Naruto y sus personajes son obra de Masashi Kishimoto. Lo único que me pertenece es la idea y la historia, las cuales hago sin ánimo de lucro, con el fin de entretenerme y entretener a quien quiera leerla.


¡Hola caracolas! Como prometí, aquí traigo el FanFic MiraDai que me pidieron hace tiempo; aunque la verdad que yo también tenía muchísimas ganas de hacer uno, porque por desgracia nuestro fandom no es muy popular... ¡Pero ya está Glow aquí! Jajaja, así que no worries.

Quisiera agradecer a todas las personas que mi anterior Fic "Sala de usos múltipes" me animaron mucho a que hiciera la historia MiraDai; así que si estamos aquí leyéndonos es solamente gracias a vosotros; a vuestros comentarios, que son mi fuente de inspiración.

Nota de la autora: Debo decir que esta historia se me ocurrió cuando iba en el coche escuchando la canción "Treat you better" de Shawn Mendes; la cual me encanta y me pareció que podría explotar esa trama. Así que, si la conocéis supongo que sabréis por donde van los tiros, aunque no todo será igual, claro está... Siempre tengo que darle mi toque Glow, jajaja.

Nota importante: Las edades de Mirai y Shikadai son las que vosotros queráis que sean; sin embargo para mí en este fic, Shikadai tiene 16 años mientras que Mirai tiene 19 años. Así que, al igual que Temari y Shikamaru; esta parejita se lleva 3 años de diferencia siendo ella la mayor. Parece que a los hombres Nara les gustan mayores, jajaja.

Bien, espero que os guste esta historia tanto como a mi me gustó escribirla y también espero introduciros un poquito al MiraDai, la cual me parece una pareja maravillosa.

Sin más que decir;

disfrutad de mis locuras.


El corazón tiene preferencia

Capítulo I

Roto

.

POV General.

Konoha estaba cubierta de espesas nubes grisáceas; la lluvia amenazaba con no tardar en abrirse camino, pero aún así él acudió a su cita.

Shikadai Nara, sentado en un columpio del parque de su aldea, esperaba algo impaciente a cierta morena de ojos rojos. El sonido chirriante del columpio hacía que se pusiera más nervioso, por lo que paró de balancearse posando los pies en la tierra y lanzó su leve suspiro. Agarró su teléfono móvil para mirar la hora e inconsciente, abrió la conversación de mensajes instantáneos que había tenido con su mejor amiga minutos atrás.

Mirai S. 17:05 - Bambi ¿Estás ocupado esta tarde?

Shikadai N. 17:05 - No, estoy en casa viendo la tele

Shikadai N. 17:05 - ¿Por qué?

Mirai S. 17:06 - ¿Puedes verte conmigo en el parque en media hora?

Mirai S. 17:06 - ¡Tengo que decirte algo!

Shikadai N. 17:06 - ¿Tenemos que ir hasta el parque? Dímelo por aquí mujer...

Mirai S. 17:06 - ¿Por qué eres así?

Mirai S. 17:06 Anda, vamos al parque que quiero verte en persona

Shikadai N. 17:07 - Siempre consigues de mí lo que quieres...

Shikadai N. 17:07 - En media hora estoy ahí

Mirai S. 17:07 - ¡Jajaja! Hasta ahora entonces

Después de releer varias veces el mensaje donde Mirai le decía que quería verle, una leve sonrisa se dibujó en sus labios; sin embargo no podía evitar sentir nerviosismo e intriga por lo que la morena iba a decirle. ¿Tan importante era como para insistir en decírselo en persona? Suspiró de forma pesada y guardó el teléfono en su bolsillo agarrando acto seguido con ambas manos las cuerdas del columpio, balanceándose de nuevo.

La Sarutobi no se demoró mucho más de la hora acordada, y sigilosa agarró los hombros del castaño por detrás, abrazándolo.

—¡Hola Bambi!- Rió de forma divertida.

Shikadai frunció el ceño y se levantó del columpio para mirarla.

—No me llames así...- Se quejó; aunque no podía negar que le daba cierta ternura que le llamara de esa manera.

