, no tenemos otro sitio, si quieres ducharte puedes usar mi cuarto, si es para otras cosas como guardar toda tu chatarra, no —ofreció el hijo del rayo
—Gracias Pikachu aunque no sé si tu habitación será digna del Almirante Supremo del Argo III, Leo.
— ¿Pikachu? — preguntó confuso el aludido
— ¿Almirante supremo? — otra voz confusa se sumó a la que pronto fue una agitada discusión sobre los apodos que el latino otorgaba a todos, incluyéndose a sí mismo.
— ¿Alguien ha visto mi sándwich azul?
—Lo tienes en la mano Percy
— ¿Eh? —el chico, que hasta ese momento había estado sumamente distraído se dio cuenta de que aún tenía el preciado alimento en la mano, del mismo modo que Jason en ocasiones perdía las gafas aun llevándolas puestas —Oh, gracias Piper
—No pasa nada— contestó la chica con una sonrisa
—Pero entonces—murmuró la voz de Nico, aportando un poco de cordura al manicomio en el que se había transformado el barco— ¿Cuándo llegamos al campamento?
—Si nos damos prisa, el lunes por la mañana estaremos en aguas estadounidenses y por la noche estaremos desembarcando.
En cuanto acabaron esas palabras la puerta se abrió de golpe y el extraño joven pelinegro cayó redondo al suelo, encogido sobre sí mismo y susurrando.
— ¡Se despierta, tened cuidado el abuelo se despierta! ¡Se va a caer, se va a caer! ¡No por favor cualquier cosa pero eso no! ¡Hermanos corred! Papá ¿Y Mamá?
—Oye, oye— dijo Annabeth, colocandose junto al chico que no para ba de agitarse con los ojos sumamente abiertos— cálmate, tranquilo, no pasa nada, estamos aquí para ayudarte, tranquilo.
—Annabeth—Percy se sentó encima del chico, agarrándole los brazos para inmovilizarle— ¿Entiendes algo de lo que dice?
—No lo sé, parece que está delirando o algo así. Rápido Nico, ¿puedes dejarle dormido o algo? Se que puedes hacer ese tipo de cosas.
—Lo intentaré, pero no es mi especialidad.
Nada más posar su mano en la cabeza del chico con el pelo de punta, este se durmió y sus alucinaciones pasaron a ser simples ronquidos.
—Parece que lo he conseguido— manifestó Nico sacudiéndose las manos— ayudadme a llevarlo a su habitación e intentaré ver si puedo colarme en sus sueños.
—Nico —Hazel tenía una mirada cargada de incomodidad—, mejor sería que no lo hagas, parece un poco ¿Cómo decirlo? Perturbado.
—Nico.
— ¿Qué pasa Jason?
—Yo no he dicho nada.
—Nico—Frank señaló con un dedo tembloroso al adolescente tendido en el suelo, lo cual ya per se resultaba raro, debido al hecho de que resultaba difícil de imaginar que Frank pudiese asustarse de un chico al que sacaba más de una cabeza y unos cuantos kilos en masa muscular—. Ha sido él.
— ¿Cómo que ha sido él si está dormido?
—Lo ha dicho, en sueños o algo así. Parece que te conoce.
—Percy...
—Ahora dice tu nombre Percy—pronunció Annabeth casi en un susurro, siendo respondida por el aludido
—Parece que nos conoce.
—Jason...
—Ahora te dice a tí.
—Vale, esto se está poniendo muy raro.
— ¿Cómo puede ser tan perturbador durmiendo tan tranquilo?—Inquirió Hazel sin esperar respuesta alguna.
— Parece que ya se ha callado.
—Creo que lo mejor sería vigilarle por turnos—sugirió Leo—, por si se vuelve a despertar o dice algo coherente.
—Es una buena idea Leo... Vaya Leo y buena idea juntas en una misma oración, que raro.
—No es momento para bromas, Percy— recriminó Jason al mayor—, vamos a llevarle a la habitación de Leo y por graciosillo tu harás la primera guardia.
El hijo de Poseidón profirió una queja pero eso no le libró de su castigo.
—Esperad un momento—Jason captó toda la atención del momento— ¿El chaval tenía los ojos dorados?
Bueno, espero que os esté gustando. Cualquier duda comentario o LO QUE SEA sobre la historia ponedlo en la review y os contestare en lo antes posible.
