CORTE NINA THE KILLER.

Ese tonto, ¿que se cree? Nadie me hace eso, no a mí, Nina The Killer. Nadie me roba un beso, ese sujeto tan raro con mascara azul no se saldrá vivo de esta. Voy a encontrarlo y darle un beso...pero uno con un hierro al rojo vivo en eso agujeros que tiene por ojos.

Continuo caminando sin importarme nada. Veo a unos cuantos metros a una figura blanca, fui corriendo a ella, saque mi cuchillo y lo empuñe con el filo hacia abajo para dar una apuñalada tal vez en la espalda, tal vez en la cabeza o tal vez simplemente degollar a esa jugosa presa. Debo desahogarme o me convertiré en una loca asesina. ¡Esperen! Ahora que lo pienso, soy una loca asesina. Di un salto para clavar el cuchillo a la víctima. No sé cómo pudo pasar pero mi victima detuvo mi muñeca derecha, la que sostenía el cuchillo. Me apretó con una gran fuerza la muñeca, no tuve más remedio que soltar el cuchillo, lo tome con mi mano izquierda y aproveche que sostenía mi otra mano para darle un tajo en el pecho pero este rápidamente evadió el ataque, soltó mi muñeca y se apartó.

-Soltar el cuchillo arriesgándote a que yo lo tome...ese acto imprudente te puede costar la vida.- ¡Imposible! Esa voz tan fría y burlona me pone los pelos de punta del susto y solo una persona puede hacerme sentir eso.

-Jeff The Killer.-le hable quitando mi mechón de cabello de mi vista.

-Hola...-¡¿Que no recuerda mi nombre?!

-Nina The Killer-le solté irritada.

-Claro, claro. Nina The Killer. Te vez muy bien con ese diseño, realmente me alegra que no hayas caído bajo la tonta idea de que tu rostro es feo.

-¿Feo? Mi rostro es hermoso y todo gracias a ti, Jeff.- le solté con plena honestidad. No hay nada más hermoso que me digan que soy bonita. Ese chico de la máscara azul me dijo "linda". El cree que soy linda. Si soy linda, soy muy pero muy linda.

-¡Claro!-exclama volátil, casi de un brinco.- Pero es una lástima que la gente no piense así, acabo de visitar a una familia y les ofrecí ser tan hermosos como nosotros.

Mi mentor parece decaído y triste.

-¿Y qué paso?

-No lo sé, no quisieron aceptar mi generosa oferta y una cosa llevo a la otra. Al final tuve que matarlos porque me llamaron "monstruo". ¿Que pasara con esta gente tan extraña?

-No lo sé, maestro Jeff, últimamente han pasado cosas muy raras.

-Bueno, iré a buscar a gente para darles un buen toque de mi estilo. -pasa a un lado de mi muy emocionado, tal vez su lado inestable regreso.

-¡Maestro Jeff!-le exclama, este se voltea.

-¿Que?

Pensé muy bien la pregunta, seguramente mi maestro me tome por estúpida si le llego a decir lo que acaba de pasar. Me tomaron por sorpresa, me lamieron el abdomen, me robaron un beso y, para colmo, falle en un asesinato.

-¿Usted también ha visto cosas raras?

-Explícate mejor, Nina.

-Conocí a un tipo que...-no creo que se importante explicar detalles-...ese tipo tenía una máscara azul, parecía muy fuerte, aun más que usted y desapareció como si fuera un fantasma. ¿Sabe algo respecto a eso?

Me miro con firmeza, soltó una risa desquiciada y me da una sonrisa tan hermosa que me conmovió.

-Escucha Nina, me he encontrado con un idiota pedófilo que tiene una cara blanca y con una loca niña con ropas sucias y sangre en la frente pero el que más odio es el tipo de la máscara azul. El me intento abrir para sacarme un riñón pero pude escapar-¿Escapo? Yo fui derrotada pero que mi maestro escape es muy patético, ahora ya no me siento tan poca cosa-. Su nombre es Eyeless Jack. Él se me presentó y fue al ataque. A poco estuvo de matarme. No te le acerques y si lo haces déjalo vivo para hacerlo más bello.

-Gracias por el dato, maestro Jeff.

-Es un placer, Nina The Killer, ahora dime porque querías saber de Jack.

¿Qué debo hacer? Mi maestro sabrá si miento porque cuando miento miro a la derecha, voy a mentir manteniendo la vista a mi izquierda. Si. No lo notara.

-Escuche hablar de, el.-Mantén la cabeza firme. Mantén la cabeza firme

-Mientes.

¡Mantén la puta cabeza firme!

-No...¿Qué motivo tendría para mentirle?-Se me queda observando, no puedo con él, es mucho más fuerte que yo.- ¡Me ataco!

