Los personajes del excelso maestro Masashi Kishimoto no me pertenecen.
Espero que disfrutéis de la historia.
Prólogo
Caminó hasta la tienda de dango con una bandada entera de pájaros molestos en el estómago. No podía dejar de abrir y cerrar las manos, notando con irritación como le sudaban las palmas. Todas esas endorfinas circulando por su cuerpo eran sencillamente ridículas, casi tanto como los nervios.
Buscó entre las pocas personas, y todo el cúmulo de sensaciones se le cayó encima, pegajoso y helado como barro fresco. Respiró hondo y se encogió de hombros.
-No merecía la pena, después de todo.
Siete años después.
El mercado de la Arena era impresionante. Toda su algarabía de colores y sonidos bastaba para hechizar a los visitantes. Si le sumabas la miríada de aromas en el aire y la belleza dorada y sonriente de las mujeres, estabas perdido. Corrías el peligro de caer en una telaraña de voluptuosidad sensorial, espesa y dulce.
Demasiado espesa y demasiado dulce, según la opinión de Nara Shikamaru.
-Chôji, se te cae la baba, por Dios –dijo, con fastidio. Su amigo le miró con la vista un poco empañada.
-Debes ser de piedra si no pierdes el juicio por esa montaña de comida – le dijo, acercándose al puesto para comprar unos dulces escarchados.
Akimichi Chôji no era el único que estaba sobreexcitado por el ambiente del mercado. Ino no había dejado de lanzar exclamaciones ahogadas al ver las delicadas telas y los hermosos adornos para el pelo, Tenten miraba soñadora las amatistas y los azabaches, y Naruto... Naruto miraba a toda fémina viviente.
-¿Has visto a esa, Shikamaru? Cuando se lo cuente al Ero-sennin se va a morir de envidia.
-Naruto, me estas salpicando –dijo Shikamaru, deseando no haber aceptado nunca ser el organizador de ese viaje.
Una semana antes. Konoha.
-¿Vacaciones en la Arena?
Tsunade miró con una ceja alzada al chico del chico de los Nara. Tenía la fastidiosa manía de repetir las frases que acababa de decir.
-Sí, creo que necesitáis unas vacaciones. La Arena tiene mucho que ofrecer, y, como son nuestros aliados, no estaría mal que le presentases tus respetos en nombre de la aldea a su Kazekage.
-Mendokusai...
-No seas gruñón. Podréis pasar allí un mes, disfrutando de... de... Bueno, de lo que sea que tengan.
-¿Arena? ¿Un calor de cincuenta grados a la sombra?
-No seas sarcástico... En una semana os largáis. Avisa a tus compañeros de equipo, a Tenten y a Naruto. Rápido.
-¿Qué pasa con Neji, Lee, Sakura y Sai? –preguntó él. No es que le importara una mierda, pero había que ser amable con las mujeres. Sobre todo con las que podía arrancarte la cabeza de un soplido.
-Están ocupados.
Shikamaru detectaba cierta preferencia por Naruto y Tenten. Tal vez el que Naruto hubiera estado con la Godaime cuando Orochimaru intentó que le curara los brazos, y que Tenten fuera pregonando por ahí que "quería ser una kunoichi legendaria, como Tsunade-sama" fueran razones de peso para justificar esas vacaciones.
Pero Shikamaru no iba ni a pensarlo delante de la Godaime. Bastantes problemas tenía ya.
En la Arena.
Gaara se paseaba por su despacho, con las manos a la espalda. Le habían llegado una serie de rumores que no le gustaban en absoluto. Rumores que mermaban la reputación de su hermana. Escuchó los pasos ligeros pero seguros de la kunoichi subiendo las escaleras.
-¿Me has llamado, Gaara? –dijo ella, asomando la cabeza por la puerta.
-Sí, pasa.
Ella tomó asiento, cruzando las piernas y mirando a Gaara con interés.
-Se dicen cosas sobre ti en la aldea –empezó.
-¿Qué cosas?
-Que no es normal que la hermana del Kazekage siga soltera. A mí me da igual, pero... no sé. No me parece bueno que la gente se detenga sobre esos detalles. Tal vez deberías hacer algo.
-¿Es que quieres organizarme un omiai(1)? –preguntó ella, sonriendo.
-No, nada de eso. Estaba pensando en que te relacionaras más con los habitantes de la aldea. Hablan tanto de estas banalidades porque te ven como a alguien inaccesible y misterioso. Eso hace que necesiten actos llamativos, como una boda, para poder sentirse más... unidos a ti.
Temari asintió en silencio, rumiando un pensamiento.
-Sé que es una tontería – dijo él – Además, no sé si me he expresado bien.
-Perfectamente. Creo que les daré el gusto.
Gaara la miró fijamente.
-Piénsatelo, no hagas nada precipitado.
-No, en serio. Llevo un tiempo pensando en el tema. Creo que ya va siendo hora de que siente la cabeza.
-Sólo tienes veintitrés años, Temari –dijo Gaara, sonriendo un poco – Me parece un poco pronto.
-Y me lo dice alguien que llegó a ser Kazekage con quince años... No hay más que hablar. Organizaremos un concurso.
-Ahora sí que creo que estás loca. No pienso entregar a mi hermana como premio a nadie –dijo él, frunciendo el ceño.
-Todavía no has escuchado lo que tengo planeado...
El Kazekage alzó la mirada, con creciente interés.
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Bueno, bueno, aquí estamos con otro fic. Tenía unas ganas locas de escribirlo, espero que se me dé bien. Sé que este prólogo puede resultar confuso, pero las cosas se irán aclarando. De todas maneras, creo que será más fácil si habéis leído al menos hasta el primer capítulo de la nueva temporada de Naruto, cuando los personajes crecen y eso. De todas formas, para cualquier duda ¡review!
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Aclaraciones
(1) Omiai –ceremonia en la que un chico y una chica se conocen, tiene una cita delante de sus padres, y deciden si se llevan bien y no. Es como una cita a ciegas, pero más organizada.
