Los Días Perdidos
A/N: Este es un pequeño proyecto que llevaba tiempo en mi retorcida cabecita, pero no ha tomado forma hasta ahora, cuando me he decidido a escribir por fin el primer capítulo. Es algo raro, curioso si preferís llamarlo así; viendo las cosas y la historia de más de un personaje desde un punto de vista totalmente diferente. La línea de tiempo que hay como prólogo es algo más para mí que para los lectores, ya que sé que esta historia no será simple de escribir.
Para los interesados, la historia girará alrededor de Ada Wong la mayoría del tiempo. Sé que quizás sea una elección arriesgada puesto que Ada no es el personaje más apreciado (la Ada de Resident Evil 2, igualmente; porque podéis estar seguros de que no pienso dejar entrar en mi pequeño universo a la interpretación sin personalidad alguna de Resident Evil 4 a quien todo el mundo adora), pero ella es la elección de personaje para este tipo de circunstancias. Esencialmente, es mi versión de los hechos, y con un poco de suerte, servirá para enfocarla de una forma más agradable y humana sin tener que pasar por temas escatológicos. Así que Ada será el personaje principal. Hablando de eso, es posible que Ada parezca un poco diferente de cómo la vemos en los videojuegos al principio del fanfic; es relativamente deliberado, ya veréis por qué.
En los primeros capítulos no, pero este fanfic tendrá en el futuro grandes dosis de parejas no demasiado estándares, lenguaje, violencia gráfica, relaciones homosexuales entre mujeres (si esto no te gusta, en primer lugar, quizás no deberías estar leyendo un fanfic escrito por mí). Es posible que el rating cambie en alguno de los capítulos siguientes, depende de cómo de retorcido se vuelva. Mentes sensibles y homófobos, abstenerse. Otra cosa, puede que sea algo estúpido dedicar los fanfics, pero este va para todos los que me animaron a seguir con el proyecto en tiempos de bloqueo creativo: Ezequielhl, HelloCaptain, Shakahnna, Ganondorfson, muchas gracias a los cuatro. ♥
Así que, si estáis buscando para leer una pieza exhaustiva y en la que se haya empleado tiempo, espero que la hayáis encontrado, porque he puesto bastante esfuerzo en ella.
Disclaimer: Todos los personajes de Resident Evil con © de CAPCOM. Todas las situaciones de este fanfic están escritas a partir de hechos detallados en los juegos o Wesker's Report. Además, quizás no concuerde con futuros Resident Evils. Si pasa eso, lo siento.
Preludio: Línea de Tiempo
Mayo, 1993 — Ada Wong comienza el proceso de entrenamiento para formar parte del servicio secreto de HCF. Sus altas calificaciones en la universidad hacen que disponga de un trato preferente entre los demás trabajadores.
Septiembre, 1993 — Albert Wesker establece relación con Hive Capture Force, el hemisferio militar de la empresa que ha rivalizado más a Umbrella. La transmisión clandestina de datos del Virus-G hacia dicha empresa empieza a transcurrir en secreto.
Marzo, 1994 — Un alto temporal en la investigación de William Birkin pone en peligro la fiabilidad de Albert Wesker delante de HCF. Con irritación pero sin protestas, este último accede a someterse a la evaluación de la joven Ada, recién incorporada al servicio secreto de dicha empresa.
Noviembre, 1994 — El acuerdo para la permanencia de Wesker en el servicio secreto de HCF es un fracaso. Su relación de negocios con la empresa se corta súbitamente; sin embargo, los datos proporcionados y la vigilancia de Ada aseguran a la dirección de HCF que permanecerá silencioso.
Febrero, 1995 — Albert Wesker es transferido a la unidad de servicio secreto de Umbrella. Gracias a oportunos 'accidentes' y repetidos problemas con la rama científica de la corporación, escala rápidamente posiciones en este cargo hasta convertirse en la mano derecha del delusional jefe de policía Brian Irons.
1996 — Formación de la élite policial S.T.A.R.S. para combatir casos de terrorismo local en Raccoon City. La mayoría de sus miembros son personal ex-militar.
Mayo, 1998 — Vistos los entrecortes en los datos del Virus-G y su difícil compleción, HCF vuelve a contactar a Wesker como confidente más cercano a William Birkin, sin saber de las muchas más probabilidades que tendría Ada Wong de filtrar información. Sin embargo, no saben de las motivaciones a mayor escala que tiene Wesker para continuar con el desarrollo de sus planes…
Capítulo 1; Realidades
El sonido agudo y penetrante que emitía el pequeño despertador hizo eco en las paredes de la habitación pobremente amueblada, rompiendo así por unos momentos la calma de la que estaba impregnada aquella atmósfera sólo unos segundos antes. Los rayos de sol matutino y brillante entraban de forma liviana en la estancia a través de pequeñas y dispersas ventanas, dibujando sombras matinales filtradas por las sedosas cortinas blancas y agitadas sólo levemente por la ondeante brisa que las rozaba.
