Acabo de comprobar que la inspiración llega en los momentos menos pensados. Verán ustedes, me encontraba preparando el lunch de mi señor padre cuando se me prendió el foco y... ¡Ta-ran! que me da esta idea; por lo tanto, creo que debo aprovechar este flechazo repentino de inspiración antes de que se me vaya la idea.
Aclaro que los personajes del fic NO SON MIOS. Sólo los tomo prestados para desatar esta loca idea, su único propósito es el entretenimiento. Sin fin de ridiculizar la serie o los personajes.
¡Y recuerden! Esto, es un loquillo fic de comedia :D
REPORTERA DEL… ¿ZODIACO?
PRIMERA PARADA: ARIES.
CAPITULO I
JULIO 24 DEL 2008, ATENAS.
Nuestra historia comienza una mañana de verano en las oficinas del periódico "El Centinela De Atenas." Dicho lugar es donde trabaja nuestra amiga llamada…
- ¡DREW! -vociferaba una rasposa voz, tan rasposa, como si de alguien verdaderamente afónico se tratara-
No, ese no es el nombre de nuestra amiga… es su seudónimo. ¿Y por qué usar el apellido de uno para identificarse? Pues bien, esta joven de nacionalidad griega prefería identificarse en sus artículos como "A. Drew."
De inicial A, no por Asclepia, Apolonia, o… algún otro nombre que provoque a uno el preguntarse: ¿Qué estaban pensando tus padres al darte ese nombre?
Más bien, era porque esta chica en sus veintitantos años era tan irreverente, despistada, ¡y por demás ingeniosa! que sus habilidades como periodista ya le habían metido en serios problemas en más de una ocasión. Por ejemplo, cuando la joven Drew era simplemente una universitaria de intercambio...
-FLASHBACK-
Drew se encontraba cantando de lo más campante (y bastante embriagada.) junto a tres de sus queridas compinches en algún bar en Brasil*
-WOOO-OH!
La futura reportera cantaba animada y sobretodo desentonadamente a la par de tres de sus amigas
-LIVIN´ON A PRAYER!
-¡Fuera de mi bar! –rugió el exasperado dueño del local, intentando tapar sus oídos de tal tortura auditiva-
-FIN DEL FLASHBACK-
Si tan sólo pudiéramos remplazar la innegable belleza de la joven por su desentonada voz, entonces ella hubiera sido una vocalista magnífica. Y aunque esto suena más a una compilación de su falta de talentos, Drew también era una mujer inteligente, carismática, noble, y de espíritu aventurero. Lo cual le vendría bastante útil en el lío que estaba por armarle a nuestros héroes…
-¡DREW!
Los vidrios del lugar entero retumbaban ante la demandante voz, notándose irritada por la tardanza de la empleada. Lo que no sabía el editor en jefe del Centinela, es que una pobre reportera cruzaba el edificio a toda velocidad.
-¡Buenos días jefe!
Saludó con aire entrecortado por la carrera que había pegado. La reportera estaba tan ansiosa por el llamado sorpresa de jefe que dudaba a sobremanera si debía o no conversar con el susodicho. Reunió un poco de valor y asomó la cabeza por la puerta de la oficina, tanteando el terreno. ¿Pues ahora qué habría hecho para que el jefe estuviera tan enojado?
-¿Qué no piensas pasar?
-Mmmh... ¡Si! -respondió con fingida naturalidad- Pero… esta puerta parece que necesita mantenimiento -abría y cerraba la puerta, observando las bisagras- ¿Se dio cuenta que las bisagras no tienen aceite? Yo tengo un tío que podría…
-¡Entra ya! -ordenó desesperado, obligando a que la joven obedeciera en el acto-
-Eso hago, eso hago. ¿Qué pasa jefazo?
