DISCLAIMER:
Los personajes de esta historia son de la gran señora Mayer, yo solo los utilizo para dar vida a esta historia.
Bella miraba anonada por la ventana de la choza. El viento hacia que el diente de león se liberara y danzara con el aire, con la gracia de una bailarina. Seguia llorando, le dolia pero lo ignoraba y lo ocultaba bajo una sonrisa, a pesar de que sus ojos derramaban lagrimas sin fin. Sus voces gritaban descoordinadas en busca de la atención de la chica, aunque ella las ignoraba por completo. No quería romper ese preciso momento, porque eso sentía, que el mas leve movimiento rompería toda su fantasia y la devolvería al mundo real, junto con el cadáver incinerándose, los cráneos de anteriores victimas y los cuchillos que había ayudado a Bella a cometer el homicidio.
Sus voces no toleraban aquello, odiaban ver aquella hierba mala a la que Bella lograba ver la belleza. Aquella planta que para Bella era una promesa, de que ella no era una bestia, que su inocencia aun estaba ahí, en el aire, danzando junto a los dientes de león, una promesa que le hizo el dia que la vio por esa ventana.
Un escalofrió recorrió la espalda de Bella y los pelos se le erizaron ante la presencia de ella. Marie. Como cuando eran niñas, Marie portaba un vestido azul con manchas rojas en los volados, su piel era de color porcelanico y sus manos estaban manchadas de sangre. Esbozo una sonrisa y con uno de sus dedos se quito un mechón de su corto y castaño pelo y lo puso atrás de su oreja provocando que su frente se manchara de sangre mostrando el recorrido que sus dedos habían hecho para colocarlo en su lugar.
Bella trago saliva en un intento de deshacer el nudo que había en su garganta, ver a Marie le causaba miedo. Despues de todo lo que la había obligado hacer temía de ella, y también temía de si misma.
"Vayámonos"
Bella asintió y se retiro de la venta encaminándose hasta la salida, seguida por Marie. Sus voces empezaron a gritar desesperadas. Se mezclaban provocándole migraña a Bella pero ella no se quejaba, aunque quisiera no podía. Desde que Edward la dejo se sentía sola, sus voces y Marie eran las únicas amigas que le quedaban.
Hola, hola. Aqui yo otra vez. Este es el prefacio de mi nueva historia inspirada por una niña que tiene todo mi respeto. No se si ustedes la conocen; se llama Jani Schofield.
En fin, espero y la historia se de su agrado, espero sus RR con sus opiniones. Las leo pronto.
Anna
