Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Anuncio: Esta historia forma parte de la actividad del "Amigo Secreto 2016" del foro "La aldea oculta entre las hojas". Regalo para Hinatsu-chan.

Mi lugar soleado

Capítulo 1: Una familia rota


Cuando Naruto terminó de firmar el reporte que Konohamaru le había entregado esa mañana su trabajo había terminado. No tenía nada que hacer, su trabajo estaba terminado por ese día y eso era algo que le molestaba. De haberse dado en otro momento la situación hubiera sido diferente, incluso hubiera estado feliz. Estaba agotado, no lo podía negar, mentiría si lo hiciera, pero no deseaba regresar a su casa.

Escuchó la puerta ser golpeada, con un "pase" le indicó a la persona que estaba del otro lado que podía pasar. Supuso que no era un shinobi, ellos acostumbraban entrar por la ventana, muchos sin esperar una invitación o por el contrario esperaban el momento adecuado. Recordaba que antes de ser nombrado Hokage acostumbraba hacer lo mismo.

La puerta se abrió y Hanabi entró a su oficina. Su ceño fruncido le indicó que algo andaba mal y que debía ser cuidadoso con sus palabras. Su expresión no se parecía a la que tenía Sakura cuando estaba enojada pero Naruto sabía que no era menos peligrosa. Quiso preguntarle por Boruto y por Himawari, temía que sus hijos se encontraran en peligro. No tuvo oportunidad de hacerlo, Hanabi habló primero y le contó el motivo por el que estaba allí.

Escuchó sus reclamos sin siquiera quejarse. No tenía nada que decir, sabía que estaba en lo correcto pero era algo con lo que no podía lidiar. Tomó los papeles que tenía más cerca, fingiendo que tenía trabajo pendiente. Hanabi no parecía convencida.

—¡Ellos te necesitan! —le gritó Hanabi.

—Lo siento pero tengo trabajo pendiente —se disculpó el Hokage —. Mañana los visitaré.

—Siempre dices lo mismo, te doy un día, nada más. Deja de hacerte la víctima, no eres el único que está sufriendo.

Hanabi cerró la puerta con fuerza en el momento en que se retiró. Shikamaru entró poco después, por la mirada que tenía se notaba que había visto su conversación con Hanabi. Él no hizo ningún comentario sobre lo que vio y Naruto le agradeció por ello.

—Sabes que debes marcharte a tu casa —le regañó Shikamaru —. Llevas tres días sin salir de tu oficina.

—Todavía tengo trabajo pendiente —se quejó Naruto —. Tengo una compañía que quiere abrir un nuevo hotel en Konoha, debo comprobar que no ocurra ningún incidente, podría ser un trampa para infiltrarse dentro de la aldea, con todos estos cambios en la aldea debemos estar alertas.

—Eso lo hicimos ayer y la junta para aprobar los permisos es dentro de una semana. Naruto, no puedes quedarte a vivir dentro de tu oficina.

—Puedo intentarlo —susurró Naruto sin muchos ánimos.

—Te puedes quedar en mi casa —le dijo Shikamaru después de una larga pausa, odiaba ver a Naruto de esa forma pero lo entendía, de estar en su lugar tampoco desearía regresar a su casa —. Solo espero que a Temari no le moleste.

—Te alcanzo en unos minutos, primero quiero acomodar un poco aquí las cosas.

Naruto comenzó a guardar las hojas sobre su escritorio para darle validez a sus palabras pero en cuento Shikamaru salió se detuvo. La carta de renuncia llamó su atención, ser Hokage había sido su más grande sueño pero no estaba seguro de poder continuar con el mismo, temía que sus errores hicieron que otro shinobi perdiera la vida.

La voz de Shikamaru lo sacó de sus pensamientos. Guardó la nota antes de que pudiera verla y trató de aparentar que nada estaba pasando. Notó a su amigo y mano derecha abrir con mucho cuidado la puerta, no le extrañaba que estuviera tratando de no despertar a su esposa. Temari era una de las mujeres más aterradoras que conocía, ninguno de los dos quería hacerla enojar.

Sus intentos fueron en vano, Temari estaba del otro lado esperándolos. Naruto creyó que los regañaría por llegar tarde, su ceño fruncido indicaba problemas pero este desapareció en cuanto lo vio.

Temari le ofreció un lugar en donde dormir, no regañó a Shikamaru ni lo mandó a dormir al sofá, al contrario. Contrario a lo que esperaba Temari actuó de manera comprensiva y lo llevó a la habitación que ambos compartían.

