Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.
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Hinata tenía solo seis años de edad cuándo se topó con una viejecilla, la mujer lucía cansada y ambrienta, una de tantas que vivía abandonada.
La pequeña Hinata, noble por naturaleza, no dudó ni un poco en darle un par de galletas que guardaba en su lonchera, después de todo su primo no tardaría en pasar por ella y, al llegar a casa, algo comería.
La mujer tenía su cabello cano, su piel arrugada y sus ojos como un par de bellas nebulosas ocultas por las pestañas pequeñas que se baten al pestañear.
La anciana no dudó en agradecer la bondad de la pequeña niña que a su lado estaba, haciéndole compañía con una dulce sonrisa. Tomó las manos de Hinata y acarició con sus cansados dedos sus palmas...
«Pequeña flor blanca, ángel bello del lugar soleado, está en tu destino el poseedor de un amplio y bello sembradio de dorado trigo, de ojos profundos como el cielo mismo y la huella de un zorro travieso. Todos tus caminos te guían al mismo destino, las hebras doradas de trigo que se mesen con el aire en primavera»
—¡Hina! —una voz llamó a la pequeña a la distancia
—¡Neji-nii! —celebró la pequeña de un salto abrazándose al hombre mas alto
—Vayamos a casa —le dijo él con una sonrisa
Hinata asintió, regresó sobre sus pequeños pies y elevó su manito para despedirse de la agradable abuela, no encontró nadie allí, tan solo una pequeña pluma blanca que resplandecía bajo la luz del sol.
Con casi veinte años, Hinata se pasea por el gran jardín de la universidad, se detiene bajo el árbol de cerezos y suspira con emoción, después de tanto esfuerzo por fin puede estar en la universidad donde trabaja su primo y casi hermano, Neji.
—¡Hina! —saluda el aludido a la distancia
—Nii-san
Hinata levanta su mano un poco para saludar, todo pasa rápido, su cuerpo es impactado, va a caer y lo sabe, pero antes de que pueda hacer algo, es sostenida en el aire, antes de que su cuerpo pueda tocar el suelo.
Sus ojos perlas se encuentran con unos pozos azules como el cielo, una sonrisa de disculpa y diversión, una suave voz que susurra un "Lo siento" y los cabellos rubios que se mueven con el aire.
Es puesta de pie en tiempo récord, el hombrecito le sonríe y lanza un guiño coqueto antes de salir corriendo de nuevo, detrás de él, un nuevo visaje rubio de ojos azules corre a toda prisa gritando;
—¡Detente ahí mismo, Naruto-chan! —grita la chica rubia que sigue al de los ojos bonitos—, ¡tú, pequeño zorro escurridizo!
—¡Uzumakis! —grita Neji antes de ir a seguirlos
Hinata sonríe con las mejillas sonrojadas, la primavera ha llegado y el trigo ha danzado, la abuelita de hace años lo había predicho.
