Konoha; un hermoso y pequeño pueblo adornado por enormes y frondosos arboles, acompañados por flores y cuya costa, la cual ocupa toda la zona este, deja ver unos bellísimos atardeceres. Si, es un lugar perfecto para vivir, muy calmado y… A quien engaño este lugar es perfecto… ¡perfecto! Ah no lo soporto, todos en este estúpido pueblo piensa, hablan y podría jurar que caminan de la misma manera.

Soy Sakura Haruno, Estoy resignada a pasar el siguiente año escolar con mi madre, quien vive aquí. Desde pequeña estoy con mi padre, recuerdo que hubo un tiempo en el que vivíamos los tres juntos, pero las cosas no funcionaron y termine quedándome con mi padre.

A lo largo de mis cortos 16 años me estuve cuidando sola, prácticamente. Mi padre no es de los responsables, el es más de los que, aunque le diga que debo quedarme en casa para estudiar, me lleva toda la noche al parque de diversiones o a los bolos con sus amigos (El es mi mejor amigo). Pero no es nada de que preocuparse, siempre mantuve un buen promedio, aunque no un buen expediente o asistencia. Fuera de eso, mi madre es… Dios es una mujer que aunque no puede atarse a la responsabilidad de una hija, es capaz de durar toda una semana sin salir de su oficina, es decir, es adicta al trabajo y no habla de otra cosa que no sea eso, literalmente solo piensa en eso, ¿Cómo lo di por hecho?, cuando me mando una fax para desearme "Feliz cumpleaños", de verdad, solo decía eso en Tahoma, tamaño 14 y centrado.

En estos momentos estoy en el avión, apunto de llegar a mi destino. Por desgracia este lugar queda al otro lado del país, por lo que la única manera que tengo de comunicarme con mi padre es por llamadas puesto que es incapaz de encender una computadora o manejar algo de tecnología. En cuanto a mi primera, única y mejor amiga… con ella si podría tener una conversación decente por correo.

Desde pequeña he sido fanática de los cuentos de hadas, mi padre siempre me los leía. Soñé con cumplir los 16 años y asistir a bailes vistiendo hermosos vestidos, pero mi timidez hizo que creara una personalidad la cual no fue más que una mascara para ocultar mis sentimientos. Siempre me sentí algo dolida por lo de mis padres, supongo que a mi no me toco vivir en un cuento de hadas. La única persona que me conoce lo suficiente como para saberlo es mi amiga. Aunque yo tampoco soy una princesa, soy una adolecente tímida llena de inseguridades y sentimientos reprimidos, soy torpe como nadie y me distraigo con facilidad.

Santo cielo debo dejar de ser tan pesimista, no piensen mal, no soy con exactitud una chica fatalista, es lo que esta pasando lo que me pone de esta manera. Detesto los cambios porque me asustan lo que vendrá después. Y ahora de la nada debo mudarme a una casa con una madre prácticamente desconocida para mí, con nuevas personas y lugares completamente diferentes, si es un mundo diferente. Debería aprovechar para empezar desde cero. Si, definitivamente eso are, esta vez dejare de ser la tímida chica, esta vez seré la verdadera Sakura… Solo que… ¿Cómo es la verdadera Sakura? Bueno eso será mi tarea: Encontrarme a mi misma. Quien sabe, quizás pueda hacer mi propio cuento de hadas.

*Se le informa a todos los pasajeros que estamos a punto de aterrizar, favor de mantenerse en sus asientos hasta la señal de salida*

-Ah, ya es hora… no hay vuelta atrás – Cerré la ventana y me acomode en mi asiento para estar preparada, mire a mi lado, todo seguía de la misma manera en que lo había dejado antes de perderme en mis pensamientos. Que bueno que cuento con un pequeño déficit de atención de otra manera no hubiese podido aguantar el viaje, ¿Por qué siempre tiene que haber un bebe llorando todo el viaje, o una señora gritona hablando con su pareja sobre los problemas en su matrimonio?