—Siéntete como en tu casa —fueron las últimas palabras que Temari le dijo.

Quedarse en la casa de Shikamaru no había significado ningún cambio importante. No estaba en su habitación, no estaba cerca de todo aquello que lo torturaba pero su mente no lo dejaba de hacerlo recordar.

Después de varias horas tratando de conseguir el sueño en vano decidió que era el momento de rendirse. Se levantó y buscó una taza de leche tibia, esperaba que lo ayudara a dormir o al menos descansar un poco.

A veces se descubría deseando dormir y nunca despertar pero rápidamente se reprendía por tener ese tipo de pensamientos, debía ser fuerte, quizás la había perdido a ella pero todavía le quedaban personas que lo querían que necesitaban de él.

Lo que más deseaba era regresaren el tiempo y decirle a Hinata que no. Ignorar todas sus palabras, mantenerse firme en su decisión. Era impulsivo, no lo podía negar, muchos lo conocían por ser el ninja número uno en sorprender a la gente pero en ese momento no se sentía como tal. Si se le diera una oportunidad más de dedicaría a pensar más, como Hokage no quería que otra de sus decisiones terminara mal.

Sumergido en sus pensamientos se quedó dormido. Después de varias noches en vela su cuerpo finalmente había sucumbido al cansancio. Cuando despertó descubrió que se había pasado todo el día dormido.

Su primera reacción al despertarse fue correr hacia el baño, preocupado por su atraso. No tardó en darse cuenta de que no estaba en su hogar al no encontrar el baño, cuando lo hizo recordó cómo había llegado a ese lugar.

Cuando Temari lo encontró estaba llorando. Hubiera querido pensar que todo se trataba de un sueño, una pesadilla de la que había despertado pero sabía que no era así, estaba en la casa de Shikamaru y su esposa seguía muerta.

—Serviré el desayuno en unos minutos —le dijo Temari con voz seria —. Puedes usar el baño si gustas, mover tu flojo trasero y hacer algo más que auto compadecerte, no eres el único que está sufriendo.

Naruto se levantó incapaz de decir palabra alguna. No podía contradecir a Temari pues él estaba de acuerdo en lo que decía, si bien había estado trabajando en los últimos días se había alejado de todos sus amigos, incluso de sus hijos.

Tomó la ropa que Shikamaru le había dejado y se dirigió al baño arrastrando los pies. No tenía energías para nada pero no deseaba hacer enojar a Temari, sabía lo aterradora que podía ser. Dejó que el agua lo cubriera, deseando que se llevara todos sus problemas con ella.

Cuando terminó Shikamaru estaba en la mesa junto a su esposa e hijo. A pesar de que el desayuno se encontraba servido ninguno había comenzado. No supo si era porque lo habían esperado o si los hombres Nara se habían quedado dormidos.

Ver a Shikadai lo había hecho recordar a sus hijos en especial a Boruto pues ambos tenían la misma edad. Recordó las palabras de Hanabi, sabía que estaba siendo egoísta pero era que no sabía cómo continuar. El día en que enterró a Hinata sintió como una parte de él había muerto.

Esa fue la primera vez que consideró pasar algo de tiempo con sus hijos. Sabía que estaban sufriendo tanto como él lo hacía. Hanabi le había dicho que no era el único que estaba sufriendo y él sabía que tenía razón. Hinata había muerto y todos los que la querían lamentaban esa perdida.

Naruto se prometió visitarlos al día siguiente. No quería enfrentar los recuerdos ni enfrentarse a sus hijos. Boruto lo había culpado por la muerte de Hinata y él se sentía de ese modo. Fue él quien le asignó la misión en la que ella murió.

Después de pensarlo por un largo rato había llegado a una conclusión. Ser Hokage había sido su más grande sueño durante años pero no se sentía listo para afrontar el cargo. Sabía que un shinobi podría morir durante una misión, muchas veces se lo habían advertido pero nunca llegó a pensar que podría pasarle a un shinobi en una misión que él hubiera asignado y menos que se trataría de su propia esposa.

Se ofreció a lavar los platos. Después de quedarse en la casa de Shikamaru consideraba que era lo menos que podía hacer. Shikamaru le dijo que no era necesario pero él insistió por lo que Shikamaru dejó de hacerlo.

