N/A: Esta es una nueva historia de POT. Mi primer universo alterno y un Ryosaku =3

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Disclaimer: Los personajes de Prince of Tennis no me pertenecen, sino a Takeshi Konomi.

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Dulce Corazón

Se encontraba sentado en la silla. Frente a él, las personas pasaban apresuradas, seguramente ya habían anunciado la salida de su vuelo o los recién llegados deberían de ir a recoger su equipaje. El hombre peli-verdaceo gruñó, ¿Cuántas veces había hecho aquello? Corriendo de un lugar a otro apresurado, ir a recoger el boleto de avión, dejar las maletas, esperar a que anunciaran la salida del vuelo.

Si, lo había hecho incontables veces, ir de una ciudad a otra era algo requerido. Pero salir del país, eso era otra cosa.

Ryoma Echizen era un apuesto joven de veintitrés años y para su corta edad, ya era uno de los Pilotos de Carreras más famosos en Estados Unidos. Había sido campeón desde hace casi cinco años. Su padre, Nanjiroh, un retirado Piloto, y para quien Ryoma corría. De cierta forma, el era su dueño, empezó a correr para el desde sus recién cumplidos dieciocho, ocupando así, el lugar de su hermano mayor, el también retirado Ryoga Echizen. Por otro lado, también estaba Takeshi Momoshiro, otro Piloto que corría para Nanjiroh Echizen, que de alguna forma llego a nombrarse amigo del Echizen menor, aunque claro, este último negaba rotundamente aquello.

Su cabello negro con destellos en un verde oscuro, eran alborotados por la joven que tenia sentada a su lado, al mismo tiempo que besaba su mejilla.

—Ryoma —la mujer intentaba llamar la atención del oji-ambar mientras depositaba otro beso en su mejilla.

—Sabes que no me gusta dar espectáculos, Tomoka —susurró Echizen sin ver a la mujer del lunar.

—Besarnos en público no es dar espectáculo… —dijo por lo bajo.

Tomoka Osakada, una mujer alta, de largo cabello y con un característico lunar en la mejilla, era la actual novia de Ryoma Echizen. Pero en algunos momentos ella en realidad no lo soportaba, una de sus "reglas" era no besarse en público ¡¿Qué tan malo podría ser eso? Y para colmo, tendría que acompañarlo en su viaje fuera del país, ¡Y ella tuvo que ofrecerse!, de lo contrario el ambarico nunca se lo hubiera pedido.

Pasajeros del vuelo 035 con destino a Tokio, Japón; favor de abordar por la puerta 12.

Instantáneamente el joven cierra la revista de deportes que se encontraba leyendo en aquél momento, simplemente para pasar el tiempo de espera. Después se pone de pie y empieza a caminar hacía la puerta indicada.

—Vámonos… —fue lo único que le susurró a su novia.

"Ryoga…" Murmuro él, recordando la razón por la que volvía a Japón.

—¿Ah? —ella lo había visto ponerse de pie, y rápidamente hizo lo mismo—. A veces como lo detesto, si no fuera por la fama que ahora posee ya hubiera terminado con él hace mucho… —tomo la bolsa que se encontraba en su silla para después colgársela al hombro—. Espérame Ryoma… —añadió con su más dulce tono de voz, a la vez que seguía a su "amor".

OoOoOoOoO

Mientras tanto, la noche había llegado a Japón. Un par de personas se encontraba discutiendo en el auto que trascurría velozmente por la carretera directo a su destino.

—¿Qué hagas esto es lo correcto? —preguntó una joven de cabello corto a su acompañante que conducía el auto con gran seguridad.

—Son carreras ilegales, por supuesto que no es correcto —respondió el conductor.

—¿Entonces por que hacerlo?, puedes conseguir el dinero de otra forma.

—No, no puedo. Necesito este dinero para mañana mismo y ya hice todo lo posible por conseguirlo —sujeto con fuerza el volante—. Pedí un aumento. El adelanto de mi suelto. Además de un préstamo al banco. Pero aun estoy muy por debajo de la cantidad —piso el acelerador, el auto tomo más velocidad. La joven Tachibana se sujeto del asiento por instinto—. Participar en esa carrera y ganar, es mi última opción.

Ann Tachibana observó detenidamente a su acompañante, con esa gorra roja que buscaba ocultar sus cabellos y tras esos lentes oscuros que ocultaban su temerosa pero decidida mirada. Comprendió que no había vuelta atrás.

—De acuerdo. Te ayudare en esto —añadió por fin la chica.

—Gracias —respondió el conductor deteniendo el auto y Ann abrió la puerta del vehículo dispuesta a salir—. ¿Tienes el dinero? —le preguntó antes de que se fuera.

—Por supuesto.

La de cabello corto le obsequio una sonrisa antes de cerrar la puerta y acto seguido ver el auto alejarse. Tachibana suspiró para después murmurar "Buena suerte, Kokoro" Se acerco a paso lento a la multitud reunida que comenzaba a gritar. A lo lejos pudo distinguir a un chico conocido. Jirou Akutagawa la miro de reojo al mismo tiempo que bostezaba.

—Ah, Tachibana-san ¿Qué haces aquí? —le preguntó él una vez teniéndola enfrente—. Tu hermano no viene contigo ¿Verdad? Mira que los policías no son bienvenidos.

—Por supuesto que no viene conmigo, ¿En serio crees que yo estaría aquí sabiendo que él esta por aquí? ¡Para nada!

