"Tu ingrata sonrisa"

Capítulo 1

Durante un buen tiempo he querido huir sin saber de qué. ¿De ella? ¿De su sonrisa? ¿De ambas? Creía que si me alejaba lo suficiente podría olvidarla. Dejar de lado esos estúpidos sentimientos que solo les concernían a los herbívoros. Creía que si ponía la distancia necesaria entre nosotros me bastaría para disipar su ingrata sonrisa de mi mente. Pero…cuan equivocado estaba.

~~O~~

-Kyo-san.-llamo Kusakabe suavemente a la puerta de la oficina del joven prefecto.- ¿Me permite pasar?

-Pasa.-le autorizo con su usual tono de voz. Se encontraba sentado mientras observaba unos papeles en su escritorio. Los expedientes de los nuevos estudiantes que ingresarían a su preciada Namimori. Miraba con detenimiento cada expedienté, quería asegurarse de que ningún herbívoro revoltoso o con mala reputación viniera con la intención de manchar a su tan amada escuela.-Mas te vale que sea algo importante.-le dijo al verlo entrar. El segundo al mando dio un respingo pero rápidamente se incorporó.

-Lo es.-aseguro Kusakabe.-Vine a avisarle que la ceremonia de apertura por la entrada de los de nuevo ingreso ya casi va a empezar.-explico.-Kyo-san, el director necesita de su presencia como el presidente del comité disciplinario.

Hibari tomo el reloj que se encontraba sobre su escritorio y efectivamente casi empezaba la ceremonia, faltaban solo quince minutos. Los alumnos de los diferentes grados de seguro ya estaban llegando.

-Bien, iré enseguida.-dijo mientras seguía en su tarea de revisar los expedientes.-Puedes retirarte.

-Hai.-hizo una reverencia.-con su permiso.

El joven de cabellera azabache iría a la ceremonia hasta asegurarse de haber visto todos los expedientes. Al parecer todos eran alumnos normales a su vista. Con buenas calificaciones, malas calificaciones. Buenos deportistas, malos deportistas. Estándares normales según él, no podía haber alumnos perfectos, incluso él carnívoro lo sabía. Por fin llego al último expediente. Miro con extrema atención. En la foto aparecía una pequeña castaña de orbes chocolates y cabello despeinado. Se le veía algo sonrojada. Tal vez por la vergüenza de ser fotografiada. Pero debía admitirlo, era una niña muy linda. Una pequeña niña que emanaba inocencia por cada poro de su piel. La observo por un largo rato. Había quedado encantado. Pero se reprendió rápidamente por su actitud anterior. Él no era un estúpido herbívoro para tener esa clase de pensamientos. Dejo de mirar la foto y se concentró en lo importante, su información. Leyó su nombre.-Sawada Tsunayoshi.-interesante nombre, pero según él esa era nombre de niño. Siguió leyendo cada línea de ese papel. Contaba con trece años, tipo de sangre A, media ciento cincuenta centímetros, y apenas pesaba cuarenta y un kilos. Demasiado pequeña. Sus calificaciones eran las peores que había visto en su vida, ni Hibari se imaginaba que podría existir persona alguna con notas tan espantosas. Su habilidad en deportes y actividades extracurriculares era un asco. Lo dejo pasar, siguió leyendo todo su expediente sin hallar algún otro dato interesante de la chica. Miro una vez más la foto y supo entonces que a pesar de ser una completa inútil, no era alguien que pudiera amenazar la seguridad de su escuela. Dejo los papales en el escritorio, bien ordenados claro y fue en dirección al auditorio donde darían la bienvenida. Miro el reloj que traía en su muñeca y chasqueo la lengua en señal de molestia, ya iba tarde y todo por culpa de su distracción anterior.