Ese día ninguno fue al trabajo. Temari se los prohibió a ambos y ninguno se animó a llevarla la contraria. Habiendo terminado todo el trabajo consideraban que faltar un día no causaría ningún daño irreparable a la idea.

—Iré a visitar a Gaara, Shikamaru, cuida de Shikadai, incluso un flojo como tú debe pasar algo de tiempo con su hijo. Espero que cuando regrese no hayan quemado la casa.

—Te preocupas demasiado —respondió Shikamaru de manera despreocupada, la mirada que le dedicó Temari indicaba que cualquiera que fuese su respuesta no lograría nada.

En cuanto Temari se hubo retirado, Naruto escuchó a Shikamaru murmurar un "problemático" y a Shikadar reírse. El Uzumaki se sentía ajeno a ese momento, dolido al recordar a su familia, a su lugar soleado, sin Hinata se sentía perdido.

Escuchó un golpe en la puerta y se dirigió a abrir sabiendo que nadie más lo haría, ambos Nara tendrían demasiada pereza como para intentarlo. En cuando abrió la puerta se dio cuenta que Hanabi estaba del otro lado, enojada.

—Es increíble que cuando te necesitaba en tu oficina no estabas allí —le reclamó Hanabi pero antes de que pudiera defenderse agregó —. ¿Está Himawari contigo?

—Creí que estaba contigo —respondió Naruto nervioso, no había visto a su hija desde el funeral de su esposa.

—Tenía la esperanza de que te hubiera buscado —comentó Hanabi notablemente molesta, no parecía estarle prestando atención.

—Haré que los Anbu inicien su búsqueda cuanto antes —dijo Naruto notablemente preocupado —. ¿Desde cuándo está desaparecida?

—Escapó en la noche —respondió Hanabi pensativa —. Dejó unas almohadas en su cama, creí que había venido a verte, esa era la última esperanza que me quedaba.

Naruto se despidió de Shikamaru y de Shikadai antes de seguir a su cuñado hasta la Torre del Hokage. En cuanto estuvo en su oficina se encargó de buscar a la niña desaparecida, no solo movilizó a los Anbu, hizo que todos los shinobis que se encontraban sin misiones la buscaran, dentro y fuera de Konoha.

Llamó a Kakashi, esperaba que pudiera reemplazarlo en sus deberes como Hokage. Sabía que quedarse en la oficina era lo más razonable y que en caso de que alguien encontrara noticias ese sería el primer lugar donde lo buscarían pero no podía quedarse en un solo lugar sin hacer nada.

Salió junto a Hanabi. Incluso juntando su modo sabio y el byakugan de Hanabi fue difícil encontrar a Himawari. Ambos pensaron lo peor, incluso llegaron a pensar que se trataba de un secuestro.

Naruto no se sentía listo pero se prometió reconstruir a su familia si lograba encontrar a Hanabi. No era la primera vez que perdía a alguien importante ni la primera vez que se sentía tan perdido pero no era algo a lo que pudiera acostumbrarse, menos cuando una parte de él le decía que era su responsabilidad.

Después de una larga pausa la encontraron en el cementerio. Himawari se encontraba abrazando la lápida de su madre. Naruto envió varios clones a detener la búsqueda. Él y Hanabi se acercaron con mucha cautela hasta la pequeña, no querían asustarla.

Cuando estuvo al lado de Himawari pudo escucharla sollozar, aquello rompió su corazón. Con una mirada Hanabi le indicó que lo dejaría a solas. Su hija lo necesitaba y él no podía fallarle otra vez.

Hanabi le indicó que hablaría con Boruto. Al mayor de los hijos le preocupaba lo que hubiera ocurrido con su hermana y le enojaba el que no le permitieran salir a buscarla. Ella se sentía aliviada de ver a su sobrina a salvo y hubiera querido abrazarla pero entendía que Naruto y Himawari necesitaban algo de tiempo a solas.

—Estoy aquí —le susurró Naruto mientras la abrazaba.

Himawari no le reclamó por sus largas ausencias, no le dijo nada, solo se aferró a sus brazos y lloró con más intensidad que antes. A Naruto no le gustaba ver a su hija de ese modo. Sus dudas y temores permanecían pero eran opacadas por algo más grande, el amor que sentía por sus hijos.

