Dragon Ball no me pertenece.

Dulce venganza

El incidente con el actor de la película del gran saiyaman había pasado, pero Videl aunque había tomado muy bien todo el asunto, esa dichosa fotografía no salía de su mente.

—Gohan-kun—lo llamó después de cenar.

— ¿Si Videl-san?

— ¿Ahora me vas a decir que pasó con esa tal idol Cocoa-chan?

Gohan se quedó mudo. Tener a Videl enojada era peligroso. Ya decía que lo había tomado demasiado bien.

—Yo solo la ayudaba a ensayar y es todo, ¡lo juro!

— ¿Y el beso?

—oh…eso…

—Sí, eso—afirmó la joven sin ocultar su enojo.

— ¡Eso fue cosa de ella! ¡Yo no hice nada! ¡Ella me lo robó! ¡Lo juro!

—Pan-chan—se dirigió Videl a su pequeña hija— ¿qué le haremos a papá como castigo?

La niña rio divertida.

—Bien, el castigo será que no habrá besos hasta que a mí se me antoje—gruñó y se alejó con Pan-chan en sus brazos.

Gohan solo pudo mirar que se alejara, sintiéndose totalmente culpable.

Un mes. Un mes había pasado y nada. Ni un beso de buenos días, ni de buenas noches, ni de nos vemos luego. ¡Nada! Tendría que hacer algo al respecto que ya no soportaba esa abstinencia.

—Videl-san…

— ¿Si Gohan-kun?

— ¿No crees que ya es suficiente castigo?

—Para nada.

—Pero, ¡ya pasó un mes!

—No pensé que llevaras la cuenta de los días, ¿tanto te gustan mis besos?—le preguntó divertida.

—Sabes la respuesta…

—Pues lástima, se me olvidó, ¿me la podrías repetir?

¡Ella solo estaba jugando con él! ¡Y ya no podía más!

Utilizó una mínima parte de su fuerza para empujarla a la cama y besarla sin que tuviera escapatoria.

— ¡Lo logré!—gritó triunfante.

— ¡Tramposo!—gruñó ella.

—Lo siento, pero ya no lo soportaba. Sabes bien que los únicos besos que quiero son los tuyos.

—Eso lo sé bien, Gohan-kun.

— ¡No qué lo habías olvidado!

—Obviamente era mentira tonto. Y sabes qué, mejor cállate y bésame.

Gohan no tuvo que meditarlo ni medio segundo.

—Con gusto.