Gouman.
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A Shiki lo engulle el dolor.
Sus pasos (espinas) lo conducen por pasillos negros que lo engullen todo también; y en el fondo de estos sólo hay una luz pequeñita, y esta lleva por nombre Urie.
—Mariposilla.
Shiki se siente ofendido de repente.
Sus pasos (golpes) lo llevan entre la multitud a buscar a Urie en la distancia para que le de consuelo (rasguños) —Me pareces más un ángel— pero Shiki no lo deja continuar porque él no es ni una mariposa ni un santo.
(muytardeesteimbécilnopuedesersalvado
Y la sangre le brota del cuerpo cuando Urie le ofrece una rosa roja con espinas; una que se le entierra en su piel de cal y su cabello de firmamento robado. Le roba también los suspiros (jadeos) que escapan de sus labios por el dolor en la extremidad quebrantada—
(¿El alma? No, el brazo)
—asqueroso inútil—
Disgustado por la depravación de Urie (la belleza de Urie), comienza a cometer lo mismo que él, y se va tendiendo en los mantos de rosas que el demonio tiene por casa.
(deberías conocer tu vergüenza)
Urie es tan amable como mortal; le lame las heridas para sanarlo pero le corta el rostro porque Shiki se retuerce; y todos están allí bajo los mismos hilos del engaño, entonces esa marioneta enfundada en cuero no debería moverse por el dolor.
(no debería sentir ese dolor que le engulle las entrañas)
Pero Shiki lo siente con cada beso de terror que Urie le da, porque la carne de la lengua se le cae con cada roce y las costillas le perforan un pulmón y el intestino apenas Urie le acaricia las cicatrices de la espalda.
—perdedor de mierda—
Pero son las uñas largas y negras las que le rebanan la carne de los muslos y hacen que la sangre —negranegranegrísima— le brote del interior (como los jadeos—súplicas) a Shiki porque es su carne la que está siendo torturada.
Y con gusto daría el pedazo de alma que no tiene porque Urie le dijera mariposilla como a Ritsuka.
O que le mordiera las alas, o que le acariciara, o que le atara con sus espinas y le metiera en una vitrina de oro para romperle hueso por hueso y llorar al ver su rostro de marfil seducido por la sombra de la ira.
(matar
matar, deberías conocer tu debilidad,
muy tarde, no puedes ser salvado)
pero Urie no se enoja; Urie no conoce el deseo vicioso que consume que a Shiki por que el mayor le destroce la carne y se bañe en su sangre, piensa que, aunque se encuentre hincado frente a él rogándole por que le de otro latigazo, y otro, y otro, Urie se verá imperturbable.
Porque todos los santos deben morir, y las mártires no son bonitas.
Pero la mente de Urie le pertenece a Ritsuka.
Y Shiki no es una frágil mariposilla a la que Urie puede romperle las alas para mantenerla a su lado.