Mirai le hizo un gesto parra que le acompañara a dar un paseo y ambos comenzaron a hablar de cosas sin importancia; cosas que Shikadai sabía que no eran el tema de conversación que su amiga quería sacar.

El Nara miró al cielo, las nubes se veían cada vez más espesas, más grises y con más ganas de soltar una buena tormenta; pero todavía no.

Quizás no era el momento.

Después de un rato hablando de cómo le iba a Mirai con las misiones en compañía de Kakashi y Gai y de qué tal era Moegi como instructora del equipo Ino-Shika-Cho, acabaron sentándose en un banco a las afueras de la villa, cerca del bosque.

—¿Qué era eso tan importante que querías decirme?- El Nara, ansioso por conocer el motivo de todo ese paseo, se atrevió -después de coger aliento-, a preguntar.

—Bueno, Shikadai...- Comenzó la morena.

Giró sobre su cuerpo para quedar de frente al castaño y esbozó una gran sonrisa. Shikadai estaba a punto de desfallecer, notaba que su corazón iba a mil por hora al verla tan cerca y tenía miedo de que ella lo notara, por lo que cerró los ojos, aparentó normalidad y esperó a ver lo que tenía que decirle.

—¡Tengo novio!- Mirai se mordió el labio inferior y dio una palmada de felicidad.

El joven Nara abrió sus ojos de forma repentina y notó cómo una gota de agua caer en su frente, resbalando por el lagrimal y finalmente muriendo en su boca.

Empezó a llover.

Shikadai estaba en estado de shock aún mirando las nubes, ignorando el que Mirai estaba tirando de su brazo y diciéndole que debían irse a casa antes de coger un resfriado.

—Voy...- Susurró el castaño levantándose con desgana.

Aún no podía creerse las palabras que salieron de la boca de Mirai; no quería creérselas. Quería que todo fuera un sueño, quería que todo fuera una ilusión... que nada fuera real.

Ambos jóvenes corrieron hacia la casa de los Nara, la cual quedaba más cerca y se refugiaron en el porche de la entrada.

Con las respiraciones agitadas por haber corrido, Mirai posó sus manos en las rodillas tratando de recobrar aliento y Shikadai se posó en la pared mirándola de reojo.

Estaba tan guapa con el pelo mojado.

Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Me alegro mucho.- Dijo al fin, forzando una sonrisa.

—¿De verdad?- Preguntó la Sarutobi algo confusa.

Por mucho que Shikadai se esforzara en fingir, Mirai siempre le pillaba las mentiras; lo conocía mejor que a ella misma.

—No pareces alegrarte por mí...- Torció los labios y se apoyó en la pared con él.

El Nara calló antes de hablar y giró su rostro para mirarla.

—¿Quién es?- Preguntó ahora más curioso que enfadado; quería saber quién tenía la suerte de tenerla.

—Un chico de la aldea... Es de mi mismo curso.- Rió la Sarutobi.

—Seguro que es un chico estupendo.- Shikadai sonrió de lado y Mirai se quedó mirándolo.

Ambos se sonrieron mutuamente por un par de segundos hasta que Shikadai tomó la iniciativa; no podía seguir con Mirai así de cerca.

—Será mejor que te vayas a casa, la tormenta ha amainado un poco.- Dijo con un ápice de tristeza, pero se dio la vuelta hacia la puerta antes de que pudiera decirle nada.

—Oh, vale...- Comentó Mirai algo triste; sabía que Shikadai no estaba del todo bien.

En su vuelta a casa, Mirai no paraba de pensar en lo que podía pasar por la cabeza de Shikadai, sentía que algo no estaba bien entre ellos y por eso no podía estar bien ni con ella misma.

A lo largo de los años, Shikadai y ella se habían convertido en uña y carne, nunca estaban el uno sin el otro y siempre que hacían cosas, las hacían juntos; incluso se habían quedado a dormir en las casas ajenas más de una y más de dos veces... Y el estar mal con Shikadai; era como estar mal con el mundo entero.

Llegó a casa y saludó a su madre, acto seguido se encerró en su habitación para cambiarse de ropa y secarse el pelo; debido a la lluvia todo había quedado empapado.