-¿Por qué no te sientas, Drew? -la aludida procedió a tomar asiento cautelosamente-
-Antes de que me diga algo, déjeme asegurarle que yo no fui. -juró con aire solemne, como si estuviera a punto de ser juzgada- No sé qué le habrán dicho los de redacción, pero le aseguro que…
- ¡Sólo siéntate! -después de que la joven finalmente se acomodó en la cómoda silla, el hombre de porte elegante y serio prosiguió- Verás, tengo algunos problemas con tus artículos… ¿Drew, sabes por qué te contraté? -preguntó con aire de filósofo instruyendo a su discípulo-
-¿Porque mi papá es su mejor amigo? -el jefe, viendo su inspiración desplomada, rodó los ojos al cielo y carraspeó para dar comienzo a su sermón-
-Por supuesto que no -respondió al tiempo que le pegaba un sorbo a su café- Te contraté porque en ti vi la chispa, la frescura… -el hombre hablaba apasionadamente, como si se tratara de un político en campaña electoral tratando de ganarse a su audiencia- ¡El talento que se necesita en los reporteros de hoy en día!
-Eso explica por qué me dio a cubrir la sección del obituario de mascotas -El hombre se ahogó con el café que bebía, sintiendo como la chica, incrédula, lo miraba entrecerrando los ojos– Digo, no es que sea muy exigente, pero… ¡¿El obituario de mascotas? -le reprochó, echando su cabeza de lado- Pudo haberme puesto en sociales, ya que mi vida social está a punto de extinguirse. Incluso gustosamente hubiera aceptado ser reportera de espectáculos… y mire que eso ya es caer muy bajo ¡Hasta hubiera aceptado gustosa la sección deportes! De los cuales soy tan aficionada, como un vegetariano a la carne. Pero… ¿el obituario de mascotas? ¡Ahí si que se pasó jefazo!
-Ya no te quejes -soltó irritado, después de aclarar por enésima vez su garganta- Ahora tienes artículos de diferentes temas. Además, ¿Creías que te iba a dar tanta responsabilidad sin ponerte a prueba primero? Tenías que demostrarme tu talento y verdadero potencial. ¡El cuál es grandísimo! Sin embargo… -Advirtió, dando un aire de suspenso al asunto- Tus últimos escritos han sido algo…
Drew se inclinó hacia el frente, acortando un poco de la distancia que el escritorio de su jefe imponía entre los dos. Estaba a la expectativa.
-Diferentes. Por ejemplo… -tomó un par de periódicos, se puso sus lentes de lectura, y comenzó- "La sociedad en decadencia a través de los siglos" -hizo una breve pausa para ver a la chica por encima de los periódicos, arqueándole una ceja a modo de desapruebo- "Mentira: ¿verbo, o acción universal?" "El secreto de los… ¡¿OVNIS?!" -dijo con los ojos casi desorbitados. Retiró los lentes y frotó sus ojos para corroborar lo que no aquello fuera producto de su borrosa visión- ¡¿Quién fue el inepto que permitió imprimir esto? -para toda respuesta, nuestra amiga reportera lo señaló despreocupadamente, aunque hundiéndose un poco en su asiento- ¡Que dices Drew...! -El hombre incluso soltó una carcajada, pensando que eso era un disparate- ¿Es en serio?
-Ya lo creo –De pronto, la joven comenzó a reír y retorcerse en su asiento, como quien recuerda algo comiquísimo- ¿No lo recuerda? -Preguntó entre risas- Fue al día siguiente de la fiesta de aniversario del periódico. Lo mejor de todo, fue cuando usted llegó por alguna extraña razón disfrazado de rumbera… -Súbitamente adoptó una pose pensativa, como si tratara de descifrar el porqué de la extraña vestimenta de su jefe aquel día-
- ¡Ya me acordé…! Aquel día me dio una resaca horrible, y para colmo estaba bajo la amenaza de divorcio de mi esposa. Todo por haberme pescado ebrio en ese sitio de bailarinas exóticas… -pensó con remordimiento el jefe- ¡Maldito tequila! -masculló-
-¿Cómo dice?
-No, no. Nada Drew, olvídalo.
-De acuerdo… –dijo la escéptica, entrecerrando los ojos- ¿Me va a decir entonces cuál es el problema con mis artículos? Porque yo no veo absolutamente nada malo con ellos -refutó la atractiva, pero desafiante jovencita- ¿Acaso no ha escuchado sobre el derecho a la libre expresión? -La chica se puso de pie de un brinco, casi con un puño hacia arriba misma activista- ¡Nuestra sociedad necesita información para no permitir ninguna forma de opresión! ¡Poder para el pueblo! ¿Cuál es el problema con ello, jefe? A ver, dígame que lo estoy esperando ¡El pueblo-unido-jamás-será-vencido! -canturreó dando pisotones al compas- ¡El pueblo…!