"Mierda…"
Una mano pálida profirió un gesto vago sobre el aparato resonante, haciendo así que la sonora vibración se detuviera en seco. La figura esbelta que yacía tumbada sobre el edredón al lado del cual estaba situado se dio la vuelta, soltando un quejido perezoso al tiempo que sus ojos rasgados captaban la hora reflejada en el despertador. Odiaba aquella chirriante resonancia, como un gritito frenético de alguien que quisiera despertarla a toda costa…, o quizás no; pero ella no tenía a nadie que lo hiciera, realmente.
El mero pensamiento lanzó una inconsciente sonrisa sobre el delicado rostro de Ada Wong. Una relación de conceptos matinal; febril y estúpida como lo eran todas a aquellas horas. Nada de lo que preocuparse.
Después de una leve pausa, se incorporó, llevándose una mano de dedos finos y pálidos a los enrojecidos ojos de un color gris gélido. Encajó dos zapatillas de cálida y blanca franela en sus pies desnudos antes de ponerse de pie. Sus gestos se desprendían gradualmente de la habitual torpeza con la que recibía la mañana, para tornarse más reforzados y ágiles conforme iban pasando los segundos; la única y simple prenda de ropa que cubría la estructura de aquel cuerpo, cobrizo ante las numerosas horas de sumisión a un sol abrasador pero aún así de una delicadeza como sólo podía ser aparente, se adhería por el cálido sudor a la superficie de su piel.
Caminaba con pasos lentos, pero no indecisos, como si cavilara sobre todos y cada uno de ellos. Nada más lejos de la realidad; su mente simplemente divagaba, como tiende a hacer cualquiera viéndose detrás y delante de etapas especialmente duras. Para las que hacía falta un entrenamiento consistente, tanto físico como psicológico, y en las que difícilmente se encontraba espacio para dejar volar los pensamientos. Había excepciones, quizás. Ada Wong no era una de ellas.
Su siguiente contacto con la realidad fue brindado bruscamente por un chorro de agua fría que cayó sin concreto aviso sobre su domada melena color carbón. Alzó la cabeza, dejándose invadir por el líquido glacial pero curiosamente agradecido. Trazando con sus dedos líneas distintas entre los cortos bucles de su pelo azabache, releyó mentalmente el pleno propósito de su estancia en aquella ciudad industrial estilada como un suburbio de Nueva York.
Desde que era joven, su fascinación por el secretismo político y el hemisferio espía de todo lo militar la había llevado por un camino que su familia y conocidos consideraba malsano. Y, desde que era joven, esta misma obsesión la había cargado con el peso de unas calificaciones insuficientes para cualquier otra cosa en la que estuviera mínimamente interesada. Su carrera estaba marcada. Siempre lo había estado; y, con esta decisión, surgió la oportunidad con la forma de las palabras Hive Capture Force.
No había salido aún de la academia después de un duro entrenamiento donde había aprendido sobre cualquier cosa que pudiera interesarle, cuando, como el efecto consecutivo que tendrían las piezas de dominó al caer, la suerte le sonrió con ironía, situándola delante de una primera misión en exterior interesante pero aún así sospechosamente arriesgada. H.C.F., el acrónimo con el que se conocía al hemisferio militar sin cara de aquella oscura corporación médica, hacía un tiempo que mantenía contacto clandestino con un científico de posición privilegiada en Umbrella que, a sus ojos, parecía estar hartándose por momentos del sistema desfavorable y poco práctico al que se le sometía. Sin embargo, su conducta últimamente se había tornado sospechosa, y allí era donde Ada entraba en juego.
Albert Wesker. Aquel era el nombre de la manzana podrida del barril. Por su parte, lo más probable era que estuviese actuando como un agente doble a favor de la corporación Umbrella; y ella parecía no ser la única a la que aquello sacaba de quicio. ¿Su misión? Por supuesto, utilizar sus habilidades de la mejor manera que podía para mantener a raya al tal doctor Wesker mientras ella misma intentaba descubrir un par de cosas sobre la multinacional.
Hive Capture Force era el marionetista. Umbrella era el tablero. Y ella no era siquiera una profesional; sólo había estado en el lugar y momento discutiblemente adecuados.
