Wola!

Este es mi primer fic de DC, no quería empezarlo porque tengo otros de otras series abiertos...pero no he podido contenerme, me rondaba desde hace demasiado tiempo por la cabeza. Puede que no se entienda todo muy bien al principio, pero a medida que avance se irá aclarando. En principio es un Heiji /Kazu, aunque como no, habrá algo de Shin/ Ran, pero mis favoritos son mis favoritos . Bueno, espero que os guste.

CAPITULO 1: AHORA QUE TE HE ENCONTRADO

El ruido del busca hizo que una mano se atreviese a salir de debajo de las sábanas para tomarlo y volver a ocultarse bajo ellas.

-¡Mierda!- se oyó gritar. Las sábanas volaron por los aires mientras una mujer salía a trompicones de la cama, tomó los vaqueros y la camiseta negra que el día anterior había dejado tirados encima de su escritorio y se los puso con rapidez. Buscó las deportivas con la mirada y recordó que las había dejado en la terraza. Tomó las llaves, las gafas, su placa y pistola y cruzó el salón para buscar su calzado. Cuando estaba saliendo por la puerta, una voz la detuvo.

-¿A dónde vas a estas horas?- preguntó su adormecida compañera de piso.

-Trabajo, luego te explico, Ran-dijo cerrando la puerta tras ella. Cogió el ascensor hasta el garaje, donde tomó su coche y se dirigió al lugar del aviso. Tomó su móvil y llamó a la central.

-Estoy a punto de llegar, ¿Qué hay?-preguntó seria, miró el reloj de reojo, las tres y cuarto de la mañana.

-No hemos establecido comunicación de nuevo, las líneas de radio pueden estar pinchadas, lo último que sé es que el GS está de por medio, ten cuidado.

-Bien- colgó.

Si el GS estaba de por medio aquello era grave, ¿Podrían ser ellos de nuevo? Era probable si le habían llamado a ella a aquellas horas no estando de guardia. Paró a unas pocas manzanas, comprobó que su pistola estaba cargada y salió del coche. No era muy buena en la acción, prefería analizar escenas o encerrarse en el laboratorio, pero era policía, y esta era otra parte más del trabajo.

Avanzó oculta por las sombras de la noche, evitando la luz de las farolas o escaparates. ¿A quién se suponía que debía detener? No tuvo más tiempo para preguntárselo, porque alguien cayó sobre ella, inmovilizándola. ¿Qué demonios...? Se dio cuenta que era un hombre fuerte, pero sus años de aikido le habían ayudado a saber salirse de situaciones como esa, invirtiendo la posición con unos rápidos movimientos, quedando encima de él y sujetando uno de sus brazos con fuerza a la espalda.

-Queda detenido en nombre de...

-Suéltame, soy del GS- masculló el hombre encapuchado en el suelo. Ella rebuscó en sus bolsillos hasta dar con la placa que buscaba.

-Mierda-dijo soltándole y levantándose para permitirle el movimiento.

-Creí que eras uno de ellos-dijo ya de pie sacudiéndose la ropa. Llevó una mano a su oreja, como sujetando algo- ya se ha acabado, han atrapado a uno, el otro se les ha escapado. Hay tres muertos en el muelle.

-Kuso-dijo ella activando su radio- capitán Takitsu, ¿Todo bien? ¿Algun herido?

-Venga aquí ahora mismo, inspectora, vamos a reunirnos todos en el muelle, de momento no parece haber ninguna baja.

-Ahora vamos para allá-cortó ella-debemos ir al muelle-él asintió con la cabeza, ella emprendió el camino.

El hombre observó la silueta femenina sorprendido ¿Cómo aquella chica había podido con él? Era delgada y no muy alta, y parecía tener más o menos su edad. Menos mal que su mejor amigo, y rival, no estaba allí, sino se estaría burlando de él en esos momentos. Lo curioso, es que esa silueta se le hacía vagamente familiar: el largo cabello castaño, ojos verdes vivaces, habilidades en artes marciales...era difícil de decir. Incluso con aquella ropa desganada resultaba atractiva, pero no era su tipo.

-No me ha dicho su nombre- dijo él un par de pasos por detrás. La chica le ignoró ¿Qué tipo de agente secreto era ese? Parecía el típico tío en el primer día de instituto. Decidió ignorarle.

-¿Siempre eres tan borde?- insistió él viendo que llegaban al muelle. Ella había recogido su cabello en una coleta alta y se colocaba los guantes para revisar la escena.

-¿Y tu siempre haces tantas preguntas?- dijo ella sin girarse.

-Siempre- dijo sonriendo arrogante bajo su máscara. "Será tonto el tío" pensó ella al oírle hablar con tanta seguridad " Ya me habían dicho que eran un grupo de idiotas".

-Inspectora Toyama, los cuerpos están por aquí, sígame- dijo un joven policía uniformado al verla llegar a la escena. La sonrisa arrogante se borró de su rostro con rapidez, ¿Aquel oficial había dicho Toyama? Por unos segundos, las luces, las sirenas, la gente que iba de un lado a otro...se volvieron invisibles a los ojos del hombre, sólo estaba ella, porque si Toyama estaba allí, quizá, sólo quizá...