-¿Estás dispuesta a quedar desempleada, entonces? -le interrumpió abruptamente, derribando con la fuerza de un tifón la inspiración de la joven-
-Por eso digo que soy toda oído a sus sugerencias -respondió resignadamente, brincando para bajarse del escritorio-
-Como te decía, aunque tus artículos tienen potencial, lo que en realidad necesitamos es contenido más atractivo para nuestros lectores. Pero si tú no estás dispuesta a colaborar de tal manera…
- ¡No me haga esto jefe!
Ante la posibilidad de perder su trabajo, el cuál le daba para sostener las cuentas a duras penas; lo único que le quedaba hacer era lo que comúnmente hacemos los mortales en situaciones desesperadas: suplicar. En un movimiento rapidísimo lo tomó por el cuello de la camisola, sacudiéndolo con violencia.
-¡De verdad necesito el empleo!
-¡Cálmate, mujer! -pedía mientras trataba de agarrar su peluquín que amenazaba con abandonar su despoblada cabellera-
-¡Es que usted no entiende…! –pero Drew no paraba- ¡Mi sueldo apenas me alcanza para pagar la renta…!
-Sí, pero si me dejas explicarte… -Al pobre hombre le rebotaba su cabeza de un lado a otro por tanto zangoloteo-
- ¡Terminaré haciendo Dios sabe que cosas para sobrevivir! ¡¿SABE LO QUE SIGNIFICA? -Jalando a su jefe hacia ella con brusquedad- ¡¿SABE LO QUE SIGNIFICA?
-¡YA FUE SUFICIENTE! -Gritó, extendiendo los brazos en un descomunal esfuerzo por liberarse del agarre de la histérica chica- Mira, Drew, contemplé tu situación detenidamente. Y no, no te voy a despedir… aunque algo me dice que debería -se dijo para sus adentros- Te voy a dar otra oportunidad.
-¡¿De veras jefe?! -la esperanza volvía al rostro de la joven- ¿Qué tengo que hacer? ¡Usted diga rana, y yo salto!
-Me alegro de que estés dispuesta. Sabía que comprenderías, precisamente ahora que el negocio está decayendo estrepitosamente… -La reportera pasó saliva dificultosamente- Por eso te voy a encargar un trabajo especial…
Aseguró en un tono que a la chica se le antojó de suma confidencialidad, incluso sospechoso. Además, el hecho de que se acercara peligrosamente a ella como para susurrarle algo, no ayudaba a despejar la preocupación a la ya de por si malpensada Drew.
- ¡Oiga! ¿Qué la pasa? -Se levantó de golpe del asiento para poner distancia- Prefiero quedarme desempleada a tener "encargos especiales." ¡He oído hablar del acoso sexual en el trabajo! -el hombre, con ojos como de plato, intentó interrumpirla en vano- Discúlpeme, pero si así está la cosa en este periódico, entonces no necesito tanto este trabajo. ¿Me entiende? -le señaló fieramente, decidida a salir de la oficina- ¡De mejores lugares me han corrido! ¡Y que tenga buen día, SEÑOR!
Concluyó la joven, azotando la puerta tras ella al salir de la oficina, dejando también a su jefe engarrotado en su silla. No faltó de mucho tiempo para que el anonadado hombre procesara todo lo que acababa de ocurrir, pues en menos de 10 segundos de la salida de la reportera….
-¡Se me olvidó mi mochila! -esta se adentró de nueva cuenta rápidamente, como no queriendo la cosa-
-¡Drew, aguarda! -pidió inmediatamente para aclarar el malentendido, aunque algo en su consciencia le decía que quizás tenía que dejar a la dinámica joven- ¡Yo no estoy queriendo decir nada de eso! ¡Que acoso, ni que acoso!
-Ah, ¿no…?
