"Accidentalmente enamorados"
Supongo que el título de mi historia os resultará curioso, pero es totalmente cierto. Nos conocimos por accidente, no tendría que haber pasado. En realidad, fue por culpa de los dos, pero no voy a adelantar acontecimientos...
Retrovisor, espejo interior, asiento en la posición adecuada, y lo más importante, el cinturón de seguridad. Todo listo. Pero unos minutos después, ocurrió algo inesperado que más adelante, cambiaría mi vida
Retrovisor, espejo interior, asiento
en la posición adecuada, y lo más importante, el cinturón de
seguridad. Todo listo. Si señor, preparada para mi examen de la
autoescuela. Era la primera vez que me presentaba a este examen. Los
teóricos los había aprobado sin problemas, y pienso, que con lo
mañosa que soy, el práctico también lo conseguiré.
Soy Sakura
Haruno y tengo 18 años. Ahora, pasaré a describirme, para que
podáis conocerme. Mi cabello, es de un color poco normal: rosa. Si,
si, rosa, raro ¿verdad? Ahora lo llevo corto por el calor, pero lo
suelo llevar siempre largo. Mis ojos, son verdes, preciosos, soy
delgada, y según mis amigos, muy lista. Como ya sabéis, estoy con
el examen de la autoescuela. Como es verano, no tengo que preocuparme
por los estudios, asique puedo hacer tranquilamente esto.
Examinador:
Muy bien, tendrás que llegar al barrio Uchiha y darle la vuelta
pasando por la mansión Hyuga después, volverás aquí. Puedes
arrancar cuando quieras. ¿Todo entendido?
Sakura:
Entendido.
Respiré hondo, y giré la llave que encendería el
motor. Lentamente, comencé a avanzar, hasta que le cogí un poco de
confianza al coche y aceleré un poco.
Llevaba ya unos minutos
conduciendo sin problemas, y un poco más lejos, llegue a ver un
semáforo. Todavía estaba en verde." Me dará tiempo a pasar"
pensé. y seguí avanzando.
Me percaté de que el examinador
empezó a mirarme, cosa que me puso bastante intranquila y un poco
nerviosa. Me puse muy tensa y casi sin darme cuenta, empecé a
acelerar mas de la cuenta, a una velocidad no permitida, y cuando
estaba llegando ya a aquel semáforo, una figura caminaba
tranquilamente por el paso de cebra, sin importarle el color del
aparato.
No pude hacer nada. Solo sentí el choque de mi cabeza
contra el asiento y alcancé a ver a la figura, tendida en el suelo,
sangrante. Después, lo vi todo negro.