Cargó a su hija y se dirigió hacia la mansión Hyuuga. Cuando las lágrimas de la pequeña se detuvieron, Naruto supo que se había quedado dormida. Siempre había sido impulsivo y en ese momento no fue la excepción, durante el camino el séptimo Hokage tomó una decisión, no regresaría a su casa pero tampoco se apartaría de sus hijos, dejarían Konoha por un tiempo.

Cuando llegó a la mansión Hyuuga fue recibido por Boruto. Lo primero que Naruto notó fue la sonrisa en el rostro de su hijo al ver a Himawari pero esta desapareció en cuanto notó su presencia.

—Encontraste a Himawari, viejo de mierda —le dijo Boruto sin atreverse a mirarlo —, puedes irte, no te necesitamos.

—No deberías ser tan duro con tu padre —le regañó Hanabi.

—Por su culpa mamá está muerta y Himawari escapó —agregó Boruto cruzado de brazos.

Aunque a Naruto le dolían las palabras de su hijo no dijo nada. Boruto solo había dicho en voz alta lo que él mismo pensaba. Ambos estaban dolidos, cuando Hinata murió una brecha se formó en su familia y ellos no habían hecho nada por repararla. De todos ellos Himawari había sido la más afectada.

—¡Boruto! —le reclamó Hanabi —. Ya hemos hablado de ello —la expresión molesta de Himawari pasó a ser una de tristeza —. Hinata era una kunoichi, como ninjas debemos estar preparados para morir en cualquier misión.

—Pero él no tenía por qué darle esa misión —comentó Boruto un poco menos molesto.

—Ve a dormir —le dijo Naruto con seriedad —. Mañana será un largo día.

A pesar de que era evidente que Boruto no deseaba escuchar a su padre lo obedeció. Le dedicó una mirada a Himawari antes de dirigirse a la habitación que le asignaron en la mansión Hyuuga.

—Pasado mañana saldré de viaje con Himawari y Boruto —comentó Naruto en cuanto el mayor de sus hijos se hubo marchado —. Tomaremos unas vacaciones.

—Hasta que al fin reaccionas —le dijo Hanabi tratando de parecer seria, en el fondo estaba feliz de ver que Naruto había dejado de encerrarse en el trabajo —. Ellos te necesitan.

Ambos se dirigieron a la habitación de Himawari con la pequeña dormida. Era tarde pero ambos se dedicaron a preparar lo que los pequeños necesitarían para el viaje. Ninguno de los dos tenía deseos de dormir, muchas emociones vividas en pocas semanas.

Esa noche Naruto se quedó en la mansión Hyuuga y al día siguiente se dirigió a su oficina. Fue recibido por Shikamaru quien inmediatamente le preguntó por Himawari. La noche anterior Naruto envió varios clones que detuvieran la búsqueda pero entendía que Shikamaru necesitaba de más detalles.

Naruto le contó acerca del momento en que encontró a Himawari y de sus planes. A Shikamaru le alegró saber que su amigo había decidido tomarse un tiempo libre para estar con su familia, había estado muy preocupado al verlo trabajar sin descanso.

En cuanto le contó a Kakashi sobre sus planes supo que contaba con el apoyo del anterior Hokage. Aquello lo hizo más tranquilo, aunque pensó en abandonar su puesto como Hokage no quería dejar a Konoha abandonada.

Después de asegurarse de que no habría ningún inconveniente en caso de tomar unas vacaciones fue a hablar con Shino. Consideraba que él y sus hijos necesitaban algo de tiempo fuera de la aldea pero no deseaba que su hijo se metiera en problemas por su decisión.

Shino no le dijo mucho, él siempre había sido un hombre de pocas palabras. A su manera le hizo entender que apoyaba su idea. Como antiguo compañero de Hinata, Naruto sabía que sus palabras eran sinceras.

—Yo me quedó aquí —fueron las palabras de Boruto en cuanto vio a su padre preparar lo que llevarían al viaje.

—No te estoy dando una opción —le dijo Naruto con seriedad pero sin llegar a ser agresivo, conocía a su hijo, sabía que debía ser cuidadoso cuando le hablara pues de cierta manera le recordaba a él.

Su relación con Boruto no siempre fue mala. Hubo un tiempo en que su hijo lo trataba como a un héroe. Antes de que lo nombraran Hokage tenía más tiempo libre y podía jugar con sus hijos todo el tiempo que ellos quisieran.