-¿Que?

Espero poder convencerlo.

-Bueno...el me cayó encima y me acorralo pero logre darle una bofetada en la máscara y salió corriendo.

-¡Muy bien, Nina! No lo olvides, cuídate de ese idiota.

-Lo hare.

-Muy bien, nos vemos luego.-ahora sí que sale corriendo dejándome en ese maldito callejón sola. Y no es que me de miedo estar sola, este es de mis mejores ambientes.

-Cuídese maestro Jeff.-movía mi muñeca para despedirme y baje la mirada.

Jack. Eyeless Jack. Que nombre tan bonito. El nombre suena en mi cabeza, me llamo "linda". Me dio mi primer beso, me dio mi primer beso un loco como yo. Aunque para ser franca no es nada feo. Bueno, ignorando su rostro que no tiene ojos no se ve nada mal. Su cabello es muy bello, apenas pude verlo, es marrón y revuelto. Voy a buscarlo... ¡Voy a cazarlo! ¡Trato de matar a mi Jeff! ¡Ya se puede dar por muerto! Voy cazarlo y cuando lo abrase ¡No! Y cuando lo apuñale será su momento más doloroso que va a sufrir. Y por cierto, ¿dónde carajos lo voy a buscar? ¿Por dónde empiezo? ¿Preguntarle a cada persona que no salga corriendo si han visto un tipo sombrío con una máscara azul? Eyeless Jack, quiero tenerte en frente. Me beso. ¡Me beso! Mi sonrisa no pudo ser más amplia, literalmente, ya no puede ser más amplia por mi sonrisa.

-Jack.

Acaricie mis labios con mis delicados y blancos dedos. Bueno, lo veré aunque me cueste la vida Y ¿Por qué no? Conocerlo más a fondo y degollarlo como se merece. Degollarlo a besos.

Ahora tengo que buscar una lugar donde quedarme, aquí en estos barrios bajos solo hay edificios y departamentos en ellos, no creo que me dejen entrar por las buenas, no creo que si quiera pueda entrar.

Me cubrí con la capucha de mi chaqueta y camine por varios minutos para buscar donde pasar la noche. Bueno, ya tengo mi preciado lugar.

A un par de kilómetros de mi ubicación principal, mire a dos niños, una niña de unos siete años y un niño de unos nueve, son muy lindos, ambos son muy blancos y con su cabellito entre amarillo y castaño, parecen americanos. Fui a ellos a paso rápido, no creo que se percaten de mi precavía pues es casi un borrón a la distancia. ¡Que hermosos niños! Esto me resulta muy excitante y divertido. Siento el placer solo con la idea de verlos con una sonrisa como la mía, quiero hacerlos hermosos. Ya iba por ellos pero alguien les grito desde adentro ordenando que entren a la casa. Perfecto.

Ya me acerque lo suficiente como para abrir la reja pues estaba medio abierta. Ya cuando la mujer joven estaba a punto de cerrar mi cuchillo alcanzo su muñeca dándole un esquicito corte cuya reacción fue quitar la mano inmediatamente pues no le dio mucha atención. Patee la puerta golpeando a la mujer bruscamente tirándola al suelo protegiendo su muñeca herida. Aquí hago mi entrada. MI figura de niña delicada da aún más miedo, lleve mi mano libre a mi cabeza y descubrir mi hermoso rostro.

-Hola...señora-mi sonrisa fue evidente-. Disculpe, no tengo donde quedarme hoy asi que necesito su casa, espero no ser una molestia para su familia.

-¿Tu...?-la mujer inocente grita tan fuerte que me fastidia, llama la atención de los presentes en la casa.

Un hombre que debo de suponer yo, es el esposo fue corriendo a verme, apareció en solo cinco segundos, valla que es rápido.

-¿Amor?

Es guapo.

Es mucho más alto que yo y muy fuerte.

-Hola guapo.-le dije lamiendo la sangre de su querida esposa. Soy muy coqueta, además, a parte de los niños, un adulto tan grandote no escaparía de mi hermoso rostro, ¿verdad? ¡¿Verdad?! El hombre se me queda mirando, le guste con mi hermosa sonrisa.

-¡Eres horrenda!-me grita.

-¿Como? ¿Es que acaso no soy bella?-parece que niega rotundamente con la cabeza-Bueno mi príncipe, yo no soy una chica fácil. ¡Soy una chica especial!-alce mi voz con fuerza y rabia. El hombre sujeto a su esposa de la mano intacta y esta se fue corriendo seguida de su esposo. ¡No te escaparas mi príncipe! Me abalance sobre el clavando el cuchillo directo en su espada hasta llegar al pulmón izquierdo. Este grita al instante. Moví el cuchillo al lado filoso para darle un corte más amplio. La sangre bota en mi cara. ¡Delicioso! -¡¿A dónde vas mi príncipe?!