Tenía tiempo. Sólo necesitaba una tapadera. Y la cuenta atrás empezaría aquel mediodía, cuando tendría que encontrarse con Wesker para discutir métodos y planes…, la situación prometía hacerse difícil.
Pero ella no podía evitarlo.
El agua que caía encima de su estructura cesó, y Ada apartó la cortina de la ducha en una moción rutinariamente aterciopelada y suave, concorde a la manera en la que se sentía siempre. Se envolvió con una toalla y sintió que sus pies ligeros resbalaban al tocar el suelo frío. Un suspiro escapó de sus labios entreabiertos, pero no llegó a perder el equilibrio lo más mínimo.
Podía empezar a despedirse de todo rastro de torpeza que quedara en su cuerpo, pensó, sin poder evitar sonreír ante la amarga ironía de la situación.
Pronto, lo necesitaría.
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El sol brillaba entre nubes espesas y grisáceas, dibujando el contorno de su figura y plasmándola como una sombra leve que Ada observaba moverse en las amplias baldosas de calles cuyo nombre no conocía, al tiempo que caminaba sobre ellas con paso adecuadamente rítmico. Aunque el aire estaba cargado de desagradable olor artificial y mecánico, la brisa que soplaba y apartaba con rebeldía los mechones azabache de su clara frente era casi costera, lo que le hacía sentirse agradecida de haber elegido un vestuario abrigado. Su jersey matiz rojo encendido, cuyo cuello alto se cerraba en torno a piel levemente molesta por aquel tacto lanoso, emitía un crujiente frufrú en contacto con el voluble anorak tejano de color caqui, que vestía la insignia de Umbrella cuidadosamente bordada en una emblemática gama roja y blanca. Los pantalones negros que cubrían sus piernas, conjuntados con simples zapatillas deportivas blancas, le daban un aire casual que, a ella, le resultaba inevitable y forzado. Sin embargo, no llamaba la atención en el barrio medio de la ciudad; y en aquellas circunstancias, lo que contaba no era otra cosa.
Levantó la vista y se encontró con el gran rótulo blanco del bar-restaurante Emmy's, abierto siempre y objetivo de su peculiar encuentro aquella tarde. Entró con las manos en los bolsillos de su chaqueta, empujando con un hombro las puertas cristalinas sin expedirse de su ademán cabizbajo, deseando que los únicos motivos por los que alguien alzara una ceja al verla fueran el hecho de ser nueva en la ciudad. No era una simple cuestión profesional; llamar la atención no estaba entre sus fuertes, y de no haber sido el caso, tampoco lo consideraría como tal.
Alcanzó la primera mesa que vio vacía, y procedió a acomodarse deslizándose el anorak fuera de su cuerpo y colgándolo en su respaldo. Tras esto, se sentó, mostrando sin quererlo un aspaviento pensativo a quien pudiera estar interesado en verlo mientras evaluaba los alrededores, entrelazando los dedos por debajo de su barbilla y dedicando una mirada de reojo a su reloj de pulsera. Aún quedaban unos cinco minutos para la hora fija, pero por otra parte la impuntualidad sería un punto en contra de Wesker.
Tras fijar ese último detalle, Ada, absorta en demás cálculos –rotos sólo por la amable oferta de café que aventuró una de las jóvenes camareras, vestidas de un llamativo y dulzón rosa, que patrullaban el Emmy's a todas horas, la cual Ada no dudó en aceptar–, oyó el golpecito turnado de las manecillas del reloj al contar los segundos repetirse numerosas veces antes de que una figura singular llamara su atención otra vez.
Al alzar sus ojos de sutiles rasgos asiáticos, se topó con una imagen que le hizo desear poderse ir en aquellos mismos instantes; sin preguntarlo y sin que nadie se lo dijera, reconoció al hombre que entró en Emmy's con rictus parecido irónicamente al de ella misma. Pelo dorado y fino, cortado hacia atrás de manera tan acertada y severa como la expresión pintada en unas facciones pálidas como la porcelana. A parte de aquello, la manera en que iba vestido, desde el cuero negro esencial en todo su vestuario hasta las gafas de sol que cubrían sus ojos aún con aquel clima nublado, hizo que la mayoría de gente en el bar se extrañara al menos por su presencia.
Acometida, sin embargo, a su misión, Ada simplemente continuó removiendo con una cucharilla tintineante el café color mocca que tenía delante de la vista.
"Hola, Ada." Una voz aterciopelada y suave, quizás involuntariamente, obligó a la joven asiática a romper el profundo silencio en el que había estado sumisa.