—¿Entonces qué haces aquí? ¿Vienes de público?

—No sólo eso. Mi novio quiere correr esta noche.

—Es una buena noticia, ¿Traes el dinero? Ya conoces las reglas, los corredores que quieren participar, pagan su inscripción. El ganador se lleva todo.

—Claro que conozco las reglas —decía Tachibana mientras sacaba un pequeño sobre de su bolso para después dárselo al chico—. Espero que con esto sea suficiente.

Jirou lo recibió con su mano izquierda al tiempo que tallaba uno de sus ojos con su otra mano. Después se dedico a contar billete por billete y él sonrío.

—Todo está perfecto ¿Y dónde está tu chico? —Akutagawa calló al escuchar el ruido del motor y ver al auto blanco de vidrios polarizados detenerse frente a ellos.

—Ahí esta —murmuró Tachibana poco antes de saludar con su mano al conductor. Acto seguido, el auto blanco tomo camino hacia el lugar de salida de la carrera, donde ya se encontraban otro par de coches.

Jirou observo detenidamente a la chica que se encontraba a su lado, para después observar el automóvil blanco que se encontraba a lo lejos.

—No nos piensas decir su nombre, ¿Verdad?

—¿Por qué?, ustedes ya lo llaman Kokoro.

—Un sobrenombre que se ha ganado a pulso. Realmente tiene un dulce corazón a diferencia de la mayoría que te puedes encontrar en estos lugares.

—¿Y tú eres uno de los chicos malos? —le preguntó Ann.

—Tienes suerte de que no —respondió con una sonrisa al momento que comenzaba a alejarse y dirigirse al lugar del inicio de la carrera.

Ella solamente lo vio alejarse.

—Buena suerte… —susurró nuevamente.

OoOoOoOoO

Sujeto fuertemente el volante, no era momento para el nerviosismo. A través del oscuro vidrio, logró ver a Ann, su semblante lucia preocupado.

—Lo lamento Ann-chan, pero no tengo otra opción.

Contuvo el aliento al ver acercarse a Akutagawa, éste se colocó frente al trío de autos. Saco pañuelo blanco del bolsillo de su chaqueta, lo levanto al cielo con su mano derecha. Los tres autos encendieron motores. Finalmente, Jirou dejo caer el pañuelo al suelo y los tres autos salieron disparados. El auto blanco se encontraba en segundo lugar. Solamente siendo rebasado por el auto color plata. Sonrió. Conocía a su conductor, Akaya Kirihara, había ido en algunas ocasiones a su trabajo. Platico en algunas ocasiones con él, era un chico completamente agradable.

El conductor del auto blanco maniobro al dar la curva, logrando librarla fácilmente. Su mirada se poso en el retrovisor, el auto que se encontraba atrás se acercaba rápidamente. Su conductor, Keigo Atobe era un hombre impulsivo y en muchas ocasiones violento.

—No tengo tiempo para esto —piso el pedal a fondo y el auto blanco aumento su velocidad.

Ann Tachibana levanto la vista, los ruidos de los motores ya se escuchaban. Los tres ya habían hecho el recorrido de una vuelta por las calles de los alrededores. La chica logro divisar el auto blanco, estaba a punto de alcanzar a Akaya.

—¿Qué es lo que estás haciendo? ¡¿Intentas matarte?!… vas muy rápido.

La calle era algo estrecha, por lo que sólo tenía una oportunidad. Sin embargo, solamente espero… hasta que supo que era el momento.

—¡Ahora! —piso nuevamente el acelerador, lo siguiente que vio fue al auto plateado perderse en su retrovisor. La carrera había finalizado.

Jirou se acercó a Tachibana y le entregó un fajo de billetes.

—Como siempre no saldrá del auto —afirmó él.

—Es algo tímido —se limito a responder la chica mientras recibía el dinero.

—Habrá una carrera mañana. Tú chico está invitado.

—No lo sé, él no…

—Sólo díselo, ¿Bien? —preguntó él.

—De acuerdo —agregó poco antes de alejarse y dirigirse al automóvil blanco donde ya la esperaban.

La chica abrió la puerta y entró en el.

—Tienes admiradores. Te invitaron mañana —murmuró Tachibana—. Esa manía tuya de no salir del auto antes y después de una carrera está provocando curiosidad.

—Es necesario.

—Supongo. Si Atobe descubre que fue vencido por alguien que no es precisamente un chico, estaría muy enfadado. Peor aún, si descubre que a la chica que le ha coqueteado todos los días, es la misma que le ha dado una paliza más de una vez —Ann dirigió la mirada a su acompañante, algunos cabellos castaños se asomaban bajo la gorra roja.

—Eso es cierto —llevó su mano femenina a su cabeza para quitarse la gorra. Largos cabellos cayeron por debajo de sus hombros. Por último se quito las gafas oscuras dejando ver un par de ojos de color carmín. Tomo la muñeca izquierda de Tachibana y observó la hora que marcaba su reloj "11:38".

—¡Cielos! Ya casi es media noche. Kintarou va a matarme —la castaña encendió nuevamente el automóvil.

—Oye Sakuno, recuerda ir despacio. Lo importante es llegar... —susurró nerviosa, sabia la manera de conducir de su amiga cuando tenía prisa de llegar a algún lugar.

—Tu cinturón —pidió Sakuno.

La de cabello corto se colocó el cinturón, y el conductor del auto aceleró para después perderse en la distancia.