Bueno, por fin empiezo con la tercera parte de la historia, ahora están juntos pero vamos a centrarnos un poco más en el resto de personajes y en cómo van descubriendo a los tortolitos. Tiene doce capítulos que iré publicando cada semana. Disfruten ;P

Capítulo 1

El verano había acabado, lo único que había dejado eran días calurosos y noches frías. Esta era la época del año que menos le gustaba a Merlin; se despertaba, o sudando o congelado a morir. Hoy, estaba congelándose a muerte, se estiró buscando las mantas pero no las encontró. Soltando un gruñido se giró para estar de frente a su dormido compañero y abrió los ojos. Arthur estaba al otro lado de la cama, completamente envuelto en la manta, arropado como una princesita. No le importaba que Merlin tiritara hasta morir, eso estaba claro.

El sol ya había salido, y parecía que desde hace rato, eso no era bueno, Merlin debía dejar de pasar las noches en la cámara del rey. Esta era la cuarta vez esa semana y Gaius empezaba a sospechar, Merlin no entendía realmente porque Arthur no le dejaba decírselo a Gaius. Se sentía deshonesto, lo que era bastante cínico, viniendo de Merlin, que mentía a todo el mundo, incluso al hombre al que amaba…

Aun era extraño pensar en eso, su relación había empezado hacia un mes, y nunca lo decía, bueno… a nadie más que a Arthur, aunque sólo tres veces, y una en realidad no contaba porque Arthur había insistido hasta que lo había dicho. Pero él quería a Arthur, aunque toda su relación estuviera basada en mentiras. Merlin intentaba no pensar demasiado en ello.

Su compañero de cama soltó un fuerte bostezo y rodó; mirando a Merlin con los ojos medio abiertos y una tonta sonrisa en la cara. Merlin rió para sí mismo, cuando Arthur se estiró y tiró a Merlin hacia abajo, metiéndolo bajo la manta a su lado, era una de las pocas veces que a Merlin le parecía bien ser maltratado por Arthur. Porque parecía que el estúpido rey disfrutaba demasiado el maltratar a Merlin.

"Piensas muy alto," se quejó Arthur, echando aire caliente en la cara de Merlin al hablar. "Me despertaste."

"¡Lo siento!" replicó Merlin, sarcásticamente. "puede que si no hubieras robado todas las mantas durante la noche."

"Soy el rey y está es mi cama…"

"Entonces no te importará dormir solo en ella."

"No, en realidad lo prefiero, siempre me pegas patadas, solo sigo con ello porque soy un caballero," respondió Arthur, pasando su cálida nariz por el cuello frío de Merlin. Merlin tosió ante eso.

"¡Un caballero no roba las mantas!"

"¿Cómo lo sabes, Merlin? No eres para nada un caballero."

Merlin no se molestó en sentirse insultado, porque estaba calentito ahora y era demasiado agradable. Se quedaron ahí tumbados unos momentos, en silencio. Merlin estaba pensando en levantarse porque sabía que Gaius le haría las mismas preguntas que siempre, cuando Merlin no estaba ahí, y Arthur necesitaría su desayuno. Pero, sin importar cuanto pensara en levantarse, no lo hizo, en cambio, se envolvió más pegado a Arthur. Era agradable despertarse con alguien al lado cada día, Merlin nunca había tenido una relación como esta antes, o de ninguna otra forma tampoco. Se preguntaba cuanto duraría, hasta que Arthur finalmente la acabara y buscara una esposa. Se preguntaba si aun sería Gwen.

"Está empezando a hacer frío aquí," dijo Arthur entonces, rompiendo los pensamientos de Merlin. "Alguien debería empezar un fuego."

"Tengo que ir a por tu desayuno de todos modos…" dijo Merlin, tratando de soltarse del agarre de Arthur, pero fallando. "¿Vas a dejar que me levante?"

"No…"

"Eso es estúpido," se quejó Merlin. "¿Cómo esperas que se encienda el fuego y aparezca tu desayuno?"