-¡Toyama!- con aquel grito todo volvió a la realidad. La chica se giró a mirarle y el corazón de él latió con ímpetu al reconocer en aquella mujer a la muchacha que un día conoció, por eso se le había hecho familiar.

-¿Qué pasa?- preguntó enojada. Tenía trabajo, era de madrugada y sólo quería irse a casa.

-Me gustaría hablar luego contigo- observó la expresión de asombro de la chica, que rápidamente cambió para mostrar una de enfado. Él sonrió al reconocer aquella expresión tan común en ella.

-No-dijo retomando su camino.

-Tan desconfiada como siempre, Kazuha-chan- dijo él con toda intención. Y tuvo efecto: ella se paró de golpe. El oficial la miraba extrañado pero sin decir nada, un superior era un superior.

-¿Quién eres?- dijo ella casi enfrente de él, donde había llegado con unas rápidas zancadas, se plantaba ante él, decidida. El hombre se quitó la máscara, dejando ver más allá de sus ojos azules.

-Kudo...-se escapó de sus labios, bloqueando su mente, intentando aceptar la realidad que había vuelto de repente. Se miraron a los ojos después de tantos años...

-Inspectora Toyama-insistió el oficial. Kazuha se resistía a romper el contacto visual. No había creído encontrarse con él de nuevo, después de haber evitado su encuentro hacía tres años en la resolución de aquel caso. Dudó qué hacer. Sabía que no podía quedarse allí, debía volver al trabajo, pero no sabía...no sabía si debía hablar con él. La imagen de Ran llorando que vino a su mente facilitó su respuesta.

-Tu y yo no tenemos nada de qué hablar- afirmó volviendo a su camino y dejando al detective con un palmo de narices. El oficial le miró por unos segundos antes de seguir a la inspectora, los líos de cama no se llevaban bien con el trabajo, eso siempre había pensado él, aunque tenía que reconocer que podía entenderle, la inspectora Toyama no estaba nada mal.

-Tan tozuda como siempre- murmuró Shinichi con una sonrisa nostálgica. No le importaba. Si ella quería ser tozuda, él lo sería más, porque ahora que la había encontrado, que había encontrado su rastro, no lo dejaría escapar.

-Kudo, me alegro de verte, vas a participar en el caso,¿no?- dijo un hombre trajeado de mediana edad que acababa de llegar.

-Creí que sólo era un apoyo ocasional-contestó.

-No, nada de eso, no has tenido tiempo de examinar los cadáveres, ¿no?- su semblante preocupado le dijo a Kudo que aquello era serio, el hombre solo murmuró una palabra- Vermouth.

Shinichi se sorprendió al escuchar ese nombre después de tanto tiempo, ¿También había sido eliminada? Cada vez que estaban cerca de uno de ellos, éste era asesinado, teniendo que empezar de cero una y otra vez. Maldición.

-¿Los otros dos?

-No los teníamos en las listas, pero parecen ser miembros de la organización.

-Comprendo, eso significa colaboración oficial,¿no?- dentro de la gravedad del asunto fue capaz de esbozar una sonrisa, porque eso significaba muchas, muchas horas con su querida nueva compañera- ¿Quién estará al cargo de la investigación por os de Okinawa?

-Parece ser que será esa chica, como la última vez, creo que se llama Toyama- Shinichi volvió la vista a su compañero sorprendido.

-¿Cómo...como la última vez?- aquello le resultó extraño, la última vez que había colaborado con Okinawa fue cuando recuperó finalmente su cuerpo.

-Sí, es increíble lo que esa chiquilla hizo siendo su primer caso, no me extraña que fuese la primera de su promoción y una de las mejores en el análisis químico forense a nivel mundial- con gesto cansado y sonrisa irónica añadió- ¿Qué les dieron a los de tu promoción, Kudo? Son bastante sorprendentes.

-¿Mmm...?-solo acertó a decir el detective.

-Hattori-san, Toyama-san, tú mismo, Kudo...incluso Kid, todos sois de edades parecidas, es extaño que no hayais coincidido antes- Kudo hizo una mueca, ¿qué no se conocían?

-No le digas nada a Hattori- afirmó más serio.

-Lo que digas- dijo el hombre sin entenderle.

Shinichi abandonó a su compañero y se dirigió a una esquina desde podía observar como su antigua amiga trabajaba con decisión. Gestos precisos, órdenes claras...trabajaba bien, había visto trabajar a muchos equipos forenses en los últimos años y se sorprendió ante la seguridad y naturalidad con la que ella trabajaba. Vislumbró una larga cabellera rubia expandida por el suelo, ensuciada por la sangre de su dueña y el polvo oscuro que se acumulaba en el muelle... Vermouth. Desde la muerte de Shiho, lo que se podía considerar la parte más moderada de la organización estaba desapareciendo, a decir verdad acababa de desaparecer hacía unos minutos: Vermouth era la última líder de la facción moderada, aquello sólo podía significar más problemas.