Al bajar del avión me dirigía a buscar mi equipaje, una vez que lo tuve me dispuse a salir del aeropuerto. Mi primera impresión del lugar: ¡Como hacia calor!, es tan diferente al clima de Komamura. De inmediato me quite mi sweater el cual era negro manga larga con capucha y me llegaba hasta un poco mas debajo de la cadera. Nunca pensé que el clima seria de esta manera, por suerte llevaba puesta una camisa de tiras un poco mas larga que el sweater de color guayaba, unos jeans pegados hasta el tobillo algo gastados y unos converse negros. Acababa de llegar de un viaje de 15 horas así que mi cabello no estaba de lo mas arreglado, lo sujete con una liga que tenia en la muñeca dejando caer mi rebelde flequillo acomodándose a como lo tena acostumbrado (de lado), estaba algo ondulado en la punta pero no se veía mal.

Busque con la mirada una cara conocida, y ahí estaba mi madre a unos metros de la puerta estacionada. Vi como salía de la camioneta la cual se veía muy bien cuidada, casi nueva. Se aproximo con un caminar que bien podría ser envidiado por una modelo. Vestía bien, con unos pantalones como los míos solo que nada gastados y color negro, una blusa algo larga color gris y un sweater negro del mismo material de la blusa pero mas largo aun, lo llevaba abierto y caía por su espalda dejando ver su esbelta figura, todo eso bien acompañado con unas sandalias de tacón alto. Tenia su celular en la mano y en el antebrazo llevaba su cartera negra. No pude evitar sentir algo de nostalgia al verla, después de todo era mi madre, no es como que me hubiese tratado mal, su única falta a mi parecer fue su ausencia. Lo extrañaba, tengo que admitirlo, extrañaba su rostro su hermoso cabello negro, quien sabe de donde habré sacado el color de mi cabello, hasta ahora no había ningún tipo de relación genética con respecto a mis padres en ese ámbito. Pero su rostro y ojos verdes… Papa siempre dijo que era la viva imagen de ella, pero con cabello rosa.

-Hola mama – dije haciendo un movimiento con mi mano derecha.

-Sakura, mírate… ya eres toda una mujer – me observo de arriba a bajo con media sonrisa en su rostro.

-Mama tengo 16 años, soy una adolecente aun…

-Oh… - dijo mientras se aclaraba la garganta y enderezaba su postura – Para mi ya estas grande, además dentro de unas semanas tendrás 17 ¿no?

-Aun falta mes y medio para eso.

-Mmm… - Hizo una mueca y se quedo pensativa

-¿Pasa algo? – pregunte ansiosa

-Esa manera de responder preguntas y hacer comentarios… ¿Siempre eres así de directa? – soltó con una pequeña carcajada

-Estuve con mi padre casi toda mi niñez, uno de los dos debía ser el responsable y maduro, supongo que así fue como llegue a ser tan perspicaz.

-Si bueno… - No pudo termina de responder puesto que su celular sonó, de inmediato atendió la llamada – Dame un momento Sakura… ¿Por qué no vas metiendo el equipaje en el auto?

Extendió la otra mano para alcanzarme las llaves de la camioneta, las tomé y guie al hombre que me había acompañado todo ese tiempo, llevaba el carrito con el equipaje, llegue hasta la camioneta y abrí la puerta de la maleta. Inmediatamente el hombre hizo su trabajo, al terminar soltó un largo suspiro de cansancio, yo me sonroje un poco por la vergüenza, después de todo era mi pesado equipaje el causante de su fatiga.

Al marcharse el pobre hombre serré la puerta y me dirigí al asiento del copiloto, acto seguido entro mi madre.

-¿Tienes que ir a trabajar? – dije sin mucha importancia mientras me terminaba de acomodar en el asiento.

-Al no obtener una respuesta inmediata, gire la cabeza para ver a mi madre quien me veía con una mueca en la cara parecida a un puchero.

-Lo siento Sakura, tendré que dejarte en casa y salir al trabajo, surgió una entrevista importante

-No te preocupes mama, yo estaré bien, aprovechare para arreglar mis cosas y conocer la casa

-Esperaba que comiéramos un helado juntas y poder hablar un poco… ya sabes, para ponernos al día – Dijo mientras encendía el auto y arrancaba.

