¡Buenas!
Aquí AurelGweillys presentando su primer intento de fanfic... Soy una lectora asidua y he hecho "ilustraciones" para fanfics de amigas mías, pero nunca me había sentido inclinaba a publicar uno propio... ¡Hasta ahora! Y el motivo no es sino esta rara historieta que mi musa comenzó a susurrarme un buen día. Soy aficionada a las parejas raras y me di cuenta de que era casi imposible encontrar un fanfic de estos dos. Bajo mi punto de vista, Rufus Shinra en uno de los malos más genialmente concebidos de la saga Final Fantasy, y me resulta curioso lo poco en cuenta que se le suele tener. Pero claro, estando Sephiroth como malo principal, a cualquiera le eclipsan esos pectorales y ese pelazo...
En fin, esto es un poco un experimento. Quiero ver si puedo conseguir que una historia acerca de una pareja tan poco habitual consiga que guste a alguien (con una persona me conformo ^^U), así que espero lograr engancharos ;) Antes de empezar, unas aclaraciones por si acaso:
-Este fanfic se desarrolla en dos momentos temporales distintos. Creo que está bastante claro pero lo explicaré para los despistados: el guión horizontal y el cambio a letra cursiva separan el presente del flashback y viceversa. La cosa seguirá así hasta que el flashback alcance al momento presente con que parte este capítulo.
-Está ambientado en el videojuego original, pero en un punto inconcreto de la historia. De modo que no asumáis acontecimientos y/o muertes de personajes; puede que no ocurran como esperáis...
-Anuncio que va a ser largo. Tengo ya escritos más de diez capítulos, pero los iré colgando a un ritmo de uno por semana para tener margen de seguir escribiendo. La historia está concebida de principio a fin, así que puedo prometer que no lo abandonaré y que sé cómo terminarlo.
-Aviso: esta historia tiene tintes de violencia y maltrato, lo que no quiere decir que yo esté de acuerdo con ello. Igual que escribir sobre crímenes no te hace un criminal en potencia. Se trata de un drama y las situaciones son necesarias para el desarrollo de la historia.
Disclaimer: los personajes de Final Fantasy VII no me pertenecen, son propiedad de Tetsuya Nomura y Square-Enix. Yo sólo los junto y les obligo a hacer cochicosas *p*
Eso es todo. Espero que disfrutéis de la lectura y por favor, no dudéis en darme vuestra opinión, la agradeceré mucho ^3^
La penumbra de la habitación incrementaba la atmósfera de desolación que reinaba en ella. Ninguno de los ornamentos o de los lujosos muebles, más caros algunos que una casa en los suburbios, conseguía mitigar aquella sensación. En la cama, dos personas yacían, una dándole la espalda a la otra, aparentemente acurrucadas en la intimidad. Pero no eran ni por asomo dos enamorados disfrutando del silencio de la alcoba. No era aquel uno de esos silencios que se disfrutan, ni había un atisbo de amor en aquella habitación. Pues ese sentimiento había muerto para uno de ellos cinco días atrás y apenas sí tenía algo que sentir: un profundo y negro odio. Aunque nadie diría, al mirarle a los ojos, que pudiera sentir nada.
Su mirada, dotada de un increíble color azul, cruzaba la distancia hasta la pared sin toparse con nada. Se veía vacía, perdida, sin un atisbo de vida. A nadie pasaría desapercibido el sentimiento de intenso pesar que anidaba en esos ojos… Salvo, al parecer, a la persona que se acurrucaba a su espalda. Aparentemente ajeno a todo aquello, Rufus Shinra deslizaba una mano por el hombro de su acompañante, acariciándolo tiernamente. Siendo el único de los dos que parecía disfrutar de aquel encuentro en la habitación de la septuagésima planta del Edificio Shinra, donde el presidente tenía su residencia.
Los labios de Rufus se posaron suavemente sobre el hombro de Cloud. Éste no pareció ni notarlo. Días atrás quizás le habría importado, se habría revuelto con violencia o soltado algún insulto. Pero ahora no surtía en él más efecto que el del aire sobre la piel. Rufus empezó a notarse impaciente por su falta total de respuesta y continuó su camino hacia el cuello de Cloud. Sólo entonces el ex-SOLDADO reaccionó, moviéndose ligeramente para impedirle el acceso. El presidente se detuvo con cierta sorpresa y le miró molesto.