-¡No! -Escupió, sin esconder lo ofendido que estaba- ¡Uno de estos días acabarás destrozando mis nervios! Toma -Drew atrapó el paquete que le arrojó su jefe-
-¿Y esto qué? -Inquirió mientras buscaba la manera de abrir el paquete con los dientes-
-Tu misión, efectivamente -El hombre se reclinó en su asiento, masajeando sus sienes-
-No entiendo… ¡Aquí sólo hay fotos de hombres! -Le enseñó una foto de un hombre de cabellos violeta y lunares a modo de cejas- Aunque muy guapos debo decir -susurró, repentinamente sintiéndose atraída a explorar el resto de las fotos- ¿Qué tiene que ver estas fotografías con la supuesta misión?
-¡A eso voy! ¿Sabes quiénes son los caballeros del zodíaco?
-¡Por supuesto! -soltó como si fuera lo más obvio del mundo, y el hombre sonrió complacido- Es la nueva Boy Band que está de moda en Corea –aseguró con expresión triunfante, por lo que el jefe se pegó en la frente con la mano-
-¡No Drew! –eespondió decepcionado- Ellos son…
- ¡Claro! -chasqueó los dedos- ¿Cómo pude olvidarlos? Ellos son…
-Ajá, ajá…
El jefe esbozaba una gran sonrisa al tiempo que asentía marcadamente una y otra vez
-¡Los jugadores del nuevo equipo de fútbol soccer!
¡Lo dicho! La reportera no tenía ni la más remota idea de la identidad de aquellos héroes
-Y querías la columna deportiva... -dijo con sorna- No sabes nada de ellos ¿Cierto? -le acusó, ofreciéndole una mirada cargada de reprensión-
-La verdad, la verdad… no. –admitió, sonriendo cual niña pequeña y hundiéndose en el asiento- ¡Pero es que a eso me suena!
Y a pesar de su ignorancia en el tema, aún así, ¡la reportera se atrevía a alegar! El jefe se tragó bruscamente un par de aspirinas.
-Guardianes de la mitológica deidad griega, Atenea.
-Si… -dijo analizando, poniendo la mano en la barbilla- Es un poco extremo, pero también podría ser…
- Y lo son -respondió con rostro inexpresivo- Tu encargo es ir en busca de estos jóvenes, identificados como… santos de Athena. ¡Mira que son verdaderamente un misterio, todo indica que hay una gran noticia por ser revelada! Verás, estos jóvenes aparentemente están relacionados con la millonaria Saori Kido y la fundación Graude. Hace algunos años, por iniciativa de la señorita Kido, se ofreció el por demás popular Torneo Galáctico. En dicho torneo, algunos jóvenes también identificados como caballeros se enfrentaban en combates brutales. ¡El mundo tenía sus ojos puestos en ellos! -Drew aguzó la mirada, atenta al relato- Sin embargo, después de que una de las armaduras, o los premios que ofrecían fue robado, ¡O que se yo…! El punto es que todos los medios les perdimos el rastro completamente, como si nunca hubieran existido. -la reportera asintió cautelosamente, completamente atrapada con el relato- Incluso se les ha adjudicado su presencia a algunos fenómenos sobrenaturales que han ocurrido. Asumo que recordarás aquél eclipse que se extendió por días...
-¿Qué si lo recuerdo? ¡Pensé que era el fin del mundo! Si hasta casi regresaba con mi ex-novio por la intensidad del momento -En el acto hundió el rostro en sus manos, avergonzada por su confesión-
-Tu ex-novio, ¿El chico de…?
- ¡Si, ese! Por favor no indaguemos más en el tema, sólo quería enfatizar que en tiempos desesperados… ¡Bueno, ya sabe! -sacudió la cabeza frenéticamente- Pero usted siga, ¿Qué tienen que ver ellos y el eclipse?
-Ahí está lo interesante, y donde entrarás tú, de hecho. La cuestión está en que cuentan por ahí que estos santos de Athena tuvieron que ver de forma crucial con los sucesos del eclipse. De alguna forma que no conocemos o alcanzamos a comprender... Por lo tanto, usted tiene la misión de ir a donde ellos, en nuestra representación, e investigar qué fue lo que ocurrió y saber más sobre su identidad.
Al terminar la instrucción, la chica no pudo controlarse más. Trató de cubrir con su mano una mueca que peligrosamente se convertía en sonrisa. Aquella inevitable reacción era bastante inapropiada, como cuando uno se encuentra en una situación embarazosa y no puede evitar más que reírse. Drew sin poder contenerse más, soltó una pequeña risita, la cual rápidamente se tornó en una carcajada. Esta creció y creció hasta que se vio presa de un ataque de risa, de esos que te hacen doblarte del dolor abdominal y te sacan una que otra lagrimilla.