"Magia."

"¿Qué?" preguntó Merlin, ligeramente en pánico, y también confuso, porque a veces, cuando Arthur estaba cansado, no tenía mucho sentido.

"Debe ser fácil para alguien con magia el empezar fuegos y conseguir desayunos," Arthur soltó un suspiro que hizo cosquillas en el cuello de Merlin.

"No sabría decirte…" mintió Merlin, porque lo sabía, muy bien lo fácil que podía ser. Arthur soltó un hum y besó el cuello de Merlin, rodando a un lado y llevándose la manta con él. Merlin lo tomó como que era el momento de levantarse y con pereza se levantó de la cama, casi saltando cuando sus pies desnudos tocaron el frío suelo. Fue de puntillas hasta donde había dejado las botas y se las puso, pensando en la mentira que le diría a Gaius esta vez. ¿Dónde estuvo esta vez? Se giró y miró a Arthur, que seguía arropado en la cama y suspiró; merecía la pena mentir a Gaius… sólo deseaba que se le diera mejor hacerlo.

Cuando llegó a las cámaras de Gaius y entró, Gaius estaba de espaldas a él, haciendo algo en el mostrador y Merlin intentó lo mejor que pudo, deslizarse en la habitación y llegar a las escaleras antes de que Gaius se diera cuenta, pero sólo había dado un paso cuando…

"¡Merlin!"

Suspiró y sacudió la cabeza, "¡Buenos días, Gaius!"

"No viniste a casa anoche… de nuevo," Gaius se giró y alzó una ceja. "¿Dónde estuviste esta vez? Seguro que no cogiendo más hierbas, cuando aún no he recibido las que recogiste ayer."

"Te dije que no recuerdo dónde las puse, ¡eso es todo!" explicó Merlin, o lo intentó, sin parecer culpable.

"¿Y las estuviste buscando anoche?" preguntó Gaius, caminando hacia Merlin. "¿Y te importaría explicarme la marca roja de tu cuello?"

"Oh eso es…" farfulló Merlin. "Me choqué con la rama de un árbol, se curará enseguida."

"Por supuesto," asintió Gaius y se giró hacia el mostrador, volviendo a su puesto. Merlin suspiró, molesto consigo mismo, y fue hacia las escaleras. Odiaba mentirle a Gaius; miró la marca roja de su cuello en el espejo y maldijo a Arthur. Se cambió rápidamente y bajó las escaleras, Gaius ni se molestó en girarse mientras salía. Sabía que Gaius sabía que mentía y le molestaba, y también molestaba a Merlin por Todo lo que Gaius había hecho por él durante años. Era como mentirle a un padre.

Merlin intentó no pensar en ello cuando fue a recoger el desayuno y volvió a los aposentos del rey. Arthur estaba vestido cuando volvió, sentado ahora en su escritorio, leyendo unos papeles que tendría que firmar. Merlin puso el desayuno en la mesa y cogió unas uvas del plato.

"¿Te dio problemas Gaius?" preguntó, sin molestarse en alzar la vista de los papeles, Merlin se encogió de igual modo.

"Creo que se está molestando conmigo."

"No es una sorpresa, eres molesto."

"Gracias," Merlin rodó los ojos y sólo por ese comentario, cogió una salchicha del plato. "¿Por qué no podemos decirle a Gaius lo nuestro?"

"Porque, ya te lo he dicho…" replicó Arthur, aún sin alzar la vista. "Aún no podemos decírselo a nadie, estábamos de acuerdo en eso."

"Porque no sabemos que pasará si lo hacemos…"

"No me gustaría nada más que decírselo a todos, Merlin, lo sabes," finalmente le miró y suspiró. "Pero sólo ha pasado un mes, no sabemos a dónde va esto. Tú solo tienes que preocuparte por Gaius; Yo tengo un reino entero."