Hinata había sugerido que tomaran unas vacaciones, ella estaba segura de que si pasaban algo de tiempo como familia podrían hablar con Boruto y explicarle la importancia que tenía el trabajo de su padre. Naruto estaba de acuerdo con la idea pero nunca se presentó la oportunidad, siempre surgía algún inconveniente y Naruto debía cumplir con su deber como Hokage.

—No tengo porque hacerte caso —agregó Boruto, no estaba dispuesto a ceder.

—Si no me quieres escuchar, hazlo por tu madre y por Himawari —comentó Naruto con una expresión dolida.

Vio a Boruto dudar, aquello hizo a Naruto estar seguro de que su hijo cedería. Lo conocía, sabía lo importante que eran para él Hinata y Himawari.

La hija menor de Hinata no dijo nada. La pequeña Himawari, que en el pasado había sido una niña alegre y extrovertida no parecía serlo más. De todos ellos ella era la más afectada, no solo había perdido a su madre, su hermano y padre se habían distanciado, ambos se encerraron en su propio mundo.

Antes de salir de Konoha visitaron la tumba de Hinata. A pesar de no haber estado en ese lugar desde el funeral no tuvieron problemas en encontrar la lápida que buscaban. Naruto no se preguntó el motivo, solo deseaba llegar al lugar en donde se encontraba el cuerpo de su esposa.

Himawari había llevado unos girasoles. Ella había insistido en que quería llevarle flores a su madre por lo que pasaron a la floristería. En cuanto llegaron a la tienda de Ino esta los saludó con una sonrisa triste y les obsequió el ramo que Himawari depositó en la tumba de su madre.

En cuanto llegaron a la aldea oculta de las Aguas termales. Se instalaron en el hotel. Había muchos lugares que visitar, estaban en uno de los mejores centros turísticos pero ninguno de ellos tenía deseos de salir del hotel.

Esa fue la primera vez que Naruto dudó de su decisión de tomar esas vacaciones. Los recuerdos invadían su mente, los planes que hizo con su esposa y los recuerdos que ambos compartieron. Lo que más dolía era pensar en lo que no fue, ambos eran jóvenes, tenían una larga vida por delante, tantos sueños por cumplir y tantos planes por realizar que nunca se verían cumplidos.

La última vez que Naruto había visto a Hinata fue en su oficina. Ella había ido a dejarle el almuerzo. En cuanto la vio supo que había algo que le preocupaba y se lo hizo saber. La respuesta era sencilla, Hinata quería una misión.

—No es nada importante —fue la respuesta de Hinata cuando le preguntó por sus motivos, la forma en que jugaba con sus dedos le indicó que estaba nerviosa, era una costumbre que no había perdido después de tanto tiempo —. Es solo que ha pasado años desde la última vez que tuve una misión y me gustaría sentirme útil.

—Pero tú eres útil —Naruto le mostró el almuerzo que su esposa le había preparado —. No sé qué haría sin ti. Nosotros te necesitamos ¿Pasa algo malo?

—No, nada —Hinata sacudió sus manos frente a su cara —. Es solo que extraño mis días como kunoichi.

—Creo que tengo una misión para ti —Naruto buscó la lista de misiones. No se demoró en encontrar una para su esposa. En ese momento no creyó que su decisión terminara en tragedia —. Tengo que enviar una carta a Kurotsuchi en Iwagakure, pensaba enviársela con Konohamaru pero creo que ya le he dado muchas responsabilidades.

En el momento en que la misión fue aprobada Hinata saltó a los brazos de su esposo y lo besó en repetidas ocasiones. Si bien había costumbres que no desaparecían su timidez había disminuido con el paso de los años que ella y Naruto habían pasado juntos.

Cuando Hinata se marchó, Naruto le dedicó una mirada cansada a la pila de archivos que debía leer y revisar. Con todo el trabajo que tenía pendiente dudaba que pudiera tomar unas vacaciones en las próximas semanas. Si Naruto hubiera sabido lo que sucedería no le hubiera permitido a Hinata tomar esa misión y adelantado esas vacaciones que había pospuesto en muchas ocasiones.

No tuvo noticias de su esposa en un largo periodo. Esos días fueron muy dolorosos para Naruto, Boruto y Himawari en especial para el Hokage. Él hizo varios cálculos sobre el tiempo que le tardaría a su esposa regresar por lo que cuando pasó ese tiempo pensó lo peor.

Después de la segunda semana Naruto envió a Ino y a Chouji en búsqueda de su esposa. Ellos se demoraron cuatro días en volver y por lo que pudo ver en sus rostros no llevaban buenas noticias.