Se escucha un grito aún más fuerte. ¿Que no le gusta esa sensación? ¿A quién no le gusta tener esa hermosa adrenalina pura? El hombre chilla como una niña, creo que mi técnica fue perfecta, tanto que lo apuñale y sigue respirando. Seguramente el cuchillo cubre un poco la muerte inminente.

-¿Oye? -le moví un poco su carita-¿Oye? Los hombres no lloran-sigue llorando. Decidí voltearlo con mi gran fuerza para que su espalda quede en el piso, claro que antes le quite el cuchillo. Ahora está dejando su propio charco de sangre, que hermoso-. Espérame aquí, mi príncipe. Voy a reunir a la familia.

Mi príncipe escucha gritos y lloriqueos suplicantes que me detenga, lloran y suplican compasión pero no llego a más, finalmente tuve lo que necesitaba esa noche, al fin tuve mi paz interior. Los mire ahí llorando en el cuarto, la madre se detiene y está a punto de marcar a la policía con su celular, pero yo corte a la mitad el celular antes de que siquiera presione una tecla. Desvié el cuchillo sin detenerlo y se lo clave en el pecho a la niña, esta grita y llora con desesperación y el niño se queda en shock, que lindo se ve paralizado como una estatua sin vida. Ahora quien no tiene vida es la niña. Le quite el cuchillo y está cae muerta frente a la madre quien grita su nombre llorando con las manos en la cabeza tratando de procesar lo que acaba de ver. La mujer desesperada se me lanzo en plan de atacarme pero yo solo me moví a un lado, al instante le corte el cuello con facilidad. Al caer se le nota que el corte es muy profundo, puedo ver su interior. El niño se me queda observando en shock, no sabe qué hacer y no sabe que le hare asi que esto se pone más interesante en mi humilde opinión.

Llegue con el príncipe que seguía consiente, moribundo pero consiente. Me observa chillando, mi chaqueta purpura está llena de sangre de su familia, y también mi rostro.

-Hola de nuevo, príncipe. Espero que no te moleste que te haya cambiado por este príncipe. Le mosto que tenía en mi mano a su hijo que le corte los parpados y le di un corte perfecto a cada orilla de sus labios para dejarle una sonrisa como la mía. Le corte los brazos y eso se le notaba mucho, la sangre esta escurriendo de ellos.

El príncipe grita y llora pero yo le corte la garganta al instante.

Por fin mi paz ha regresado.

Me fui quitando mi chaqueta purpura y la tire al suelo donde aun estaba la sangre fresca de mis víctima, me presione los talones para quitar mis tenis de mis pies y los deje. Llegue a sentarme en la silla de la mesa de la cocina y me quite las medias. Quite el botón de mi falda y me la deje caer. Encontré una toalla marrón. Me quite mi camisa ya dentro del baño y me quite mi tanga rosa quedando completamente desnuda dentro de la ducha. La abrí y cae sobre mí esa sabrosa agua tibia en mi hermosa carita, la sangre fluye de mi cuerpo y se lo lleva el agua por el drenaje. Ahí un espejo gigante frente a mí me dio un perfecto cuerpo, el mío. Me veo tan hermosa desnuda. Cada vez soy mayor. Ahora tengo ya 17 años y no tengo empleo. Nunca he tenido un novio y solo he tenido mi primer beso con un tipo tan raro y hermoso como yo. Quizá algún día sea una chica amada por la sociedad.

Salgo de la ducha con la toalla alrededor de mi cuerpo cubriendo mis pechos hasta llegar a mis muslos. Puse mis pies sobre los tenis pisando sus talones. Camine al cuarto de los padres y deje caer la toalla quedando completamente desnuda, abrí el armario y solo hay ropa de mujer.

-¡Que hermosa ropa!-exclame fascinada.

-No tan hermosa como tu.-escuche esa voz que escuche anteriormente esa noche.

¡No es posible! ¿Cómo me encontró? Se me queda viendo, lo note pues solo estaba mi trasero a la vista. ¿Qué hago? ¡Me está observando! Lo recordé.

-¡Eyeles Jack!-grite asustada no por el hecho de que sea un asesino, ¡El maldito me está viendo desnuda!

-Hola, Nina the Killer. Eres una chica muy liberal y desquiciada ahora que te veo más de cerca y a…pues…más detalle.-me observa como si fuera una pintura de Da Vinci sin ni un poco de pudor.

-¡¿Cómo carajos me encontraste?!-le exclame a la par que tome nuevamente la toalla y me cubrí con ella.