"Lo sé… lo sé," Merlin rodó los ojos, otra vez, y fue hacia la cama, para hacerla. Trabó las mantas bajo el colchón y dijo, "No tenemos que decírselo, no a todos, sólo a Gaius… cuando quieras hacerlo."

"¿Por qué no quieres decírselo a los demás?" preguntó Arthur, pero Merlin no lo podía ver más. Así que Merlin se encogió de hombros.

"Por todas las razones que has dicho antes, simplemente no sería inteligente, ¿sabes?" suspiró una vez más. La verdad sea dicha, no creía que el reino pudiera tomar las noticias de que Arthur se acostaba con su sirviente demasiado bien. "Tienes todo un reino por el que preocuparte, aunque descubramos a donde va esto."

"No nos preocupemos por eso ahora."

Merlin asintió, aunque nadie estaba mirando, y no le importaba realmente si Arthur veía su señal de entendimiento, mientras empezaba a ahuecar las almohadas. Arthur aun debía tomar una reina y tener un heredero, así que decirle a todo el reino sobre ellos sería estúpido, y muy en el fondo, sabía que Arthur sabía eso.

"Tengo que ir a mi reunión con el consejo," habló Arthur de nuevo y Merlin saltó cuando sintió sus manos en sus costillas. Había estado tan sumido en sus pensamientos y manteniendo en sus manos la almohada en la que había dormido esa noche. Empezó a ahuecarla de nuevo.

"No te has comido tu desayuno…"

"Cómetelo tú," Arthur le besó en la mejilla antes de ir hacia la puerta. Merlin miró como se marchaba y tiró la almohada, echándola en la cama antes de ir hacia el desayuno. Lo cogió, deseando que Arthur estuviera ahí para comer con él, o al menos comer algo, para lo que importaba. Pero sabía que Arthur estaba centrado en encontrar a Morgana, antes de que recuperara demasiado poder, o consiguiera otro ejército. Había pasado un mes entero, y no había señales de ella, Merlin honestamente dudaba que la hubiera, pero no le dijo eso a Arthur.

Bueno, por fin empiezo con la tercera parte de la historia, ahora están juntos pero vamos a centrarnos un poco más en el resto de personajes y en cómo van descubriendo a los tortolitos. Tiene doce capítulos que iré publicando cada semana. Disfruten ;P

Capítulo 1

El verano había acabado, lo único que había dejado eran días calurosos y noches frías. Esta era la época del año que menos le gustaba a Merlin; se despertaba, o sudando o congelado a morir. Hoy, estaba congelándose a muerte, se estiró buscando las mantas pero no las encontró. Soltando un gruñido se giró para estar de frente a su dormido compañero y abrió los ojos. Arthur estaba al otro lado de la cama, completamente envuelto en la manta, arropado como una princesita. No le importaba que Merlin tiritara hasta morir, eso estaba claro.

El sol ya había salido, y parecía que desde hace rato, eso no era bueno, Merlin debía dejar de pasar las noches en la cámara del rey. Esta era la cuarta vez esa semana y Gaius empezaba a sospechar, Merlin no entendía realmente porque Arthur no le dejaba decírselo a Gaius. Se sentía deshonesto, lo que era bastante cínico, viniendo de Merlin, que mentía a todo el mundo, incluso al hombre al que amaba…

Aun era extraño pensar en eso, su relación había empezado hacia un mes, y nunca lo decía, bueno… a nadie más que a Arthur, aunque sólo tres veces, y una en realidad no contaba porque Arthur había insistido hasta que lo había dicho. Pero él quería a Arthur, aunque toda su relación estuviera basada en mentiras. Merlin intentaba no pensar demasiado en ello.

Su compañero de cama soltó un fuerte bostezo y rodó; mirando a Merlin con los ojos medio abiertos y una tonta sonrisa en la cara. Merlin rió para sí mismo, cuando Arthur se estiró y tiró a Merlin hacia abajo, metiéndolo bajo la manta a su lado, era una de las pocas veces que a Merlin le parecía bien ser maltratado por Arthur. Porque parecía que el estúpido rey disfrutaba demasiado el maltratar a Merlin.