—Aaaah… No sé qué más hacer contigo —Lanzó un largo suspiro fastidioso, incorporándose sobre el codo para mirarle mejor—. Podrías mostrar un mínimo de agradecimiento ¿Acaso no me he portado bien contigo en este tiempo? —Cloud no dio señal siquiera de oírle; siguió tumbado mirando la pared. Comenzando a hartarse, Shinra se inclinó hacia su oreja— Creo haber sido bastante respetuoso con tu dolor, no te he vuelto a poner un solo dedo encima…
Él siguió sin inmutarse. No necesitaba hablar, no necesitaba decirle nada ni quería darle muestra alguna de escucharle. Por lo que respectaba a Cloud, estaba solo en la habitación. Llevaba cinco días actuando de ese modo y, aunque durante los primeros, Shinra no pareció tener problema con ello, casi una semana de aguantar su total indiferencia y su estado de muerto viviente ya empezaba a cansarle.
—¿Qué más esperas que haga? —Se inclinó más sobre él, gesticulando airado con la mano y hablándole al oído— Te he tratado mejor de lo debía haber hecho, dadas las circunstancias… Así que dime: ¿Qué más quieres de mí?
La mirada de Cloud pareció afilarse un segundo. ¿Que respetaba su dolor, decía? Shinra no podría entender ni en un millón de años lo que era sufrir un dolor como aquel. Es imposible sentir dolor si no se tiene corazón…
—Lo único que quiero de ti no me lo darás —Al fin surgió la voz de Cloud, ronca y muerta.
Shinra ladeó la cabeza, por un momento sorprendido de oírle. No había hablado desde hacía días, a fin y al cabo. Alzó las cejas y se encogió de hombros.
—Pruébame —sugirió, ingenuo.
El ex-SOLDADO por fin reaccionó. Se giró despacio hacia él, incorporándose para quedar a la altura de los ojos del contrario y casi tocándose la nariz mutuamente con Rufus. Tan cerca que podían respirar el uno el aire del otro. Shinra al fin recibía la mirada de Cloud, pero una cargada de profundo odio, tan intenso que habría intimidado y hecho retroceder a cualquiera. Pero no a Rufus Shinra, que le aguantó la mirada sin moverse. El Mako de los ojos de Cloud refulgió con furia y el ex-SOLDADO escupió entre dientes:
—Quiero verte muerto.
Ambos se mantuvieron la mirada tras aquellas tajantes palabras sin moverse ninguno, sin ceder ninguno. Cloud con odio y los dientes apretados, como un perro a punto de morder. Shinra serio e impertérrito, examinando esos intensos ojos azules como si lo que acaba de soltar no fuera con él.
—Muy bien.
Se levantó y le dio la espalda, moviéndose por la habitación. Cloud le observó desde la cama, desconcertado con su reacción mientras Shinra se dirigía a un austero cuadro de la pared, que abrió como una ventana rebelando tras él la metálica superficie de una caja fuerte. Sacó algo de su interior y volvió a la cama junto a Cloud. Subió la rodilla, sentándose sobre el borde y cogió la mano de él, enredándole ante su desconcierto los dedos en torno a la empuñadura de un revólver. Le apretó bien la mano y dirigió el cañón a su propio pecho.
—Adelante —Cloud le miró atónito. Rufus no mostraba la más mínima emoción mientras le instigaba—. Si es lo que deseas, hazlo. Con tus propias manos.
Le soltó. Por unos instantes, invadido por la confusión, Cloud no fue capaz de reaccionar, mirando a los ojos de Shinra tratando de leer en ellos sus intenciones. Tan sólo unos segundos después, hundía el cañón en su pecho. Sin dejar de mirarle, amartilló la pistola para cargar el tiro. Shinra no hizo nada.