-¡Uf! –suspiró en un vano intento por calmarse- ¡Buena esa jefe! -respondió a la par que limpiaba las lágrimas de sus ojos- Ya, en serio, ¿Cuál es la nota que tengo que cubrir?
-ESA, es la nota.
Si la joven Drew hubiera conocido a Camus de Acuario, pensaría que aquél hombre frente a ella era el mismísimo padre del maestro de los hielos; dado a la mirada gélida con la que él la escrutaba.
-¿¡Habla en serio!? -con los ojos a punto de desorbitarse, y prácticamente cayéndose de su asiento- ¡P-pero, pero...!
-Sin excusas Drew, sin excusas. Te quiero en Rodorio mañana a primera hora. Ellos se encuentran aislados del pueblo, en un lugar conocido como "Santuario." Estúdialos, convive con ellos, pregúntales qué es exactamente lo que hacen, cómo es su vida en un día normal. -por lo que veía la confundida reportera, su jefe se estaba entusiasmando con sus ideas- ¡Qué sé yo! Muéstrame el lado humano de estos muchachos, Drew. Cualquier detalle que nos de la ventaja a nosotros sobre cualquier otro medio. Entrégame un artículo excepcional, si no… -Drew pasó saliva dificultosamente ante la severidad del jefe- tendrás que ir reconsiderando el ser bar tender de nueva cuenta.
-Pero jefe…
-Tienes cuatro días antes de que nos vayamos a imprimir -la chica sintió como se le bajaba la presión ante tal tarea y corto tiempo- Confío en ti, Drew -le dio una afectuosa palmadita en la mejilla a la ahora petrificada joven- Salva tu pellejo como reportera -sentenció con tono sombrío- Ahora, ¡Largo de mi oficina! –concluyó, clavando la vista en algunos papeles, haciéndole señas con la mano para que se retirara-
-De acuerdo –habló con resignación, disponiéndose a partir dando la media vuelta- ¿Algo más? -no pudo evitar el sarcasmo-
-Ya que lo mencionas…
El hombre retiró la mirada de sus documentos por un segundo, estropeando la fuga de la reportera, quien al oír la voz del jefe quedó petrificada en la típica posición para antes de arrancar una carrera.
-¡Demonios! -se reclamó furiosa para sus adentros- Mi gran bocota y yo
-¿Serías tan amable de traerme otro café?
-Por supuesto jefecito, con mucho gusto ¡Faltaba más! -aceptó con falsa sonrisa, soltando un gran suspiro- Y estornudaré en él... -musitó antes de partir-
-II-
Al día siguiente, en el santuario de Athena, nadie sospechaba que ese día recibirían una visita bastante… energética.
- Viernes, 25 de Julio, 2008. Son las 7:00 a.m. Me dirijo a la entrada de lo que es llamado el Santuario de Athena. Por lo que veo, está conformado por grandiosas ruinas a modo de recintos. Hay doce en total, al parecer comienzan por el signo de Aries.
Pausó la pequeña grabadora que llevaba consigo y volvió a posar sus ojos sobre el magnífico escenario anteponiéndose ante ella. La visión de las doce casas era verdaderamente espectacular. Digna de ser más propia para una pintura en algún museo.
La joven no comprendía como un lugar tan sorprendente podía estar recluido de la comunidad. Suspiró apesadumbrada al percatarse también de la infinidad de escaleras que conectaban a cada templo; pero se agradeció así misma por la acertada decisión que tuvo ese día al ponerse botines para escalar. Sacó un pañuelo de su bolsillo y secó el sudor de su nuca. Era un perfecto día para demostrar lo opresivo que podían ser los cálidos días de Julio en Grecia; lo cual a su vez demostró acertada su opción por vestirse casualmente con shorts que llegaban hasta sus rodillas, y un sencillo top azul.
