DE NUEVO HARRY POTTER
Al terminar la guerra todos pudieron volver a retomar sus vidas…se recordaban las pérdidas y se tenía la esperanza de que las cosas mejorarsen.
Capítulo1
Con el primer día del curso, el andén nueve y tres cuartos se veía abarrotado de nuevos y antiguos alumnos, de familiares y padres medio entristecidos por la marcha de sus hijos y de baúles obstruyendo el camino para cierto cuarteto de adolescentes cansados de chocarse con la gente y con una tormenta que les calaba los huesos.
Harry, Ginny, Ron y Hermione regresaban a Hogwarts, el trío dorado para terminar su último año y Ginny el penúltimo. A Harry y a Ron les ofrecieron la oportunidad de convertirse en aurores, pero para ello debían terminar su último año con una buena nota en los ÉXTASIS. Hermione parecía un poco agobiada pero había cogido muy bien la vuelta a los estudios, la habían nombrado prefecta honoraria, tendría más responsabilidades este último curso, sin embargo había repasado mucho, estaba lista para los exámenes y eso que era el primer día. Ginny ese año estaba dispuesta a sobresalir en el Quidditch, si lo hacía bien conseguiría ir a los torneos populares y ser seleccionada para jugar con un buen equipo al salir de Hogwarts.
Parecía que las cosas iban a cambiar y muchas para bien, empezando porque la nueva directora sería Minerva McGonagall.
-Hermione, ¿qué traes aquí? ¡Esto pesa un quintal! -decía el pelirrojo cargando una mochila al hombro y arrastrando un baúl en cada mano.
-Son los libros de este año y los de refuerzo.
-¿De refuerzo? ¿Y tú para qué quieres más refuerzo? Si podrías darle clase a McGonagall de todo lo que has estudiado este verano y lo que has practicado. Y Harry podría dar defensa contra las artes oscuras –decía entre risas-. Por Merlín, nos hemos enfrentado a Voldemort, algo de práctica tendremos...
"Voldemort", al fin nadie temía pronunciar ese nombre.
-Hemos perdido un todo un curso, vamos a andar muy perdidos en clase, y Harry y tú debéis practicar para los ÉXTASIS.
-Lo que tú digas, pero yo voy a aligerar peso, Wingardium Leviosa -y los baúles siguieron a Ron, que llevaba una sonrisa de alivio–. Me encanta la magia.
Entraron por fin al tren, calados y aliviados de haber descargado los baúles, en pleno pasillo se vieron muy apretujados hasta que por fin encontraron un compartimento milagrosamente vacío Se secaron y se acomodaron para partir.
Harry se puso a mirar por la ventana y pensaba que el tiempo tan borrascoso que había no acompañaba al estado de ánimo de los jóvenes, estaban felices, en paz. El comienzo del curso significaba el comienzo de una nueva vida, una vida sin Voldemort y todo lo relacionado con este. Solo les esperaba estar tranquilos, con algún que otro traspié, porque ninguna vida es perfecta, pero al fin felices. Salió de sus pensamientos y se puso a conversar con Ginny, de cosas triviales, mientras Hermione ordenaba unas cosas y Ron abría una caja de grajeas.
En eso se abrió la puerta del compartimento dejando ver el rostro de un joven de robusta silueta y pelo castaño.
-¿Se puede?
-¡Hola Neville! -saludó Harry, todos saludaron efusivamente a su amigo y le ofrecieron un sitio- ¿Cómo te ha ido? Dejaste de escribir.
El muchacho había sufrido un ligero cambio, sus facciones eran más varoniles, su silueta más robusta y su pelo más corto. Pocos dirían que era el niño tímido de rostro redondo e insguro de antaño.
-Ya, he estado atareado estos dos últimos meses, he ayudado a mi abuela con la mudanza, estuve de vacaciones, he estudiado...
-De vacaciones, ¿dónde? -pregunto Ginny.
-Bueno, Luna me invitó a una "travesía", como dice ella, en busca de una especie extraña de duendes de color naranja llamada Donilduendsque vive cerca de Brasil. Fue una gran experiencia, conocimos a unos magos bastante adinerados que también exploraban y tenían un dragón amaestrado, nos dejaron sobrevolar la zona y hacer turismo, lo pasamos genial y fue increíble cuando dimos con los Donilduends.
-¡Vaya! Es increíble -exclamó Hermione, a quien siempre le había costado creer en las historias de animales fantásticos que le relataba Luna. Era evidente que ahora no podía contradecirla.
-A la próxima "travesía" a la que vayan Luna y su padre ¡me apunto yo! -el comentario de Ron hizo reír a todos.
-¿Estás seguro de querer repetir lo del dragón? -le preguntó Harry entre en tono bromista.