La habitación se sumió en un silencio largo y tenso, helador, mientras los dedos de Cloud aferraban temblando el arma y su índice buscaba el gatillo. Pues no era miedo sino rabia lo que los sacudía. Por su cabeza se atropellaron cientos de pensamientos: el dolor de esos últimos días, acarreado por cierta terrible pérdida, las circunstancias en las que ocurrió, la impotencia, la culpa, la humillación, vejaciones, insultos y torturas a las que se había visto sometido y, en todas ellas, la cara de Rufus Shinra presente. Siempre la misma, la que tenía ahora delante: impávida, sin emoción, sin remordimiento… la cara de un monstruo. Sentía un apabullante deseo de destrozar esa cara a golpes, de volcar sobre él todo su odio y hacerle pagar, lograr que sintiera una milésima parte del dolor que le había causado…
CLACK.
Aquel torbellino de pensamientos se interrumpió de golpe. Cloud abrió los ojos sobresaltado. Su dedo índice había apretado el gatillo, el arma se había disparado, pero no había ocurrido nada. En lugar de una fuerte detonación, no se escuchó más que el giro del tambor y el sonido del martillo volviendo a su posición. Cloud miró a los ojos de Shinra sin comprender. Ante su sorpresa, Rufus esbozó una sonrisa.
—Pero qué cabrón eres —susurró éste cerrando los ojos, sin dejar de sonreír—. ¿Ibas a hacerlo? —le reprochó con burla. Antes de que reaccionara, le agarró la muñeca con rudeza, por encima del grillete que lucía en ella, y le quitó la pistola. De una sacudida abrió el tambor, mostrándole la cámara completamente vacía— ¿De veras me crees tan estúpido como para ponerte en las manos una pistola cargada?
Le cruzó la cara con la culata. Cloud emitió un doloso quejido y cayó sobre la almohada, llevándose una mano a la mandíbula; la otra seguía sujeta por Shinra. Rufus le observó un momento, regodeándose en su victoria, disfrutando de esa imagen de Cloud derrotado. Soltó su muñeca al fin y se levantó, volviendo a guardar el arma con parsimonia, observando en su superficie pulida la mella que había dejado el golpe contra el duro cuerpo del ex-SOLDADO. Tranquilamente, se dirigió a la puerta de la habitación, deteniéndose un instante antes de salir para mirarle.
—Yo siempre consigo lo que quiero, Cloud —Su voz cortó el aire como un cuchillo—. Y tú no vas a ser una excepción. A estas alturas, ya deberías haberlo asumido.
El pestillo de la puerta fue el último sonido que se escuchó. En la cama, humillado, Cloud permaneció en la misma posición que le había dejado el golpe. Con los ojos de nuevo mirando muertos al vacío.
Ese odio tan intenso que había sentido… Llegó a invadir su cuerpo hasta cada fibra, haciendo hervir su sangre, reclamándole la de Shinra empapando los blancos almohadones. Pudo visualizarlo. Y por un instante, le pareció la imagen perfecta. La deseó. Y sin ser consciente siquiera, su mano disparó.
Levantó su diestra y la alzó ante sus ojos. Le habría matado. De haber estado cargada esa pistola, ya no existiría Rufus Shinra. Y de no ser por aquellas esposas endemoniadas, lo habría logrado mucho antes. ¿Tanto había alcanzado a odiarle? Nunca se había planteado si, presentándose la oportunidad, sería capaz de matar. Si alguno de sus compañeros le hubiera visto… Tifa, Barret, Vincent… Aeris. ¿Qué habrían pensado de él?
¿Cuándo había perdido tanto el control? ¿En qué le estaba convirtiendo?
¿Cómo había llegado… hasta ese punto?
Dos semanas antes.
Martes. 22:15 pm.
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Las luces del Edificio Shinra alumbraban vigilantes sus alrededores. Máxima alerta, ante la amenaza de un posible ataque de AVALANCHA. No en vano, pues les habían robado algo muy importante para ellos. Guardas apostados en todas las entradas viables al complejo aguzaban sus sentidos. Pero con lo que no contaban… Era que, lo suyo, no era usar precisamente las entradas viables.
Cayó el último tornillo de la rejilla de ventilación. Su suave sonido al golpear el suelo no era suficiente para llamar la atención de los guardias cercanos. Una mano salió del conducto y detuvo a tiempo la tapa de la rejilla antes de que se precipitara también y lograra lo que el tornillo no. Ágilmente, una esbelta y menuda figura saltó del conducto y aterrizó sin ruido en el suave pavimento. La oscuridad del pasillo la amparó.
