PROLOGO.
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Londres, seis menos diez de la mañana, los escombros y los restos crujían debajo de las suelas de sus zapatos, mientras ambas se dirigían con cansancio a refugiarse del frío que ya azotaba la ciudad, un frío bastardo pero necesario para dar frescura después de la inmensa ola de calor que se causó por el infierno de la noche anterior y la madrugada que se se estaba desvaneciendo, Integra Hellsing daba pasos pesados cubriendo con su mano derecha, su hombro izquierdo que aún se esforzaba por sangrar aunque ahora menos que hacia unas 2 horas cuando reclamó victoria y se dio fin a la guerra con la muerte del mayor. Íntegra, iba en compañía de Seras, a ésta le negó que la cargara con la 'excusa' cubierta de orgullo de que ella aún herida seguía siendo una dama de hierro, las dos llegaron a un punto de encuentro donde podrían tomar un helicóptero enviado por Hugh Islands para ponerlas a salvo –especialmente a integra– de la consumida Londres que se había vuelto toda un peligro bioquímico para cualquier humano que haya sobrevivido. La Sir abordó con esfuerzo y ya acomodada se dejó vencer por la somnolencia que le causaba la pérdida de sangre y antes de entregarse por completo a los brazos de morfeo a su mente llegó la imagen de Walter, a quien vio por última vez cuando ella hizo su huida en el Rolls Royce y él se quedó para enfrentar al subordinado hombre lobo, y finalmente la mente de Integra fue invadida por la imagen de Alucard, a quien le había arrebatado Millenium, a quién no pudo evitar buscar con la mirada a su alrededor justo cuando atravesaba parte de las ruinas londinenses con la vaga esperanza de encontrarlo, burlándose de todo pronóstico de ser inhibido de su No-vida, pero ahora, la realidad era otra, él no estaba y lo único que pudo obtener de Alucard como restos fue una baldosa marcada con el pentagrama que representa el sello de cromwell; la tomó y llevó consigo.
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Sus profundos iris azules llenos de pesadez al fin se abrieron, inspeccionaron el desconocido lugar, su estado de alerta y vigilia se establecieron y si no fuera por que notó un dolor punzante se localizaba sobre su hombro, ella se hubiera levantado de golpe. Recordó el disparo fallido de Max Montana que había dado en su hombro. Suspiró, con parsimonia y sin afán se deshizo de las cobijas usando su brazo más funcional. La habitación era elegante, sencilla pero sofisticada, disponía de un buro con un teléfono inalámbrico, allí pudo distinguir sus lentes, los uso para ver mejor su entorno dándose cuenta que el lugar hacía parte no de una mansión, no de su mansión ni de de otra que supuso podría ser de Hugh. Hallo tras una tela fina puesta como cortina, un ventanal corredizo, movió hacia un lado la tela y detrás había un precioso paisaje donde se apreciaba el mar, el lugar no era algo que ella conociese pero le traía mucha tranquilidad. atravesó el ventanal quedando sobre el balcón de la habitación y pudo observar que se encontraba en un segundo piso, abajo pudo visualizar que iban dos Aparentemente sirvientes del lugar que levantaron la mirada y al verla apresuraron el paso para entrar a la casa y dar aviso a quien fuera dueño del lugar sobre el despertar de la Sir. Ella entonces entró nuevamente a la habitación y se sentó sobre el lecho esperando a que alguien viniera a buscarla, no pasó mucho tiempo antes de que alguien tocara a la puerta.
―Siga ―dijo la rubia.
la puerta se abrió y detrás de ella apareció una melena rubia que ella pudo reconocer.
―Ama ya se ha despertado ―dijo muy animada Seras Victoria, camino hasta donde ella observando la de arriba abajo cerciorándose de que todo estuviera en orden sonrío apacible. Integra asintió y volvió su mirada al ventanal ―Necesito un reporte ―pidió la sir a su subordinada, en un tono de voz calmado entonces serás se enderezó atenta y asintió dispuesta a entregar toda información a su ama.
―S-sir Hellsing, actualmente se encuentra en la costa . . . En la casa de campo propiedad de Sir Islands, con objetivos netamente relacionados con su salud ―Integra asentía con la mirada fija sobre la draculina.
―Con respecto al personal de la organización Hellsing. . . ―continuó diciendo ―fueron dados de baja noventa y cinco soldados, quince de la servidumbre y . . . Mi maestro. ―automáticamente Seras bajó la mirada. ―solo hubo dos sobrevivientes ama.
Integra giró la cabeza sin mostrar facción alguna creyendo que la joven había terminado su reporte, sin embargo antes de pronunciar palabra alguna, la volvió a escuchar :
―Walter C Dornez y usted ama, yo no estoy incluida porque prácticamente ya estoy muerta ―se rascó la nuca.
―¿¡Walter, dices!? ―expresó Integra levantándose de la cama esperando más palabras de la muchacha que estaba al frente suyo.
―S-si, ama. Él está . . .
―Integra, deberías descansar ―una voz bastante añeja interrumpió la conversación, se trataba del líder de la mesa redonda Hugh Islands, tras de él se hallaba Walter aparentemente ileso. Al verlo, el rostro de integra se contrajo; parecía que sentía dolor, pero no un dolor físico si no, un dolor emocional irradiado del miedo y el pesar de saberlo muerto.
―Walter. . .
Él aludido ingresó a la habitación he hizo su respectiva reverencia hacia su ama. ―Me alegra verla sin daños mayores ama, es usted una mujer muy fuerte y me place volver a usted para servirle.―sonrió.
―Creí que habías muerto ―Integra esbozó una sonrisa con esfuerzo de no mostrar tanta emocionalidad.
Me temo mi señora, que debo pedirle que me hable más fuerte - dijo de manera cortés el mayordomo ―los efectos de la guerra me han dejado un daño irreversible ―señalando su oído derecho, dando a entender que ahora sufría de una sordera adquirida a causa de una granada que explotó cerca a él dejándole el sentido auditivo gravemente comprometido por lo cual debía valerse ya de su oído contralateral que gracias al cielo no había sufrido tanto.
Integra hizo un mohín de enojo, ya se estaba dando cuenta de que la guerra tenía que, si o si alcanzarlo todo y dejar secuelas.
―Lo lamento Walter, aún así agradezco a Dios que sigas con nosotras ―dijo en un tono de voz más alto. Walter movió la cabeza haciéndole entender que la había escuchado
―Espero estés cómoda Integra, ―agregó Islands ―necesitamos de tu pronta recuperación, la mesa redonda, la corte y su majestad nos están esperando. ―terminó de decir con frivolidad y ya dispuesto a salir de la habitación finalizada su sentencia. Integra no pudo evitar estremecerse hacia sus adentros, comprendió y asintió con un dejo de incomodidad, no por las 'organizaciones' nombradas, era más por el tono de Hugh que dejaba caer toda responsabilidad sobre los hombros de la sir.
―Ah, por cierto Integra, mañana será el sepelio de Sir Penwood ―completó sin dar más detalles y saliendo pronto del lugar.
La rubia se dejó caer nuevamente sobre el lecho prestado, masajeó sus sienes, el asunto de la guerra era sumamente estresante, ya veía venir lo que traía; sustentar la razón de lo ocurrido, rendir cuentas del caos causado por la entidad que tuvo que haberse resuelto hacía 50 años aproximadamente cuando se establecía la guerra del partido nazi. Walter y la Draculina se miraron, sabían lo que se aproximaba y con esa acción se hicieron entender que debían dar todo el apoyo a su ama.