-Bueno, quizá... Nev no solo ha visto un dragón, también ha ido a la playa. Y ha cogido color.
-Si, pero la mayor parte del tiempo estuvimos explorando los bosques y la selva.
-Y estuviste con Luna, yo pasé dos meses y medio sin ver a Herms -dijo el pelirrojo mientras le daba la mano a Hermione y esta se sonrojaba un poco al recordar las cartas que Ron le mandaba mientras ella estaba buscando a sus padres en Australia y pensaba que Ronald podía ser muy sensible y romántico cuando se lo proponía.
En ese sentido Harry y Ginny tuvieron suerte, la familia Weasley invitó al muchacho quedarse en La Madriguera el tiempo que quisiera, ya que era prácticamente como de la familia. Y aprovecharon el verano al máximo y muy tranquilos. Harry en ese momento tomó la mano de la pelirroja recordándolo todo, a lo que ella correspondió tomándola con afecto y mirándole con una sonrisa. Después retomó la conversación:
-Luna no para de ver mundo, nos mandó una carta hace un mes diciendo que sí, que había estado contigo un tiempo pero no nos dijo que os fuisteis a Brasil, también dijo que se iba a Estonia a buscar otro animal.
-Sí, también me escribió hará cosa de un mes -dijo Neville-, está buscando una especie parecida al Snorkackdecuerno arrugado, me dijo que vendría a Hogwarts unas semanas con el curso empezado.
-Se hará de oro si sigue encontrando criaturas -comentó Ron.
-Para mi… ella ya es una chica de oro.
-Oooh -exclamaron las chicas. Y Harry y Ron rieron pícaramente.
El resto del viaje transcurrió tranquilo, entre risas y a gusto. Hermione y Ron se pusieron a leer una revista, Ginny se había quedado dormida, estaba muy cansada ya que habían madrugado mucho, se quedó acurrucada con una manta sobre el hombro de Harry mientras este charlaba con Neville en voz baja.
-Tengo hambre, voy a comprar algo -dijo Ron.
-Yo voy contigo -dijo Hermione.
-¿Queréis algo?
-No, gracias -respondieron los otros dos chicos.
La pareja se fue intentando no hacer ruido para no despertar a Ginny.
-Ya casi estamos llegando –dijo Harry.
-Pronto estarás en tu verdadero hogar, amigo.
-Pero ahora estará muy cambiado. En todos los sentidos –decía con una nota de nostalgia en su voz.
-Sí, este año solo nos tendremos que preocupar de estudiar -ambos rieron con el comentario.
Mientras tanto, en otra parte del tren Ron y Hermione paseaban apretujados entre el pasillo. Mientras caminaban en busca del carrito de los dulces, Hermione pudo observar que los Slytherins se comportaban de manera distinta, a algunos se les veía más introvertidos y se diría que algo avergonzados, pudo verificarlo cuando se toparon con Blaise Zabini y Pansy Parkinson. Estos, con la mirada muy seria bajaron la cabeza lanzando una indirecta de disculpa por lo ocurrido el año pasado ya que ningún estudiante de Slytherin se quedó a luchar. Pero jamás dirían que lo sentían ya que su orgullo no se lo permitía.
-¿Es cosa mía o parecía que se estaban disculpando? -preguntó Ron algo extrañado.
-Eso parecía. Puede que este año los Slytherins se porten mejor.
-Esperemos. Pero yo no olvido.
-Lo que no entiendo es que, si la mayoría de los de la casa Sytherins que pertenecían a los dos últimos cursos se han cambiado de escuela por qué no se han cambiado ellos dos también.
-Debieron intentarlo, a lo mejor no les admitían en otra, o ya era demasiado tarde.
La pareja iba de nuevo hacia el compartimento hablando tranquila y cariñosamente dados de la mano cuando se toparon con otra persona.
-Lavender -se sorprendió el chico.
-Hola Ron… Hermione -la chica les saludó amablemente con la mirada un poco baja. Se notaba que entre los tres pululaba un ambiente incómodo, pero no de celos, sino como una mezcla de tristeza y vergüenza.
-¿Cómo te encuentras? -preguntó Ron mostrando una media sonrisa nerviosa- Siento mucho lo que te paso… con Greyback.
-Me encuentro mejor, sí bueno yo… yo quería daros las gracias por ayudarme en la batalla, de verdad, sobre todo a ti, Hermione.
-No hay de qué -le contesto la castaña.
-Y bueno, nos vemos -dijo algo incómoda pero sonriente.
-Adiós, Lavender -se despidió Hermione con una sonrisa, al igual que su novio, y regresaron al compartimento.