—Kjjj… Aquí la princesa de las sombras. Infiltración lograda con éxito… Sin sorpresas —Una voz infantil susurró con sorna a su intercomunicador.
—«Limítate a decir que estás dentro, Yuffie» —se escuchó por el aparato.
—¡Le quitas toda la diversión, Cid!
—«Yo no le veo ninguna» —espetó otra voz. El tono y la persona de la que provenía hicieron que la joven ninja descartara toda nueva broma.
—V-vale… perdona.
—«Ve a abrirnos.»
La comunicación se cortó bruscamente. Yuffie suspiró, abrumada por la rudeza de su interlocutor y guardó el aparato. Normalmente no se dejaba amedrentar por nadie, pero en esa ocasión, algo en su interior le decía que era mejor que no cabreara a Cloud hoy. Una especie de vocecilla, de tono muy débil, casi desconocida para Yuffie, que podría llamar conciencia. Esperó no tener que volver a oírla.
Rápidamente se puso en marcha. El tiempo jugaba en su contra y, si había algo que espoleara a la ninja, era jugar contra alguien. Se parapetó tras una esquina desde la que tenía perfecta visión del par de somnolientos guardias encargados de la zona. Aprovechando el bostezo del que tenía más cerca, lanzó a ras del suelo una especie de canica grande. Al bajar la mirada, el centinela frunció el ceño, observando aquella bolita a sus pies… Y antes de que pudiera reaccionar, una pequeña explosión lo cubrió todo de humo. Unas cuantas toses, unos gritos ahogados y en cuestión de segundos, sendos guardias yacían derrumbados en el suelo.
Yuffie no perdió tiempo. Cruzó la sala hasta una pequeña y fea puerta de metal. Tal como dijo Cait Sith, no tenía más que un cerrojo; poco más hacía falta, teniendo dos guardias supuestamente vigilando. Si el resto del equipo había hecho también sus deberes, debían estar esperando ahí detrás, en un sucio pasillo de mantenimiento.
—Bien, veamos, ¿qué habrá tras la puerta número… uno? —Abrió con vanagloria.
Una mano enfundada en un guante rojo emergió en primer lugar, tomando la suya para chocarla amistosamente.
—¡Buen trabajo, Yuffie! —saludó Tifa con entusiasmo.
La ninja hizo una teatrera reverencia ante ella y sujetó la puerta para que pasaran el resto. Poco le duró la pose; en cuanto una rubia cabellera con una enorme espada a la espalda surgió por la puerta y mirando en derredor con cara de pocos amigos. Una vez fuera todos, hicieron un cerco esperando instrucciones.
—No sabemos si se encuentra en las celdas o la han llevado a algún otro departamento, así que nos repartiremos —comenzó Cloud, con firme determinación, mientras todos le miraban atentos—. Red y Cid, id a las dependencias de SOLDADO; Tifa y Cait Sith al departamento científico, Barret y Vincent, registrad los sótanos; Yo subiré a las celdas. Yuffie, vienes conmigo.
La ninja dejó caer los hombros con abatimiento. Para una vez que se infiltraba en la boca del lobo y tenía que hacerlo en compañía del amargado señor líder. Tampoco para Cloud representaba Yuffie la mejor compañía, pero tenía un motivo para llevarla consigo. Siendo la más pequeña de todos y con sus habilidades, era la única capaz de colarse por donde nadie más podía y decirle con exactitud si Aeris estaba en alguna de esas celdas.
—Andando.
—Cloud… —La mano de Vincent le agarró del hombro antes de que se diera la vuelta. Le miró seriamente a los ojos— ¿Eres consciente de que esto puede ser una invitación de Shinra?
Todos enmudecieron. A nadie le había pasado desapercibida esa idea, salvo, al parecer, a Cloud. Sus ojos de Mako se clavaron sobre los de Vincent, fulminándole como si acabara de decir la peor de las blasfemias.
—Muy consciente —masculló, apartando su mano—. Pero que lo sea o no, no hará que la abandone. ¿Él me ha invitado?... bien, pues yo he venido —sentenció abriendo los brazos.