-Ya está, llevémoslos cuerpos al depósito- escuchó la voz de Kazuha. La chica se sacaba los guantes y palmeaba la espalda del que parecía el médico forense, un chico poco mayor que ellos.

-Eso esta hecho, Kazuha-chan, mañana a primera hora tendrás los informes- dijo él dedicándole una sonrisa que al detective pareció demasiado...amistosa. Dios, si Heiji hubiera visto seguramente el chaval iría al depósito, sí, pero de otra manera.

Aunque quizá no, quién sabe, hacía mucho que había dejado de hablar de ella. ¿Pero acaso eso significaba algo en realidad? Él tampoco decía nada, pero no se había quitado a su amiga de la mente todos aquellos años. Cuando dejó de ser Conan la buscó, pero nadie quiso decirle nada, y el hecho de que ella nunca intentase ponerse en contacto con él, hizo que no la buscase con todas sus capacidades detectivescas, quizá por eso no la había encontrado. Pero para qué negarlo, se sentía culpable, culpable de todas esas noches de lágrimas, de desesperanza, de dolor...no pudo pedirle que le esperase más, y en aquel momento él no podía volver. Habían pasado seis años.

-¿Sigues aquí?- la voz le sacó de sus pensamientos. Definitivamente nunca había visto a la chica así, se había soltado el pelo que caía en cascada por sus hombros, con las puntas ligeramente rizadas.

-Te dije que quería hablar contigo- dijo él quitando su apoyo en la pared.

-Y yo te dije que no- dijo ella intentando ignorarle.

-Será difícil evitarme siempre, compañera- dijo con sonrisa arrogante. Ella se sorprendió y maldijo por lo bajo.

-Tenemos que trabajar juntos-afirmó sin ninguna intención, intentando asimilarlo.

-¿Un café, compañera?- dijo acercándose más a ella y sonriéndole victorioso.

-¿Por qué no?- dijo ella derrotada. Si no puedes con el enemigo únete a él, pensó ella, era mejor intentar llevarse con él, bastante complicado era ya el caso. Se encaminaron a la única cafetería que permanecía abierta.

-¿Con leche y azúcar?- preguntó ella haciendo memoria mientras se dirigía a la barra.

-Hai-dijo él sentándose en una mesa.

-Igual de nenaza que siempre, Kudo- dijo girándose para hacer el pedido. Shinichi sonrió, definitivamente los de Osaka se parecían demasiado. El móvil vibró en su bolsillo, miró la pantalla, hablando del rey de Roma...

-Kudo- contestó.

-¿Dónde estás, tío? Te has ido sin decir nada- se oyó gritar al otro lado de la línea.

-Yo también te he echado de menos cariño-dijo irónico, imaginándose la cara de su amigo al otro lado- misión especial.

-¿Misión especial? ¿Esa es tu excusa? Un mensaje, una nota, teme, ¡Te tocaba preparar la cena!- gritó el moreno.

-Pareces una novia celosa, y estoy ocupado-dijo con una sonrisa al ver a Kazuha acercarse.

-Aquí tienes- dijo ella sin prestar atención a que el chico hablaba por teléfono.

-¿Una chica? ¿Estás con una tía? ¡Qué cabrón! ¡Eso si que no me lo esperaba!- Heiji no daba crédito a lo que oía. Llevaba cuatro años viviendo con Kdo y nunca le había conocido un ligue.

-¿Envidioso?-dijo sarcásticamente. La chica sentada frente a él enarcó una ceja.

-¡Déjate de tonterías! ¿A qué pobre incauta has engañado? ¿No vendrás a dormir?- preguntó interesado, con un toque pervertido en su voz.

-No lo sé, ¿Podrías ponerme dos de azúcar, Kazuha-chan?- dijo con un sonrisa sugerente a la castaña, la acción que esperaba no tardó en llegar.

-Kazuha...¡Espero que estés de broma, Kudo! ¿Estás con Kauha? ¿Mi Kazuha?- los reflejos fallaron al detective de Osaka, dejando que ese pronombre posesivo saliese de sus labios. Kudo estaba a punto de responderle y marcarse un punto ante el de Kansai cuando notó algo que no había previsto.

-¡Mierda!-gritó levantándose de golpe, Kazuha había derramado el café caliente sobre sus pantalones.

-Buenas noches, Kudo-dijo ella saliendo sin mostrar ningun sentimiento de arrepentimiento.

-¡Kudo! ¡Kudo responde!-oyó la voz al otro lado del móvil.

-¡Joder Hattori! ¡Espera un minuto!- dijo saliendo tras ella. Pero al llegar a la calle, nada, estaba vacía- la perdí.

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Entró intentando no hacer ruido, descalzándose en la entrada. Avanzó lenta y con cuidado, una sonrisa se dibujó en sus labios al acercarse al sofá.

-Buenas noches, Ran- dijo dando un beso en la frente a su compañera tapándola con la manta. Sonrió al recordar la cara del detective cuando le tiró el café. Se lo merecía.

Dejó encima de la mesa la placa y la pistola y se tiró en la cama. No le apetecía pensar y estaba cansada. Se durmió, mañana sería otro día.