-No te has perdido de mucho…

Pase todo el camino mirando por la ventana, el lugar no era tan malo, solo que era mas calmado que en Komamura y mas soleado por lo que se veía a muchas chicas con faldas y shorts cortos, los chicos también llevaban ropa fresca, en realidad, casi todos vestían informal, cosa que era de esperase en vacaciones. El pueblo parecía ser muy pintoresco, había tiendas, restaurantes, cafeterías por todos lados, algunos hoteles y centros comerciales. Al salir de lo que parecía la zona comercial empecé a ver casas y edificios, todos con el mismo aire de "lleno de lujos". En Komamura se podía ver distintos tipos de residencias, aunque yo vivía en una buena casa, por la zona se podían ver casas pequeñas y edificios viejos.

Cada casa hermosa a su manera y los edificios en si combinaban dándole un buen aspecto al área. No pude ver ni un solo auto que no fuera costoso, algunas casas estaban pegadas y otras eran separadas por terrenos verdes con uno que otro árbol, sin embargo todas eran unidas por una acera en cada frente. Los espacios verdes dejaban ver un inmenso mar que se hacia distante a lo lejos. Mi madre tomo un camino que iba hacia la derecha por lo que pude apreciar mas de cerca la playa, podía ver a algunas personas. Del lado izquierdo a diferencia del anterior, solo se veían arboles detrás de las grandes casas.

-Oh Sakura – interrumpió mi madre sacándome de mis pensamientos – esa será tu escuela – Señalo un gran edificio apartado de los demás.

Solté un pequeño e inaudible suspiro sin querer, era tan diferente a mi antigua escuela, todo lo era, en Komamura era muy extraño ver tantos espacios verdes, siempre había un edificio o algo, había muchos autos y personas, y aquí todo es tan calmado.

-¿Te gusta?, es la mejor del pueblo, no fue difícil que entraras por tus buenas calificaciones – Lo ultimo lo dijo con una risa llena de satisfacción – Eso es un alivio… gracias a eso no tuviste que presentar la prueba de admisión, hubiese sido un problema ya que acabas de llegar y faltan unos días para que se acaben las vacaciones.

-¿Como lograste convencer al director de que no me dejaran presentar la prueba?, se ve que no es una escuela a la que dejan admitir a cualquiera y mi expediente no es el más perfecto.

-Eso es porque conozco a la directora, es una vieja amiga de la familia, ya te la conocerás el lunes.

Pasaron como 15 minutos y al fin llegamos a casa, era un poco mas grande que mi casa anterior, de 3 pisos incluyendo la terraza, estaba del lado que daba a la playa por lo que supuse que desde la terraza tendría una gran vista.

-Sakura, ten las llave de la casa yo debo irme de inmediato - dijo estacionado el auto y apagándolo – Puedes dejar el equipaje aquí mientras viene el vecino a ayudarte.

-¿Vecino?

Ya nos habíamos bajado del auto. Ella me entrego las llaves de la casa y la camioneta, acto seguido saco otras llaves de su bolso y se encamino a otro auto.

-Si, uno de los hijos de la vecina. Son dos de hecho. Ayer le conté que hoy llegarías y pensé que necesitarías ayuda así que me ofreció la ayuda de su hijo menor ya que el otro esta ocupado con la universidad.

-Gracias pero creo que podre sola – dije mientras terminaba de digerir la información.

-Te tomara mucho tiempo subir todo ese equipaje hasta tu cuarto tu sola, por cierto la puerta de tu habitación esta marcada… Y me tome la libertad de decorarla un poco para ti, no mucho, solo lo básico ya que no se cuales son tus gustos, espero que no te moleste – Se termino de montar en el auto y bajo la ventana para poder verme.

-No me molesta, tranquila.

-Bueno entonces adiós, vendré en la noche.

-Esta bien, no hay problema puedo cuidarme sola.