Al estar ya por fin seca, se tumbó en la cama y conectó el móvil al cargador que quedaba a la derecha de esta; tomó el aparato y se fijó en la última conexión de Shikadai, la cual había sido hacía unos minutos. Dudó en hablarle, pero no podía resistirse.

Mirai S. 19:24 - ¿Shikadai? Espero que no nos hayamos resfriado, jajaja

Y esperó la respuesta; pero no hubo ninguna en los siguientes diez minutos.

Shikadai estaba encerrado en su cuarto; había puesto el cerrojo para que nadie pudiera molestarlo y tenía los auriculares opacando cualquier sonido que proviniera del exterior; contra más subía el volumen de la música mejor se sentía.

Cerró los ojos y apretó las manos en puños golpeando con fuerza uno de los cojines que yacía en su cama. Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos, salpicando el mismo cojín que segundos atrás era cómplice de toda su rabia.

—Nadie te puede querer ni la mitad que yo lo hago...- Aspiró con fuerza y, dejando caer unas cuántas lágrimas más se derrumbó encima de la almohada, cerrando los ojos; dejándose envolver por la música.

Pero la vibración del teléfono móvil le hizo volver en sí.

Se giró sobre sí mismo y quedó boca arriba en la cama; se rascó un ojo quitándose las lágrimas que aún quedaban por sus mejillas y paró la música para mirar quién le hablaba.

Se mordió el labio inferior más fuerte de lo que pretendía, y resignado contestó.

Mirai S. 19:24 - Espero que no nos hayamos resfriado, jajaja

Mirai S. 19:36 - ¿Bambi?

La morena yacía en su dormitorio aún, su novio estaba hablándole por el teléfono y ella respondía, distraída; tenía ganas de que Shikadai contestara y cada dos por tres estaba comprobando su última conexión.

Cuando por fin lo vio en línea; de golpe se sentó en la cama y notó cómo su corazón se aceleraba más que nunca. Tragó saliva duramente y se puso una mano en la boca, rozándose los labios; notando como su aliento cálido y agitado por la respiración se colaba entre sus dedos.

Shikadai N. 19:37 - Perdona, estaba ocupado

Shikadai N. 19:37 - Yo al menos estoy bien ¿Y tú?

El castaño apoyó el móvil en su pecho y miró hacia el techo; no sabía ni cómo sentirse.

Mirai S. 19:37 - ¡Me alegro! Yo también estoy bien, tuve que secarme el pelo

La Sarutobi dudaba si darle conversación o no; sentía agonía en su pecho y tamborileaba los dedos de su mano zurda en su pierna; reposó el móvil en la cama y mordió su dedo índice de la mano derecha; estaba ansiosa porque le dijera algo más.

Cerró los ojos y pasó ambas manos por su rostro; el móvil se bloqueó y acto seguido vibró indicando que alguien le había enviado un mensaje; veloz como un rayo volvió a agarrar el teléfono entre las manos, pero su rostro denotó una clara mueca de entre enfado, tristeza y frustación; no era Shikadai, era su novio.

Le respondió de una manera fría, no quería hablar con nadie más que no fuera Shikadai; necesitaba saber que estaba bien, pero él ya no respondía. Resignada, se tumbó de nuevo en la cama y cerró los ojos.

El Nara leyó el mensaje sin desbloquear el móvil; no sabía qué responder o cómo seguir la conversación. Además, ella estaba conectada todo el tiempo, seguramente hablando con su... novio.

La tarde pasó; la tormenta aún no había amainado y la noche se presentaba fría y lluviosa.

Shikadai salió de su habitación para cenar, las tripas le sonaban desde hacía rato pero no quería que sus padres le vieran de esa manera, por lo que esperó varios minutos hasta que el rojo de sus mejillas desapareciera a causa de haber llorado toda la maldita tarde; una tarde que nunca debería haber llegado.

Se dirigió a la cocina con la mejor cara que pudo forzar y ayudó a sus padres a poner la mesa; luego todos se sentaron y comenzaron a comer.

—¿Y qué quería decirte Mirai, hijo?- Preguntó Temari cortando su trozo de carne.

—Pues...- Vaciló unos segundos mientras pinchaba con el tenedor algunas patatas fritas y se las llevaba a la boca. —Nada especial...- Mintió.