Vincent comprendió que no le haría razonar. Pero la expresión de los ojos del ex-SOLDADO no le daba buena espina. Se notaba a la legua que Cloud estaba al límite de sus nervios y, en ese estado, no actuaría con cabeza. Para Vincent estaba más que claro que todo aquello era una trampa; bastante poco les había costado entrar, a su parecer. Sólo esperaba no tener que lamentar nada.
—Hmf… y entonces, ¿por qué no te presentas en la puerta delantera con los brazos en alto? —farfulló Barret.
—Porque no puedo vigilar tu trasero para rescatarte también si te cogen —respondió mordaz, dirigiéndole una afilada mirada. Miró ahora a todos con severidad—. Venimos a sacarla a ella, no a dejar a alguien más aquí. Así que procurad que no os atrapen. No vamos a entrar en un bucle infinito de rescatarnos mutuamente, ¿entendido? —Se hizo el silencio. Tifa pareció debatirse consigo misma, a punto de decirle algo. Cloud lo notó y decidió que no quería escucharlo—. En marcha. Estad pendientes del comunicador.
Se dio la vuelta y marchó, dando por finalizada la conversación. Yuffie se apresuró a seguirle. Tifa bajó la mirada, atribulada, y al levantarla se encontró con la de Vincent, que leyó en sus ojos la misma preocupación que cruzaba por su mente. Algo no iba a salir bien.
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Martes. 23:20 pm.
Dependencias de SOLDADO.
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—… Y le dije: colega… Me parece bien que quieras dejar las cosas claras, y me gusta que seas la clase de hombre que dice lo que piensa a la cara, así que no te diré que eres un capullo por insultarme…
—Hmhm…
–¡Pero la próxima vez, no lo hagas en una nave a cinco mil pies de altura, gilipollas!
Una sonora carcajada acompañó el final de esa frase. Red temió que Cid acabara tragándose el cigarro de la risa. No sabía si es que no había pillado el chiste o que en realidad no tenía tanta gracia, pero él no se rio, aunque al piloto no pareció importarle. Cid tampoco esperaba gran cosa de lo que una conversación con Red XIII le podía aportar, pero necesitaba hablar y escuchar algo, aunque fuera su propia voz. Estaba tan tenso que el cigarrillo que tenía entre los dientes no sólo hacía rato que se había consumido, sino que estaba tan mordisqueado que había perdido toda forma.
—… El caso es —continuó Cid— que el muy capullo acabó colgando de un cabo por el borde la nave, gritando como una niña… Creo que hasta se meó encima…
Red se detuvo de golpe, echando la cabeza hacia atrás. Cid siguió hablando y limpiándose las lágrimas de la comisura de un ojo, hasta que se dio cuenta de que el cuadrúpedo no le seguía. Se volvió y le miró preocupado.
—Oye… Tranquilo, que el tío sigue vivo…
—Shh —le acalló. Sus orejas se movían tratando de captar algo— ¿No has oído eso?
El piloto se puso serio, quitándose el cigarro de la boca y mirando en derredor.
— ¿El qué?
Dos segundos después, un apabullante sonido de sirena invadió el pasillo, acompañado de una luz roja parpadeante proveniente de luces de emergencia de las paredes. Ambos se miraron con alarma; Cid llevó la mano velozmente al bolsillo y sacó el comunicador.
— ¡¿Cloud!? —gritó al aparato, que no cesaba de emitir un sonido como de interferencia— Mierda… —Lo golpeó un par de veces, pero siguió sin dar señal. Red XIII le observaba inquieto— Este trasto no va…
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Martes. 23:20 pm.
Sótanos.
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Barret mantenía la espalda pegada a la pared, apuntando cautelosamente con su brazo derecho armado por el borde de la esquina. Emergió de su escondite veloz e hizo un rápido escáner visual del lugar, buscando algo a lo que disparar. Al comprobar la zona despejada, le hizo una señal a Vincent.
—Este sitio está más vacío que un bar a las nueve de la mañana —farfulló Barret. El pelinegro pasó por su lado sin mediar palabra, observando cada rincón de la sala. Barret chasqueó la lengua—… No sé… hay algo que me escama, algo que…
Un fuerte sonido interrumpió su voz. Ambos se pusieron en guardia, observando la luz roja que ahora lo teñía todo.
