Es lo que tiene enamorarse de un Merodeador.
Hubo un punto, un momento durante finales de su sexto año y principios de séptimo año, que Lily Evans decidió que James Potter merecía una oportunidad.
Hubo un punto, un momento entre esos dos años, en el cual James Potter decidió hacer gala de sus mejores modales y mostrar el lado maduro que sabía optar en muy pocas ocasiones, para lograr impresionar a su pelirroja preferida.
Y fue solo en ese momento, en esa colisión de decisiones y acciones, que la prefecta perfecta decidió dar las riendas de su vida a sus emociones y dejarse guiar por la locura que el capitán de Quidditch generaba en ella.
Ella era dramática; él era dinámico. Ella era precisa; él era impulsivo. Porque existen muchas versiones de cómo estos dos personajes tan pasionales, tan orgullosos y tan diferentes pero al mismo tiempo tan iguales empezaron a salir, pero ¿qué hay de todas las complicaciones que vienen cuando decidís dejar que el amor entre?
Porque estar enamorada de un Merodeador, no era tarea sencilla.
Combo Merodeador.
Cuando dos meses atrás, James y Lily habían comenzado a salir formalmente, lo primero que James hizo fue contárselo a sus mejores amigos.
Les explicó que la pelirroja quería mantener todo calmado aún, no precipitarse, pero que oficialmente y de puertas para adentro, ellos eran una pareja hecha y derecha, con todos los beneficios que ello conlleva.
Había pasado toda la noche hablando con la chica, diciéndose tanto y nada a la vez, perdiendo completamente la noción del tiempo entre besos y promesas susurradas. Y si bien sabía que se arrepentiría de no haber dormido cuando tuviese que soportar tres horas de pociones y dos de transformaciones, poco podía importarle en ese momento.
Cuando dos meses atrás, Sirius Black se había enterado de primera mano que su hermano del alma y la pelirroja del demonio, como él disfrutaba llamarla, finalmente estaban saliendo, poco le importó que su amigo hubiese dicho que querían mantenerlo tranquilo por el momento.
Él simplemente bajó corriendo al comedor, con toda esa impulsividad que lo caracterizaba, y gritó a los cuatro vientos y a todo el que quisiese escucharlo, que finalmente la frígida de Evans y a partir de ese momento adoraba cuñada, había asumido que moría por el culo de su mejor amigo, James Potter.
Cuando dos meses atrás, Lily Evans vio a Sirius Black entrar corriendo al Gran Comedor y anunciar a todo el alumnado su reciente noviazgo con el capitán del equipo de Quidditch, no pudo más que poner los ojos en blanco y sonreír.
Porque ser la novia de James Potter no solo implicaba que las rodillas le temblasen y los pensamientos se le nublasen cada vez que él la besaba. Que la respiración se le agitase cuando él la miraba de esa manera o que el corazón se le detuviese cada vez que él pronunciaba su nombre, como si fuese la cosa más maravillosa en el planeta.
Ser la novia de James Potter era más que ser cómplice involuntaria en cada una de las travesuras que él tramase y despatarrarse de la risa cada vez que él lograba con éxito una de sus bromas.
Ser la novia de James Potter significaba mucho, muchísimo más que eso.
Ser su novia significaba no dormir por las noches, ya que en cualquier momento él podría irrumpir en su dormitorio para dar una vuelta por el bosque prohibido, simplemente porque le habían entrado ganas.
Ser su novia significaba tener una paciencia de oro y soportar cada uno de sus berrinches porque, por muy maduro que se jactase de ser, seguía siendo igual de caprichoso que un niño de cinco años.
Ser su novia significaba entender que nunca se perdería un partido de Quidditch, incluso si tuviese que ir con muletas y arrastrándose a través del estadio.
Pero sobre todas las cosas, ser la novia de James Potter significaba aguantar los comentarios con doble sentido y las impulsividades de Sirius Black, las bromas pesadas pero ingeniosas de Remus Lupin y los siempre al día cotilleos de Peter Pettigrew, que lograban que los cuatro hombres dejaran todo de lado y se pusieran a parlotear como féminas.
Porque ante todo, James Potter era un merodeador y eso implicaba que donde él fuese, los otros tres Merodeadores irían detrás.
— Somos un combo, Evans. Si nos tienes a uno, nos tienes a todos. — había asegurado con suficiencia Black, luego de encontrarlos besuqueándose en un aula vacía, cuando aún su relación era un "secreto de Estado".
Y a sabiendas de todas esas cosas, Lily se había embarcado en esa aventura que suponía salir con James Potter. Porque, después de todo, eso es lo que tiene enamorarse de un Merodeador.
¡Hola! Espero esta pequeña viñeta les haya gustado.
Mi idea es compartir con ustedes lo que pienso que sería salir con un Merodeador siendo Lily Evans.
Siempre leemos sobre cómo James conquistó a Lily, pero sinceramente no hay mucho sobre después de que ella le haya dado el "sí" así que eso es lo que intentaré relatar.
Serán viñetas más bien cortas, sobre momentos cotidianos que James y Lily hayan pasado cómo parejas y si hay algún tema que les gustaría leer, pueden decirme por comentarios.
¡Besos!
Ginny.