Shikamaru y Temari se miraron con una mueca de confusión y algo de enfado; estaba claro que a su hijo le pasaba algo.

Tenían que sacárselo.

—¿Ha pasado algo en el camino?- Preguntó Shikamaru tanteando el terreno.

El joven Nara suspiró y bebió un poco de agua.

—Nos pilló la lluvia.- Dijo desganado llevándose un trozo de carne a la boca.

Shikamaru apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó sus manos mirando a Shikadai; Temari decidió que sería mejor dejarlos solos, por lo que se levantó con la excusa de ir a por más agua.

—¿Sientes que la lluvia refleja tu estado de ánimo hoy?- Pregunto de una manera seria el patriarca de la familia Nara.

—Papá...- El pequeño, sin poder resistir más; apretó los dientes y lágrimas amenazaron con salir de sus ojos. —Tiene novio...- Cerró los ojos con fuerza y apretó la servilleta.

—¿Y eso cómo te hace sentir?- Siguió preguntando Shikamaru; quería que su hijo sacara todo lo que tenía dentro.

—Me hace sentir mal.- Abrió los ojos de nuevo y se levanto de golpe. —Me hace odiar a ese estúpido que seguro que está con ella por una idiotez.- Medio gritando, Shikadai se paró en frente de su padre y apretó los puños a ambos lados de su cuerpo. —Me hace sentir... roto.- Y por fin, dejó que las lágrimas salieran de sus ojos.

Shikamaru había conseguido lo que quería; que su hijo se desahogara.

Se levantó de su asiento y lo atrajo hacia sí; lo estrujó entre sus brazos y le dio un beso en la frente.

—No podemos influir en los sentimientos de los demás, pero sí puedes hacerle ver lo que sientes por ella.- Comentó el Nara mayor volviéndose a sentar en su silla. —Pero ahora, deberías comer algo ¿Vale? No puedes caer enfermo.- Sugirió con amabilidad, ofreciéndole unas cuantas patatas fritas más.

Temari volvió a hacer acto de presencia y, habiendo escuchado todo desde la cocina; se dirigió a su hijo para darle un dulce beso en la mejilla susurrándole un te quiero que le hizo sonreír.

En casa de las Sarutobi, Kurenai y Mirai también cenaban tranquilamente.

Demasiado tranquilas.

Kurenai había preparado una rica sopa de verduras con pescado frito de segundo plato; algo que sabía que a su hija le fascinaba, pero por alguna razón, la notaba extraña.

—Cariño ¿Te sientes bien? Espero que no te hayas resfriado.- Comentó su madre sorbiendo un poco de sopa.

—Oh no, tranquila mamá...- La tranquilizó y acto seguido echó un vistazo a su teléfono móvil.

—¿Esperas que te hable tu novio?- Preguntó Kurenai con una sonrisa.

Sin embargo, eso a Mirai le sentó como una punzada en el corazón; sin saber porqué se sentía mal cada vez que escuchaba la palabra novio. Quizás el imaginarse la reacción de Shikadai al decírselo, le hacía tener ganas de gritar cuando alguien la decía.

—No mamá...- Algo nerviosa, miró de reojo a su madre varias veces y esta, paciente, reposó sus brazos sobre la mesa esperando que continuara hablando. —Hoy he quedado con Shikadai ¿No?- Comenzó al morena recostándose en el respaldo de la silla.

—Sí ¿No ha ido bien la cosa?- Preguntó Kurenai creyendo saber por dónde iban los tiros; aunque al parecer su hija lo desconocía.

—No sé porqué, pero Shikadai está actuando muy raro conmigo desde que le he dicho que tengo...- Calló antes de hablar, no podía ni decirlo.

—¿No tienes idea de por qué puede ser?- Preguntó Kurenai torciendo los labios.

—Quizás piensa que no voy a pasar tanto tiempo con él.- Trató de deducir la pequeña Sarutobi. —¡Pero está muy equivocado! Por mucho que tenga...- Cogió aire antes de hablar. —Novio, jamás dejaré de lado a una persona tan importante como él.- Afirmó con ímpetu la morena.

Kurenai sonrió con dulzura y se acercó a su hija para acariciarle la mejilla.