—¿Pasa algo? —les preguntó Naruto sin disimular la ansiedad que le provocaba el no saber algo.

Ino y Chouji se dedicaron una mirada incómoda. Ninguno de los dos quería responder, eso era evidente pero también sabían que en algún momento deberían hacerlo.

—Hinata… ella murió —le dijo Ino con mucha dificultad. Ella no acostumbraba ser callada pero la muerte de una compañera era algo que la superaba. Durante la guerra vio morir a varios de sus conocidos, su padre fue uno de ellos y por más que pasara el tiempo no era algo a lo que se acostumbrara —. La misión se complicó, hubo un golpe de estado.

Con un gesto de mano Naruto le indicó a Ino que podía continuar. No estaba seguro de querer escuchar todos los detalles pero sabía que lo necesitaba. Su esposa había muerto en una misión que él le había dado y eso lo hacía sentir culpable.

Naruto se pellizco en repetidas ocasiones, quería despertar y descubrir que todo se trataba de una pesadilla. Que Hinata estaba con vida, esperándolo en su casa, junto a sus hijos y un enorme tazón de ramen.

Chouji e Ino trataron de animarlo, le dieron sus más sentidas condolencias pero Naruto no escuchó ninguna de sus palabras. Por años había conocido la soledad, no tenía amigos, era odiado por todos. Luego formó parte del equipo Siete, comenzó a formar lazos y nunca más volvió a estar solo.

Hinata se convirtió en parte importante de su vida. Fue su primer amor, quien siempre estuvo a su lado. Juntos formaron una familia y juntos lograron salir adelante, cumplir sus sueños. Naruto entendió lo que Sasuke sintió cuando perdió a todo su clan. No era la primera vez que perdía a alguien importante pero era algo a lo que no se acostumbraba y dudaba que llegara a hacerlo.

Darle la noticia a sus hijos fue lo más difícil. Durante los días que Hinata permanecía en la misión Hanabi se había comprometido a cuidar de sus sobrinos para que Naruto no tuviera que faltar al trabajo. Hanabi tenía mucho trabajo pendiente pero los niños se habían ganado el cariño de muchos de los Hyuuga por lo que no faltaba quien se ofreciera a cuidarlos.

—¡Es tu culpa, viejo de mierda! —le gritó Boruto en cuanto le contaron la mala noticia. No esperó ninguna respuesta, no deseaba seguir hablando con su padre.

La reacción de Himawari fue diferente. Ella no le reclamó a su padre por lo ocurrido, tampoco se molestó por lo ocurrido pero no tuvo la mejor de las reacciones. A diferencia de su hermana ella expresó el dolor de la perdida con lágrimas.

Ella también se retiró. Naruto no hizo nada por detenerlos, no se sentía capaz de hacerlo, más cuando él pensaba lo mismo que Boruto. Hinata había muerto en la misión que él mismo le había asignado, si bien no fue cuando cumplía con la misma él se sentía responsable por haberla hecho salir de la aldea.

—¿Puedes cuidar de Boruto y de Himawari? —le preguntó a Hanabi.

La hermana menor de Hinata se veía afectada pero a diferencia de sus sobrinos ella no lo mostraba. Los pequeños espasmos que recorrían su cuerpo era lo único que mostraba como le afectaba la muerte de su hermana.

Naruto no quería dejar a Hanabi toda la responsabilidad del cuidado de sus hijos pero no pudo volver por ellos. Cada vez que pensaba en volver a su casa los recuerdos de lo vivido con Hinata lo golpeaban con fuerza haciendo que el duelo fuera más doloroso.

El séptimo hokage no volvió a ver a sus hijos hasta el día en que Himawari escapó para buscar a su madre. Hanabi muchas veces intentó hacerlo reaccionar pero aunque él no deseaba dejarlos solos no podía mirarlos sabiendo que fue su firma la que colocó a Hinata en una misión de la que no regresaría.

Sus amigos le habían dicho que no era su culpa y que como kunoichi la posibilidad de morir era mayor pero no podía creerles cuando Boruto y su conciencia le decían lo contrario.


Notas autora:

El pedido de Hinatsu-chan: En esta historia quiero que Naruto enfrente la muerte de Hinata, de preferencia joven. Hinata muere en una misión y el Hokage debe hacer frente a eso con Boruto echándole la culpa.

Hinatsu-chan: Espero lo hayas disfrutado. Felices fiestas.