-Veamos quien vive aquí…-Para refrescar su memoria, de su mochila sacó el folder que se le había entregado con las fotos de cada uno de los caballeros dorados. El problema era que sólo algunas de las fotos incluían los nombres de los jóvenes- Aquí dice que este joven responde al nombre de Mu. Mu de Aries… ¿Mu?... -Se encogió de hombros- Qué raro nombre
Y de esa forma Drew emprendió su ascenso en lo que sería un día muy, pero MUY largo…
-III-
- ¡Holaaaaa…! -Drew llamó justo fuera de la entrada del templo con un aire entrecortado al subir tantos escalones- ¿Hay alguien en casa…? ¿Cómo se supone que llame a la puerta, si ni siquiera hay una? -pensó extrañada-¡TOC, TOC! ¡Buenos días!
Seguía llamando la reportera, con tal enjundia, que hubiera podido alarmar hasta la comunidad de Tombuctú. Poco sabía que la tardanza del primer guardián se debía a que cierto alumno suyo le había hecho pasar muy mala noche. El adormilado santo de aries arrastraba sus pasos, era bastante inusual en el carnero el despertarse tan tarde. Claro, su desvelo era gracias a que cierto chiquillo inquieto le había mantenido despierto hasta la madrugada.
-¡Ya voy…! No vuelvo a rentar películas de terror para Kiki. ¡No importa que tanto insista! -refunfuñaba el desvelado- Después no puede dormir, y ahí me tiene contándole cuentos. ¡Y todo esto por la genialidad de Aldebarán!*
Tan concentrado iba en sus trasnochadas reflexiones, que ni siquiera reparó en el atuendo que él llevaba esa mañana… si es que ir medio desnudo se le puede llamar atuendo.
-¿Puedo ayudarla, señorita?
Preguntó el por demás extrañado Mu, pues no todos los días una joven mujer que no perteneciera a la orden se aparecía de lo más campante a la entrada de su templo. Especialmente una tan hermosa. Mu observó que ella poseía un bello rostro, de facciones delicadas y unas pobladas cejas que enmarcaban a la perfección sus bonitos ojos marrones, a pesar de que estos estaban un levemente escondidos bajo un par de anteojos. Su expresión era amigable, al santo no le parecía en lo absoluto intimidante. Sin embargo, más valía asegurarse, por lo que continuó analizando el aspecto de la susodicha, como para descartar su peligrosidad. La joven frente a Mu era de estatura promedio, piel dorada, de larga y exuberante melena castaña; la cual capturó su atención, puesto que los indomables rizos le ofrecían a la chica un aire desenfadado.
Reparó con presteza en su casual vestimenta. Era esbelta, pero de definidas curvas. ¡Pero qué barbaridad, el santo de aries observando tales atributos! ¿Qué cosa había pensado? Mu negó con la cabeza, reprendiéndose enseguida. Rápidamente, regresó a su habitual compostura, a su siempre respetuoso comportamiento. Sin embargo, su instinto de guerrero continuó alerta: ¿Cómo y por qué llegó esa joven dama hasta allá?
-¡Buenos días! -le respondió animada- Mi nombre es Drew, soy reportera del "Centinela de Athenas," periódico de la misma ciudad. Estoy cubriendo una nota acerca de la vida de los santos de Athena que residen aquí. He venido a pedirles que me concedan una entrevista usted y a sus compañeros
Cabe mencionar que Drew no había despegado la vista de la fotografía mientras daba su explicación, todo para asegurarse de que el que estuviera frente a ella fuera el mismo de la foto.
-¿Una reportera? Esto… -respondió Mu mientras se rascaba la cabeza- Supongo entonces que no representa peligro… amenos que sea reportera de espectáculos, pero no parece. Probemos pues… -pensó- Adelante, señorita.
-Muchas gra…
Justo cuando la reportera iba estrechar la mano de Mu y despegó los ojos de la fotografía, se topó con un por demás atractivo hombre, quien usaba únicamente lo que parecía eran los pantalones de su pijama. Con tremendo calor que hacía, Mu llevaba el torso descubierto, cosa que hacía imposible no percatarse de su bien trabajado cuerpo. Al instante, Drew sintió como se sonrojaba hasta la punta de los cabellos. Poco sabía ella que aquél era apenas el primero de muchos sonrojos durante sus múltiples entrevistas.
-¿Le ocurre algo?