"Piensas muy alto," se quejó Arthur, echando aire caliente en la cara de Merlin al hablar. "Me despertaste."

"¡Lo siento!" replicó Merlin, sarcásticamente. "puede que si no hubieras robado todas las mantas durante la noche."

"Soy el rey y está es mi cama…"

"Entonces no te importará dormir solo en ella."

"No, en realidad lo prefiero, siempre me pegas patadas, solo sigo con ello porque soy un caballero," respondió Arthur, pasando su cálida nariz por el cuello frío de Merlin. Merlin tosió ante eso.

"¡Un caballero no roba las mantas!"

"¿Cómo lo sabes, Merlin? No eres para nada un caballero."

Merlin no se molestó en sentirse insultado, porque estaba calentito ahora y era demasiado agradable. Se quedaron ahí tumbados unos momentos, en silencio. Merlin estaba pensando en levantarse porque sabía que Gaius le haría las mismas preguntas que siempre, cuando Merlin no estaba ahí, y Arthur necesitaría su desayuno. Pero, sin importar cuanto pensara en levantarse, no lo hizo, en cambio, se envolvió más pegado a Arthur. Era agradable despertarse con alguien al lado cada día, Merlin nunca había tenido una relación como esta antes, o de ninguna otra forma tampoco. Se preguntaba cuanto duraría, hasta que Arthur finalmente la acabara y buscara una esposa. Se preguntaba si aun sería Gwen.

"Está empezando a hacer frío aquí," dijo Arthur entonces, rompiendo los pensamientos de Merlin. "Alguien debería empezar un fuego."

"Tengo que ir a por tu desayuno de todos modos…" dijo Merlin, tratando de soltarse del agarre de Arthur, pero fallando. "¿Vas a dejar que me levante?"

"No…"

"Eso es estúpido," se quejó Merlin. "¿Cómo esperas que se encienda el fuego y aparezca tu desayuno?"

"Magia."

"¿Qué?" preguntó Merlin, ligeramente en pánico, y también confuso, porque a veces, cuando Arthur estaba cansado, no tenía mucho sentido.

"Debe ser fácil para alguien con magia el empezar fuegos y conseguir desayunos," Arthur soltó un suspiro que hizo cosquillas en el cuello de Merlin.

"No sabría decirte…" mintió Merlin, porque lo sabía, muy bien lo fácil que podía ser. Arthur soltó un hum y besó el cuello de Merlin, rodando a un lado y llevándose la manta con él. Merlin lo tomó como que era el momento de levantarse y con pereza se levantó de la cama, casi saltando cuando sus pies desnudos tocaron el frío suelo. Fue de puntillas hasta donde había dejado las botas y se las puso, pensando en la mentira que le diría a Gaius esta vez. ¿Dónde estuvo esta vez? Se giró y miró a Arthur, que seguía arropado en la cama y suspiró; merecía la pena mentir a Gaius… sólo deseaba que se le diera mejor hacerlo.

Cuando llegó a las cámaras de Gaius y entró, Gaius estaba de espaldas a él, haciendo algo en el mostrador y Merlin intentó lo mejor que pudo, deslizarse en la habitación y llegar a las escaleras antes de que Gaius se diera cuenta, pero sólo había dado un paso cuando…

"¡Merlin!"

Suspiró y sacudió la cabeza, "¡Buenos días, Gaius!"

"No viniste a casa anoche… de nuevo," Gaius se giró y alzó una ceja. "¿Dónde estuviste esta vez? Seguro que no cogiendo más hierbas, cuando aún no he recibido las que recogiste ayer."

"Te dije que no recuerdo dónde las puse, ¡eso es todo!" explicó Merlin, o lo intentó, sin parecer culpable.

"¿Y las estuviste buscando anoche?" preguntó Gaius, caminando hacia Merlin. "¿Y te importaría explicarme la marca roja de tu cuello?"