~~O~~

-¡Hiee! ¡Ya voy tarde!-Sawada Tsunayoshi, alias Tsuna o más comúnmente llamada "dame-Tsuna". Corría con desesperó a su nueva escuela. La secundaria Namimori. Una vez más se había despertado tarde y en consecuencia a lo mejor no llegaría a su primer día de escuela en secundaria. Corría lo más rápido que le permitían sus piernas, se calló algunas veces, pero no dudo en levantarse rápidamente hasta llegar a su objetivo.

~~O~~

Hibari Kyōya caminaba disimuladamente rápido para poder alcanzar a llegar justo a tiempo al auditorio. Los pasillos y aulas de la secundaria se encontraban desiertos. Ya todos los alumnos debían de estar en donde debían. Sonrió con superioridad al saber que nadie se atrevería a manchar la integridad de la escuela Namimori llegando tarde o saltándose la ceremonia de apertura. Pero así como llego su sonrisa también se fue. Su usual mal humor se reflejó en su rostro. Una cabellera castaña se movía en dirección a su escuela, primero creyó que era algún deportista en su caminata diaria, pero descarto esa idea al ver a una chica con el uniforme femenino de su escuela. Su uniforme era un completo desastre, pero el de Namimori al fin y al cabo. La chica se paró frente a la escuela, supuso que debía estar intentando recuperar el aire que había perdido en su intensa carrera. Se acercó a ella y pudo notar que era la chica inútil del expediente. Tsuna estaba tan absorta en sus pensamientos y en su tarea de recuperar el aire que habían perdido sus pulmones que no pudo notar la temible presencia que se le acercaba.

-Oye tu.-escucho una gélida voz que la hizo temblar.-Herbívora, ¿Qué haces aquí afuera?-pregunto con autoridad el joven azabache. Tsunayoshi levanto la mirada dudosa, esa voz era demasiado fría y calculadora para ser humana. Cuando levanto la mirada se sonrojo y se sorprendió al ver a un joven mucho más alto que ella, uno ochenta o tal vez más, piel pálida, exageradamente pálida y cabellos oscuros como el ónix, pero lo que más le llamo la atención fueron sus ojos, rasgados y de un color metalizado, que a pesar de mostrar enojo e ira también tenían una pizca de bondad, o al menos eso pensó ella. Kyōya al no obtener una respuesta inmediata opto por volver a hablarle. Odiaba repetir las cosas y por lo general no lo hacía, pero había algo que lo impulsaba a hacerlo.-Herbívora...-volvió a decir para sacarla de su ensoñación.-…explícate, ahora.

-¡Hiee! ¡Sumimasen!-grito haciendo una gran y exagerada reverencia al pelinegro.-¡Yo acabo de llegar!-dijo con su cabeza gacha.

Al demonio de Namimori le hizo gracia el chillido de la chica. Quiso reírse, pero él no hacia eso. Siguió observándola detenidamente, se veía igual de desalineada que en la foto. Esa chica era un completo y total desastre y lo estaba comprobando.

-Sawada Tsunayoshi.-pronuncio el prefecto. La chica lo miro a los ojos. ¿Cómo sabe mi nombre? Esa era su duda.-Te quiero ahora mismo en el auditorio o si no…-la miro fijamente a los ojos. Gris contra café. Su mirada se volvió amenazante-…te morderé hasta la muerte.-finalizo mientras le mostraba sus tonfas en señal de que lo que le decía no era algún tipo de broma. Tsuna dio un saltito del susto y salió en dirección al auditorio como alma que lleva el diablo. Hibari en cambio dejo salir una risa de autosuficiencia al ver la reacción de la castaña, al parecer esa herbívora había logrado captar su atención.

-¿Quién era ese tipo? Parecía alguien importante. Importante y aterrador. ¿Morderme hasta la muerte? ¿A qué se refería? Mejor ni quiero saber.-la cara le empezó a arder.-Mi corazón aun no deja de palpitar fuertemente.-apretó su maletín contra su pecho intentando inútilmente ocultar su evidente sonrojo.

Continuara…

Konishiwa n.n/

¿Creen que deberia de seguir esta historia? D:

Como seaxD Ojala les haya gustado…Fin del comunicado u.u