Un niño de siete años miraba a su hermano de seis enfadado mientras él le sonreía y le suplicaba con la mirada.

-Vamos Sirius- le decía- solo una hora, por favor.

-Pero Reg,- le contestó- es un lugar muggle- escupió la palabra con repulsión- no debemos ir.

-Por favor- pidió insistentemente i el mayor suspiró resignado.

-Vale,- le dijo- pero solo hoy.

Al cabo de quince minutos se encontraban en un parque muggle, el menor, Regulus, se tiraba por el tobogán riendo a carcajadas mientras que el mayor iba sonriendo y destrenzándose por momentos. Un muchacho de unos ocho años se acercó a Sirius.

-¿Eres su hermano?- Sirius asintió- Parece que se lo está pasando muy bien, nunca había oído reír a nadie tanto- comentó.

-Y yo nunca lo había oído reír tanto- le dijo Sirius más para sí que para el otro niño.- En casa siempre tiene esa risa afectada tan condenadamente correcta. Quiero decir- dijo ante la cara desconcertada del niño- que un lugar donde se lo pasa tan bien no tiene que ser tan malo, tal vez mamá se equivoque con vosotros, tú eres simpático.- El otro niño no había conseguido salir de su asombro cuando se oyó a alguien:

-Sirius, Regulus venid aquí ahora mismo- una chica de unos quince años con una larga cabellera negra les estaba llamando. En un primer momento los aludidos palidecieron pero al reconocer la dueña de la voz sonrieron encantados.

-Andy- Regulus había dejado el tobogán y se dirigía contento a abrazar a la chica.- ¿Has visto como bajaba por el tobogán?- le preguntó ilusionado mientras la aludida le acariciaba el pelo y le sonreía.

-Hola Andy- saludo Sirius sonriendo- No le dirás a mamá donde estabamos ¿verdad?- le preguntó algo asustado.

-Claro que no Sirius pero tendrías que tener más cuidado, si alguien os viera aquí vuestros padres…- los dos niños palidecieron y tragaron ruidosamente.- Bueno, yo necesito una coartada- les dijo guiñando el ojo- así que, ¿Hemos estado todo el rato en el callejón Diagón?

-Claro- le respondió Sirius- pero… ¿Para que necesitas una coartada?

-¿Prometéis no decírselo a nadie?- les preguntó- ni siquiera a Cissy.

-¿A Cissy no?- preguntó Regulus- yo se lo cuento todo a Cissy.

-No esta vez ¿de acuerdo?- les dijo y ellos asintieron.- Sobretodo no se lo digais a Bella.

-¿Como vamos a contarle un secreto a Bel·latrix?- preguntó Sirius acompañado con una mueca de desagrado.

-Bien- dijo- He ido a ver a mi novio pero, es- bajo la voz y murmuró algo apenas audible.

-¿Que?- preguntaron los hermanos Black.

-Un hijo de muggles- dijo con dignidad y alzando la cabeza ella.

-Sales con un sangre…- empezó Sirius pero no pudo terminar por la mirada que le mandó Andy.

-Eso no se dice- le reprendió- Mis padres y los vuestros se equivocan, ellos no son diferentes y los muggles tampoco.

-Bueno, supongo que tienes razón- dijo Sirius pensativo- el chico de hoy era simpático, Reg se ha divertido mucho y tú no saldrías con un idiota.- Andrómeda le miró con orgullo mientras su hermano pensativo.

-Entonces tal vez deberíamos explicarles a mamá y papá que se equivocan- dijo pasándose la mano por su negro cabello.

Andy miró a Sirius asustada y el le puso las manos en los hombros a su hermano y le miró a los ojos, tan grises como los suyos.

-Escúchame atentamente- le dijo lentamente y con una seriedad impropia de él- no podemos decir-les nada de esto a papá y mamá o a cualquier otra persona, ¿entendido?- el muchacho asintió confundido.- Regulus, ellos son malos, nos castigarían mucho.- Reg palideció ante la mención de los castigos y dijo más convencido:

-Lo prometo.