"Oh eso es…" farfulló Merlin. "Me choqué con la rama de un árbol, se curará enseguida."

"Por supuesto," asintió Gaius y se giró hacia el mostrador, volviendo a su puesto. Merlin suspiró, molesto consigo mismo, y fue hacia las escaleras. Odiaba mentirle a Gaius; miró la marca roja de su cuello en el espejo y maldijo a Arthur. Se cambió rápidamente y bajó las escaleras, Gaius ni se molestó en girarse mientras salía. Sabía que Gaius sabía que mentía y le molestaba, y también molestaba a Merlin por Todo lo que Gaius había hecho por él durante años. Era como mentirle a un padre.

Merlin intentó no pensar en ello cuando fue a recoger el desayuno y volvió a los aposentos del rey. Arthur estaba vestido cuando volvió, sentado ahora en su escritorio, leyendo unos papeles que tendría que firmar. Merlin puso el desayuno en la mesa y cogió unas uvas del plato.

"¿Te dio problemas Gaius?" preguntó, sin molestarse en alzar la vista de los papeles, Merlin se encogió de igual modo.

"Creo que se está molestando conmigo."

"No es una sorpresa, eres molesto."

"Gracias," Merlin rodó los ojos y sólo por ese comentario, cogió una salchicha del plato. "¿Por qué no podemos decirle a Gaius lo nuestro?"

"Porque, ya te lo he dicho…" replicó Arthur, aún sin alzar la vista. "Aún no podemos decírselo a nadie, estábamos de acuerdo en eso."

"Porque no sabemos que pasará si lo hacemos…"

"No me gustaría nada más que decírselo a todos, Merlin, lo sabes," finalmente le miró y suspiró. "Pero sólo ha pasado un mes, no sabemos a dónde va esto. Tú solo tienes que preocuparte por Gaius; Yo tengo un reino entero."

"Lo sé… lo sé," Merlin rodó los ojos, otra vez, y fue hacia la cama, para hacerla. Trabó las mantas bajo el colchón y dijo, "No tenemos que decírselo, no a todos, sólo a Gaius… cuando quieras hacerlo."

"¿Por qué no quieres decírselo a los demás?" preguntó Arthur, pero Merlin no lo podía ver más. Así que Merlin se encogió de hombros.

"Por todas las razones que has dicho antes, simplemente no sería inteligente, ¿sabes?" suspiró una vez más. La verdad sea dicha, no creía que el reino pudiera tomar las noticias de que Arthur se acostaba con su sirviente demasiado bien. "Tienes todo un reino por el que preocuparte, aunque descubramos a donde va esto."

"No nos preocupemos por eso ahora."

Merlin asintió, aunque nadie estaba mirando, y no le importaba realmente si Arthur veía su señal de entendimiento, mientras empezaba a ahuecar las almohadas. Arthur aun debía tomar una reina y tener un heredero, así que decirle a todo el reino sobre ellos sería estúpido, y muy en el fondo, sabía que Arthur sabía eso.

"Tengo que ir a mi reunión con el consejo," habló Arthur de nuevo y Merlin saltó cuando sintió sus manos en sus costillas. Había estado tan sumido en sus pensamientos y manteniendo en sus manos la almohada en la que había dormido esa noche. Empezó a ahuecarla de nuevo.

"No te has comido tu desayuno…"

"Cómetelo tú," Arthur le besó en la mejilla antes de ir hacia la puerta. Merlin miró como se marchaba y tiró la almohada, echándola en la cama antes de ir hacia el desayuno. Lo cogió, deseando que Arthur estuviera ahí para comer con él, o al menos comer algo, para lo que importaba. Pero sabía que Arthur estaba centrado en encontrar a Morgana, antes de que recuperara demasiado poder, o consiguiera otro ejército. Había pasado un mes entero, y no había señales de ella, Merlin honestamente dudaba que la hubiera, pero no le dijo eso a Arthur.