Cuestionó Mu, extrañado por el radical cambio en la actitud de la animada joven, dado a que ella ahora cubría sus ojos. Claro está, atreviéndose a entre ver por las rendijas de sus dedos. Ella señalaba el pecho del de aries, y este pronto comprendió el mensaje.
-¡Ups! -decía, cubriéndose lo que podía su pecho, a la vez que sonreía nerviosamente para tratar de disimular lo ruborizado que se había puesto- ¡Discúlpeme señorita, ni si quiera me había dado cuenta!
-Descuide -respondió Drew a duras penas, con las mejillas encendidas-
-Le aseguro que no fue intencional. Por favor, pase mientras me cambio. No se preocupe, si necesita algo, Kiki la atenderá.
-¿Quién es Kiki? –soltó con curiosidad, finalmente recuperada de su sonrojo y apenas adentrada unos pasos en el recinto de aries-
-¡YO! -Apareció de repente el aprendiz frente a la reportera, sonriéndole de oreja a oreja-
-¡WAAAAAAA! -gritó la asustadísima, brincando en un acto reflejo a los brazos del caballero- ¡Dios mío! ¿Qué es eso! -señaló despectivamente a Kiki, muy para sorpresa del risueño niño-
-¿Sabe qué…? Ya no me simpatiza, señora –siseó con indignación pura-
-¡¿A quién le dijiste señora, pequeño rufián?! -refutó igual de ofendida-
-No veo a otra más que a usted, seño… –Kiki respingó la nariz-
-¡¿SEÑORA?!
Repitió incrédula. ¡Si aún estaba en la flor de su juventud! Pensó esperanzada ¡Que gancho al hígado había sido aquel comentario! ¿Acaso tendría que comenzar a usar las cremas antiarrugas de las que tanto hablaba su sacrosanta madre? En su debate cosmético seguía, olvidando por completo el pasajero susto. ¡Ah! Pero eso sí, sin bajarse de los fuertes brazos del carnerito.
-Kiki, no seas grosero
Interrumpió Mu a su aprendiz justo a tiempo, antes de que esa mujer fuera la causante (y víctima.) del descubrimiento del séptimo sentido del pequeño.
-¡Ella empezó! -el niño le dio la espalda a su maestro- Me ha dicho "cosa." Además… hirió mis sentimientos
Y Kiki volteó a ver a su maestro con cara de cachorro abandonado, pero como ese truco ya bien lo conocía Mu, sólo Drew se conmovió y reprimió un instinto por abrazar al pequeño diablillo.
-Eso lo tienes por aparecerte así ante las personas. Te he dicho específicamente que no lo hagas.
Kiki rió traviesamente, dejando de prestar atención a las palabras de su maestro al notar la comprometedora pose en la que estaban ambos jóvenes.
-¿Y ustedes que estaban haciendo, eh?
Dijo el niño pícaramente, provocando que ambos se voltearan a ver, reparando súbitamente de cómo continuaban en su abrazo. Al estar tan cerca, ambos se volvieron a sonrojar, y rápida, pero delicadamente, Mu puso en el suelo a Drew. No es necesario mencionar que la joven reportera se sentía en las nubes, ¡y eso que apenas comenzaba su aventura!
-¡Se pusieron rojos! Rojos como tomate -canturreaba Kiki en modo burlón. Mu, aún con las mejillas sonrojadas, le asestó un buen coscorrón al aprendiz- ¡AUCH! ¿Por qué me pega? -se quejó con mueca graciosa, sobándose la cabecita-
-Eso fue por lo de ayer. Esto… -repitió la acción-
- ¡Ay…!
-Ese fue por lo de hoy. No seas grosero ¿Dónde están tus modales, Kiki? -el pequeño pelirrojo rodó los ojos sin más remedio que obedecer- Pon atención, voy a cambiarme; pero, si a la SEÑORITA… -Mu arrastró las palabras para que no se repitiera el incidente del orgullo de mujer herido- Se le ofrece algo, la atiendes. ¿Entendido?
-Ni que fuera un criado -Masculló el aludido-
-¿Cómo dices, Kiki?
