Toda la desesperación del universo se veía en sus ojos, todo el tiempo y el espacio no parecen tan grandes, no cuando todo lo que hay a tu alrededor es la locura de un mundo a punto de sucumbir a la más voraz guerra. El joven señor del tiempo caminaba donde todos corrían, no buscaba refugio, no buscaba pelear buscaba algo olvidado desde hacía ya mucho tiempo.
_Ahí estas .Dijo al ver entre un montón de chatarra un especie de caja metálica parecida a un armario en forma y tamaño, negra y al parecer sin puertas. Saco una llave del bolsillo y la introdujo en el único orificio visible de aquel cajón. En ese momento una parte de la pared se hundió y movió como una puerta corrediza dejando ver un interior oscuro.
_Bien, es todo o nada. Dijo el muchacho al entrar. _Vamos despierta, ya no nos queda tiempo.
Y empezó a moverse frenéticamente alrededor de la consola circular que estaba en el centro de aquella extraña habitación. Más grande por dentro, que por fuera, un prototipo, se empezó a decir en voz alta, una tardis que nunca voló .Pues no más, vamos echar abajo esa realidad, no voy a morir aquí.
Todo se estremeció con gran fuerza, al punto que apenas podía sostenerse en pie.
_Tengo que lograrlo. Decía mientras observaba la pantalla de la consola que se llenaba de mensajes de error.
_ Vamos no pretendo saltar en el estúpido espacio tiempo, si no cruzar entre dimensiones, para eso fuiste creada, claro luego te desecharon por no servir para nada. Considerándote básicamente nada más que una suerte de caja. Pero hoy les demostraremos lo contrario.
Y dicho esto el sistema fallo. Rindiéndose cayó al suelo. _Supongo que es inevitable, voy a morir con el resto, al decir esto vio en la pantalla de la consola algo raro, una tardis fuera de Gallifrey. No había un dicho media palabra cuando vio que eran seis las tardis que rodeaban el planeta, aun no salía de su asombro cuando vio que eran trece las tardis en órbita sobre su planeta. _Los Daleks las harán pedazos. Susurro el señor del tiempo. Pero asombrado vio como los Daleks aumentaron su ataque alrededor del planeta .Pero lo que mostro el escáner de su recién robada nave lo dejo frio. _Son la misma tardis, las trece. _Pero quien atravesaría así su línea temporal, le van hacer un agujero a las paredes del universo y… ¡Claro¡ Y rápidamente salto de nuevo sobre la consola. De repente todo se sacudió.
_Vamos a lograrlo, quien sea el que está piloteando esa tardis está debilitando las paredes mismas de la realidad.
Decía el joven señor del tiempo cuando todo se sacudió con una increíble fuerza, y finalmente lo pudo sentir, su hogar ya no estaba, pero Había funcionado su nave dio un salto imposible a otro universo usando como impulso la explosión de su propio hogar y las fisuras en el universo que aquellas trece tardis avían provocado.
Después de un momento de aparente quietud el señor del tiempo empezó a reaccionar. Lo había hecho, estaba en un nuevo universo, otra realidad, otra dimensión.
_Bueno sobreviví, dijo viendo a su alrededor, todo estaba muy estropeado.
_Puedo repararla, dijo acercándose a la consola .Pero no se percataba de que avía empezado a llorar. Todo se avía ido, su vida, su hogar, podía sentir como la tristeza lo dominaba.
Aun trataba de avaluar los daños, cuando se escuchó un retumbe metálico. La campana del claustro pensó el señor del tiempo. Lo cual hiso que empezara gritar con rabia:
_Que más va salir mal y volviéndose a la consola vio algo que lo mantendría intrigado mucho tiempo. Una tremenda anomalía temporal, algo que se origina en el pasado, presente y futuro simultáneamente. Cuando la anomalía golpeo la tardis todo el interior cambio, donde estaba la consola en el centro de la habitación apareció una criatura envuelta en toda clase de alambres y tubos. Brillaba suavemente, un pequeño caballo morado con alas y un cuerno o al menos eso le pareció al joven señor del tiempo. Cuando la criatura empezó a hablar:
_Profesor, esta es tu verdadera forma, el joven no respondió. A lo cual la criatura se arrastró hacia él y le dijo:
_eres joven, muy, muy joven.
A lo cual el mencionado profesor cayó al suelo mientras ella (se dio cuenta por la voz y también por lo suave de sus formas quera una hembra de alguna clase) le limpiaba las lágrimas y le decía:
_ No te rindas aunque tengas que echar abajo la misma realidad .Luego de esto ella se desvaneció y todo volvió a la normalidad, o eso le pareció al Profesor quien no se dio cuenta que estaba en rumbo de colisión con un planeta que se dedicaría a asombrarlo por muchos siglos, ni tampoco noto que su cuerpo cambiaba, ni tampoco tenía idea de lo que se avecinaba