Al cabo de un rato ya estaban a punto de llegar, Hermione tuvo que salir un poco antes para hablar con los prefectos de las otras casas, salió acompañada por Ginny para que los chicos pudiesen cambiarse.
-Ron, en cuanto acabes tienes que venir a ayudarme –le recordó.
-A la orden –dijo el pelirrojo haciendo el saludo habitual del ejercito. La castaña entornó los ojos y salió con Ginny.
Bajaron del tren después de la muchedumbre de niños que estaban ansiosos e intrigados por entrar a Hogwarts. En el andén se encontraron con Seamus y Dean.
-Vaya -dijo Ron sorprendido- ¿Os acordáis de cuando éramos así de canijos?
-Pues sí, se nos puso a todos la misma cara de atónitos –comentó Finnigan.
-Será mejor que vaya a ayudar a Herms, nos vemos dentro. Esto de ser prefecto tiene sus pros y sus contras.
-Está bien, hasta luego -dijo Harry.
Los chicos comenzaron a caminar. Harry recorría el andén con la mirada buscando a Ginny cuando se tropezó con alguien y ambos resbalaron debido a los charcos que dejó la lluvia en el andén.
-¡Ah! –exclamó una chica morena con media melena.
-¡Ay! Lo siento mucho –se disculpó el muchacho mientras ayudaba a levantarse y a recoger unas cosas que se le habían caído a la chica.
-No pasa nada –dijo levantándose. Se miraron. La muchacha tenía un rostro casi angelical, de tez clara, labios finos y ojos marrón oscuro, pero lo que más le llamó la atención a Harry era que poseía una mirada penetrante-. Gracias, Harry Potter–dijo la chica con voz suave y se marchó esbozando una leve sonrisa
-Mmm… Un buen comienzo del curso, ¿no te parece, Harry? – dijo Seamus.
-No sé a qué te refieres.
-Vamos, no haces más que poner un pie en Hogwarts y ya te topas con una chica guapa -dijo entre risas.
-Menos mal que no te ha oído Ginny, Seamus -dijo esta vez Dean.
-Anda, vámonos –dijo Harry siguiendo a la chica con la mirada- A todo esto, ¿dónde estará?
-Oíd, a quien no veo por aquí es a Malfoy –dijo Neville al ver pasar a algunos estudiantes de Slytherin de su curso.
-Se habrá cambiado de colegio como ha hecho la mayoría de los Slytherins, por vergüenza al qué dirán –dijo Seamus.
-Puede ser…
Mientras caminaban hablaban de lo que hicieron en verano y estuvieron gastándose bromas hasta que llegaron a las puertas del Gran Comedor, donde Flitwick, el nuevo subdirector, les dio paso y fue a esperar a los de primer año. Las chicas ya se habían reunido con el grupo.
-¡Oh! Qué ganas de sentarme -dijo Hermione-, menuda caminata agrupando a la gente.
-Sí, este año somos muchos -dijo Ron frotándose la tripa-. Yo ya tengo hambre.
-Tú siempre tienes hambre, hermanito -dijo Ginny sentándose al lado de Harry.
-Qué graciosa, no exageres.
Empezó la selección de casas a los alumnos donde había un pequeño grupo de adolescentes y el resto de primer año. Seguidamente, la nueva directora se acercó al atril para dar su discurso.
-Alumnos, bienvenidos. Es una alegría ver que Hogwarts ha renacido. Ahora vemos un colegio nuevo pero con los ideales firmes de siempre. Hemos sufrido mucho pero hoy podemos estar orgullosos porque hemos conseguido levantar Hogwarts. Este año contamos con un nuevo profesorado, demos la bienvenida también al señor Andrew Stephen, que impartirá Defensa Contra Las Artes Oscuras, y a la señorita Evangeline Dianthe, que impartirá Historia de La Magia. Espero que tanto profesores como alumnos paséis un buen curso. -finalizó la directora McGonall dando paso a un motón de aplausos. Harru no pudo evitar sentirse algo nostálgico al notar como sus discursos no eran tan extensos como los de Dumbledore-. Que comience el banquete. ¡Saludemos de nuevo a Hogwarts! –con un movimiento de su varita el techo del castillo se llenó de fuegos artificiales dejando maravillados a los alumnos. Mientras, el festín aparecía en las mesas.
Al terminar la espléndida cena todos se dirigieron a sus respectivas salas comunes.
-¡Uff! Qué sueño -exclamó Ronald tumbándose en su cama.
Harry por su parte estaba dando una vuelta alrededor de la nueva habitación.
-Parece como si no hubiese pasado nada, todo está exactamente igual.
-Sí, es verdad. Incluso nos han puesto las mismas sábanas que picaban tanto cuando estábamos en cuarto –el comentario del pelirrojo le animó.
Allí estaba ya, en su hogar.
Continuará
