Capítulo 1: Ligthsaber
Una suave capa de nieve comenzaba a cubrir su cuerpo, el silencio ahora era su único compañero, ya no quedaba nada de aquella gloriosa base Imperial, las heridas sangrantes que aquella chatarrera la había provocado comenzaban a arder.
"Maldita necia." –Pensó.
En su mente no dejaba de aparecer ella con el sable de luz que desde hacía mucho tiempo había buscado con desesperación, aun podía recordar cada uno de sus movimientos, cuan ágil y virtuosa era la hija de nadie, su recuerdo le provocaba un inmenso rencor y odio… el lado oscuro, la constante desesperación comenzaba a fluir en él, la chispa de maldad a cada minuto se volvía más fuerte, lo más probable es que Snoke ya supiera su ubicación exacta.
- ¿Cómo pudo esa chatarrera…? –mustilló con una voz ronca gracias al frio y la deshidratación que comenzaba a sufrir.
¿Cuánto tiempo llevaba tirado ahí?
Mucho.
Jamás había sido humillado de tal forma, ni cuando fue aprendiz de Skywalker.
Cerro sus ojos con fuerza, tenía que pensar rápido, en cualquier segundo llegarían las naves del Imperio junto a Snoke y él por su parte exigiría respuestas.
Estaba en grandes problemas, no tenía ni a la chica, ni el maldito droide y sin contar que la base que estaba a su cuidado ahora solo era ceniza.
"Genial." –Pensó, mientras una risa sarcástica se escapaba de sus labios.
Su mirada se posó en su espada láser, aún permanecía encendida derritiendo a su paso cada copo de nieve que caía sobre él, el aroma a sangre comenzaba a inundar sus fosas nasales.
Aun podía recordar el día en que había logrado hacer sangrar al cristal de su ligthsaber, cuan orgulloso estaba de sí mismo en esos momentos…
Aquel era su nuevo nacimiento, parecía que todo iba a ser perfecto, pero la realidad era otra.
¿De qué servía ser Kylo Ren en estos momentos?... ¿de qué servía su existencia ahora?
Una simple chica sin el menor conocimiento de la fuerza lo había derrotado, ahora sería el hazme reír de todos.
Si algo había aprendido del lado oscuro era que las debilidades de cualquier índole solo le iban a provocar problemas.
Tocio con fuerza contra su mano y pudo observar como esta se había manchado de sangre.
- Esa maldita… pagara caro. –Murmuro con cierta irritación en la garganta. - Hare que lo que más desee sea su muerte.
Con lentitud comenzó a arrastrarse en el suelo con el único objetivo de alcanzar su preciada arma.
Un grueso sendero carmín se forjo mientras este avanzaba, arrastrarse como un vil gusano era el colmo.
Esto lo recordaría por mucho tiempo y no lo dejaría pasar.
Pero el destino comenzaba a jugar aún más en su contra, sus parpados comenzaron a caer lentamente gracias al cansancio.
Y en cuanto menos se lo espero cayó en un profundo sueño o…
quizás una pesadilla.
-Ben...
- ¡Ben! –Los fuertes gritos de una mujer lo despertaron.
Suavemente tallo sus ojos y bostezo, ante la incomodidad de la luz, entrecerró sus ojos y busco rápidamente a su madre, la cual estaba en la puerta de su habitación completamente armada.
Antes de que uno de los dos pudiera decir algo un fuerte movimiento los aturdió.
Las alarmas anunciando un ataque comenzaron a sonar, a lo lejos se podía escuchar cómo la gente corría y disparaba contra diversos objetivos, no tardo nada en que miles de gritos inundaran el lugar.
Leia Organa, la general a cargo, no tardo nada en tomar a su hijo en brazos y sacarlo de esa habitación.
El pequeño niño azabache se aferró al cuello de su madre, esta comenzó a correr por los largos y enormes pasillos de la base de la resistencia.
Leia ágilmente corría con su hijo en brazos, su maestría con el blaster actualmente era superior que en su época de juventud.
El corazón del azabache latía a con mucha fuerza, hace tiempo se había dado por vencido, por lo que termino por aferrarse al cuello de su madre, si por el fuera, ahora mismo estaría junto a los soldados y demás padawans de su tío Luke Skywalker.
El sin saber prácticamente nada se mantuvo en silencio.
Cuanto odiaba ello, ella jamás era capaz de explicarle algo.
Comenzaba a sentirse como un títere más de la guerra.
¿Quién era en realidad él?
El hijo de dos héroes de guerra que irradiaban amor ante los ojos de toda la resistencia, el romance añorado, los cuales en casa siempre estaban enojados en las pocas horas en que ambos podían estar, los padres que a la mínima oportunidad dejaban a su hijo encerrado en una nave y después de días se acordaban de él, entendía los ataques, pero ¿por qué no podían ser como las demás familias y pelear a la par?
Tan inútil lo consideraban.
Ser Ben Solo no era nada especial, era la fachada de la familia ideal, la persona a quien achacarle el futuro de la galaxia.
Apenas y cumpliría los cinco años de edad y ya muchos adultos le consideraban un salvador, el elegido.
¿El elegido de que, si ni siquiera podía…?
Sus pensamientos habían sido disipados gracias a un enorme estruendo, las enormes paredes cayeron a suelo lanzando a la madre e hijo por los aires hasta chocar contra la pared.
Busco con la mirada a el responsable de todo esto.
En cuanto lo vio, se juró a si mismo nunca olvidar ese peculiar rostro.
Lleno de cicatrices incurables y un cuerpo notablemente desproporcionado.
"Snoke…"
Su corazón se había acelerado, mientras ese hombre se acercaba a él lentamente.
El sin en cambio retrocedió hasta que su espalda volvió a chocar contra la pared
Un escalofrió recorrió lentamente su columna, trato de buscar algo de luz en el hombre que estaba en frente de él, pero lo único que pudo observar era algo demasiado oscuro.
A cada centímetro que ese sujeto se acercaba él podía sentir miedo… no terror.
Sus pequeños ojos miraron por detrás del hombre.
El aroma a muerte lleno sus fosas nasales.
El hombre no tardo nada en acercarse al niño y tomarlo del cuello.
-Así que tú eres Ben Solo, el sucesor sanguíneo de Darth Vader, su nieto. –El hombre rio con fuerza. - que desperdicio, eres tan débil que si quisiera ahora mismo estarías muerto.
Los ojos del menor se inundaron en lágrimas e intuitivamente busco a su madre, estaba en el suelo inmóvil.
-Pero mira nada más, el niño de mami está en problemas. –Comento en un tono de burla el hombre.
El pequeño azabache trato de patear al hombre para ser soltado, pero fue en vano, este en respuesta golpeo con fuerza el estómago del menor, provocando que el poco aire que aun contenía saliera y comenzara a asfixiarse.
Un gemido se escapó de los labios del hombre.
-El miedo dentro de ti, es intenso. Sabes lo que significa eso ¿no?
Snoke dejó caer al menor al suelo.
"El miedo es uno de los caminos al lado oscuro."
-Sabes, es una suerte que le deba la vida a Darth Vader, de no ser por eso te dejaría aquí, eres tan solo un niño llorón e inútil. Pero no te preocupes, yo hare el trabajo pesado contigo.
