Simplemente…

Disclaimer: esto esta basado un poco en algo que me pasó mientras jugaba, pero por si las moscas, los personajes conocidos, lugares, y demás cosas relacionadas con World of Warcraft LE PERTENECEN A BLIZZARD XD

Capítulo Uno: En la selva...

Cabalgando sobre su caballo, Shiraela observaba como el paisaje de Tuercespina pasaba a toda velocidad por su costado, dirigiendo sus pasos hacia el norte, en dirección hacia el campamento de la Expedición de Nesingwary, donde le esperaba una gran recompensa por la cabeza de un tigre blanco, la que a pesar de estar ya un tiempo separada de su cuerpo, todavía chorreaba pequeñas gotas de sangre.

Después de unos minutos viajando sobre su caballo, la chica divisa el campamento, su rostro pálido mostraba una amplia sonrisa, pensando en la recompensa que se ganará una vez que entregara la cabeza.

-Bienvenida- la saludó un hombre armado con un rifle desde una de las entradas del lugar.

-Muchas gracias- respondió Shiraela sonriendo, desmotando su caballo al momento después de hacer esto.

Caminando junto a su caballo de pelaje marrón, la chica se dirige hacia un enano, el cual se encontraba cerca de la fogata. Al verla, el enano no pudo evitar mirarla con cierta expectación.

-¿Qué tal te fue, maga?- dijo el enano moreno y bigotón.

-Aquí la tengo…

Desatando una bolsa de cuero de su caballo, Shiraela hace un gesto al enano para que se acercara, el cual obedece para ver lo que la bolsa de cuero contenía. Sus ojos oscuros se abren de sorpresa al ver la cabeza de un tigre blanco, reconociéndolo de inmediato como Bangalash.

-Ciertamente eres fuerte, maga- dijo el enano tomando la cabeza entre sus manos- solo espera un momento, tendré tu recompensa en un momento…

Sin importarle mucho la espera, Shiraela ve como el enano se dirigía a una de las mesas de madera del lugar, buscando entre sus cosas su recompensa. Mientras esperaba, algo capta la atención de la maga; un troll de cabello rojizo y piel azulada se acerca sobre su montura, una especie de raptor, parecido a los que rondaban por Tuercespina.

El visitante la miraba de arriba abajo, notando su túnica negra y su capa púrpura, pero llegado el momento, sus ojos verdes miraron directamente sobre sus ojos marrones, del mismo color de su largo cabello.

-¿Qué le pasa?- pensaba Shiraela sin dejar de mirarlo.

El troll frente a ella, vestido con una túnica verde musgo, parecía responder a su mirada con la suya, marcada ciertamente con una curiosidad que rodeaba el ambiente entre ambos.

-Aquí tienes tu recompensa- dijo el enano acercándose a la chica.

Shiraela recibe con sus manos un cinturón de tela, del cual percibía sus propiedades mágicas, pensando que podría serle útil para su viaje. Además, el enano le tiende una pequeña bolsa, calculando una gran cantidad de monedas por lo pesada que estaba.

Una vez que miró hacia los lados, vio que el troll no se hallaba allí; sin tomarle mucha importancia, sube a su caballo y decide seguir con su camino hacia el sur, cruzando por la jungla.

-Ahora a seguir avanzando…- murmuró la maga.

De pronto, se ve rodeada por un grupo de tigres, los cuales comenzaban a atacar a su caballo. Bajándose rápidamente, la maga les lanza un hechizo que congela las patas de los felinos y los mantiene anclados al suelo. Sabiendo que el efecto no duraría mucho tiempo, se dispuso a atacarlos rápidamente con una serie de bolas de fuego.

Finalmente, el combate se termina, quedando Shiraela como única vencedora. Algo agotada, se apoya sobre sus rodillas para tomar un respiro antes de volver a subir a su caballo. Sin embargo, algo evita que esta se volviera a subir… a unos pocos pasos de ella, se encontraba el mismo troll de cabello rojizo, mirándola fijamente, como si quisiera penetrar en ella.

-Oye… lo lamento, pero no quiero pelear por ahora- dijo la maga.

El troll solo inclina la cabeza hacia un lado, haciendo que Shiraela recordara que muchos troll no entienden el idioma común. Sin saber que más hacer, empieza a hacer gestos, tratando de decirle lo mismo que le había dicho anteriormente.

Pasando una de sus manos sobre su mohicano, el troll la mira con cierta extrañeza, pareciéndole divertido como la humana hacia gestos con sus manos y su rostro. Mostrando su frustración, Shiraela comienza a retroceder, viendo que el extraño avanzaba hacia ella. Sorprendida, ve como el troll le muestra una sonrisa burlona mientras le guiñaba un ojo.

De pronto, la chica se horroriza cuando ve que el troll se convierte en un felino de pelaje grisáceo, avanzando a toda velocidad hacia donde estaba ella. Era demasiado tarde, la maga no pudo alcanzar su caballo ni tampoco agarrar su bastón para combatir, el felino la tenía contra el suelo, sujetando su cabeza y parte de su cabello con los colmillos que salían de su hocico, haciendo que no pudiera levantar la cabeza.

Shiraela se resistía, moviendo su cuerpo de forma frenética para poder liberarse sin mucho éxito, ya que sus patas ejercían todo el peso de su cuerpo contra sus extremidades. Aún con la mirada fija en ella, el troll ve a su víctima, cuyos ojos marrón destillaban furia e impotencia.

-¿No vas a matarme?- susurró la maga con ácido en sus palabras.

Acercándose más, fija su mirada en la de ella una vez más, quedándose así por un momento que a Shiraela le pareció eterno. De pronto, algo cambió en la escena; la chica acorralada nota que el felino mostraba una especie de sonrisa. Esta sorpresa en su rostro se vuelve cada vez mayor cuando el troll se acerca a su cuello, empezando a lamerlo lentamente hasta llegar a su rostro. Mirando a la chica debajo de sí, esta se mostraba impactada, evidenciándose más cuando nota la tensión de su cuerpo bajo sus patas. Sintiéndose victorioso, el felino da un suave ronroneo para luego dar un salto y dirigirse a toda velocidad hacia la selva, perdiéndose entre sus arbustos.

Lentamente, Shiraela se levanta, quedando sentada sobre el suelo, alcanzando con una de sus manos la zona que el troll descaradamente lamió. A medida que su mano subía hasta su rostro, la chica empieza a temblar, sintiendo como su rostro enrojecía y sus dientes se apretaban. Abriendo la boca, siente como el nudo formado en su garganta luchaba por desatarse…

-¡Te odio!

El grito fue largo y estridente, provocando que algunas criaturas pequeñas huyeran del lugar, junto con algunas aves que volaban desde los árboles.

Mientras tanto, en algún lugar cercano de donde estaba Shiraela, se ve al troll escondido entre los matorrales, riéndose por lo bajo mientras se relamía los labios. Caminando un poco más, encuentra su montura, a la cual se sube para dirigirse hacia el sur.

Mientras viajaba, recuerda otra vez su encuentro con la maga, soltando una estridente carcajada durante todo el camino, pensando en que esta pequeña historia sería digna de contar a sus compañeros… no obstante, empieza a reconsiderarlo, concluyendo que su momento con ella se quedaría con él, para su propia diversión.