—El comunicador —indicó Vincent.
Barret se apresuró a sacarlo y gritó el nombre de Cloud varias veces, golpeándolo contra su brazo al ver que no reaccionaba. Cuando estaba a punto de usar la pared para ese fin, Vincent le detuvo a tiempo.
—Estarán lejos, prueba otra frecuencia.
—Sí… —El hombre lo hizo, buscando la de Tifa—… ¡Nada! No tenemos señal.
Miró inquieto al pistolero y el mismo pensamiento cruzó por la cabeza de ambos.
—Han cortado las comunicaciones…
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Martes. 23:20 pm.
Departamento científico.
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La luz de alarma y la sirena ensordecedora lo decían todo: sus temores se habían cumplido. Tifa miraba hacia el techo angustiada, con el comunicador en la mano, totalmente inservible. La pantalla permanecía en niebla y el ruido de interferencia no cesaba. No tenía manera de saber si Cloud estaba bien, si alguno se encontraba en apuros.
Cait Sith, con las manos en la cabeza, tampoco sabía qué hacer. Miró a la morena, notando de inmediato su inquietud. Algo tenían que hacer, no podían quedarse ahí.
—Será… Mejor que nos movamos. Vayamos al punto de encuentro, no podemos hacer otra cosa ahora. Confiemos en que ellos… también aparezcan —intentó. Pero Tifa parecía no escucharle.
Sus ojos recorrían el techo como si tratara de mirar a través de él y averiguar dónde estaban todos. Quién había provocado la alarma, si habían encontrado a Aeris… Dónde estaba Cloud.
Su peor temor se había confirmado. Algo no había salido bien.
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Martes. 23:21 pm.
Planta de celdas.
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—¡Mierda!
Un sonido de disparo le sonó más cerca de lo que le gustaría. Resbaló al llegar a la esquina del pasillo, por culpa de aquel maldito y tan pulido suelo. Una mano firme agarró su brazo y tiró de ella para levantarla, empujándola pasillo adelante.
—¡No te pares! —gritó Cloud.
Ambos corrían desesperadamente, cegados y ensordecidos por la señal de alerta de intruso que ellos mismos acababan de hacer saltar. Una horda de guardias les perseguían ahora, rifles en mano, bien cargados de algo que ninguno de los dos tenía interés en descubrir. Por lo menos una cosa les había quedado clara: Aeris no estaba en ninguna de las celdas. Yuffie había tenido tiempo de inspeccionar la última antes de que, de la nada, una decena de guardias aparecieran rodeándoles.
—¡Hng!
Sin previo aviso, Cloud se derrumbó en el suelo con un fuerte golpe. Convencido de que había recibido un disparo en la pierna, se sorprendió al llevar la vista atrás y no encontrarse con un agujero de bala. Tenía algo clavado. La ninja, que corría unos metros por delante de él, se detuvo en seco derrapando por el pavimento al oírle caer y se volvió a mirarle en el momento en que Cloud se extraía de la pierna lo que parecía un dardo metálico. El ex-SOLDADO alzó la mirada hacia el final del pasillo. A unos veinte metros de ellos, un guardia le apuntaba con un rifle. Le vio apartar el cañón, satisfecho con el disparo.
—Cloud…
La voz de Yuffie le devolvió su atención. Su rostro mostraba preocupación. Cloud estaba seguro de que era la primera vez que veía en ella esa expresión.
Tuvo que tomar entonces una rápida y difícil decisión. No sabía qué era lo que le habían inyectado ni cuánto tiempo tardaría en hacer efecto. Pero la pierna le dolía lo suficiente como para no ser capaz de seguir corriendo al mismo ritmo y Yuffie no podía cargar con él. Si le ayudaba, la retrasaría, y ahora mismo perder un segundo podía ser fatal.
—Yuffie, corre —murmuró. Soltó el dardo y se dispuso a levantarse.
—¿Qué…? —Ella le miró con estupor. Hizo amago de acercarse, pero él la detuvo.