Alzó una mirada glacial tanto en color como en expresión, sin objetivo concreto dentro de los ojos escondidos de Wesker. "Es 'agente Wong' para usted." Contestó, gélida, a través de labios pintados de un seductor granate. "¿Cómo me ha reconocido?" Efectuó la pregunta con formalidad, y, pese a que sabía que muy probablemente sonaría típico, seguía en su creencia de que era mucho más fácil manejar a los hombres si creían que tenían el control de la situación. Parte de la razón por la que no le gustaban demasiado.
Wesker tomó asiento delante suyo. La línea de sus labios y expresión permanecían totalmente indescifrables. Ada acercó la taza de café a sus labios y tomó un sorbo desganado. Odiaba hablar de negocios. Y odiaba hablar de negocios aún más si tenía que hacerlo con alguien enemistado con ella tras un par de frases. Antes del par de frases. Y, a juzgar por el tono forzadamente educado de su voz, el sentimiento era mutuo.
"Tengo datos suyos, señorita. Hive Capture Force aún no desconfía del todo en mí." Fue la críptica y única respuesta que ofreció él, antes de echarse hacia atrás en el asiento, cruzando los brazos con gesto confiado.
"Esto puede acabar bien para ambos si cooperamos," Habló Ada, con el matiz de calma que caracterizaba su voz por lo demás neutral.
"Perfecto." La simple palabra reflejaba una multitud de connotaciones diferentes. En un gesto rápido que hizo alzarse bruscamente la alarma de Ada, Wesker colocó encima de la mesa un sobre color oxidado en el que ella no se había fijado antes, y lo deslizó ligeramente en dirección a ella por encima de la superficie lisa y resbaladiza de la mesa. "Es irónico que yo se los tenga que entregar, agente Wong, pero estos son los datos de localización y transporte hacia Arklay." Uno de los cabos de su boca se alzó, sin poder evitar una sonrisa arrogante que no alcanzó sus ojos color lluvioso. "¿Tiene nociones básicas de genética?"
Ada puso los ojos en blanco. Una frase que pretendía ser calculadora y desafiante, pero ella no podía permitirse tomar en serio. Aquella conversación, la monotonía cargada de intención en la que se le dirigía aquel hombre, estaba empezando a sacarla de quicio. Por unos momentos, tuvo ganas de preguntarle si él las tenía siquiera; pero la seriedad pudo con el impulso. "Sé lo que necesitaré," La frase sonó como un murmullo irritado.
"En ese caso," Procedió él con un leve gesto de la cabeza, tan esotérico como lo era todo en su expresión y palabras, "nos veremos dentro de tres días, agente Wong." Cada vez que hacía aquella mención, su aparente calma se empapaba de un sutil sarcasmo. Sin embargo, Ada no alcanzó a notar ese detalle, alzando la voz sin quererlo antes de que Wesker pudiera hacer cualquier otro movimiento.
"¡Espera!" La manera brusca en la que subió el tono elicitó una mirada sorprendida por parte de algunas camareras, y también de otra gente que había sentada cerca. Notando, y pretendiendo ignorar, cómo un rubor involuntario trepaba por su cara lentamente en respuesta, la voz de Ada volvió a descender gradualmente hasta convertirse en un susurro apenas audible para el mismo Wesker. "Eso no es tiempo suficiente," Frunció el entrecejo, e incluso mientras estaba pronunciando aquellas palabras, la desagradable sensación de que aquel enigmático hombre ya tenía una respuesta para ellas divagaba por su mente.
"Ah, me olvidaba." Definitivamente, la frase que acababa de soltar Ada eran sólo una anotación más en su plan; el hilo torpe que hostigaba parecía ser un mero guión para él. "A parte de tu misión, agente, aquí también está tu… 'tapadera'."
El tono en el que pronunció aquellas palabras no le gustó a Ada en absoluto.
Quiso preguntar, pero no encontró la manera. Quizás, un simple '¿qué?' hubiera funcionado; y lo cierto fue que a Ada Wong, segundos después de la ocasión, se le ocurrían millones de réplicas que podría haber utilizado. Y, en cuestión de esos segundos, en un parpadeo fraccionario, vio cómo el taimado Wesker se escapaba –no por su agilidad, sino por la poca presteza de ella–.
La sacó de sus pensamientos una voz que se aclaraba la garganta a su lado. Ella trasladó su mirada, cortedad reemplazada por simple derrota, a los ojos verde oliva de la chica vestida con uniforme chillón que le devolvía un gesto severo.
"Su cuenta, señorita."
Una declaración de guerra, pensó Ada, y en sus labios volvió a esbozarse una perenne sonrisa de lobo para el que todo era un juego en el que le encantaba participar.
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