…"Nos llevaron hasta una especia de jaula. Lo único que me hacía sentir feliz era que Edward y yo íbamos a estar juntos. Me senté en la cama doble de nuestra jaulita, junto a Ed. Me sentía muy mal por la reciente transformación y, encima, nos acababan de hacer prisioneros. Pero no aguanté. Tenía que intentar salir de ahí. Me levanté y salí corriendo con mis manos enfrente, para empujar las rejas. Pero apenas había tocado las barras, cuando salí disparada hacia atrás. Caí encima de Edward, que me atrapó con agilidad.

"No tengo la fuerza vampírica… Soy una simple semi-vampira". Esa frase se debe haber reflejado en mi rostro, ya que Edward me dijo:

-Sí, si tienes fuerza. Pero ellos tienen mucha inteligencia… Por eso los vinimos a buscar… Lo que no me esperaba era que nos encarcelarían.

-No te preocupes… Saldremos de aquí-dije y lo besé intensamente, ya no había peligro... Ya no había nada que pudiera detenernos.

-Lo sé… No me pueden encarcelar justamente cuando tengo toda una eternidad contigo…

Nos seguimos besando. Noté la cara de satisfacción de Edward. Por fin nos podíamos besar sin que él tuviera que pensar en no matarme… Pero estaba tan agotada… Noté que en uno de los besos, me dormí. Y sentí a Edward, situándome a su lado… Pero enseguida desperté.

-¿Por qué me dormí? ¡Se supone que soy un vampiro!-grité con fuerza.

-Tranquila… Es por la conversión… Todavía no ha terminado. Pronto dejarás de dormir. Ahora acuéstate-dijo Edward, dedicándome una de esas sonrisas torcidas que yo tanto amaba-. Y los sueños se fueron.

No comprendí esa frase.

Me recosté en su brazo y volví a la profundidad de un sueño vacío. Era la primera vez que yo no soñaba. Entonces, mi consciencia y mi subconsciencia comprendieron aquella frase. A partir de ese segundo, ya no tendría más sueños, ni siquiera aunque durmiera hoy. Ya casi era un vampiro… Y los sueños y pesadillas eran para los humanos"...