—¡Vete! —La ninja se negaba a moverse. Sólo le miraba horrorizada. Cloud cambió su expresión a una más suplicante. No debía perder tiempo— Vamos… Corre.
Le miró unos segundos más y por fin pareció entenderlo. Él ya lo había dicho antes. No podían estar rescatándose mutuamente. Y ayudarle suponía que la cogieran también. Al retomar la huida, su cabeza fue lo último que se volvió, permaneciendo con su mirada sobre Cloud hasta el último segundo, como queriendo asegurarse de lo que le había dicho. Finalmente, desapareció como una ráfaga pasillo adelante.
Los guardias retomaron la carrera también al ver que uno se escapaba. No debían haber creído que ella le fuera a abandonar. Con las piernas separadas y las rodillas flexionadas para mantener el equilibrio, Cloud se plantó en medio del corredor para impedirles el paso, con la espada en ristre, dispuesto a defender la huida de Yuffie todo lo que aguantara. Al menos tendría unos minutos para pelear antes de que hiciera efecto la droga.
Un extraño vértigo le invadió; la espada pareció más pesada en sus manos. Sacudió la cabeza y enfocó a los guardias que se acercaban. Aquello iba a ponerse muy feo…
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Miércoles. 00:00.
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Un pitido agudo y molesto le sacó de su sueño. Arrugó el rostro contrariado por ello. Poco a poco, como si le costara cruzar la línea que separaba el mundo onírico de la realidad, fue luchando por despertarse. Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fueron cuatro círculos rojos parpadeando. Enfocó mejor y comprobó que estaba mirando un reloj digital ubicado en la pared. Marcaba las 00:00, las doce de la noche.
Totalmente aturdido, intentó levantarse. Le costó mucho más de lo que creía, pues no era capaz de encontrarse las manos. Rodó para colocarse de costado y se puso de rodillas con dificultad. Cuando levantó la cabeza, un potente mareo casi le hizo vomitar. Se sentía aletargado y muy cansado. Tiró de los hombros y fue en ese momento que descubrió dónde estaban sus manos: a su espalda, atadas una la otra. Eso fue suficiente para hacerle reaccionar.
De un salto se puso en pie, algo que, comprobó después, no debió haber hecho, pues el equilibrio le falló en una gran proporción y se fue a golpear contra una pared, quedando acuclillado en el suelo y contra ésta. El sonido del golpe debió alertar a alguien. Ya que en ese momento, frente a él, algo que había creído que era pared se deslizó a un lado. Entraron dos SOLDADOs con sendos rifes, que se colocaron flanqueando la entrada. Una intensa luz penetró por la puerta a aquella sala en penumbra y una figura que no lograba ver bien se colocó en la contraluz. Cloud aguzó su mirada tratando de discernir quién era.
Los pasos del desconocido retumbaron por la pequeña habitación mientras se adentraba con calma. Y cuando los ojos de Cloud se acostumbraron a la nueva luz, pudo distinguir un traje blanco impoluto, unas manos metidas en los bolsillos del pantalón y una corta cabellera rubia…
Los ojos de Cloud fulminaron al recién llegado cuando logró reconocerle. Éste al percibirlo, le dedicó una ladina sonrisa.
—… Rufus Shinra.
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Fin del primer capítulo
¡Y hasta aquí el primer cap!
Siento si os ha parecido muy largo... Si es así lamento comunicar que el resto de capítulos seguirán en esta línea xD No he podido concebirlos más cortos para lo que necesitaba relatar en cada uno.
Bueno, ya tenemos unas cuantas incógnitas abiertas. ¿Cómo ha llegado Cloud a donde está? ¿Cuál es el motivo de ese odio tan terrible hacia Rufus y qué pasó hace cinco días? Si queréis saberlo todo, no os perdáis el siguiente capítulo. La cosa se irá revelando poco a poco.
Mi infinito agradecimiento por haberos atrevido a leer esta cosa hasta el final (o lo asumo, si estáis viendo esto...). Por favor, se ruegan opiniones, sugerencias, amenazas, recetas de cocina y cualquier cosa que os apetezca poner en un review. Necesito vuestra opinión para continuar publicando.
Un besote a todos, ¡nos leemos!