-¡Que con muchísimo gusto lo haré! -Respondió, falsamente entusiasmado y mostrándole ambos pulgares hacia arriba -
-Kiki… -advirtió mirándolo de reojo antes de salir- Compórtate… o te vas a apilar rocas en Jamir. -sentenció telepáticamente. El niño negó con la cabeza eufóricamente con expresión temerosa-
Una vez el guardián de la primera casa se había retirado por completo de la habitación principal donde la reportera y su aprendiz le esperaban, el niño inmediatamente comenzó a curiosear a la inesperada visitante.
-¿Y tú que haces aquí? -cuestionó ya que su maestro les había dejado solos- No pareces una amazona, eres demasiado delgada para ser una y te hace falta músculo. Apuesto a que yo ya soy mucho más fuerte que tú y apenas tengo siete años.
Sentenció Kiki hablando apresuradamente, dando vueltas alrededor de la chica para inspeccionarla de arriba abajo.
-Eso de que tu seas más fuerte que yo no lo sé... -refutó ella juguetonamente- Pero tienes razón, no soy una amazona. Yo soy una reportera -le aclaró, bajándose a la altura del niño-
-¡Wooooooooooooow! ¡Una reportera!
De los ojos de Kiki salían chispas de la sorpresa, apretaba sus manitas en puños y las juntó a su boca por tanta emoción. Drew le sonrió alegremente, no muchos reaccionaban así de emocionados con los reporteros. ¡Menos si era ella la reportera en cuestión!
-¿Sabes qué es un reportero?
El niño meneó la cabeza en modo de afirmación, y con una gran sonrisa dijo…
-¡No! Pero definitivamente nunca había escuchado de ellos -comentó con naturalidad, ganándose una mirada glacial de la desencantada reportera-
-¿Y tú qué haces aquí niño?
Preguntó ya de pie en un tono algo cortante, dado a que habían roto sus ilusiones.
-Yo soy un caballero de Athena -aseguró orgulloso, adoptando una pose que, más que ser de caballero, parecía de superhéroe-
-No luces como uno -dijo para vengarse-
-¿Tú qué sabes de caballeros? -reprochó el despechado aprendiz-
-Al menos sé más de lo que tú sabes de reporteros.
-¿Ah sí? Pues…
Ese comentario verdaderamente dejó sin palabras al pequeño hablador. Sin nada que decir, se había quedado con la boca abierta.
-Se supone que los caballeros deben de ser hombres fuertes, ¿no? Así como el caballero de esta casa, que apropósito ¿Tú qué haces viviendo con él?
-Mu me ha hecho todo lo que soy… -respondió sacando el pecho con orgullo- Él me ha enseñado todo lo que sé. Me ha guiado desde que tengo memoria, siempre está conmigo. Me quiere, me cuida, me protege…
-¡Es verdad! -se dijo mentalmente- ¿Cómo no me di cuenta? ¡Está clarísimo! ¡Este niño es su hijo! Por supuesto que sí, eso explica el parecido entre ambos…
Drew se había olvidado de una de las reglas de oro de su profesión: Prestar atención a todo momento. Sólo veía como se movían los labios del niño sin emitir sonidos y hacía gestos con los brazos exageradamente. Sin embargo, ella ya no observaba lo que el muy inspirado niño decía de su maestro. La joven reportera seguía muy ocupada saltando a conclusiones erróneas acerca del par de Lemurianos.
-Al parecer el primero de los caballeros es un joven papá soltero -anotó en su pequeña grabadorcita-
-¿Ah?
Kiki dejó caer de lado su cabeza, estaba completamente confundido.
CONTINUARÁ EN... ¡SAMBA!
Notas de la autora*:
Para más referencia lea el fic: "Atena Durmiente."
El flashback sobre las amigas de Drew hace referencia al fic "The Boys of the Kido's Mansion" por la autora y mi querida amiga Silentforce666. Si no han leído este fic, háganse un favor y pasen a leerlo. Es un deleite a la imaginación y de seguro les hará pasar un muy buen rato. Además, cualquiera de las historias de esta autora, estoy más que segura les encantarán.
Shout out to Silentforce666 de nueva cuenta Por ayudarme tantísimo durante esta re-edición de la historia. No hay colores en el mundo con los que te pueda agradecer tu colaboración. :)
Y muchísimas gracias también a todos aquellos a quienes se han animado por leer (o re-leer) esta historia. ¡Les mando un abrazo!
¡Hasta pronto!
