Era
un día lluvioso en la ciudad de zasriseville, por lo general yo
amaba la lluvia, su aroma, las nubes obscuras en el cielo, la brisa
que la acompaña y sobretodo su ambiente nostálgico. No muchos
compartían mi opinión, ya que las personas se dedican a ver solo la
parte mala de las cosas, aunque también me incluyo en ese grupo de
personas, todo lo malo de la lluvia, eran pequeños detalles sin
importancia para mi.
-Misa- llamo mi madre al ver que no prestaba
atención, yo estaba muy ocupada jugando a las carreras de gotas de
agua de lluvia en la ventana del auto que olvidé por completo que mi
mamá ya había terminado de hablar por su celular y ya estaba libre
para atenderme.
-Si? -respondí para no alterarla
-Ya llegamos-
dijo con una expresión de entusiasmo.
Ya estábamos al frente de
una casa con un pequeño toque de aspecto rural, llena de colores
fríos
Una nueva casa- pensé, tratando de no recordar la
anterior
-Mamá- dije -no prometiste que nos quedaríamos
en..
-Si- me interrumpió - pero ya sabes, es algo que no podemos
evitar.
-¿Y, donde esta papá?- pregunté ya que no lo veía
desde esa mañana.
-Esta resolviendo algunos problemas en la
oficina, volverá para la cena -respondió sin dudarlo, sacando de su
bolso una llave fina y alargada.
Al abrir la puerta, me sorprendió
lo mucho que se esforzaron para que tuviera semejanza con mi antiguo
hogar.
-Wow, gracias por hacerla tan parecida, me siento como
en..
Esta es tu casa ahora- volvió a interrumpir- ya sabes,
puedes acomodar tus cosas en el primer cuarto que veas al subir las
escaleras, a la izquierda.
Querían que la casa fuera sorpresa
para mi, asi que esa era la primera vez que la veía. Subí la caja
con mis cosas y al entrar al cuarto no me sorprendió ver una pared
de color rosa y las demás amarillas.
Dejé la caja en el suelo y
me deje caer en la cama, que era la misma que tenia antes, luego me
apoyé en mis rodillas para mirar la lluvia por la ventana que estaba
justo al lado izquierdo de mi cama, era lo único que podía hacer ya
que aun no había conexión a Internet.
El vecindario estaba
solitario, así era el ambiente perfecto para una caminata bajo la
lluvia. Busque en la caja mi impermeable y salí sin avisar a mi
madre.
Caminé sin rumbo solo para pensar en algo que valiera la
pena de ese cambio que acababa de experimentar.
Todavía no
empezaba el año escolar por lo que presumí que también vendría
otro cambio de escuela, su parte positiva era que ya no vería a esos
profesores a los que tanto odiaba, su parte negativa, mis amistades.
Era muy mala para socializar, porque por lo general, hablo cuando
siento confianza de alguien, y eso es un requisito para hacer nuevas
amistades.
-Conversar- suspiré -lo intentare... Fue ahí cuando
me tropecé con algo que creía, era un arbusto
Me disponía a
levantarme cuando escuche un grito de acción retardada a unos pocos
metros de distancia, y quede paralizada hasta que una mano me ayudo a
levantarme al mismo tiempo que reía.
-No me parece gracioso
-reproche con enojo
-Lo siento -dijo escondiendo su risa - es la
segunda vez que pasa algo asi, claro que la primera vez no lo pude
ver de la misma forma, lo ví como lo estas viendo en este momento.
Me llamo Kakazu Ryuu-dijo en tono amable -¿a quien vienes a
visitar?.
-Emm en realidad, vivo aquí.-Respondí sorprendida de
que no habían rumores de mí
-Oh, ya he escuchado de ti- dijo -y
como te llamas?
-Mi nombre es Amane Misa -me sorprendió la
facilidad con la que salían mis palabras, y lo mucho que me agradaba
socializar, pero, cuando me di cuenta de su altura, no pude evitar
decirle- wow, que alto eres. El sonrió diciendo -y tu muy baja.
Generalmente un comentario asi me molestaría, pero ya que yo había
empezado la conversación de las estaturas decidí pasarlo por
alto.
Asi estuvimos aproximadamente 30 minutos, en lo que me
mostró el lugar y me contó los rumores mas relevantes, para el era
algo que debía saber. hasta que escuche el ringtone de mi teléfono
celular, para mi sorpresa no era mi mama, era una amiga de esas que
quieren saber cada detalle por lo que presioné el botón de ignorar
y dije -Chismosas- con cara de cansancio
Lidio con ellas todo el
tiempo, créeme -me dijo con un poco de rencor.
Ignoré su
expresión y me despedí ya que mamá de seguro me estaba esperando
Al llegar a la casa me di cuenta de que mi madre se acababa de
enterar de que me había ido, por lo que no recibí ningún tipo de
regaño.
Subí a mi habitación, pero no estuve despierta para la
cena.
