Intento de Drabble, tributo al personaje de Podrick Payne. Gran ignorado de la saga de Canción de Hielo y Fuego pero que tiene un lugar especial en el corazón de esta lectora. No contiene spoilers de los libros así que los que siguen sólo la serie pueden leer tranquilos.
Ni la imagen de avatar ni los personajes ni los lugares creados por el gran, GRAN, George R. R. Martin me pertenecen. Hago esto sin ánimos de lucro y espero que disfrutéis la lectura :)
Pod nunca ha sido un chico muy listo, ni muy guapo, ni bueno con la espada. Simplemente ha sido un chico. Ni bueno, ni malo. Ni alto, ni bajo. Ni talentoso, ni torpe. Él es Pod, nada más y nada menos. Nunca ha destacado y sabe que nunca lo hará, no está en su destino, los dioses no lo han creado para hacerlo, no es su propósito.
Por eso cuando le ordenan ponerse bajo el servicio de Lord Tyrion teme no dar la talla. Todos se ríen de él por tener que servir al enano, al medio hombre, a la mayor vergüenza de la casa Lannister. Pero a él eso no le importa, su mente es más simple que eso, el teme que los dioses tampoco lo hayan hecho para servir. Teme defraudar a Lord Tyrion y en el proceso fallarse a sí mismo otra vez.
Y contra todo pronóstico Podrick, por primera vez en su joven vida, hace algo bien. Por primera vez no se siente fuera de lugar, o que está haciendo algo mal, siente que es ahí donde debe estar, ni más al norte, ni más alejado, no, justo ahí, al lado de su señor. Porque en su mente y en su corazón se ha formado la misma idea y ha arraigado tan hondo que forma una parte imprescindible de él: Lord Tyrion nunca lo abandonará.
Y lo ve claro, él ha nacido para servirlo. Los dioses lo crearon para estar al servicio del hombre del que todos se ríen y desprecian. Todos menos él, él lo admira y lo respeta, lo sigue y aprende todo lo que puede. Lo sirve en todo lo que necesita, y entrena arduo con Bronn para ser capaz de protegerlo. Porque hasta ese punto ama a su señor.
— ¿Sabes una cosa Pod? —Le dice un día Tyrion Lannister mientras pasean por la ciudad—. Todos somos enanos, todos tenemos algo que hace que los demás se avergüencen de nosotros y que hace que nosotros mismos nos avergoncemos. Lo que pasa, es que algunos como yo, tenemos la suerte de tenerlo muy a la vista.
Podrick no puede estar más de acuerdo, él también se ha sentido un enano. Siempre avergonzado de ser abandonado por todos. Por su padre, por su madre, por el caballero que servía antes de a Lord Tyrion… Pero ya no lo hace más, ahora hincha el pecho orgulloso ante los demás escuderos, lo hincha porque sirve al mejor señor de todos, Tyrion Lannister. Y lo servirá hasta el día en el que se muera, y cuando muera irá al infierno y le seguirá sirviendo, porque a dónde vaya su señor él irá también.
Es por eso, y por muchas más cosas, que una noche llega lleno de moretones y cortes, se ha peleado con unos que se estaban riendo de su señor, él les ha dado una paliza. Nadie se burla de su señor.
— Por el amor de la madre Pod. Qué aspecto más lamentable luces, espero que como mínimo hayas ganado —dice Tyrion mientras lo mira sentado en su silla y con una mueca de diversión deformándole la cara.
Él asiente orgulloso y con una sonrisa estúpida en sus jóvenes labios porque ha ganado más que una pelea, ha ganado servir a su señor. Y con pasos rápidos y torpes se apresura a llenarle la copa de vino, a su señor le gusta beber, su señor es enano, a él le gusta su señor, él es un poco enano.
