Finales

Finales.

Tenía aquella vida en sus manos, aquel cuerpo bajo el suyo le transmitía un extraño sentimiento en el pecho y por muy triste que fuera la realidad aquella sonrisa tan característica de su ser continuaba en esos labios sin ningún arrepentimiento, como si lo que estuviera a punto de suceder no era nada del otro mundo.

No temas.

Le escuchó hablar. Podía sentir los miles de pares de ojos puestos sobres sus manos en aquel cuello, listo para recibir su fuerza y romperse como si de una muñeca se tratase.

¡Que ironía! Tantas veces deseo poder tocar esa piel y ahora que podía sólo era para acabar con esta locura.

Era suave, como siempre lo había imaginado en sus fantasías, pero no deseaba sentirla si sólo era para matarlo, no podía, no quería, no lo deseaba.

Sabes que es la única opción.

Le escuchó nuevamente hablar, pero apenas lograba ejercer algo de fuerza en sus manos para lograr su cometido, es que era tan difícil, es que le era casi imposible lograrlo.

Vamos Daisuke... por favor.

Abrió los ojos, el tacto de las manos de Taichi en sus mejillas le daban algo de fuerza para continuar con aquel acto despiadado, pero no pudo seguir luchando cuando lo escuchó hablar por última vez.

Y antes de que pudiera reaccionar por completo ya se encontraba apoyado ante aquel cuerpo bajo el suyo, escuchando el corazón acelerado, sintiendo el aliento cálido y entrecortado.

No hubo lucha, simplemente se dejo eliminar, apenas reaccionó cuando el cuerpo lentamente se convertía en pequeñas luces de color dorado, desintegrándose lentamente.

Las miradas seguían posadas en su figura, si, ahora sólo su figura porque el otro cuerpo había desaparecido por completo, las luces se habían ido por algún lado que sinceramente ya no le interesaba... ya nada le interesaba.

Lentamente aquellas sombras fueron alejándose, algo sorprendidas, pero tranquilas. El Digimundo se encontraba en paz nuevamente.

Daisuke golpeó el suelo con sus puños, una vez, luego otra y luego ya no paraba de golpear el suelo, aún acostado, en el mismo lugar en el que el otro había desaparecido.

Cuando los demás niños elegidos lograron llegar, sólo encontraron al chico portador del valor-amistad histérico, golpeando el suelo con sus manos sangrantes por la fuerza ejercida, no sabían cuanto tiempo llevaba haciendo tal acción.

Detenerlo fue una locura y cuando ya tenían pensado amarrarlo el joven observo a la pequeña muchacha portadora de la luz.

Lo... Kari... Ocultó el rostro, no podía decirle lo que había hecho, menos si conocía los sentimientos de aquella niña por su hermano.

Tranquilo Daisuke. La joven se agachó, observando al devastado adolescente con ternura.

Pero Kari... Tai... Taichi esta... por mi culpa y...

¿Taichi? ¿De qué hablas?

Daisuke levantó el rostro, sus lágrimas continuaban cayendo, pero el desconcierto era la nueva expresión que adornaba su rostro, más aún al notar la confusión de la elegida de la luz.

Taichi... tu hermano... tu...

Pero si yo no tengo hermano.

Daisuke se quedó de piedra ante esas palabras, observó a los demás niños y todos parecían verlo confundido e incluso con pena.

"Esto no puede"

¡¡Qué clase de final es este?! ¡¡Odio el Digimundo!! ¡¡Odio todo esto!! ¡¡Taichi!!

Los recuerdos de aquel joven habían desaparecido por completo, el digimundo y su mundo estaban salvados, pero la memoria de Taichi y su esfuerzo por salvarlo fueron sacados de forma cruel en las mentes de todos. ¿Por qué? Era la única pregunta que se hacía.

No le importó a los demás, quería irse, se sentía un asesino y la culpa lo destrozaba, más al ver que nadie recordaba a ese joven tan valiente.

Odio este final.

Susurró cuando todos regresaban al mundo real.

Inicio 16/07/07

Final 12/08/07