Cuando acabaron de cenar, Mirai se lavó los dientes y se metió en la cama; tenía frío así que aunque era un poco temprano decidió notar el calorcito entre las sábanas.

Agarró el teléfono móvil y abrió la conversación de Shikadai, el cual no se había conectado desde la última vez que hablaron. Suspiró y procedió a dejar el teléfono; pero se armó de valor y le envió un mensaje.

Mirai S. 21:16 - Buenas noches Bambi, espero que descanses mucho

No podía sacarse de la cabeza a Shikadai; por más que quisiera cerrar los ojos y tratar de dormir, su corazón latía a mil por hora esperando un mensaje de contestación.

Por su parte, el Nara menor yacía también recostado en su habitación; pero él si estaba a punto de dormirse. Sin embargo, el sonido de su teléfono indicar que había recibido un mensaje, le hizo abrir los ojos, lo tomó entre las manos y leyó que era Mirai de nuevo. Sin poder evitarlo abrió la conversación.

Tenía que contestar.

Mirai S. 21:16 - Buenas noches Bambi, espero que descanses mucho

Shikadai N. 21:18 - Buenas noches, espero que tengas dulces sueños...

Miró el mensaje varias veces antes de enviarlo; pensaba incluirle un "con tu novio" pero, se retractó y lo borró al instante añadiendo simplemente unos puntos suspensivos.

Mirai S. 21:16 - Buenas noches Bambi, espero que descanses mucho

Shikadai N. 21:18 - Buenas noches, espero que tengas dulces sueños...

Mirai S. 21:19 - ¡Seguro que sí! Pero prométeme que estarás en ellos

La Sarutobi tenía el corazón en la mano y todo el su sangre había ido a parar a sus mejillas. No tenía ni idea de porqué esa había sido su contestación; pero sus dedos actuaron por cuenta propia y no pudo resistirse la tentación de escribirle eso.

Puso el móvil boca abajo y hundió su rostro en un cojín que tenía cerca; el móvil vibró y no quiso mirarlo, no quería ver qué era la respuesta.

El Nara, parpadeó varias veces y su respiración se cortó. Tuvo que incorporarse en la cama, sentándose y apoyando su espalda en unos cuantos cojines que le servían de soporte. No sabía qué responder; le había dejado en blanco.

Mirai S. 21:16 - Buenas noches Bambi, espero que descanses mucho

Shikadai N. 21:18 - Buenas noches, espero que tengas dulces sueños...

Mirai S. 21:18 - ¡Seguro que sí! Pero prométeme que estarás en ellos

Shikadai N. 21:19 - Estaré siempre donde me necesites

Shikadai envió el mensaje con una sonrisa triste; luego lo bloqueó y lo dejó encima de la mesita de noche.

Por otra parte; Mirai se tuvo que morder el labio inferior y apretar el cojín con fuerza antes de atreverse a leer el mensaje, sin embargo cuando lo hizo, notó miles de mariposas recorrer su estómago y una gran sonrisa se formó en sus labios, suspiró aliviada y pegó el teléfono a su pecho.

Shikadai era tan, tan adorable.

El teléfono volvió a sonar y rápida la Sarutobi lo desbloqueó; sin embargo Shikadai no había sido; había sido su novio.

Algo triste, chasqueó la lengua y le respondió un seco "vale" a la pregunta que le había hecho de si quedaban mañana; estaba demasiado feliz leyendo una y otra vez el mensaje que Shikadai le había puesto.

Pronto, Morfeo acunó en sus brazos tanto a ella, como a toda la Villa Oculta entre la Hoja.


Vaya... Parece que el día no ha empezado muy bien para ambos ¿No? Pero la noche ha terminado de maravilla.

Está claro que a Shikadai no le ha hecho ninguna gracia que Mirai tenga novio... Y al parecer ella también se siente extraña. Mañana tienen una cita ¿Qué pasará entonces? ¿Mirai estará cómoda con él?

Espero que os haya parecido interesante la lectura y que esperéis con ansias el siguiente capítulo; porque yo no puedo esperar a terminarlo. :D

Os quiero.

¡Besitos de chocolate para todos!