Este es mi pequeño experimento, una serie de viñetas centradas en Kaoru que seguirán el manga.
Esta se sitúa justo antes de que comience la historia.
001.
Arriba-abajo. Arriba-abajo. Arriba-abajo.
En ese momento las dudas no existían. Las preocupaciones y el dolor se habían esfumado. Lo único que veía era su bokken delante de ella, moviéndose al ritmo que su padre le había marcado desde que había puesto un pie en el dojo hacía ya 12 años.
Apretó los dientes. Los brazos le pedían, le suplicaban que parara. Ella ya conocía de sobra esa sensación de desespero que aparecía tras horas de entrenamiento, pero como tantas otras veces se sobrepondría a ella. Con lo que tendría que tener más cuidado era con el otro dolor. Uno más profundo y frío que se le clavaba muy hondo, hasta el punto de no permitirle respirar, hasta dejarla tirada en el suelo como una muñeca rota...Suficiente.
¿Qué diría su padre si la viera perder el control de esa manera?
Arriba-abajo. Arriba-abajo. Arriba-abajo.
Lo único que se oía ya era el sonido de su arma al cortar el aire. Ni los pájaros se atrevían a piar. Incluso los mapaches que vivían tras el viejo cobertizo, descarados como eran, se mantenían en silencio. Era como si el tiempo se hubiera parado, como si el mundo a su alrededor hubiera cogido aire y no se atreviera a soltarlo, expectante ante lo que estaba por suceder.
El sol ya se escondía. Llegaba la hora.
Respiró hondo un momento y salió del dojo con más propósito del que cualquiera se hubiera imaginado. Con el rostro tenso y un brillo de determinación en los ojos contempló los tonos anaranjados y rojos del cielo. En otro tiempo, pensó, hubiera disfrutado de esta tarde. Y volvió a sentir la rabia, el fuego que la consumía desde que supo que su padre no volvería nunca y que le hacía levantarse cada mañana.
Esta noche lo conseguiré, Battousai. Te encontraré.
